LA PÉRDIDA DE LA VIRGINIDAD
La familia cenaba tranquilamente cuando, de repente, la hija de 12 años comenta:
- "Tengo una mala noticia ... ¡Ya no soy virgen!"
Y empieza a llorar, visiblemente alterada, con las manos en la cara y un aire de vergüenza.
Silencio sepulcral en la mesa. De repente, empiezan las acusaciones entre ellos. El padre culpa a la madre y a la hermana por no vigilarla. La madre culpa al padre por no haber impuesto respeto en la familia. Y es esa la discusión.
Desconsolada y al borde de un colapso, la madre, con los ojos llenos de lágrimas y la voz temblorosa, toma tiernamente en la mano de la hijita y pregunta bajito:
- "¿Cómo sucedió eso, hija mía?"
Y, entre sollozos, la niña responde:
- "¡La maestra me sacó del pesebre! La Virgen ahora es Vanessa y yo voy a ser la vaca..."
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