miércoles 23 de mayo de 2018
Lombardi #Contar mentiras
En la semana más difícil para la gestión económica del gobierno, el titular de Medios y Contenidos Públicos, Hernan Lombardi, hizo un raid mediático con una “buena noticia”: el lanzamiento de la plataforma Cont.ar. Resultó que ya existía bajo el nombre de CDA y que él mismo la había cerrado.
“Se lanzó Cont.ar, la nueva plataforma digital”, replicaron los grandes medios gráficos del país. El titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, asentía. En medio de una semana agitada para el gobierno nacional, paseó por diversos programas radiales para asegurar que “la plataforma#Contar apunta a que el Estado sea pionero en la evolución tecnológica de los medios de comunicación”. El gancho: se va a poder ver el mundial gratis.
Sin embargo, los trabajadores de Televisión Digital Abierta (TDA) denunciaron que “la plataforma ‘revolucionaria’ que lanzó Hernán Lombardi ya existía, se llamaba CDA y la cerró él mismo en 2016”. Un nuevo ejemplo de servicios cerrados por el oficialismo y relanzados con el apoyo mediático como nuevos desarrollos.
La aplicación mencionada por los trabajadores era Contenidos Digitales Abiertos y había sido creada en el año 2012 como una plataforma que integraba todos los contenidos audiovisuales digitales realizados por el Estado. La misma era completamente gratuita y sólo requería de una conexión a internet para poder acceder desde una computadora, dispositivos móviles o televisores Smart.
CDA fue desprogramada en septiembre de 2016 con más de 2100 horas de contenido audiovisual producido por el Estado. El grupo de más de 180 trabajadores fue desmembrado, muchos de ellos despedidos y otros reestructurados en nuevas tareas técnico-logísticas que, en vez de desarrollar contenidos para la televisión estatal, se encargarían de seguir diariamente al presidente para generar el material que luego Mauricio Macri viralizaría en sus redes sociales.
Como CDA, existía también la plataforma Odeón, reconocida como “el Netflix argentino”, en donde también en forma gratuita se podía acceder a producciones nacionales tanto de televisión como de cine, además de las programaciones de Encuentro, Paka Paka y demás canales estatales. La propuesta también fue relanzada por Lombardi el año pasado: Ahora se llama Cine.ar Play y figura como una iniciativa del oficialismo, a pesar de haber sido creada durante la gestión anterior.
Tanto la Televisión Digital Abierta como la plataforma Odeón, eran líneas de trabajo de Arsat, compañía que a pesar de generar más de 25 millones dólares de ganancias anuales, fue reducida a su mínima expresión. El gobierno paralizó el desarrollo de la industria satelital, frenó la instalación de antenas de TDA y mudó el Datacenter que había sido reconocido internacionalmente al Ministerio de Modernización. Odeón, fue reinaugurada como novedad y lo único que avanza es el tendido de fibra óptica, negocio de las grandes empresas de telecomunicaciones del país que el presidente Mauricio Macri favorece.
Lo que Cambiemos se llevó
En el año 2006 se creó, a través de la Ley 26.092, la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima AR-SAT. Su objetivo era ocupar y proteger las dos posiciones orbitales para colocar satélites geoestacionarios que tenía asignado nuestro país. Sin embargo, a partir del año 2010, se lanzaron nuevas funciones además del desarrollo satelital.
Jorge Aliaga, físico investigador del CONICET y ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, explicó a Nuestras Voces que para diciembre de 2015 Arsat poseía esencialmente cinco líneas de trabajo. Una de ellas era la Televisión Digital Abierta: se instalaron más de 80 antenas en el territorio que habían sido en su mayoría construidas e instaladas por el INVAP. “Eso era un servicio interesante porque ya no era la televisión común analógica con cuatro canales de aire en el mejor de los casos, como en Buenos Aires, o en algunas ciudades solamente uno o dos. Sino que el servicio, por las características de las bandas, permitía tener alrededor de 20 canales y eso podía ser interesante incluso como una competencia contra el cable”, explicó Aliaga quién denunció que desde que asumió Cambiemos se ha parado completamente el proyecto. “No han terminado de poner las antenas y no hay ningún interés en avanzar con eso. Era el salvavidas de plomo de Arsat, porque era lo único que no podían vender y recaudar plata, al tratarse de un servicio completamente gratuito”.
Otra línea de trabajo de Arsat era el servicio de Odeón antes mencionado, que había sido desarrollado de la mano del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y que se instalaba como la segunda plataforma audiovisual del país, luego de CDA.
Por otra parte, Arsat contaba con un Datacenter – es decir, un sistema de almacenamiento – de alta calidad que era reconocido en forma internacional y que albergaba equipamiento propio y ajeno: “Era un espacio que estaba protegido contra cualquier eventualidad, contra robos, contra incendios, contra cortes de luz, cambios de temperatura, la humedad, contra cualquier perjuicio. Eso estaba clasificado por un grupo internacional como altamente de calidad y era un negocio ya perfecto para alquilar espacios”, explicó el ex decano de Ciencias Exactas de la UBA. El Datacenter fue transferido al Ministerio de Modernización, aunque se encontraba en perfectas condiciones para que Arsat tuviera sus propios ingresos a partir de su explotación.
La TDA, las plataformas online y el Datacenter tenían que ver con una política pública que desarrollaba una industria nacional para liberar al país de una dependencia tecnológica. En diálogo con TSS, el ex presidente de la compañía expresaba: “Si la política es abrir los cielos y dejar que entren los grandes operadores satelitales, me parece que no tiene mucho sentido el desarrollo nacional. La ley y los proyectos estaban pensados en función de una continuidad”.
A pesar de los relanzamientos, aquella continuidad que expresaba Matías Bianchi cuando Mauricio Macri asumió la presidencia, no tuvo lugar. Jorge Aliaga dijo al respecto: “La idea que tenía el Pro se puede ejemplificar en la idea que tenía José Sánchez Elía, que había sido funcionario con Federico Pinedo del gobierno de Menem en la Secretaría de Comunicaciones y después armaron una consultora privada. La idea que tenía la expuso en su cuenta de Twitter en donde dijo: Por qué los argentinos vamos a pagar más por un servicio satelital, solo para decir que desarrollamos la industria satelital. Es decir, ellos veían, tanto Pinedo como Sánchez Elía, que se trataba simplemente de un servicio que tenía que ser lo más barato posible para poder desarrollar otra línea de negocios, pero no que podía ser una forma de desarrollar una industria, que a través de la industria satelital se traccionaran otros sectores. Eso ya es una definición ideológica importante porque entonces claramente desde esa lógica uno va y compra el satélite o lo alquila o lo compra en el lugar más barato y se acabó. Es decir que no hay ninguna lógica de desarrollar una industria si uno va por ese lado”.
Sin embargo, la construcción del Arsat III fue paralizada por el gobierno a los pocos meses de asumir: “Dijeron que el Estado no podía seguir poniendo plata para construir satélites, lo cual era falso porque a fines de 2015 se había aprobado una Ley de Desarrollo de la Industria Satelital (Ley 27.208) que lo que establecía era un plan de negocios en el que quedaba claro que con lo que ya estaban facturando el Arsat I y el Arsat II se podía financiar, a través de la toma de créditos de la propia empresa sin aportes nuevos del Estado, la construcción del Arsat III”.
Aliaga hace referencia a la Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO), que entre 2010 y 2015 había realizado el tendido de más de 35 mil kilómetros de fibra óptica en todo el país: “Se había hecho cubriendo todas las localidades que a la parte privada no le eran demasiado negocio y por tanto no lo habían hecho nunca. Lo que faltaba era iluminar la fibra, es decir hacer la conexión final de la red hacia cada pueblo y entonces ponerla operativa. Es decir que la red estaba tendida pero no era usable en la condición en la que estaba. Esa era la parte que faltaba”. Esta última línea de trabajo fue la única sostenida enérgicamente por el gobierno, quienes se encuentran haciendo fuerza para que el tendido realizado con completa inversión estatal quede al servicio de los grandes operadores privados, a través de la llamada Ley corta de telecomunicaciones.
Todo queda en familia
Desde que asumió Cambiemos, la presidencia de ARSAT lleva varios nombres inscriptos. El primero de ellos fue Rodrigo de Loredo, yerno del ministro de Defensa Oscar Aguad, y uno de los pocos que renunció a partir del decreto presidencial que prohíbe la designación de familiares de funcionarios en el Gobierno nacional.
Quizás para colaborar con su intención de ser Intendente de Córdoba, la gestión de De Loredo fue presentada mediáticamente como aquella que logró terminar con el déficit de Arsat. Sin embargo Aliaga dijo al respecto: “La parte satelital de Arsat ya no iba a tener déficit. Al contrario,, iba a tener ganancias que iban a financiar un nuevo satélite. La parte que obviamente iba a tener déficit, porque así estaba previsto y había un par de miles de millones de pesos en el presupuesto 2016 para ello, era el tendido de la fibra óptica. Eso el gobierno lo anuló con una decisión administrativa de la Jefatura de Gabinete en el 2016: le sacó esos recursos a Arsat y entonces el argumento fue bueno, Arsat ahora no tiene déficit. Bueno, no tiene déficit porque hace menos cosas. No construyó el satélite con la plata que estaba prevista y usó esa plata para otra cosa”.
Durante los dos meses subsiguientes de la partida de De Loredo estuvo a cargo de la presidencia Raúl Martínez, viceministro de Modernización, secretario de País Digital e integrante del Directorio de Arsat desde 2017. Martínez, tal como publicó este portal, estuvo preso y procesado en los noventa por contrabando agravado, evasión impositiva y obstrucción de la justicia como cabeza de una offshore con la que la familia Macri hacía negocios desde la automotriz Sevel.
La elección de Ibarra no fue casualidad. El ministro también proviene de Socma: primero respondió a Franco y luego a Mauricio, logrando la confianza que le permitió ocupar uno de los nuevos ministerios creados por el presidente. Ibarra, Hurtado y Martínez – que quedó como vicepresidente en la nueva diagramación – son hombres de la famiglia que respondieron siempre a los intereses privados de los Macri ocupando cargos ejecutivos en diversas compañías.
El posicionamiento de personal de confianza permite que el Ejecutivo implemente sus políticas en Arsat sin grandes oposiciones. En palabras de Jorge Aliaga, “si Arsat no va a desarrollar industria satelital, va a usar toda la instalación de fibra para beneficio de empresas privadas, no va a controlar ningún margen de ganancia, ni va a dejar que las cooperativas y las pequeñas empresas puedan usar ese servicio y beneficiarse, no tiene la menor importancia quién sea el presidente. Son decisiones políticas”.
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