jueves, 26 de abril de 2018

'TIE,PO ARGENTINO': Elogio de la grieta


jueves 26 de abril de 2018



Columna de opinión




Elogio de la grieta


Por           Adrián  Murano





No hay nada menos democrático que el pensamiento único. La democracia es, precisamente, un modo de poner a convivir puntos de vista e ideas diferentes bajo un conjunto de acuerdos comunes que no siempre respetan criterios de justicia y equidad. Esas asimetrías provocan colisión de intereses. Y los choques, claro, hacen ruido. Sólo en los cementerios hay paz absoluta. Lógico: sus habitantes están en idéntica condición.


Sin conflicto no hay democracia. De modo que "cerrar la grieta", o reducirla a la brecha entre macrismo y kirchnerismo, es una pretensión antidemocrática auspiciada por los ganadores del statu quo. Un ejemplo: el debate parlamentario por la despenalización del aborto cerró parcialmente las distancias partidarias (hay K y macristas en ambas posturas), pero destapó una "grieta" más profunda y vital.


El plenario en la Cámara de Diputados recién empieza, pero ya entregó algunas conclusiones. La principal: el destino de la despenalización se definirá en la calle, no en el Palacio. La convocatoria para que expongan figuras públicas favorables a la despenalización persigue agitar conciencias más afuera que adentro del Parlamento. Los diputados, de hecho, van poco a las sesiones. Pero a la hora de votar serán sensibles a la "opinión pública", cuya temperatura se mide en encuestas, manifestaciones y medios de comunicación.


La táctica de los antidespenalización es la exhibición de su poder: líderes religiosos, científicos de universidades privadas influyentes y juristas con ascendencia en los tribunales alternan críticas y profecías catástrofe para sostener los castigos penales y sanitarios que caen sobre las mujeres que ejercen el derecho   –  negado . –  a decidir sobre su cuerpo.


La puja entre el poder popular (la calle) y el poder fáctico-institucional (el Palacio) está en los orígenes de la democracia republicana. Esa "grieta" es la que subyace en el debate sobre el aborto: más que defender "la vida", quienes niegan la despenalización defienden un estilo de vida, un modo de organización social donde grupos de poder imponen sus condiciones a otros en función de sus dogmas, creencias y, también, de su esquema de negocios.


¿La dirigencia política aprovechará esta oportunidad histórica para sobrevolar sus miserias y convertir la "grieta" en un surco donde se siembre un futuro menos desigual?







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