martes 20 de febrero de 2018
En 1977 una patota armada allanó nuestra casa. Uno de ellos le preguntó a mi viejo si en la casa había armas. Mi viejo un asturiano anarco-comunista con una dignidad admirable, les contestó, bajo la mirada azorada de todos nosotros: "SÍ, hay armas".
En 1977 una patota armada allanó nuestra casa. Uno de ellos le preguntó a mi viejo si en la casa había armas. Mi viejo un asturiano anarco-comunista con una dignidad admirable, les contestó, bajo la mirada azorada de todos nosotros: "SÍ, hay armas".
NO HAY LUGAR PARA MISERABLES
Busquen en el galpón que las van a encontrar, martillos, serruchos. Esas son las armas que hay en esta casa porque esta es una casa de trabajadores. Hoy, que los socios, los cómplices civiles de la dictadura están el gobierno vuelven a hablar de guerra. Los enemigos somos los "maestritos" (en realidad los enemigos para ellos somos todos los trabajadores). Yo les diría homenajeando a mi viejo: vayan a las escuelas y van a encontrar las armas: libros, cuadernos, tizas, pizarrones, computadoras que dejo el populismo, y sobre todo pibes y maestros desafiando y construyendo futuro.
Por Cecilia Martinez*
NUESTRAS ARMAS:
En 1977 una patota armada allanó nuestra casa.
Uno de ellos le preguntó a mi viejo si en la casa había armas.
Mi viejo un asturiano anarco-comunista con una dignidad admirable, les contesto, bajo la mirada azorada de todos nosotros: SI, hay armas.
Busquen en el galpón que las van a encontrar, martillos, serruchos.
Esas son las armas que hay en esta casa porque esta es una casa de trabajadores.
Eran tiempos de "guerra sucia" tal como los milicos llamaron al terrorismo de estado.
Hoy, que los socios, los cómplices civiles de la dictadura están el gobierno vuelven a hablar de guerra. Los enemigos somos los "maestritos" (en realidad los enemigos para ellos somos todos los trabajadores).
Yo les diría homenajeando a mi viejo: vayan a las escuelas y van a encontrar las armas: libros, cuadernos, tizas, pizarrones, computadoras que dejo el populismo, y sobre todo pibes y maestros desafiando y construyendo futuro.
Cuando terminen de requisar las escuelas váyanse para el sindicato que ahí hay muchas más: banderas, pancartas, bombos y redoblantes, megáfonos y pecheras.
Mucha suela gastada de trajinar calles.
Pero van a encontrar armas más peligrosas: unidad, convicciones, historia, principios y un compromiso con la escuela pública que seguramente Uds., no entienden.
Y alegría, mucha bronca transformada en alegría. Y sepan que quienes luchan con alegría son invencibles.
Por eso vuelvan a sus despachos, a sus countries, a sus mujeres llenas de botox, a sus empresas, a su corte de adulones, a su obscena frivolidad, a su cinismo, a su hipocresía…
Nosotros seguiremos en las aulas y las calles.
Porque las aulas y las calles nos pertenecen;
Y en ellas no hay lugar para miserables.
* Cecilia Martinez. Secret. Adjunta. SUTEBA Pcia de Bs. As.
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