viernes 1º de noviembre de 2019
POLÍTICA
Del 'empate técnico' de Majul a la catástrofe de Macri
La operación mediática para "cambiar" el resultado de las elecciones
La definición del resultado electoral como un "empate técnico", realizada por Luis Majul, fue solo el punto más ridículo de una serie de análisis dedicados a desgastar a la fórmula ganadora desde el inicio. Los votos "prestados" y el efecto 'ballottage'.
Por Ernesto Tiffenberg
En la misma línea, aunque haciendo un esfuerzo para evitar el ridículo, siguieron la mayoría de los periodistas que sostuvieron con su militancia los cuatro años de 'Cambiemos'. “Ni triunfazo de Alberto ni catástrofe de Macri”, titulaba "Clarín" su editorial del martes.
Tanto Majul como "Clarín", estaban describiendo una victoria categórica en primera vuelta, con ocho puntos de diferencia que podrían estirarse aún más en el escrutinio definitivo.
El lente utilizado no parece el mismo que saludó el triunfo de Mauricio Macri en el 'ballottage' de 2015 por apenas 2,68 por ciento de los votos, después de una derrota por casi tres puntos en la primera vuelta. El diario puso entonces en su tapa “El 'balotaje' marca el fin del ciclo 'kirchnerista'.”
Tanta insistencia en resaltar el cuarenta por ciento obtenido por los perdedores por encima del casi 50 de los ganadores sería risible si no hubiera impactado en muchos seguidores del 'Frente de Todos', que vieron empañados sus festejos por la nube con que les presentaban los resultados.
El razonamiento previo al 27 de octubre, que remarcaba la importancia de establecer la mayor distancia posible en la primera vuelta, cuando la elección parecía prácticamente ganada, tenía un objetivo comprensible: evitar que el exitismo relaje a la militancia en la búsqueda del voto.
Cumplido ese objetivo, nadie debería sobreestimar la importancia que tendrá la distancia obtenida en las posibilidades de éxito del gobierno que se inicia. Bastaría recordar todo lo que destruyó el 'macrismo' basado en su mínima diferencia. O, por el contrario, todo lo construido por Néstor Kirchner que, con su módico 22 por ciento, ni siquiera superó en la 'primera vuelta' a Carlos Menem.
Votos propios y votos prestados
Más importante para analizar la 'gobernabilidad' que puede mantener el nuevo gobierno, resulta discriminar qué porcentaje de sus votantes son “propios” y cuántos “prestados”. Un detalle que pasó desapercibido para la mayoría de los que se desviven por celebrar el “avance” de 'Cambiemos'.
En la elección de 2015, Mauricio Macri alcanzó el 24,48 por ciento en las 'PASO' y el 34,15 en la primera vuelta, donde se le sumó el aporte de los 'radicales' y de la 'Coalición Cívica'. Recién en el 'ballotage' superó el 50 por ciento. En otras palabras, la mitad de los votos que lo llevaron a la presidencia fueron “prestados”. Quizás ése sea uno de los motivos que explican por qué es el único mandatario democrático que fracasó en la búsqueda de su reelección.
En 2019, Alberto Fernández obtuvo alrededor del 49 por ciento tanto en las 'PASO' como en la primera vuelta, lo que muestra la solidez de sus apoyos. Por supuesto, eso tampoco otorga una 'garantía de gobernabilidad'. Para mantenerla, tendrá que acertar en las políticas
El efecto 'ballottage'
A la hora de explicar por qué no se repitieron el domingo pasado los resultados de las 'PASO', para calmar un poco a los más desilusionados, hay que agregar un elemento que surge del sistema electoral de tres pasos que prevé la legislación actual.
Descartado por todas las fuerzas principales el uso de las 'Primarias' para elegir sus candidatos, las 'PASO' se transforman en una virtual primera vuelta. La amplia ventaja obtenida por los Fernández produjo un efecto paradojal: los votantes que pensaban inclinarse por Macri en una 'segunda vuelta' tuvieron que adelantar su decisión porque todo indicaba que esa segunda vuelta no existiría. Eso los diferenció de los votantes dispuestos a elegir en última instancia al 'Frente de Todos', que se vieron liberados de esa presión porque todo indicaba que Alberto y Cristina ya tenían ganada la elección. En pocas palabras, siguieron votando como en una primera vuelta y no como en un 'ballotage' como hicieron los de 'Juntos para el Cambio'.
Aún así, los resultados fueron contundentes. Tanto que sacaron de quicio a otros periodistas 'militantes' como Jorge Fernández Díaz que, sin poder encontrar argumentos suficientes para explicar la debacle 'macrista' prefirió recurrir a la estigmatización de los votantes culpables de semejante estropicio. “El masoquismo y la amnesia" - aseguró - "también son derechos humanos.”
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