EDICIÓN ENERO 2019 | N°235
UNA NUEVA IDEA DE NACIÓN
Romper la grieta
Por Martín Rodríguez *
Para muchos – honestamente y sin especulaciones tácticas – el liderazgo de Cristina se distinguió del de Néstor Kirchner. Fueron coautores de un proyecto político que gobernó a Argentina durante doce años. Doce de los escasos dieciocho que llevamos viviendo este siglo XXI. Y doce de los modestos treinta y cinco que llevamos de democracia. Pero para muchos de nosotros el liderazgo de Cristina fue atrapado por una lógica de la que es difícil salirse porque es la lógica de su otro: la grieta. Cambiemos ama la grieta. Y lo dice para este 2019: si no hay economía, viva la grieta. Pero por los recursos reales y simbólicos que el kirchnerismo ostenta (el peronismobonaerense, los organismos de derechos humanos, los movimientos sociales e incluso una parte del “pañueloverde” y el alfonsinismo) podríamos decir que hay una suerte de “conformidad” sobre sus propios límites. Es decir, la sensación endogámica de que adentro del kirchnerismo estaría todo lo que se necesita y se quiere del país.
El imaginario nacional del kirchnerismo mide lo que miden sus propios límites, le cuesta ver qué queda afuera(clases medias bajas, agronegocios, capas medias no progresistas y aspiracionales). Es, sin saberlo, la renuncia de lo que Cambiemos acepta para su proyecto político: no aspirar a la mayoría. Cambiemos está chocho con ser la parte y, vía comunicación política, tacticismo y resortes políticos, mediáticos y judiciales, lograr una ocasional mayoría en una elección para al día después volver a perderla. Dicho fácil: el macrismo aspira a ganar solo elballottage porque no se gobierna “para todos”, para una “inmensa mayoría”, aunque se reduzcan los daños.
Cambiemos, que es la otra cara de la grieta, explicita su renuncia a “ser mayoría” como no lo hizo ningún proyecto político en democracia antes. Ese es su cambio cultural. Aceptar la fragmentación social y la segmentación electoral como el ideal de una sociedad.
Ni siquiera la trágica Alianza se inhibía de apelar a una “mayoría” que veía posible tras el arrugamiento del peronismo en la experiencia menemista. Por eso, una vuelta del peronismo (sin la exclusión de nadie) tiene como desafío “romper la grieta”, es decir, reelaborar una idea de nación. Para el kirchnerismo eso significa desconurbanizar su imaginario. Y para el resto del peronismo eso significa desarmar su anti-progresismo. Porque para el “giro a la derecha” ya está este gobierno. Y tiene más recursos y convicción para ello que nadie.
* Periodista
© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur
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