Indignarse con los derechos, emocionarse con la beneficencia
Nuestro establishment ha sido históricamente proclive a las “decisiones duras pero necesarias” y a las “cirugías mayores sin anestesia”, aunque siempre sobre miembros ajenos. El gurú de la City, Miguel Angel Broda, pidió “un ajuste fiscal en serio” pero para atenuar los efectos de ese ajuste siempre inexorable, propuso que fuera acompañado “con comedores abiertos los 7 días, las 24 horas”.
Varios meses antes de las elecciones presidenciales del 2015, Miguel Angel Broda, una de las tantas obstinaciones de nuestro establishment, participó en una mesa redonda en el hotel Alvear junto a otros economistas serios como José Luis Espert y Carlos Melconian.
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En una reciente entrevista, Broda criticó al presidente Mauricio Macri porque “diagnostica un problema que requiere cirugía y nunca llama al cirujano” y pidió “un ajuste fiscal en serio, creíble”. Para atenuar los efectos de ese ajuste siempre inexorable, el gurú de la City propuso que fuera acompañado “con comedores abiertos los 7 días, las 24 horas”.
Nuestro establishment ha sido históricamente proclive a las “decisiones duras pero necesarias” y a las “cirugías mayores sin anestesia”, aunque siempre sobre miembros ajenos. El esfuerzo que exigen sus gurúes y el presente calamitoso que ofrecen como paso necesario hacia un futuro tan lejano como venturoso nunca los incluye. Al contrario, el presente de nuestro establishment debe ser venturoso para incentivar “su confianza”, la clave de nuestro desarrollo según proclama una letanía habitual.
Apenas dos años y medio después de aplicar con mesura el plan de acción que los comensales del hotel Alvear hubieran preferido ver aplicado a los golpes, Broda pide un control de daños con comedores abiertos todo el día, como estaciones de servicio. Volver a ser un país normal exige, al parecer, que la gente ya no tenga para comer en su propia casa.
El pedido de Broda es el corolario natural del camino que pidió transitar pero también refleja una honesta declaración de principios: nuestro establishment suele indignarse con los derechos y emocionarse con la beneficencia.
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