CLAVES DE LECTURA
El gobierno de Cambiemos deja al presidente electo Alberto Fernández una economía en recesión y con alta inflación, luego de un mandato en el cual se observaron retrocesos evidentes en materia de pobreza y desigualdad. Prácticamente el único plano en el cual el oficialismo podrá mostrar una estadística al menos defendible es en el fiscal.
La mejora en el resultado primario solo se dio en la segunda mitad del mandato y de la mano de un férreo programa de ajuste negociado con el FMI. Por otro lado, el resultado financiero, que incluye el pago de intereses, mostró una mayor resistencia a la baja como consecuencia de la propia estrategia de financiamiento elegida con el gobierno.
A pesar de esto, el panorama fiscal a futuro está lejos de ser auspicioso. En lo que va de 2019 el equilibrio se alcanzó a partir de la liquidación de activos, como el Fondo Argentino de Hidrocarburos, parte de las acciones del FGS y dos centrales térmicas, entre otros, aunque el congelamiento en clave electoral de las tarifas de electricidad, gas y transporte público en AMBA siguen poniendo a las finanzas públicas bajo presión.
De cara a 2020, que será el primer año de la nueva gestión, dos años de recesión y la herencia de la reforma tributaria de Cambiemos pondrán un techo a la recuperación del resultado fiscal, que difícilmente será compatible con las aspiraciones del FMI.
Más allá de la discusión en torno al resultado primario, los problemas “debajo de la línea” no son menores. En un contexto en el cual la renegociación de la deuda será un aspecto clave del entorno macroeconómico que enfrentará la próxima administración, el muy corto plazo no está exento de dificultades. El gobierno saliente probablemente utilice reservas internacionales para servir los vencimientos en dólares y monetizará al menos una porción del déficit en pesos de la última parte del año.
Si bien el reciente endurecimiento de los controles de cambio crea una demanda cautiva de pesos, las consecuencias de una brecha cambiaria potencialmente elevada también deberán tomarse en consideración a la hora de analizar los peligros que enfrentará el cambio de mando. |
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