Las maltratadas de Vidal (Heidi)
El absurdo de la Línea 144 a cargo de María Eugenia Vidal: las profesionales que contienen y orientan a las mujeres en provincia de Buenos Aires que sufren violencia de género son maltratadas por el Estado provincial, que vulnera sus derechos como trabajadoras con sueldos precarizados, contratos basura y en pésimas condiciones laborales.
Las operadoras que atienden telefónicamente provincia de Buenos Aires vienen denunciando desde comienzos de este año la situación de precarización laboral, reclaman el pase a planta permanente, salario igual a la canasta familiar y condiciones dignas en el área de trabajo que les toca compartir con la Policía Científica con quiénes han tenido problemas de convivencia y maltrato en distintas oportunidades.
El teléfono no para de sonar. "Somos 70 operadoras que atendemos unas 32 mil llamadas por mes: un promedio de 21 llamadas por día en turnos de 6 horas con un descanso total permitido de 50 minutos", le cuenta Verónica Misseri, trabajadora del área y delegada, a Nuestras Voces.
En la provincia de Buenos Aires, la línea 144 se creó en el 2008 dentro del Programa de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia (AVM) bajo la órbita de la Secretaría de Derechos Humanos, pero en ese momento eran llamadas derivadas desde el 911.
La línea 144 exclusiva para el territorio provincial comenzó a funcionar mediados de 2016, a partir de la gran demanda por violencia machista en el territorio bonaerense. "Sólo en la provincia de Buenos Aires las llamadas diarias igualan en número a las del territorio nacional", dice la operadora que trabaja atendiendo casos desde la génesis de la línea que a modo de prueba funcionaba sólo para La Matanza.
Flexibilizadas
Con una reforma laboral en carpeta - fogoneada por los grupos empresarios y anunciada por el gobierno de Cambiemos - la Línea 144 bonaerense constituye un caso emblemático, con un 92 por ciento de personal en condiciones de precariedad laboral.
Hay 3 modalidades de contratación sin estabilidad: planta transitoria, contratos para monotributistas y tercerizados. "Los contratos tienen una duración de 3 meses, con demora de 2 meses para poder cobrar - cuenta la delegada . - y además las operadoras se encuentran contratadas por medio de la empresa Provincia Net con la figura legal de empleadas de comercio".
Los salarios que perciben las trabajadoras van desde los 13 mil pesos (superando apenas lo establecido por el INDEC en lo que se considera la línea de pobreza) y las laburantes que atienden los fines de semana directamente están bajo la línea de indigencia ya que cobran 6450 pesos.
El teléfono sigue sonando pero el Secretario de Derechos Humanos de la provincia, Santiago Cantón no lo escucha. El ex titular de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) -aliado de Sergio Massa- quien criticaba el "uso político" de los derechos humanos por parte del kirchnerismo no atendió jamás el reclamo de las trabajadoras de la Línea 144 pero acompañó a la gobernadora María Eugenia Vidal en varios momentos de la campaña.
Tampoco han sido escuchadas por Daniela Reich. La esposa del actual intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, ocupa el cargo de Subsecretaria de Género y Diversidad Sexual de la Provincia y es presidenta del Consejo Provincial de las Mujeres de la Provincia de Buenos Aires.
En los últimos meses Reich no pudo hacer caso a los reclamos de trabajadoras tercerizadas y monotributistas ya que estuvo ocupada en la campaña. Esas horas, en las que debía trabajar en los dos cargos para los que fue designada, las destinó al proselitismo para alcanzar la banca como senadora provincial por la Primera Sección Electoral. Y lo logró mientras que el teléfono sigue sonando.
Otra mujer con la que tampoco han podido contar es con la Directora Provincial de Abordaje Integral a las Víctimas de Violencia de Género, la politóloga y ex empleada de la empresa de cosméticos Avon, Sabrina Landoni, a quien apenas si le conocen la cara.
Ring, ring. La gobernadora María Eugenia Vidal reglamentó en plena campaña la Ley de Registro de Casos de Violencia de Género con el fin de "socializar y sistematizar la información para la planificación y ejecución de políticas públicas de intervención efectiva". Un anuncio en el que olvidó, una vez más, a las trabajadoras precarizadas del sector.
En carne propia
Llanto.
- Me dijo que me va a matar, que si lo denuncia me mata.
Llanto. Bebé que llora.
- Quedate con los nenes. ¿Tenés un lugar adónde ir?
- No.
- Bueno, anotá. Te paso una dirección. Ahí te van a recibir.
- No me puedo ir. Me va a matar…
Llanto. Bebé que sigue llorando.
Este tipo de diálogos se repiten varias veces al día en las 6 horas que dura la jornada laboral. "Es un trabajo duro y desgastante. Es imposible aislarse de tanto dolor y violencia", dice Verónica que lleva casi una década escuchando este tipo de testimonios.
Tres años atrás Misseri, formada en la carrera de sociología, tuvo que pedir el pase a otra área porque estaba extenuada. "Me estresé y exploté. A muchas nos pasa por eso no es recomendable hacerlo durante un tiempo prolongado y cada 3 años hacer rotación de tareas".
Así como ella otras trabajadoras sufren depresión, problemas auditivos, dolores estomacales, insomnio, ataques de pánico y trastornos psicológicos de convivir a diario con relatos que perturban y duelen.
Cada vez que entra una llamada las trabajadoras respiran hondo. Se hacen fuertes. Deben estarlo durante 6 horas. El espacio de trabajo es como un call center. El edificio queda en el centro de La Plata, en un sitio que se mantiene en secreto por seguridad de las operadoras.
Cuando llegan se logean y empiezan a atender mujeres que llaman desconsoladas, aterradas, con necesidad de ser escuchadas y orientadas. Al terminar cada llamada deben elaborar un informe con los datos más importantes para conocer las edades, procedencias y motivos de las llamadas.
"Para comer y para ir al baño tenemos 50 minutos en total", dice Verónica. "No se tiene en cuenta si quedamos en crisis después de alguna llamada, si necesitamos aire o un tiempo para recomponernos y volver a atender otro caso que puede ser similar o peor".
En este contexto, la noche en que el boxeador norteamericano Floyd Mayweather peleó contra Conor McGregor agentes de la Policía Científica "usaron las instalaciones para tomar cerveza, comer pizza y mirar la pelea" denunciaron las trabajadoras de la Línea 144 que debían atender llamados en medio del griterío.
Cuando una de las operadoras fue a quejarse uno de los policías la agredió verbalmente. "Frente a este caso particular se encuentra en curso un proceso de investigación que determinará si se sanciona o no a los involucrados, consideramos necesario que se tomen medidas acordes a la tarea específica que se desarrolla en la Línea", expresaron las trabajadoras en un comunicado.
Las estadísticas marcan que la mayoría de las llamadas provienen de La Matanza y Moreno. El Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires (OVG) expresó "que las principales intervenciones se centran en la atención de los llamados de asesoramiento en situaciones de violencia de género y la derivación de tareas que quedan a cargo del equipo de seguimiento".
Las políticas públicas contra la violencia de género no sólo están en deuda con las mujeres que la sufren sino también con las trabajadoras que a diario ponen el cuerpo para militar desde su puestos de trabajo.
http://www.nuestrasvoces.com.ar/investigaciones/las-maltratadas-vidal/
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