domingo 25 de febrero de 2018
Estudiar de noche
María Eugenia Vidal cerró escuelas en el Delta, colegios rurales y nocturnos. La gente como Vidal y Macri nunca conocieron el amor de las docentes ni el plato de comida de sus madres; nunca saltaron las zanjas ni se fueron a dormir con hambre. Forman parte de un grupo que ha llegado para demoler los derechos de las mayorías y cambiar la cultura de acuerdo a los valores de la clase dominante.
En estos días de desguace, me enteré que María Eugenia Vidal cerró escuelas en el Delta, colegios rurales y nocturnos. Y sentí una profunza tristeza e indignación.
Escribo desde ese sentimiento. Aborrezco cada una de las medidas de este gobierno de psicópatas y perversos polimorfos, que nunca conocieron el amor de las docentes ni el plato de comida de sus madres, porque siempre tuvieron empleadas en negro como Triaca. Sus ruindades no los absolverán del destino.
Para estudiar de noche, Vidal debería saber que se trabaja de día. Todo un largo día. A los 14 años, me lavantaba a las 6 de la mañana para ir a la carnicería de mi primo al lado de una villa y empezar a trajinar entre cortes de azotillos, asados y bolas de lomo. Fue en los 80. La gente hacía cola desde las 7. Venían por las ofertas de carne picada y los churrascos de paleta. La inflación era tan desastrosa como ahora. El poder de compra del salario de mi viejo no alcanzaba ni para un par de zapatillas. Así las cosas la única salida posible para un pibe de clase baja era terminar el secundario y encarar el futuro.
Gobernaba Cafiero (tildado de populista por estos cráneos de la fuga de capitales), cuando descubrí a Joyce, Filloy, Bioy Casares, Sábato, Borges, Eloy Martínez, Rulfo, Arlt, los hermanos González Tunón, Onetti, entre muchos otros autores, por medio de una docente de esas que te cambian la vida. La literatura me llevó a la pasión por el periodismo y el oficio de escribir me hizo amar las historias y la Historia. Leía desde El Gráfico hasta Cerdos y Peces y El Porteño. La última línea perdida de El Periodista y la revista Humor. Buscaba palabras para el infinito, igual que ahora.
Porque el amor para vivir es imposible de narrar, pero tiene algunas palabras en espejo: el olor de la carne asada un domingo soleado de otoño, con el barro pegado en la piel, y ese chasquido seco de la pelota contra el pie. Los alambrados cortados de las canchas privadas de Siemens y Kodak, las paredes por saltar, los higos frescos, la tierra húmeda y el corazón siempre anhelante.
La gente como Vidal y Macri desconocen esos colores. Nunca saltaron las zanjas ni se fueron a dormir con hambre. Forman parte de un grupo que ha llegado para demoler los derechos de las mayorías y cambiar la cultura de acuerdo a los valores de la clase dominante. Están conformando una sociedad de esclavos deprimidos y consumidores alienados.
La producción de bienes tiene una noción colectiva desde 1912, pero la propiedad sigue siendo privada y ellos lo saben. Por eso Dujovne no logró explicar en España sus ahorros en paraísos fiscales. Vaya paradoja: desde 1888 a 1900 el mundo tiene dueños. Las potencias europeas sumaron 150 millones de súbditos y más de 10 millones de kilómetros cuadrados en tierras. Nuestras Malvinas y la presencia de Joe Lewis y Luciano Benetton en la Patagonia son consecuencias de esa vieja voluntad depredatoria y expansionista del poder financiero concentrado. En el primer lustro del siglo XX, dos familias estadounidenses, Rockefeller y Morgan ya eran dueñas de un tercio de la riqueza de su país. Poco a cambiado el planeta desde entonces.
Hoy en día la Argentina es gobernada por sus dueños. De allí la puja por la riqueza y la presencia de buitres en el gabinete. La moralidad de los inmorales y la persecución al movimiento obrero y sus dirigentes.
Gay Talese recomienda no tomar notas delante del entrevistado. Porque el objetivo es ingresar a la ventana de su psiquismo con la mirada de la memoria. Pues bien: si uno tuviese que concentrar trazos de la personalidad de nuestros actuales gobernantes, diría que se parecen a una especie de maniquíes parlantes. No descarto los rasgos humanos en su procedimiento quirúrgico de aniquilación del otro. En eso son más cuidadosos que los vikingos del año 965. Matan sin el hacha pero con idéntica efectividad cínica. Para ese efecto, es decir, la muerte, invierten en campañas mediáticas con periodistas rentados y medios oficialistas. La reforma previsional es un exterminio. Dujovne y Caputo gastan 7 mil pesos en una sola salida. En el caso de Caputo, con los m 250 millones de dólares que habría fugado en pleno litigio con los fondos buitre, hoy el Estado podría construir escuelas en vez de cerrarlas.
En una novela de Osvaldo Soriano, el protagonista se topa con el alambre de un campo en su precipicio. Decía que el futuro es finito. El Negro Olmedo quería que lo recordaran con una estatua de sus manos en la calle Corrientes y que dijeran "chau negro".
Este grupo de farabutes está siendo recordado en tiempo real con el hit del verano. Desde las canchas a los recitales, y desde los subtes a los centros culturales.
Quizá sea el deceso de una era líquida donde la única meritocracia es convertirse en un lacayo moderado. O peor aún: la fábrica del cognitariado ha logrado tajear el inconsciente con lecturas de robots.
Los cuervos de la razón asaltan las ilusiones y esta banda de saqueadores encontró un hueso fresco.
Kafka advirtió la desastrosa consecuencia de una vida anónima que arrastra una muerte anónima. Cientos de miles de anónimos siguiendo el perfume infecto de una promesa que jamás se cumple.
Triste, solitario y final.
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