lunes 18 de marzo de 2019
Los servicios de inteligencia:
el monstruo siempre presente
Los servicios de inteligencia se han constituido siempre en asociaciones mafiosas al servicio de la más tenebrosa derecha en oscuras épocas históricas e incluso durante la democracia. Formal e informalmente se constituyeron en una herramienta para hacer“desaparecer”, disciplinar o acallar las voces y pensamientos disidentes, a la vez de enriquecerse a través de actividades ilícitas, llevadas a cabo con toda impunidad. El caso D’Alessio lo demuestra y lo pone en evidencia.
Los llamados “Servicios de Inteligencia”, la SIDE como fue conocida durante tantos años, fue el mayor servicio de inteligencia de la República Argentina entre 1946 y 2015. También dirigió el Sistema de Inteligencia Nacional.
La Secretaría de Inteligencia fue creada en 1946, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón por el Decreto Ejecutivo 0337/46 bajo la denominación «Coordinación de Informaciones de Estado» (CIDE).
La Secretaría de Inteligencia tenía a su cargo el trabajo de producir un «ciclo de inteligencia» completo para el Gobierno, y era considerada un cuerpo técnico con la capacidad de recolectar y producir inteligencia ― tanto en el ámbito interno como en el exterior ―. Tenía también como trabajo contribuir a la formación de una estrategia de inteligencia nacional que permita llevar los asuntos del Estado. A tal efecto, la secretaría tenía delegaciones en la ciudad de Buenos Aires, en el interior del país y en el exterior.
En febrero de 2015 el Congreso Nacional aprobó un proyecto de ley para disolver el organismo y crear, en su lugar, la Agencia Federal de Inteligencia. Una vez instalado el gobierno macrista poco han cambiado de las antiguas actividades delictivas. El caso D’Alessio lo demuestra y lo pone en evidencia.
En vez de prevenir los peligros a los que el Estado puede estar expuesto, se han constituido siempre en asociaciones mafiosas al servicio de la más tenebrosa derecha en oscuras épocas históricas e incluso durante la democracia. Formal e informalmente se constituyeron en una herramienta para hacer “desaparecer”, disciplinar o acallar las voces y pensamientos disidentes, a la vez de enriquecerse a través de actividades ilícitas, llevadas a cabo con toda impunidad.
Algunos ejemplos:
En 1955, Pedro Aramburu y la Revolución Libertadora cambiaron su nombre por el de Secretaría de Informaciones del Estado(SIDE) y dispuso que sus gastos pasaran a ser secretos. Peronistas y comunistas pasaron a ser los objetivos de la SIDE, con la lógica de convertir en blancos de la inteligencia civil a los rivales.
En 1956 a través del decreto 776/1956, la SIDE pasó a alternar sus actividades con el espionaje, amparada en la potestad para realizar operaciones encubiertas y manejar fondos reservados. La conducción del organismo fue asumida por el general Juan Constantino Quaranta, un ferviente antiperonista, su nombre cobró notoria publicidad al ser señalado como instigador del asesinato del abogado Marcos Satanowsky, cometido el 13 de junio de 1957 por miembros de la SIDE, a pedido del presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu.
Durante la dictadura de Onganía, que había prohibido la vida política y protagonizado “La noche de los bastones largos” en la UBA, recuerdo la instalación en Filosofía y Letras, una de las facultades con mayor resistencia, de una oficina de la SIDE encargada de señalar, denunciar, encarcelar y torturar estudiantes “subversivos” que atentaran contra la “Ley de Seguridad del Estado”.
Durante la dictadura militar del 76, la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) siguió cumpliendo tareas de inteligencia interna como hasta entonces, pero ahora bajo la dirección del ejército, y actuando según las resoluciones emanadas del Consejo de Defensa, encuadradas en la metodología de exterminio puesta en marcha.
Personal de la SIDE se turnaba además con los de las demás fuerzas que intervenían en el esquema represivo, para custodiar a los prisioneros en los centros clandestinos de detención (CCD). Los servicios de inteligencia de las distintas fuerzas, con la coordinación de la SIDE, fueron la columna vertebral del diagrama represivo. Estos organismos estaban encargados de recopilar la información de todas las estructuras que había que “atacar” y personas que había que “desaparecer.”
ALGUNOS “CASOS” DURANTE LA DEMOCRACIA
Raúl Antonio Guglielminetti, alias Mayor Guastavino, fue un agente de inteligencia argentino perteneciente al Batallón 601 que ha sido relacionado con múltiples actividades criminales. En 2011 fue condenado a 20 años de prisión por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura.
Durante la dictadura militar argentina de (1976-1983) perteneció al Grupo de Tareas que tenía su base en el centro clandestino de detención conocido como Automotores Orletti, relacionado con operaciones del Plan Cóndor, y bajo el mando de Aníbal Gordon.
A partir de 1978, condujo el Grupo de Tareas Exterior (GTE) que organizó la colaboración del régimen militar argentino con la guerra sucia en Centroamérica, conocida como Operación Charlie.
Integró la denominada “Banda de Aníbal Gordon”, por lo que fue relacionado con el secuestro y asesinato del empresario y banquero Osvaldo Sivak en 1985.
Recuperada la democracia en la Argentina, llegó a formar parte de la Custodia Presidencial del por entonces flamante presidente Raúl Alfonsín, hasta que las fotos fueron conocidas por la opinión pública, luego de lo cual el gobierno radical lo separó de la función.
Escapó hacia España. Prófugo de la Justicia, fue detenido en ese país, extraditado y condenado por tenencia de armas de guerra y extorsión. En 1991 cumplió la condena y comenzó a participar de nuevo en actividades delictivas.
Ha sido vinculado al tráfico de armas y de drogas. El 9 de agosto de 2006 fue detenido para ser procesado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, y condenado a 20 años de prisión el 30 de marzo de 2011 por sentencia que no se encuentra firme.
Durante los '90 el Jefe de la dependencia fue Hugo Anzorreguy, desde el 1 de febrero de 1990, quién terminó siendo acusado en el juicio por presunto encubrimiento al atentado a la mutual judía de Buenos Aires (AMIA).
En diciembre de 1999 fue designado como jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes por su amigo íntimo y vecino, el presidente Fernando de la Rúa. Sus primeros días en el cargo se vieron sacudidos por el suicidio de María Teresa Toledo, una empleada de la división de Arquitectura de la SIDE que saltó desde una ventana del décimo piso de la sede del organismo. Los mayores descontentos sucedieron cuando Santibañes despidió a 1.200 empleados, reduciendo drásticamente la capacidad operativa de la secretaría.
En dicho cargo afrontó una causa judicial cuando fue denunciado por el ex fiscal Luis Moreno Ocampo ante la Oficina Anticorrupción, involucrando también al titular de la SIDE, Fernando de Santibañes, por “tráfico de influencias” en beneficio de directivos del Banco Galicia en una causa judicial. Según el fiscal Ocampo, el gobierno de De la Rúa, envió a un “emisario” en nombre de Gil Lavedra que “operara” en la causa a favor de Eduardo Escasany, presidente del Galicia.
La Side también se vio involucrada en el gobierno de De La Rúa en el escándalo por sobornos en el Senado cuando declaró como arrepentido ex secretario parlamentario de la Cámara alta Mario Pontaquarto, que ratificó que el Jefe de la Side el 18 de abril de 2000 lo acompañó hasta la bóveda de la SIDE y le facilitó el acceso a dos valijas y una caja cerrada en cinta adhesiva con cinco millones de pesos.
La disolución de la ex-SIDE por Cristina Kirchner no tranquilizó a agentes como Jaime Stiuso que siguieron actuando con toda impunidad en cuanto caso la derecha o el submundo de la droga, la trata, el contrabando, el crimen y/o el delito en general los necesitara. “Vender” y “facturar” inteligencia fue un gran negocio en las últimas dos décadas. Pino Solanas, denunció que Jaime Stiuso tenía un poder enorme. «Yo fui víctima de un grupo de tareas de él, cuando me pegaron seis tiros. Nosotros fuimos los primeros que escrachamos a la SIDE y los denunciamos penalmente».
Fue denunciado por supuesto enriquecimiento ilícito, entre otros delitos, por el diputado porteño Gustavo Vera. Además lo acusan de armar empresas para blanquear dinero ilegal, junto con otros agentes argentinos de Inteligencia. En el mes de julio de 2013 la Cooperativa La Alameda presentó una denuncia judicial acompañada de un video que probaría la participación de Stiuso en negocios de prostitución y trata de personas en vinculación con Raúl Martins, otro ex-agente de la SIDE que se encuentra prófugo.
Como es evidente, a través de estos pocos ejemplos y breve síntesis, los “agentes de inteligencia” constituyeron desde su inicio un instrumento del mal durante todos los gobiernos, dictatoriales o democráticos. El próximo gobierno democrático y popular deberá encarar este tema y hacer mucho al respecto. La ciudadanía deberá exigirlo.
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