lunes, 31 de diciembre de 2018

'El Cohete a la Luna': DURO, PERO... ¡NUNCA ABURRIDO!

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El  Cohete  a  la  Luna                  lunes 31 de diciembre de 2018




DURO, PERO... 

¡NUNCA ABURRIDO!







El brindis de fin del año 2018 en el CELS


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Por        HORACIO VERBITSKY



Terminamos el año como lo empezamos: luchando contra las violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno más hostil a su vigencia que hayamos tenido desde la finalización de la dictadura militar, empresarial y eclesiástica.

Hasta poco antes de reunirnos aquí, estuvimos trabajando en un recurso de amparo que vamos a presentar junto con otras organizaciones, contra el protocolo de la resolución 956/2018 que acicatea a las fuerzas de seguridad a disparar hasta por la espalda de alguien que escapa, lo cual contradice la excusa invocada del peligro inminente, las previsiones del Código Penal y de las convenciones internacionales, esas que el Presidente asocia con la vulgar palabra curro, que tan bien lo califica a él.

¿Ustedes se imaginan alguna peligrosa organización criminal que dé la espalda y huya ante algún Chocobar criollo que la persigue jadeando?


Hablemos en serio

Hace unos días participamos en una audiencia ante la CIDH, cuya realización pedimos junto con organizaciones de otros diez países, sobre la militarización de la seguridad interior, que se emprende con la intención de combatir alguna de las “nuevas amenazas”. No tan nuevas, porque el Comando Sur las esgrime desde 1999 en reemplazo de los raídos fantasmas del comunismo o la subversión.

Estas políticas sólo incrementan el terrorismo, el narcotráfico o el crimen organizado, como lo prueba la tragedia mexicana. Y el objetivo no declarado de quienes las promueven es el control de la protesta social.

En la audiencia en Washington, la CIDH expresó su alarma ante esa tendencia, que incrementa las violaciones a los derechos humanos y advirtió sobre el regreso de la doctrina de la seguridad nacional en la región.

Esto no nos toma por sorpresa. Hace ya tiempo cada vez que se convoca a una movilización coordinamos con otras organizaciones un sistema de guardias de abogads y en articulación con otros actores sociales frente a la represión de la protesta y la conflictividad social. Esto tampoco es nuevo. Lo hicimos por primera vez el día del asesinato de Kosteki y Santillán en Avellaneda, cuando Víctor Abramovich era el director ejecutivo del CELS.

Hay que reconocer que la Argentina no es el peor ejemplo en la región. Pero no por mérito oficial sino por la lucha de tantos años de los organismos defensores de los derechos humanos, compañer@s a quienes rindo fraternal homenaje.

Esa exigencia de Memoria, Verdad y Justicia fijó un piso que a este gobierno le cuesta perforar, pese a sus reiterados intentos. De hecho, fue la gigantesca movilización popular en la Plaza de Mayo la que revirtió el fallo de la Corte Suprema de Justicia del 2×1 en el caso Muiña. El Congreso, por unanimidad -1 votó una ley interpretativa y la misma Corte revisó su posición y aceptó en el caso Batalla que esa norma no es aplicable a crímenes de lesa humanidad.

Dos socios del CELS, Roberto Saba y Roberto Gargarella comentaron esos fallos en sendos artículos en La Nación y Clarín.

Algunas de las políticas represivas del gobierno cuentan con el aval de fiscales y jueces, como en el doloroso caso de Santiago Maldonado. Para el juez, la desaparición y la muerte de Santiago se produjeron por “la confluencia” de “simples y naturales realidades” que resultaron “inevitables”. Es decir que, según su análisis, no habría ninguna conexión entre la incursión irregular de la Gendarmería en el territorio de la Pu Lof, el uso de la fuerza, la persecución de los manifestantes y la muerte de Santiago cuando intentaba escapar. Esta construcción de los hechos, a la que el juez presenta como la verdad, no hace más que justificar la violencia estatal, de lo que se jacta el Poder Ejecutivo.

El Estado tiene la obligación de investigar exhaustivamente todas las hipótesis que puedan haber conducido a la muerte de Santiago en el marco de aquella represión. Sin embargo, desde agosto de 2017 su principal ocupación es desligarse de su obligación de hacerlo y agredir a las víctimas. Luego del fallo, la Ministra volvió a atacar a la familia de Maldonado y también al CELS.

En la misma línea participamos en dos causas relevantes, que culminaron con las condenas a los agentes penitenciarios responsables de la muerte de 33 personas detenidas en el penal de Magdalena, en 2005, y a los seis prefectos que secuestraron y torturaron a dos pibes en la Villa Zavaleta, la misma en la que el Poder Ejecutivo muestra las tanquetas donadas por China con el pretexto del G20, y para qué se usarán. Lo anunciamos antes de que ocurriera y esa imagen vale más que mil palabras. Esta última causa el CELS la litigó junto con la organización social La Garganta Poderosa.

La  abogada de Thelma Fardin, Sabrina Cartabia, dio una conferencia de prensa en el CELS para informar sobre lo sucedido desde la denuncia por violación que ella formuló con el contundente respaldo de Actrices Argentinas.

 
 

Este caso se constituyó en un punto de inflexión en la lucha del movimiento de mujeres por la igualdad y el respeto a sus derechos. Atesoramos esa decisión de hablar desde el CELS como un reconocimiento a nuestra participación en la ola verde por la derogación del caràcter clandestino e inseguro del aborto, en articulación con la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito y el movimiento de mujeres: ¡Qué sea ley! La comisión directiva y el equipo de trabajo del CELS participamos en las marchas por el 8M, la legalización del aborto y todas las manifestaciones en favor de la agenda de género.

En busca de una mayor coherencia entre la palabra y los actos, rozamos la paridad de género en la Comisión Directiva con la incorporación de cuatro mujeres, cuya práctica coincide con los lineamientos del CELS. Ellas son:

  • Dora Barrancos. Un ícono del movimiento de mujeres. Socióloga e historiadora (sobre el feminismo), con un rol destacado en todos los debates al respecto.
  • Paula Abal Medina, socióloga, y docente, investigadora sobre la clase trabajadora y las distintas formas de la rebeldía popular, que además de sus trabajos académicos, publica sus artìculos en Crisis y en La Nación Trabajadora.
  • Diana Wassner. Fundadora de Memoria Activa, quien continúa empeñada en que no haya impunidad por el atentado a la DAIA de 1994, en el que murió su compañero, Andrés Malamud.
  • Eli Gómez Alcorta. Integrante del Movimiento de Profesionales por los Pueblos, de la red de abogados Mario Bosch, de la Asociación de Abogados de Derecho Indígena. Es defensora de Milagro Sala y querellante en nombre de 27 trabajadores que consiguieron la condena de dos altos directivos de Ford como partícipes necesarios en los crímenes de lesa humanidad que padecieron. ¡En estos tiempos!

El caso Ford fue uno de los capítulos de la monumental investigación sobre Responsabilidad Empresarial en Delitos de Lesa Humanidad, que realizamos en conjunto con FLACSO, la Secretaría de Derechos Humanos y el Programa Verdad y Justicia del ministerio de Justicia y que presentamos la primera semana de diciembre de 2015.  

Con ellas a partir de 2019 en la Comisión Directiva seremos siete hombres, siete mujeres y un cura, nuestro querido compañero Marcelo Ciaramella, del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres. Si esto fuera un libreto, debería acotar RISAS, porque es un chiste. En el equipo de trabajo, en cambio, los varones son minoría. Cuando Lula preguntó cuántas personas rodeaban el sindicato metalúrgico para decidir si se entregaba a la policía del juez/ministro Moro, le respondieron que 10.000 y la mitad eran chicas. A nadie se le hubiera ocurrido señalar eso como un déficit en la Argentina. Es una de las tantas diferencias entre ambos países.

A propósito de la detención arbitraria de Milagro Sala, que está por cumplir tres años en prisión preventiva, sin condenas: el 16 de enero de 2016 la detuvieron, el 19 el CELS presentó la primera medida cautelar ante la CIDH, porque entendimos desde el primer momento que no sería un caso aislado, sino el primero de una serie. Hoy eso es inocultable, y los procesamientos y arrestos se dispensan de acuerdo con necesidades y conveniencias políticas, para favorecer amigos o perseguir adversarios. Hace ahora un año, el 7 de diciembre de 2017 dijimos en una declaración pública que “sin debido proceso, no hay justicia: hay persecución”, impugnamos el procesamiento con prisión preventiva de ex funcionarios y cuestionamos la invocada“doctrina Irurzun”, según la cual “los imputados, por haber sido parte del gobierno, pueden entorpecer la investigación o fugarse, o que tendrían nexos para hacerlo, sin elementos concretos que den cuenta de que esto sea realmente así”. Para el CELS, “este tipo de argumentación genérica, sin base constitucional, viola lo sostenido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso Loyo Fraire y los estándares de prisión preventiva del sistema interamericano de derechos humanos. Si no se cumple con los parámetros objetivos de los riesgos procesales, la prisión preventiva es una medida desproporcionada e ilegal que atenta contra los principios del debido proceso e implica una violación de las garantías constitucionales. Si no hay debido proceso, se trata de una instrumentalización del sistema penal para perseguir a opositores políticos”.

Como todos los años, intervinimos en el contrainforme que las organizaciones argentinas presentan al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas y que nos insumió dos años de trabajo. Esto fructificó en la severa advertencia del Comité al Estado, de que no puede recortar derechos para cumplir con el FMI, y en la preocupación del organismo por el impacto de las medidas de ajuste en la desigualdad social y la pobreza, y en la vigencia de los derechos a la salud, seguridad social, vivienda, tierra y alimentación. También se refirió a la libertad sindical, el derecho al aborto legal, la concentración de los medios de comunicación y la situación de los pueblos indígenas, las comunidades campesinas y los/as migrantes.

Sobre migrantes, precisamente, conseguimos que la Cámara Contencioso Administrativo Federal declarara inconstitucional el decreto de necesidad y urgencia 70/17, por el que Macrì se apropió de facultades legislativas para modificar la ley de migraciones y dispuso medidas contrarias a los derechos humanos de ls migrantes, consagrados en “los instrumentos internacionales en la materia”. Esta sentencia permitió que las organizaciones de migrantes pudieran hacerse oír y ratificó la utilidad de la clínica jurídica del CELS y la de migrantes con CAREF, para emprender acciones de protección legal.

Así como realizamos talleres con organizaciones campesinas e indígenas en Mendoza, Jujuy y Buenos Aires, sobre estrategias para defender el derecho colectivo a la tierra, también tuvimos un rol sustantivo en las discusiones de las leyes sobre el hábitat urbano (las de regularización de barrios populares y regulación de alquileres residenciales); trabajamos en estrategias judiciales y políticas que permitieron visibilizar el nexo entre empresas inmobiliarias, funcionamiento del mercado y gestión de políticas estatales que explican con claridad la vulneración del derecho a un hábitat digno. Además consolidamos la capacidad de incidencia y las alianzas con organizaciones de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires, a la par que abrimos nuevas líneas de trabajo y alianzas fuertes en Neuquén y Santa Fe. Por último, comenzamos a trabajar en dos campos innovadores: políticas de desarrollo y derechos humanos y políticas fiscales tributarias y derechos humanos.

Desde la Comisión Directiva, que decide la línea política y la estrategia; el equipo de trabajo, que las aplica con plena identificación y profesionalidad, y la asamblea de socios que constituye el humus en el que hundimos nuestras raíces para nutrirnos de conocimientos e inspiración, sólo me queda desearles un feliz fin de año, que retemple el ánimo para responder a los desafíos del próximo, que se vislumbra como muy difícil.







'LA TECL@ EÑE': Bayer. La historia y el nombre

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lunes 31 de diciembre de 2018



CULTURA NACIONAL




Bayer. La historia y el nombre

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Por         Horacio González   *
(para La Tecl@ Eñe)





Osvaldo Bayer escribía con el misal del redentor como dictáfono moral. Ninguna de sus palabras estaba desligada de una misión, la de crear una emoción colectiva alrededor de un pasado de injusticias que se abre al presente reparador. ¿Cómo se certificaba en un presente real la justicia para un pasado brumoso donde las víctimas yacían innominadas? No alcanzaban los arrepentimientos ni las plaquetas de un Estado que pide perdón. Lo que iniciaba la reparación, para Bayer, era un sacudimiento catártico en la conciencia popular. Y alguien lo tenía que suscitar. Bayer se convertía entonces en investigador, escritor y oficiante del acto reparador.


Sus exposiciones partían de sus escritos, pero algo debía ocurrir en el transcurso de la evocación de los sucesos represivos, en especial en la Patagonia, hace ya casi un siglo. Se debía producir, en los cuerpos presentes, un tipo específico de conmoción, difícil de describir, cercana a un éxtasis asombrado en torno a una masacre rediviva, reintegrada pastoralmente a los auditorios forjados varias décadas después. Por eso Bayer, que no era un pastor ni daba misas, ejercía una atracción sobre su público lector consistente en ofrecer nuevamente la evocación dramatúrgica de la gesta de los sacrificados.

Reencarnar antiguas tragedias corresponde a los actores, a todo poseedor de las necesarias cualidades de una mímesis, pero Bayer era esa clase de historiadores que une a una investigación (donde busca testigos tanto como documentos), las facultades de una representación que se le ofrece a un público que además de querer saber lo ocurrido tras los cortinados oscuros de la historia nacional, debe munirse ahora de una sabia indignación. En ella se confunden el saber y una mística capaz de construir la conciencia del justo.

Es así que el estilo narrativo de Bayer, nunca exento de probanzas concluyentes, se volcaba con insistencia hacia la espesura anecdótica de los hechos, pues ellos eran el rostro sufriente de la historia, la parábola de los cronistas más antiguos, que reunía a la vez lo acontecido con su enjuiciamiento reparador. El relato de Bayer, destinado a la identificación inmediata de los escuchas, no importaba que repitiera numerosas veces los hechos de resistencia de las prostitutas que rechazan a los soldados fusiladores, pues justamente cada vez que su voz los reponía con la certeza de que la historia hecha fábula corresponde a una antiquísima pedagogía popular, se reforzaba misteriosamente la creencia en la justicia profética o contrafáctica.

Bayer nunca renegó del trabajo de los historiadores profesionales, pero sabía que ellos nunca prestarían atención a su magna fusión entre la exhumación de los folios del pasado y el llamado a purificar la conciencia pública instigándola a medirse con el conocimiento de las atrocidades más remotas. Esta tarea se evidenció en todas sus intervenciones respecto a cambiar el nombre de una calle, mover famosos monumentos, o trastocar el nombre de una entera ciudad. Era su reconocible originalidad de historiador promover la sapiencia de que la historia es finalmente el choque del nombre de las víctimas y los victimarios en el ensueño de la política del presente. Por eso será recordado, y porque ahora una calle de la ciudad su nombre espera.



*   Sociólogo, ensayista y escritor. Ex Director de la Biblioteca Nacional








Sueltos, no

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lunes 31 de diciembre de 2018



POLÍTICA


Opinión



Sueltos, no
Imagen: Leandro Teysseire
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Por                Eduardo Aliverti



Recorrer el año que se termina semejaría a un ejercicio masoquista y probablemente inútil o sobreabundante. 

Ni el defensor más fanático de este Gobierno, si aun quedara algún espécimen de esa naturaleza, dejaría de reconocer que 2018 fue un desastre. En todo caso, el oficialismo arguye que la única responsabilidad por una economía arruinada debe atribuirse exclusivamente a factores externos. Se los denominó de maneras diversas. Pero, al fin, siempre terminaron desembocando en una palabra, “tormenta”, que es un símbolo de la chatura intelectual y –por tanto– del reducidísimo vocabulario de quienes componen este engendro que gobierna la Argentina.  

Para coronar, el año se va con el anuncio de un tarifazo despiadado en transporte, luz, gas, agua. Alcanza al interior, no sólo a Buenos Aires y su conurbano. Será aplicado a tramos con la esperanza gubernamental de que sus efectos se diluyan hacia el invierno, cuando las PASO inauguren el camino nacional hacia las presidenciales. 

El marco son las exigencias del FMI, porque se trata de la reducción de subsidios y la dolarización de las tarifas. 

Cualquier marciano se preguntaría si la gente será tan estúpida como para comer la galletita de esos manejos de laboratorio, mientras sufrirá las consecuencias de un salvajada tarifaria que se suma a la pérdida del poder adquisitivo, el derrumbe las pymes, la actividad económica habiendo entrado en el séptimo mes de caída consecutiva. Y ese riesgo-país popularmente desatendido, marcando la desconfianza mundial en torno de que Argentina pueda pagar su deuda externa estrambótica. La que había dejado de existir hacia 2015. La que reintrodujeron los cambiemitas.

Como no sea para la continuidad de sus negociados, protegidos por el muro de los medios tradicionales y en, quizá, seria controversia frente a sectores del Poder Judicial que responden a los intereses de la Casa Blanca en su enfrentamiento con los chinos, el gobierno de Macri está pintado. 

Entendámonos: pintado respecto de toda perspectiva de recuperación económica. Mucho más en lo referente a que esa eventualidad beneficiara a los sectores bajos. Y muchísimo más en torno de la clase media que, paradójicamente, es la víctima “novedosa” del vandalismo macrista habiendo sido  –  en números y potencia simbólica  –  una faz decisiva de las victorias electorales de Cambiemos. 

Si hubiera algún atisbo de ensoñación reactivadora, basado en esa fórmula de un poco de turismo, un poco de consumo, un poco bastante de los ingresos por la cosecha de granos en marzo/abril y los dólares prestados para bancar la deuda al menos en 2019, el único destino será pagarles a los acreedores y renovar los vencimientos de bonos.

El Gobierno tiene la solitaria apuesta de que no haya otra corrida cambiaria. No hay más programa económico que tirar como se pueda para cumplir con el Fondo. Nadie, absolutamente nadie en Casa Rosada, ni en sus craneotecas técnicas y publicitarias, habla de alguna cosa que no fuere aguantar. Y aguantar como concepto en sí mismo. Nunca rumbo a.

En 2020 y en la hipótesis más favorable, se acaba el salvavidas de iridio acercado por el Fondo y ningún economista  –  ortodoxo, heterodoxo, “libertario”, moderado, radicalizado, etcétera  –   imagina que se pueda esquivar el default. O la renegociación de la deuda en condiciones más ruinosas, con la diferencia entre si la encarase el verdugo cambiemita o (digámoslo ampulosamente) alguna opción de liderazgo patriótico que haga valer el sacrificio haciéndole pagar a quienes más tienen.

Si fuese cierto que la única verdad no es la realidad sino la realidad percibida, Cambiemos tendría en qué confiar. Su base sería que la principal fuerza política es el antikirchnerismo. Todo en potencial porque, al fin y al cabo, en la segunda vuelta de 2015, Scioli sacó casi la mitad de los votos cuando la opción era blanco o negro. ¿Alguien de esa casi mitad reelegiría a Macri? Y del poquitísimo más de la mitad restante, entre los que se cuentan las víctimas de Macri, ¿cuántos volverían a votarlo? 

Si las cosas fueran tan sencillas como esa matemática política lineal, estaríamos hablando con total certeza de que, a esta altura del año que viene, habrá un gobierno diferente. Pero no son tan sencillas. Y no lo son porque la fragmentación política opositora carece de un liderazgo que la reencauce.

“Opositora” es un concepto totalizador que merece recortarse. ¿O acaso Miguel Ángel Pichetto no es el real ministro de Interior del macrismo? ¿O acaso el espacio del peronismo “federal”, “racional”, “dialoguista”, y otras sandeces por el estilo, no ha sido y es plenamente funcional a la táctica macrista? ¿Y acaso no lo es la izquierda radicalizada que chiquilinea con cambiar todo para que nada cambie?

Ninguno de esos factores tiene votos para ganar, pero sí los suficientes para joder que Macri se vaya.

Hubo en estos días, para gusto de quien firma, dos artículos periodísticos sobresalientes como provocación analítica.

Hugo Presman (presmanhugo.blogspot.com) plantea que si esta sociedad le abre una nueva posibilidad a Cambiemos, para que gobierne otros cuatro años, dejará un país al que le sobrará la mitad de la población. Se pregunta si eso será factible en la sociedad del 17 de octubre del ‘45, la del Cordobazo, la del 19 y 20 de diciembre del 2001, la del juicio a las Juntas, la de las gigantescas marchas en recuerdo y repudio al 24 de marzo, la de las movilizaciones de mujeres, la de la resistencia de las organizaciones sociales, la de una clase obrera con la mayor sindicalización de América latina (y del mundo también). O si prevalecerá la otra parte de la sociedad. La del bombardeo a la Plaza de Mayo en el ’55, la de la proscripción del peronismo, la que le dio sustento civil a todos los golpes militares, la que se embanderó con que los argentinos somos derechos y humanos mientras desaparecían miles de argentinos en los 350 campos de concentración de la dictadura, la que entre 1976 y 1983 destruyó el país como si hubiera padecido una guerra, la que se enamoró del menemismo como continuación en democracia de las políticas neoliberales.

Martín Granovsky, por su parte y en la columna de Página 12  del domingo 23 de este mes, interpela como punto clave que Argentina protesta en pedacitos. El pedacito de la protesta sindical, el del aumento de las luchas fabriles, el de los docentes, el de las agrupaciones de pymes. La lista sigue con los pedacitos de los movimientos sociales, de los diferentes feminismos, de los luchadores intelectuales, de los medios alternativos.

Todos pedacitos. Todos sueltos.

No se trata de perder diversidad alguna, al contrario, pero sí de encontrar ejes comunes que desmalecen lo principal y lo secundario. Suena tan elemental como irrefutable.

Las Argentinas del empate histórico entre oligarquías y proyectos populares seguirán en la suya, con los pedacitos de la protesta nucleados en la segunda.

El tema es lo que Tito Cossa, que se resiste a ser considerado politólogo aunque es uno de los mejores desde su lugar de dramaturgo, define como la fuerza de los indiferentes. Los opinadores profesionales hablan del tercio fluctuante, y uno mismo lo dice así y está bien. Pero el término “indiferentes” lo secciona mejor. Pasa que, políticamente, es más correcto mentar “fluctuantes”.

Si se dice que hay ciudadanos capaces de resolver su voto en la semana previa a votar, e incluso en el cuarto oscuro, y que esos son quienes definen los comicios y que más o menos pueden darles lo mismo Cristina y Macri, “fluctuantes” queda bárbaro. “Indiferentes”, en cambio, es una trompada de nocaut a la existencia del presunto sujeto “pueblo”.

En cualquier alternativa, no cambia que la única posibilidad de conmover a los indiferentes decisorios es una conducción política firme, sin medias tintas, con explicación programática acordada. El único nombre de eso, por ahora, es Cristina Fernández. Si ella no tiene ganas o le parecerá que no es conveniente, quien sea debe asumir ese rol y ese programa. Única forma de juntar a los pedacitos y de morder en una parte de la indiferencia. Y de que la desazón del “son todos iguales” mude de desmoralizar (el negocio de Macri) a reclamar y programar sólidamente.

La alianza gobernante de hombres de negocios con el Estado, corporaciones financieras, medios todavía hegemónicos y parte de tribunales, tirará con cualquier cosa. Ya ganó dos veces con eso. 

El año que viene no será para aguachentos.

El macrismo no tiene más cartas que las que ya mostró. 

Pero las ganas de sacarse a Macri de encima tienen que mostrar las suyas con una contundencia mayor.

Así abre 2019.  







'TIEMPO ARGENTINO': Un modelo insostenible

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lunes 31 de diciembre de 2018



POLÍTICA





Un modelo insostenible


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Por              Carlos Heller





En  la semana aparecieron dos noticias que habría que vincular aunque parezca que no están relacionadas. Primera: el Tesoro Nacional volvió a tomar prestado del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses por $ 86 mil millones. Segunda: se aumentó el mínimo no imponible para aportes a la seguridad social (mnip) en un 46%, es decir, se incrementó fuertemente el valor a partir del cual las empresas empiezan a hacer aportes patronales. Esta decisión disminuye el dinero que llega a la Anses para el pago a los jubilados y las jubiladas.

Esta norma se presenta como: "No se hizo más que actualizar lo mismo que la inflación". Así parece razonable. Si los salarios se hubieran actualizado lo mismo que la inflación, se podría decir que con esta medida "estamos igual que antes". Pero no es así: los salarios subieron el 25% en promedio y el mnip, el 46%. Entonces, se achica el aporte a la seguridad social en valores reales, que además se reduce significativamente por la propia caída de los salarios reales (cerca de un 12% en el año) y el aumento de la desocupación, con la caída de 120 mil empleos registrados durante 2018.

Esto marca una tendencia preocupante y hay que advertirlo ahora, porque todos sabemos que entre las asignaturas pendientes con el Fondo Monetario Internacional está el tema de la reforma previsional. Y la reforma previsional se va a tratar de defender sobre la base de la no sustentabilidad del sistema. Y la no sustentabilidad del sistema se acelera con medidas como esta.


Economía en tensión

El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA estima una inflación minorista para 2019 del 27,5%. Más baja aun, el FMI proyecta una inflación del 20,2%. Pero se acaban de conocer aumentos de tarifas en varios servicios. El gas aumentará un 35% en abril; la electricidad en AMBA un 55% entre febrero y agosto; los colectivos y los trenes un 40% hasta marzo y el subte un 45% hasta abril. ¿Cómo piensa el gobierno llegar a estos niveles de inflación con tales aumentos? La respuesta es evidente, aunque preocupante: logrando que el resto de los ítems aumenten mucho menos que los servicios regulados (tarifas), para lo que se necesita una recesión importante. De hecho, los aumentos tarifarios descritos pegan directamente en el bolsillo de los consumidores, especialmente de los trabajadores de menores ingresos, que utilizan con intensidad los medios de transporte y además tienen menos resto por pagar la luz y el gas.

La economía ya viene cayendo significativamente: se conoció el dato del Estimador Mensual de la Actividad Económica del Indec (variable que anticipa el PIB) que arrojó en octubre una caída del 4% interanual. El nivel de producción cayó a niveles de 2008. Es decir, en tan sólo tres años el gobierno construyó una "década perdida". Los principales sectores que llevan a esta caída son la industria manufacturera y el comercio mayorista y minorista.  

Los datos del Estimador Mensual Industrial (EMI) de octubre indican una caída interanual del 6,5% (después de un bajón del 11,5% en septiembre). Los datos adelantados a noviembre no son mejores. El Índice General de Actividad del estudio OJ Ferreres indica una caída del 9,5% interanual (y una desestacionalizada del 1,2% respecto de octubre). El indicador industrial de Ferreres marcó una merma del 6,5% interanual en noviembre, y el índice Construya, que mide la actividad de la construcción, cayó un 30,4% interanual en este mes, la sexta baja consecutiva luego de meses de fuerte crecimiento.

Tal es la caída de la actividad que se espera en este último trimestre del año, que es muy difícil que en el "segundo trimestre" de 2019, como sostienen muchos funcionarios del gobierno nacional, se pueda observar una recuperación. La mejor cosecha ayudará, pero difícilmente logre revertir la debilidad del resto de los sectores económicos.

A contramano de todos estos datos y de los pronósticos de los analistas, en su mensaje navideño Mauricio Macri dijo que "vamos a estar mejor". No es una novedad, ya en una carta abierta el 15 de mayo de 2016 expresó la misma idea: "Cada día vamos a estar mejor". El pronóstico de mayo de 2016 no se cumplió, y el de diciembre de 2018 difícilmente se cumpla: el ajuste propuesto al FMI no dará respiro por varios años.

Otro enfoque para analizar la sostenibilidad del modelo es a través de los datos del Balance de Pagos. En el tercer trimestre de este año, en comparación con igual período de 2017:

• los intereses de la deuda (pública y privada) crecen significativamente (un 45 por ciento);
• la inversión directa externa es menor; su renta (utilidades y dividendos) se reduce por menores ganancias de las multinacionales;
• la inversión de cartera también es menor, pero debido a una reversión de fondos en el segundo y tercer trimestre de 2018 por U$S 4392 millones;
• las reservas del BCRA reflejan una caída de U$S 12.287 millones en el tercer trimestre, cuando en el primero y el segundo crecieron U$S 6894 millones. Cabe señalar que en el cuarto trimestre, las reservas se incrementaron en U$S 8700 por el swap de China y U$S 7600 por el desembolso del FMI;
• la deuda externa del sector público creció un 87% desde el fin de 2015 hasta el tercer trimestre de este año, son unos U$S 70.711 millones que se suman para llegar a un total de U$S 158.412 millones.

En lo internacional, el año cierra con una situación compleja y crece la incertidumbre para 2019. A los impactos que ya empezaron a sentirse en el comercio, producto de las medidas de la administración Trump, hay que sumarles los efectos a futuro de las políticas macroeconómicas, como la monetaria y la fiscal.

Según el Banco Central Europeo, la economía mundial y de la zona del euro se desacelerará en 2019 y luego se estabilizará. El problema es que también prevé que los precios suban en la Eurozona. Así, dado el objetivo excluyente de controlar la inflación, es de esperar una política monetaria con un perfil más contractivo. En diciembre, el BCE ya puso fin al programa de compra de bonos, lo que indica que dejará de bombear liquidez como hasta el momento. En materia fiscal, para el BCE resulta "esencial que se realicen esfuerzos de consolidación adicionales, especialmente en los países con niveles de deuda elevados". En particular, "resulta especialmente preocupante que Italia, que tiene una ratio de deuda pública muy elevada, presente la mayor desviación con respecto a los compromisos vigentes".

En este contexto, Estados Unidos volvió a subir la tasa de política monetaria en diciembre y anunció que habría dos subas más en 2019. Significa que el contexto financiero se mantendrá volátil, y más aun para las economías emergentes. Al respecto, el BCE afirmó en su último Boletín Económico que "las condiciones financieras en aquellas economías emergentes más golpeadas por las turbulencias financieras estivales (incluyendo Argentina y Turquía) continúan complicadas y con una incidencia significativa en sus proyecciones de actividad".

El informe avanza un paso más allá: "Con el objetivo de evaluar si las economías emergentes son menos proclives a una crisis severa en la actualidad, analizamos la probabilidad de ocurrencia de una crisis en 2018 y la contrastamos con la probabilidad de ocurrencia en 1997. El modelo identifica a Argentina y Turquía, las cuales han experimentado turbulencias de mercado recientemente, como más vulnerables a una crisis que en 1997". “Bondades” de la apuesta por el endeudamiento, la liberalización financiera y la sujeción a los “mercados” que encarna el gobierno argentino, y que complican aún más el ya dificultoso resultado de las políticas domésticas aplicadas en consonancia con las recetas del FMI.