miércoles 20 de diciembre de 2017
SOCIEDAD
La censura de Facebook
Por Mariana Carbajal
Facebook le devolvió la foto de la chica en tetas a Liliana Daunes, pero cuando la publiqué ayer en mi cuenta, al dar a conocer la noticia, me la robó a mí y me castigó con un bloqueo de 24 horas, por no respetar sus normas de convivencia. Y me mandó un mensaje aclarándome: "No permitimos que se muestren desnudos. Algunas descripciones de actos sexuales también se pueden eliminar. Estas restricciones sobre la exhibición de desnudos y actitud sexual también se aplican al contenido digital, a menos que dicho contenido se publique con fines de educativos, humorísticos o satíricos". En breve texto queda al desnudo – sin pezones, claro – la arbitrariedad con la que moderan los contenidos que circulan por la red social más grande del mundo, que tiene 2100 millones de usuarios en el mundo, 31 millones de los cuales estamos en Argentina. Un desnudo que identifique las partes del cuerpo podría aceptarse (esto es una teta, esto es un pezón), pero si ese mismo cuerpo se refiere a una escena de activismo LGBTTIQ, como la foto que originalmente difundió Daunes, no. Al menos eso es lo que entendí. No sé si funciona así en la práctica.
No fui la única usuaria de Facebook sancionada por difundir la misma imagen: otras colegas también. Lo problemático, no queda dudas, son los pezones al aire: PáginaI12 publicó la misma fotografía en su versión en papel pero en la web, por el encuadre automático del sistema, apareció sin exhibir esa breve superficie tan femenina – aunque si no vemos el contorno podría ser complicado diferenciar un pezón de un varón del de un cuerpo feminizado – y no hubo problemas al compartirla digitalmente. De hecho, yo misma había posteado en mi cuenta la nota con esa foto, sin recibir ningún coscorrón de la red social. Me aplicaron un bloqueo de 24 horas después de dar a conocer la original, la que salió en la versión en papel del diario, donde se ven los pezones, como una madre o un padre le quita el celular a su hijo al castigarlo por alguna desobediencia. Facebook busca aleccionarnos, imponiéndonos su moral. Pero, ¿qué tan grave es publicar una foto donde se ven pezones? En el mismo mensaje que envían al censurar, Facebook advierte que si te volvés a portar mal, es decir, a desobedecer sus arbitrarias reglas, pueden inhabilitarte de forma permanente las cuentas. Son amos y señores de nuestras opiniones.
A la guionista y comediante Flora Alcorta, muy activa en redes, FB le bloqueó su cuenta una decena de veces. La última, el 23 de noviembre, por escribir la palabra "culo" en una encuesta dirigida a sus seguidoras sobre acoso callejero. Flora posteó: "Mujeres: ¿Recuerdan las cosas horribles que les decían los tipos por la calle cuando eran chicas? Recuerdo esto: 'Te lleno el culo de leche'. El tendría 35. Yo 12". Y Facebook le lavó la boca con jabón y la dejó sin poder expresarse por 30 días. Los castigos que recibió antes fueron progresivos: primero un día, luego dos, una semana, un mes.
Hay un vacío legal importante. No hay donde denunciar fácilmente las arbitrariedades de Facebook. Defensa del consumidor no se hace cargo: no lo considera un problema de su incumbencia. Hay varias demandas en la Justicia, una de ellas iniciada semanas atrás por la propia Daunes. Pero litigar es costoso y preferimos aguantarnos la sanción sin patalear. Se aprovechan de esa dificultad de acceso a la justicia para seguir coartando nuestra libertad de expresión. ¿Qué podemos hacer? Somos cientos, miles, seguramente millones, las usuarias en el mundo censuradas por defender los derechos de las mujeres y del colectivo de la diversidad sexual. Algún mecanismo de defensa tenemos que tener. Por ahora no nos queda más que quejarnos y poner en evidencia la discriminación, alzando nuestra voz fuera de la red cada vez que nos quitan el derecho a la palabra, cada vez que pretenden censurar nuestros puntos de vista y acallarnos. Pero, no todas las personas que sufren censura pueden defenderse en otros espacios. Como puedo yo. Es hora de que empecemos a controlar que las reglas con las que Facebook y otras redes sociales regulan nuestros discursos no avasallen las propias leyes que rigen en el país.
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