martes, 3 de julio de 2018

'Diario CONTEXTO': Malayunta Orquestita: a buen puerto…


martes 03 de julio de 2018


         CULTURA          




Malayunta Orquestita: a buen puerto…





Poética oscura, espíritu tanguero y elegancia rockera viajan en el barco comandado por Hernán Menard



Por           Ramiro García Morete


"Fuera del tiempo no es viejo ni nuevo: es afuera", dirá cuando dicen que le dijeron que eso decía su música. Y parece un lugar común pero la cita es un "restaurant de viejos" y suena tango y en la mesa hay un periódico y un libro de Marcuse y nada es impostado y todo es genuino dentro de una escena que está afuera. Como fuera de tiempo estaba la bandeja que compró en una casa de remates junto a un pilón de vinilos cuando tenía treinta y pico, y se remontó a su infancia en Carmen de Areco. Fuera de tiempo y espacio se sintió allí cuando a los diecisiete casi salió huyendo a la Capital y luego a La Plata invocado por la bohemia, eso que llaman rock y la afición por la filosofía que hoy le da de comer como docente.
Afuera también se está dentro de algo, y allí armó su propio universo donde conviven  Corsini y Tom Waits, los cafetines y The Factory, los trajes oscuros y el tatuaje rockero. Toda esa yunta emergió cuando Hernán Menard dejó de ser el bajista de Noches Florentinas para ponerle voz aguardentosa y poética cretina a un puñado de canciones portuarias  que darían forma a los que hoy es Malayunta Orquestita.
"El bar ensombrecido/ dos moscas, ruidos de cuchillos/ reflejado en el vidrio/ ve las vías brillar/ y el barro es otra carga/ con el barullo de los bichos/ sobre un bastón torcido/ el Chincho no puede caminar".
"A mí me parece que ciertos géneros y discursos artísticos manejan ciertos tópicos -reflexiona-. Los que manejamos todos: el amor, la muerte, las drogas, el sexo. Los problemas de la humanidad, si se quiere. Es asunto es que se aborda desde distintas perspectivas. A mí me parece que lo que une el tango y el post punk (y toda esa música que me gusta a mi) es que justamente es la perspectiva desde el desamor".
Y continúa: "Empecé a escucharlo nuevamente y tuve una reminiscencia a lo Proust a mi infancia. Porque en mi casa se escuchaba tango. Mi madre tocaba tango en la guitarra. Y empecé a escuchar desde un tipo adulto. Me di cuenta que había mucho en común y que cierta mirada sobre el amor que me interesaba y sobre las cuestiones existenciales. Una mirada de eso perros que te miran de lejos con desconfianza. Desde los márgenes. Eso es: una mirada marginal del amor. Eso quiero. No la historia oficial del amor, ni la novela de las tres de la tarde".
Menard habla apasionadamente sin perder hilaridad y precisión. "El enfoque es estético. Yo siempre digo que los rockeros me enseñaron a vestir. Me gustan los rockeros de traje y no con cuero y tachas. Pero eso es estético. Y en lo estético hay una selección afectiva. Uno quiere hacer eso, estar ahí, de algún modo sentirse parte de eso. Eso implica mucho más que el traje: un modo de hacer música, de escuchar ciertas cosas. Eso en un momento te desborda. Lo venís curtiendo toda tu vida, lo venís amasando… y te ponés a escribir una canción. Y sale eso. Porque de algún modo tiene que salir. Y eso encontré eso y tuve que armar mi banda. Ya no pretender convencer a otros. Tuve que hacerme cargo. Si quiero este proyecto, tengo que poner la cara y llevarlo adelante yo".


En el 2011 Menard sumó instrumentos y sonoridades variadas como violín, trompeta o acordeón. La orquesta fue variando, grabó un disco "punkústico" pero se asentó con el consistente "Campo… o el bullicio de los insectos", a la par de una formación estable completada por Marcelo Veiga (batería), Diego Peralta (guitarra), Mauro Barreca (bajo), Maxi Mazzeo (trompeta) y Daiana Antonini (acordeón). "Volvimos al productor, que me conoce -comenta el cantante-. Y le dimos otro aire. Hubo otra participación de la banda, más consciente. Un concepto más definido y se nota".
Con cierta referencia a bandas de los 90 como Pequeña Orquesta Reincidentes o Angela Tullida, Menard se interesó por "el concepto de la orquesta. El rock es más vamos todo para adelante. Está bueno, pero esas bandas empezaron a trabajar un concepto más orquestal del rock. Un color fuera de siglo, que era lo seductor. Y es medio al idea que tenemos. Un sonido atemporal".
Sin embargo, aclara que "de lo contemporáneo no se puede salir. Vos sos tu época. Tenemos las taras, los prejuicios y los valores propios de nuestra época. Una época está marcada por ciertas categorías que determinan verdadero o falso, bueno o bello. La contemporaneidad está. Lo que uno trata entre esos cánones es contar historias marginales y desde otro lado."
Una de las pasiones de Menard es la política. Sin embargo, tiene muy claro el lugar que ocupa dentro de su composición. "No porque considere que mi faceta política esté fuera de mi faceta artística. Pero no me gusta hacer canciones leyendo el diario. Me gusta contar otras historias que tiene una lectura política, pero más sutil si se quiere".
Lo mismo ocurre con la filosofía: "Cuando estoy con mis amigos no soy profesor y ensayando tampoco. Puedo opinar de una cosa si se me pregunta puntualmente. Macedonio Fernández decía: yo tiro papeles porque siempre escribo de lo mismo. Uno va trayendo un backup de temas, de inquietudes que están presentes. Pero no necesariamente pueden ser expresados filosóficamente. ¿Quién va  a cantar sobre el origen de la metafísica?"
Menard no ignora algo: "Está la mirada del otro. Eso es lo loco de nuestra actividad. Te subís a una tarima un metro arriba de los demás. Y les pedimos atención a los otros para escuchar nuestros berretines.  ¿Entendí es lo psicópata de todo esto? (Risas) Y nos enojamos cuando estamos tocando y hablando. Ese es el juego: qué ve el otro en vos o qué escucha en tus palabras." Y agrega: "Una de las cosas más lindas que me han dicho, una noche en Pura Vida, es: cuando tocas vos veo en blanco y negro".

Malayunta Orquestita  se presenta este sábado 7 de julio a las 21 junto a Los Aliados, en el Centro Cultural Estación Provincial (17 y 71)






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