jueves 09 de noviembre de 2017
Intelectuales, artistas, sindicalistas y políticos llamaron a defender las instituciones democráticas.
"Se está deteriorando el Estado de Derecho"
El escenario de la convocatoria fue el Congreso y la encabezaron Raúl Zaffaroni, Estela de Carlotto, Horacio González y Mempo Giardinelli. Dijeron que es necesario enfrentar el miedo y la depresión con participación y organización.
Junto a otras personalidades, González, Carlotto, Zaffaroni y Giardinelli convocaron desde el Congreso
a la defensa de la democracia.
Imagen: Sandra Cartasso
Por REDACCIÓN de PÁGINA 12
"No convocamos para reunir once jugadores y hacer un equipo. Convocamos a todos los equipos para defender la cancha, el césped en el que tenemos que discutir y debatir, ese césped democrático que quieren llenar de pozos y lodo". La metáfora del césped como espacio de la democracia plural y el derecho cerró ayer la intervención del juez Raúl Zaffaroni ante un salón colmado del anexo del Congreso en el que un grupo de personalidades, que incluyó a Estela de Carlotto, Horacio González y Mempo Giardinelli, hizo una reivindicación de las mejores tradiciones políticas y un llamado a enfrentar el miedo y la depresión con participación y organización.
"La República cruje, la democracia y el pluralismo están en peligro", se tituló el documento que se presentó como "una convocatoria plural en defensa de la democracia ante la emergencia de nuestro Estado de Derecho". Entre los convocantes se nombró también al radical Lepoldo Moreau, que se ubicó en primera fila junto a militantes históricas de derechos humanos, dirigentes políticos (Héctor Recalde, Remo Carlotto, Aníbal Ibarra, Daniel Filmus), gremialistas (Hugo Yasky, Roberto Baradel, Daniel Catalano) y artistas. Entre el público estuvo Alberto Fernández.
"Está avanzando rápidamente el deterioro del Estado de Derecho", arrancó Zaffaroni, que alertó sobre el avance contra la autonomía del Ministerio Público. "Inconstitucionalmente marchamos a contramano de toda América Latina", dijo. "Los corruptores primero corrompen y luego usan a los corrompidos para alardear de impolutos, cuando tan delincuente por cohecho es el que ofrece como el que recibe", se ganó el primer aplauso. "Los corruptores activos quieren manejar a los fiscales para garantizar su impunidad y seguir adelante con su campaña de antipolítica y sus negocios poco claros en refugios fiscales", agregó.
"Se quiere desbaratar el derecho laboral", señaló. "Se desprestigia y se estigmatiza al sindicalismo. Se lo amenaza en todas las formas imaginables para desbaratar a la fuerza de trabajo", destacó. Luego repasó formas y destinatarios del miedo: científicos, universidades, artistas y periodistas "cuando pretenden apartarse del discurso único de los medios monopólicos y más aún cuando destapan manejos no claros de funcionarios y parientes". "Van quedando menos lugares donde puedan decir estas cosas, vamos llegando al discurso único, a la construcción única de realidad propia de todo totalitarismo", alertó. Se empieza a hablar en voz baja en al calle, dijo. "Debemos reaccionar: basta de depresión", propuso.
Zaffaroni advirtió que el gobierno busca nombrar "los jueces propios que reclama el presidente con una sinceridad antirrepublicana digna del mejor objetivo". Repudió la exposición de ex funcionarios humillados y disfrazados para la TV y dijo que ni aunque ocurriera con Macri debe aceptarse. "Sería el triunfo de ellos, del no-derecho". "Tampoco podemos tolerar que un juez se disculpe diciendo que lo coaccionan. Si es así tiene que resistir, y si no puede que lo denuncie y que se vaya diciéndolo", afirmó sin nombrar a Ariel Lijo. Zaffaroni contó su "sueño imposible" de tomar un café con Raúl Alfonsín, Antonio Cafiero, Carlos Auyero o Arturo Jauretche, "gente que no hacía política televisiva", y llamó a retomar "la política del lenguaje, del habla". "Usemos el lenguaje para la política personal, aunque nos cierren los espacios públicos y mediáticos", planteó.
Carlotto advirtió sobre "el retroceso de la justicia", las ofensas "para desprestigiarnos" y los riesgos de disfrazar a los genocidas como "pobres viejitos". "No gustó nada cuando dije 'si pudimos con Videla vamos a poder con Macri' pero es cierto. No es que hablemos de dictadura, pero cuántas cosas nos hacen acordar tiempos donde exhibíamos carteles de 'Aparición con vida'. Lo hemos tenido que hacer con Santiago Maldonado", recordó. "Invito en nombre de mis compañeras de lucha a unirnos y que se haga realidad conseguir justicia, tener memoria, saber la verdad y hacer realidad el @Nunca Más".
"La democracia que permitía la vibración de palabras contrapuestas pero constructivas ha sido reemplazada por un sistema silencioso, coercitivo y contundente de acciones que prometen felicidad y traman la venganza", explicó González. "Una suma de sospechosos peritajes sustituyen la palabra constitucional", advirtió. "Se consulta la historia argentina para demolerla, sustituirla, olvidarla, regocijarse de que es un mundo de desplazados, muertos, olvidados o masacrados. ¿Cómo nos vamos a olvidar nosotros? Si una república o una nación no es más que un cimiento donde está estable, aunque a veces susurrando, la gran operación de la memoria", razonó. Estamos ante un "caso único en la historia política del país donde se marcha con cara de felicidad hacia un modo novedoso de totalitarismo".
"La cuestión en la Argentina de hoy ya no es peronistas, radicales o más o menos izquierda, es pueblo vs. oligarquía y esa oligarquía es mafiosa", arengó Giardinelli. Propuso "recuperar un sueño, volver a creer en la utopía". "Frente a las mafias y al triunfo momentáneo de la antipolítica tenemos una tarea enorme y apasionante por delante", dijo. Reivindicó a Moreno y Belgrano porque "ahí está la verdadera patria, no la de los falsos próceres del siglo XIX que inventaron un país en el que el territorio era de ellos". "Las pelotas con el pesimismo, compañeros. Los vamos a sacar a estos tipos, les vamos a ganar, con paz, porque la paz es nuestra".
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