lunes 24 de diciembre de 2018
La lucha de las mujeres, trabajadores y derechos, se enmarcan en el objetivo de la Liberación Nacional.
LA LUCHA DE LAS MUJERES
Los cambios de paradigmas que fijan épocas, construyen cultura a futuro, consolidan identidades, tienen como protagonistas a los pueblos que deciden tomar el rumbo en sus manos, constituyendo momentos únicos en la historia. En el caso de la invisibilización de la mujer durante la consolidación del capitalismo patriarcalista, rompiendo tradiciones.
Por Jorge Rachid
SIN MORDAZA
Los cambios de paradigmas que fijan épocas, construyen cultura a futuro, consolidan identidades, tienen como protagonistas a los pueblos que deciden tomar el rumbo en sus manos, constituyendo momentos únicos en la historia.
En el caso de la invisibilización de la mujer durante la consolidación del capitalismo patriarcalista, rompiendo tradiciones donde el género femenino tenía protagonismo como en los pueblos originarios y en los orientales, recordando por caso las cacicas mapuches y las madrazas árabes, responsables siempre, en cualquier rol de la transmisión oral de la historia tribal.
Las mujeres de nuestra historia fueron enterradas o mostradas como samaritanas en el caso de las de Vilcapugio y Ayohuma, pero fueron negadas en sus batallas por la independencia como Juana Azurduy, Manuela Sáenz, María Josefa Ezcurra, Javiera Carrera, Josefa Palacios, Macacha Güemes entre tantas, algunas de ellas fusiladas, otras envejeciendo en la pobreza y el olvido. La Universidad Simón Bolívar de Quito está dedicada a ellas.
Sin embargo en el siglo XX tuvo que aparecer una figura como Evita Perón, en un proceso revolucionario de liberación nacional, para que los derechos de la mujer fuesen incorporados a la vida civil, con documento y voto.
No debemos olvidar las luchas anteriores por los derechos de la mujer, desde la revolución de las escobas en los inquilinatos, a las socialistas de Alicia Moreau de Justo y otras luchadoras.
Como vemos son largas décadas las que escriben la historia, van tallando normalidades y naturalizando lo que antes era anormal.
Así fue y es con la lucha que dan hoy las mujeres, por nuevos derechos como antes lo dieron los trabajadores, por consolidar su organización social en los sindicatos.
Estos fueron muertos hasta los años 40, en sus reclamos como la Patagonia Trágica, los quebrachales chaqueños y las jornadas de los Talleres Vasena, por nombrar sólo algunas de las tragedias.
Las mujeres también protagonizaron esas batallas sindicales, siendo quemadas cuando lo hicieron en Nueva York en la fábrica Triangle.
Cada vez que la reivindicación social aumenta su volumen, el enemigo capitalista patriarcal ataca sin pudor, defendiendo sus intereses, como hoy, como siempre, hasta que el conjunto del pueblo logra coronar sus aspiraciones, a través de la lucha constante, más allá de derrotas circunstanciales.
Entonces debemos afirmar la legitimidad de aquellas luchas que definen nuevos escenarios, que establecen cambios culturales que modifican conductas arraigadas por décadas de explotación en el caso de los trabajadores o de sometimiento en el caso de las mujeres. Como todo cambio profundo se consolida con el tiempo y también está expuesto a desviaciones.
En el caso de los trabajadores llevar la lucha al terreno del enemigo, es decir el tironeo por el salario, sin discutir las condiciones del mismo, ni la distribución de la riqueza, minimiza el rol sindical, cuyo principal respaldo es ser protagonistas de las historia, no mendigantes del capitalismo.
Sin gobierno nacional y popular, no hay modelo sindical posible.
En cuanto a las mujeres, nunca mejor explicado que por la doctora Segato en cuanto a la creación del enemigo en el hombre como culminación de la lucha reivindicativa de género, que no sólo ha cobrado fuerzas, sino ha consolidado su presencia nacional.
Sería desviacionismo la agitación de la condena pública del maltrato, sin el marco de justicia necesario para su castigo efectivo.
Sin embargo la visibilización del tema de por sí, es un avance marcado en la historia de la lucha.
Debemos concluir entonces, que los procesos de luchas sectoriales, de cualquier índole, se enmarcan en un concepto de lucha por la Liberación Nacional en tanto Patria Grande, que permita consolidar los avances en los derechos, haciendo de las víctimas de ayer los protagonistas de hoy y ese protagonismo se integra, como los Movimientos Sociales, al Movimiento Nacional y Popular de Liberación, que más temprano que tarde tendrá en sus manos la responsabilidad de sintetizar esas luchas en un nuevo paradigma.
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