viernes 11 de mayo de 2018
Enojate, hermana
Nos vemos en la calle
Por Malena Pichot
Joe Lemonge tiene 25 años, es profesor de inglés y vive en Santa Elena, Entre Rios. Tres varones, vecinos de él, lo hostigan periódicamente y lo insultan hasta atacarlo incluso físicamente. Joe se defiende y lastima a uno de ellos, lo que resulta en una herida leve; el agresor, de hecho, nunca tiene en riesgo su vida. La justicia local, luego de este claro caso de defensa propia decide, sin embargo, imputar a Joe por intento de homicidio. Los roles se dan vuelta como "por arte de magia" y los victimarios pasan a ser víctimas. Los vecinos agresores, completamente avalados por la justicia, no frenan el hostigamiento y unos días después le prenden fuego la casa a Joe, quien pierde todo y debe irse a vivir con su madre, con el constante miedo de ser atacado por estos tres hombres y con una justicia que quiere meterlo preso en vez de cuidarlo. ¿Cómo puede darse una injusticia semejante? ¿Cómo puede ser que tres hombres te ataquen tan violentamente en tantas oportunidades y seas vos la persona que termina imputada por intento de homicidio? ¿Es una pesadilla? ¿Es un cuento de terror? No, todo esto es la realidad de una persona trans en la Argentina. Los victimarios no pasan a ser víctimas por arte de magia, sino a fuerza del transodio imperante en toda la nación. Joe es un hombre trans y ese es el delito para su comunidad, su crimen es solamente ser quien es.
El viernes 4 de mayo del 2018, Cristina Lia Vandebrouck, la jueza del tribunal de Paraná, lo condenó a 5 años y 6 meses de prisión. El fiscal Santiago Alfieri negó de lleno que fuera un caso de defensa propia y desconoció por completo las agresiones que Joe había sufrido anterioremente por parte de sus vecinos, desconoce tambien la amenaza por parte de los vecinos de prenderle fuego la casa a Joe con él adentro. Este es el nivel de demencia, para ese tribunal su casa prendida fuego no es un intento de homicidio. Mamarrachos del mal,
¿Cómo se puede tener tanta mierda corriendo por las venas? ¿Cómo carajo duermen esa jueza y ese fiscal? ¿Cómo se puede ser tan ostensiblemente villano? En una película, una trama de injusticia tan burda no genera verosimil, no es creíble. Alfieri pidió 8 años de prisión para Joe y negó también que fuera un caso de transodio. Sin embargo, durante todo el juicio Joe fue tratado en femenino, negando la ley vigente de identidad de género. Si no hay transodio ¿Cuál sería el argumento que explica que Joe haya sido tratado en femenino durante todo el juicio? La respuesta está a la altura de estos malignos: "Aún no tiene el DNI". No hay transodio en ese tribunal, pero lo trataremos en femenino aunque a esta persona esto le duela muchísimo. No es transodio, es solo que falta un papel, así que vamos a tener que lastimarlo.
Distintas organizaciones LGBT se movilizaron rápidamente para darle visibilidad al caso. Joe hace un video mirando a cámara con lágrimas en los ojos, nos cuenta lo solo que estuvo siempre y la emoción que le provoca que quieran ayudarlo. Nos pide encaracidamente que no lo dejemos solo. Joe es accesible en las redes, él mismo se ocupa de hacer visible su propio caso, las personas comienzan a darle palabras de aliento. Todas nos damos fuerzas también, si pudimos obtener justicia para Higui, vamos a obtenerla para Joe. Le cuento por Instagram a Joe que voy a escribir una nota sobre su caso, si necesita que ponga algo. Estas son sus palabras: "No permitamos una vuelta al pasado y una pérdida total de las conquistas que obtuvimos. También quiero pedir que no me suelten, que no me dejen ir, que salgan a las calles. Este es un llamado de solidaridad para que me ayuden a reconstruir mi vida, al menos por el tiempo que esté libre hasta que el fallo quede firme". Joe sigue viviendo cerca de sus agresores, a cuadras nada más.
Quienes somos cis heterosexuales, con alguna serie más de privilegios encima, tenemos la absoluta responsabilidad de hacer algo, de no ser cómplices del sistema que nos beneficia a nosotros en detrimento de otros. La empatía debe llevarnos a poner el cuerpo, obligarnos a salir a la calle, a darle visibilidad al tema como sea, en nuestras redes, hablándolo en nuestros trabajos, en donde sea, pronunciándonos, haciendo ruido. Hacer ruido sirve, así liberamos Higui, quien fue presa por ser pobre, lesbiana y defenderse. Así liberamos a Belén, quien luego de un aborto espontáneo fue presa también sin ser esuchada. Que no te convenzan de que nada puede hacerse. Justicia para Joe. Nos vemos en la calle.
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