lunes, 30 de abril de 2018

'Revista VEINTITRÉS': Cerebro y ojos


lunes 30 de abril de 2018



        SALUD        


Cerebro y ojos



La retina es el único lugar del sistema nervioso central que se comunica con el exterior.



Por             LUIS  IGNACIO  BRUSCO





Paul Cezanne    

                                                                                                                                                                    El ser humano se ha transformado con el tiempo en un ser visual, a través de la evolución.
Sin embargo, los mamíferos desarrollados como el ratón, el gato o el perro son considerados seres olfatorios. Llamados en consecuencia: animales macrosmáticos, es decir que reciben la información olfatoria con gran sensibilidad y especificidad. Más aún, en muchos de los mamíferos desarrollados la visión cumple una función secundaria a la olfacción.
Ningún humano en su sano juicio elegiría conservar el olfato en vez de la visión, si debieran elegir sobre uno de ellos.
Este desarrollo tiene implícito un hallazgo sustancial. La retina del ojo es parte del sistema nervioso central, tiene la misma mielina que el cerebro y se afecta consecuentemente con sus enfermedades, como la esclerosis múltiple. Sin embargo, se encuentra expuesta al exterior a diferencia del resto del encéfalo.
La corteza cerebral visual se ha agrandado y complejizado en el humano. Existe una clara extensión anteroposterior del cráneo en el hombre; a expensas del lóbulo frontal (que piensa y controla) y de la corteza occipital donde se encuentra la corteza visual. Corteza que permite ver, pero también reconocer la sensopercepción. Permitiendo diferenciar figuras complejas, facilitando las habilidades; consecuencia de estas.
A través de los ojos no sólo entra la visión, sino la información lumínica por otra vía nerviosa, que permite diferenciar en el sistema nervioso el día de la noche. Ordenando el ritmo circadiano y ayudando a coordinar el ritmo sueño-vigilia. Esto sucede por otro camino cerebral pero que se inicia igualmente en la retina.
Entonces, se considera a la retina como el único lugar perteneciente al sistema nervioso central que está expuesto y se comunica con el exterior. Es decir un sector del sistema nervioso central (que en general se encuentra encapsulado en el cráneo) pero que sale al exterior para comunicarse con el sistema visual y el mundo. Para sentir, pero además para poder expresar. Pues los ojos son claros componentes humanos de la intersubjetividad, donde se expresan emociones y se siente (mírame a los ojos para ver que sientes).
Es lugar de entrada de la subjetividad y de los objetos. Siendo un instrumento aferente de las neuronas en espejo, similares células nerviosas que se prenden cuando el otro realiza un actividad.
La visión y los movimientos de los ojos son claves para ver correctamente. Pues éstos se encuentran moviéndose constantemente. Realizan movimientos muy pequeños y rápidos; llamados sacádicos, que permiten que los receptores sensoriales de la retina no se adapten al estímulo, lo que impediría ver a correctamente.
Existen otros movimientos oculares que suceden de noche. En una etapa que se denomina sueño de movimientos oculares rápidos. Estudiosos de la memoria adjudican a esa etapa del sueño una regulación de lo que recordaremos. En esta etapa del sueño, los ojos enloquecen, se mueven rápidamente, pero con aumento de la actividad cerebral. Se piensa que en este momento grabamos la información de la memoria. Borrando lo que no recordamos conscientemente, pues no le otorgamos contexto emocional por ser algo trivial. Pero grabando los que emocionamos y debemos volver a recordar (consciente y probablemente también memoria emocional inconsciente.)
Un trabajo de investigadores del Centro Baycrest de Ontario Canadá, describieron que los movimientos oculares se relacionan también con la grabación y el recuerdo de la información de la memoria. Describieron un correlato con los movimientos de los ojos, pero esta vez en vigilia y con un patrón específico.
Este grupo ha descripto que en el instante del recuerdo, este código se repetía con un movimiento ocular similar pero más rápido, que cuando grabó la información. Como si fuera un lenguaje especial. Es decir que los movimientos de los ojos estarían asociados con el grabado, la recuperación y el borrado de la memoria consciente de hechos cotidianos y con un patrón.
Existe, por ejemplo, un tipo de psicoterapia basada en los movimientos oculares llamada EMDR (eye movement desensitization and reprocessing o desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares) muy propuesto para eventos traumáticos agudos. Sirve para desensibilizar la situación vivenciada y prevenir un estrés postraumático, así como tratarlo una vez instalado.
Esta terapia podría intervenir en el proceso de grabado de la información mnésica emocional y cognitiva. Borraría la información mnésica a través de una técnica que hace mover los ojos en vigilia disminuyendo el evento traumático.
Sea cual fuera el mecanismo se observado efectividad a pesar que algunos trabajos lo discuten. Lo que se puede afirmar es que interviene en un punto de unión del movimiento ocular, el recuerdo y la emoción.
En el año 1981 los científicos David Hubel y Torsten Wiesel recibieron el premio Nobel de Medicina por describir muy específicamente la corteza del cerebro en la zona de la visión. Fue la primera vez que se describía la biología funcional de una estructura cortical tan compleja, en forma tan puntual.
Este trabajo se pudo realizar debido al tamaño y la complejidad de la misma, a diferencia de mamíferos inferiores osmóticos.
La corteza contiene una estructura columnar (como pendrives) con zonas específicas para reconocer objetos, caras, espacios, y colores, entre otras muchas variables.
Esta corteza debe recibir el estímulo visual cuando nacemos pues, si se dejan pasar meses sin ver, esta corteza no se desarrolla o podría confundir lo que ve.
Algo parecido puede ser observado en ciegos tardíos (luego que han visto) los que podrían tener alucinaciones (algo parecido al miembro fantasma). También hacer ver a alguien que no vio nunca, podría llevar a situaciones angustiantes; como evoca la obra de Oliver Sacks: Ver y no ver.
El tacto y la visión se han desarrollado intensamente en el homo sapiens. Y se comunican entre ellos, especialmente en una zona del cerebro llamada Precuneus. Este sitio no había sido tomado en consideración por la neurociencia y sólo en los últimos años tomó gran relevancia.
Aquí la visión une la información con la gran sensibilidad y destreza táctil. Algunos plantean que en este lugar se encuentran lo más cercano a nuestro propio self. Convirtiéndonos en los mejores constructores e invasoras del mundo; hasta ahora.

*   Neurólogo. Doctor en medicina y doctor en Filosofía.
     Investigador del CONICET






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