miércoles 13 de junio de 2018
Mundial y aborto legal, dos pasiones argentinas
El jueves a la mañana una hinchada enorme va a amanecer en el Congreso, con más de un par de pies pateando una pelota para calmar la ansiedad. Quedarse en casa mirando en la tele lo que pasa del otro lado del mundo en la inauguración del Mundial es una opción que muchas pibas y pibes ni siquiera van a considerar. Chicas que juegan al fútbol, varones atentos a las denuncias de abusos de jugadores o las propagandas futboleras machistas. Les adolescentes y jóvenes ya no son les mismes. Por eso, colegios en los que los directivos no aplican la ley de educación sexual pero dan hora libre para ver el Mundial hoy amanecieron tomados y seguirán así hasta que se vote la ley de aborto legal en el Congreso.
Fotos: Joaquín SalgueroPor SOFÍA GUAGNINI
Abajo de un pañuelo verde que cubre la entrada principal del Colegio Nacional Buenos Aires, seis chicos arman el clásico picadito en la vereda. Crecemos entre potreros, figuritas del mundial y análisis infinitos del gol a los ingleses, pero aunque la adrenalina del "qué lindo es volver a verte, Argentina" no desaparezca, hoy los pibes y las pibas siguen el minuto a minuto de los votos por la despenalización del aborto con la misma ansiedad que genera la previa de un partido. "Juego en el equipo del colegio y voy a la cancha. En 2014 no daba más para que arrancara el mundial, pero este año lo único que sigo y a lo que le pongo expectativa, es a los votos del miércoles. Saber la última noticia de lo que pasa en el Congreso es casi una adicción." Me dice Agostina, que interrumpe los jueguitos cuando llega una chica para decirles que "parece que llegamos", que "hay dos más que dijeron que votan a favor". Agostina festeja pateando con fuerza la pelota al otro lado de la calle.
Desde el viernes por la noche 14 colegios secundarios decidieron en asambleas tomar los establecimientos hasta que la sesión -que comienza hoy al mediodía- haya finalizado, para apoyar a la campaña que logró ser trasversal a partidos políticos históricamente opuestos, y acompañar a esa marea de cuestionamientos que sin pedir permiso se incrustaron en el centro de las instituciones, y también de las familias.
En esos colegios donde la ley de educación sexual lleva 12 años incumplida, pero la propuesta de poner pantallas para ver el partido del mundial tardó 3 horas en ser aprobada y puesta en marcha por los directivos, en las charlas sobre Rusia entre los alumnos se cuestiona a la formación no solo por su desempeño en la cancha sino por lo que pasa en los vestidores. Este es el primer mundial que Manuel y sus compañeros no solo debaten las tácticas del equipo, sino que hablan del manual misógino de la AFA y la "propaganda asquerosa" de TycSports. "Aunque sepa los jugadores lesionados, también sé quiénes tienen denuncia por violencia de género." Para Manuel, pensar con una mirada feminista es ver a las personas detrás de cada acción o rol que cumplan; irrumpir en los espacios que buscan segregarse y protegerse en los privilegios socialmente establecido. "Aunque sean jugadorazos, somos más de uno los que pensamos dos veces si tienen que viajar o no".
Autoridades que siguen tildando a las polleras de "muy cortas" y a las chicas de "demasiado provocativas", medios de comunicación e inclusive la ministra de educación de CABA, Soledad Acuña, "criminalizan las tomas" y "deslegitiman nuestro lugar como estudiantes en la lucha por la despenalización del aborto", reclama Candela, alumna del último año del I.E.S en Lenguas Vivas J.R.F. Ella, por el contrario, ve al colegio como el primer espacio de militancia. "Pensar el aborto en particular, pero el feminismo en general, es pensar nuestra salud y nuestra identidad, y no hay nada más vinculado con la educación que eso."
En el medio del vómito de bronca contra los abusos y los gritos de indignación acumulada contra los salarios diferenciados y las oportunidades negadas, el feminismo nos llevó a recorrer nuestra intimidad y también a repensar nuestro rol en las intimidades ajenas. En la vorágine del mundo del sálvese quién pueda, donde buscamos resguardar hasta los mensajes de what's app con códigos de seguridad, la libertad con la que vuela el dólar y actúan las fuerzas de seguridad en los operativos policiales parece desaparecer cuando la decisión está tomada desde la privacidad.
Cuando la profanación del cuerpo es cultura y la manipulación de la verdad, la palabra y el deseo son la norma, la política se construye desde el primer espacio privado en que el derecho a probar, experimentar, arrepentirse; ser, es rechazado por decreto y sin posibilidad de apelación.
"El futbol es una deuda que teníamos pendiente." Comenta Candela, y resalta que desde que lograron poder elegir qué deporte jugar las chicas en gimnasia, handball, vóley y hockey se vaciaron, y en fútbol ya no quedan cupos. "Para todos los chicos consagrarse en primera es el sueño compartido, la respuesta rápida y segura al ¿qué querés ser cuando seas grande? Pero para nosotras la cancha era un lugar sagrado que no podíamos pisar. Y si nos animábamos, no nos querían pasar la pelota porque jugamos mal, y si no nos pasan la pelota ¿cómo vamos a jugar bien?".
Aprender, y -sobre todo- aprender a creer, que equivocarse la primera vez que pateamos al arco es por ser humanas y no por ser mujeres es también aprender a descreer que somos una zona liberada y abierta a interpretaciones ajenas que buscan no solo moldear nuestro cuerpo y definir nuestro lugar, sino cortar de raíz cada búsqueda y cada deseo emancipatorio. "La única decisión unánime que se puede tomar es la decisión de poder decidir", nos dicen los estudiantes hoy.
Quizás no todos y todas cuestionen, como Manuel, quiénes tienen que viajar a Rusia, pero al menos la declaración del técnico Sampaoli sobre violencia de género provoca una polémica y no pasa desapercibida, como una verdad indiscutida o intrascendente. Porque no solo gritamos, sino que exigimos y logramos que se nos escuche. El jueves a la mañana una hinchada enorme va a estar amaneciendo en el Congreso, con más de unos pies pateando pelotas para calmar la ansiedad. Pero decidir quedarse en casa mirando la tele para ver lo que pasa del otro lado del mundo en la inauguración del mundial es una elección que hoy las pibas y los pibes no tomaron.
En la cancha del Congreso se juega el miedo a que borremos los mandatos de nuestra carne, de nuestras ideas, de nuestras intenciones, de nuestras necesidades y nuestras proyecciones. Mañana se juega por el gol de oro, que no busca descalificar a ningún equipo, porque no buscamos ganar ningún trofeo, sino que dejen de convertirnos en uno.
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