LaPolíticaOnline sábado, 30 de agosto de 2019
Los sobrevivientes
El 'macrismo' se incorpora a las desilusiones argentinas. Más deuda, más inflación, menos salarios. No tuvo 'primavera', 'tablita', ni '1 a 1'. Dolor y 'grieta', anti 'kirchnerismo', pasión de minorías.
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Cuando se cumple una nueva "desilusión argentina", su peso, su caída, cae sobre todos, no sólo sobre aquellos que lo sostuvieron, que creyeron, que votaron. Las ilusiones son exclusivas, las caídas son democráticas. Escuchen ese ruido. Es el ruido de lo que estamos arrastrando: el 'macrismo' al galpón argentino de los fracasos. ¿Era el fracaso que faltaba? Hay algo que intuíamos: que iba a hundirse porque tenía en su bolsillo la vieja fórmula, ese espejismo, ese "abrirnos al mundo", salir de la 'argentinidad' de "vivir con lo nuestro". Pero lo escuchamos todos: el personal de maestranza arrastra los restos al galpón. Un minuto de silencio.
Se cumplieron cuarenta años de un disco fundamental: "La grasa de las capitales". Serú Girán, 1979. El presidente era Jorge Rafael Videla. Revisás la tapa y sólo podés concluir que el día que salió la aduana de la censura era una garita abandonada: ¿cómo se les pasó por alto tamaña burla? El estado de García era notable, el disco organizaba su poética alrededor de la palabra paranoia ("Despertar así es como herirse con la propia destrucción", cantaba), pero comenzaba a incluir de modo cada vez más directo un clásico: la crítica a la política económica. El "Garage de Joe": la economía de Martínez de Hoz. Algo que se permitía desde "Clarín" hasta el diario de Massera ("Convicción"). El "permitido" de la censura parecía aceptar la discusión de la gestión económica, porque esa era la fisura y el núcleo de hierro de la interna del "Proceso". De lo que no se podía hablar era de la represión, es decir, de aquello que construía las "condiciones" para esa política económica. De lo que viste en los jardines.
Pero el 'liberalismo' argentino siempre fue una lengua de la calle. No fue popular por lo que decía, fue popular por cómo lo decía. "Deme dos", "uno a uno", la 'tablita', cuotas, imágenes plastificadas de familias en la cola del consumo. Osvaldo Granados, Julio Ramos, Juan Carlos De Pablo, Carlos Melconián, economistas que hablan como esos taxistas que te siguen la conversación cuando ya pagaste, se cuelgan los anteojos y hacen fácil lo difícil, dos más dos son cuatro, nadie gasta más de lo que gana, el "Excel" del sentido común. El acento de barrio no les sale mal. Pero en el corazón habita lo de siempre: el proyecto de 'desperonizar' la sociedad. Cito a Claudio Scaletta en un artículo de buena síntesis: "en economías sindicalizadas no hay ‘tipo de cambio de equilibrio competitivo y estable' sin la contrapartida de la destrucción del mercado de trabajo". El objetivo se llama 'flexibilización laboral'.
Pero lo que está en el centro del problema: la "plata dulce". El "Banco Piano", las financieras, la pizarra, las cuevas.
- "¿Adónde vas? "
- "A comprar dólares al centro."
Durante el "Proceso", ¿quién puso las patas en la fuente? El dólar. Pero ni con picana, ni llevándose puestos el sindicalismo 'peronista', pudieron sostener ese "modelo" que se devoró a sí mismo: deuda, desocupación, inflación. Eso, además de los 'desaparecidos', se puso sobre los hombros el viejo Alfonsín cuando abrió la casa embrujada de Balcarce 50 el 10 de diciembre de 1983.
Volvimos al Mundo
"Mundo" y "modernidad" son conceptos que usufructúan a su modo y que no les pertenecen. Granero o supermercado del mundo, esa Argentina "abierta", finalmente funcionó para la fuga. La histórica "generación del 80" quiso (y pudo) construir una Argentina que usaba el mundo (los términos del intercambio) para hacerla. La idea de "mundo" y "modernidad" de 'Cambiemos' pareció promover más una disolución de la Argentina en el mundo, y una disolución contra nuestra propia excepción. Cuando Macri se burlaba de la inflación que teníamos en 2015 (que consideraba un problema fácil de resolver) y la comparaba con la inflación de la región también podía "burlarse" de nuestras otras virtudes: nuestra clase media, nuestra aristocracia obrera, las excepciones que confirman la regla de un país más justo.
Las modas de "apertura", ¿funcionan? Un ratito, un poquito, a costo altísimo. Funcionó con Menem y su ficción estatal del '1 a 1'. Menem era una máquina de conducción política (entendía que menos Estado no era menos política). Y nadaba además en otro ecosistema, el mundo de la década del 90, el cual interpretó a la perfección.
"La grasa de las capitales" enarboló en 1979 las postales de una "nueva juventud" pacificada a palos y arrojada a los brazos del 'mercado'. El disco es un documento contra la "civilización" insertada con fórceps cuando la dictadura atenúa su represión y comienza a esbozar la "vida" que imagina para la sociedad argentina: 'de casa al mercado y del mercado a casa'. La adhesión tras la derrota de quienes quisieron hacer la revolución: una vida madurada al sol del consumo, con farándula, diversión e importación de chucherías electrónicas. Un par de discos después ("Peperina", 1981) Serú Girán cantó "José Mercado", y ya era el fin de la metáfora. La banda más popular durante la dictadura le toma el pelo a su política económica. Los sociólogos Mariana Luzzi y Ariel Wilkis publicaron recientemente una ineludible historia del dólar ("El dólar. Historia de una moneda argentina, 1930-2019") que reconstruye la popularización de la moneda verde. Allí remontan ese momento de esplendor: la 'tablita' de Martínez de Hoz. Más de un millón de personas fueron a ver la película "Plata Dulce" en 1981.
La excepción argentina
Querido 'diario del lunes': parece que no hay forma de hacer "eso" que quisieron hacer tampoco en democracia. Sacrificio del presente para un futuro venturoso. La Argentina persiste obstinada en sus excepciones: demasiada clase media, demasiada sindicalización, demasiado campo, demasiada industria. Es el 'viaje del salmón' en el 'río de la Historia'. 'Sociedad y Estado', asunto nunca separado.
El 'macrismo' fue un gobierno democrático que no pudo hacer pie en ninguna forma del presente, hubo más deuda, más inflación, menos salarios. No tuvo 'primavera', 'tablita', ni '1 a 1'. Dolor y 'grieta' , 'anti kirchnerismo', pasión de minorías. Y ahí vimos su plaza de este 24, porque el 'macrismo' fue un hijo de las plazas: las de 2001 contra la 'clase' política, las de 2008 contra el 'kirchnerismo', el '8N' de 2012 contra el 'cepo' al dólar, y así. La fórmula de oposición de la oposición vendrá con plaza de despedida, 'macrismo' resistiendo con aguante, dice el fino humorista Tomás Rebord. Macri promoverá la plaza que Alberto Fernández ya no precisa con su caudal rotundo de votos. La 'política' funciona en esta crisis económica sin crisis de representación, la "audacia popular" caminó con el sobre a las urnas. "¿Estamos por primera vez en una profunda crisis económica que no es una crisis del sistema político todo sino de gobierno y donde la reacción social no es rompamos todo sino votemos distinto?", tuiteó la periodista Ayelén Oliva el lunes después de las elecciones. En aquel 2001/2002 los equipos del 'Fondo' se daban hasta el lujo de visitar organizaciones sociales en medio de ese hormiguero pateado. Hoy se sientan con el candidato más votado. 'Cambiemos' estaba íntegramente preparado para todo menos para una oposición 'sensata', que se desengrietó a sí misma, y que tiene, como tuvo Alberto Fernández la noche de su primer triunfo, mensaje hasta para los que "no lo votaron".
Mauricio Macri es un hijo de la 'democracia'. Lo sabe y lo mastica. Pero el día después de la derrota Macri fue Macri. No fue un 'político'. Aunque todos los políticos tienen un día así. Macri no lo podía creer. Pero lo tuvo que creer. Salió con 'los tapones de punta' a confirmar los cientos de prejuicios que se amasaron a su sombra. Recuerda el periodista Mario Wainfeld que el Papa Juan Pablo II sufrió un atentado que casi le cuesta la vida. Como todo Papa, vivía forzado al manejo de un puñado de idiomas, por lo pronto el italiano, y muchos recordamos que supo también esbozar el español. El día que le dispararon, mientras su vida empezó a colgar de un hilo, esto subraya Wainfeld, gritó en polaco. En 'polaco'. En su lengua madre. El día después de la derrota, mientras su carrera y su futuro político empezaron a colgar del hilo, Macri habló en su lengua: la de su clase. Macri se irá gritando en 'polaco'.
Volvimos al Mundo
"Mundo" y "modernidad" son conceptos que usufructúan a su modo y que no les pertenecen. Granero o supermercado del mundo, esa Argentina "abierta", finalmente funcionó para la fuga. La histórica "generación del 80" quiso (y pudo) construir una Argentina que usaba el mundo (los términos del intercambio) para hacerla. La idea de "mundo" y "modernidad" de 'Cambiemos' pareció promover más una disolución de la Argentina en el mundo, y una disolución contra nuestra propia excepción. Cuando Macri se burlaba de la inflación que teníamos en 2015 (que consideraba un problema fácil de resolver) y la comparaba con la inflación de la región también podía "burlarse" de nuestras otras virtudes: nuestra clase media, nuestra aristocracia obrera, las excepciones que confirman la regla de un país más justo.
Las modas de "apertura", ¿funcionan? Un ratito, un poquito, a costo altísimo. Funcionó con Menem y su ficción estatal del '1 a 1'. Menem era una máquina de conducción política (entendía que menos Estado no era menos política). Y nadaba además en otro ecosistema, el mundo de la década del 90, el cual interpretó a la perfección.
"La grasa de las capitales" enarboló en 1979 las postales de una "nueva juventud" pacificada a palos y arrojada a los brazos del 'mercado'. El disco es un documento contra la "civilización" insertada con fórceps cuando la dictadura atenúa su represión y comienza a esbozar la "vida" que imagina para la sociedad argentina: 'de casa al mercado y del mercado a casa'. La adhesión tras la derrota de quienes quisieron hacer la revolución: una vida madurada al sol del consumo, con farándula, diversión e importación de chucherías electrónicas. Un par de discos después ("Peperina", 1981) Serú Girán cantó "José Mercado", y ya era el fin de la metáfora. La banda más popular durante la dictadura le toma el pelo a su política económica. Los sociólogos Mariana Luzzi y Ariel Wilkis publicaron recientemente una ineludible historia del dólar ("El dólar. Historia de una moneda argentina, 1930-2019") que reconstruye la popularización de la moneda verde. Allí remontan ese momento de esplendor: la 'tablita' de Martínez de Hoz. Más de un millón de personas fueron a ver la película "Plata Dulce" en 1981.
La excepción argentina
Querido 'diario del lunes': parece que no hay forma de hacer "eso" que quisieron hacer tampoco en democracia. Sacrificio del presente para un futuro venturoso. La Argentina persiste obstinada en sus excepciones: demasiada clase media, demasiada sindicalización, demasiado campo, demasiada industria. Es el 'viaje del salmón' en el 'río de la Historia'. 'Sociedad y Estado', asunto nunca separado.
El 'macrismo' fue un gobierno democrático que no pudo hacer pie en ninguna forma del presente, hubo más deuda, más inflación, menos salarios. No tuvo 'primavera', 'tablita', ni '1 a 1'. Dolor y 'grieta' , 'anti kirchnerismo', pasión de minorías. Y ahí vimos su plaza de este 24, porque el 'macrismo' fue un hijo de las plazas: las de 2001 contra la 'clase' política, las de 2008 contra el 'kirchnerismo', el '8N' de 2012 contra el 'cepo' al dólar, y así. La fórmula de oposición de la oposición vendrá con plaza de despedida, 'macrismo' resistiendo con aguante, dice el fino humorista Tomás Rebord. Macri promoverá la plaza que Alberto Fernández ya no precisa con su caudal rotundo de votos. La 'política' funciona en esta crisis económica sin crisis de representación, la "audacia popular" caminó con el sobre a las urnas. "¿Estamos por primera vez en una profunda crisis económica que no es una crisis del sistema político todo sino de gobierno y donde la reacción social no es rompamos todo sino votemos distinto?", tuiteó la periodista Ayelén Oliva el lunes después de las elecciones. En aquel 2001/2002 los equipos del 'Fondo' se daban hasta el lujo de visitar organizaciones sociales en medio de ese hormiguero pateado. Hoy se sientan con el candidato más votado. 'Cambiemos' estaba íntegramente preparado para todo menos para una oposición 'sensata', que se desengrietó a sí misma, y que tiene, como tuvo Alberto Fernández la noche de su primer triunfo, mensaje hasta para los que "no lo votaron".
Mauricio Macri es un hijo de la 'democracia'. Lo sabe y lo mastica. Pero el día después de la derrota Macri fue Macri. No fue un 'político'. Aunque todos los políticos tienen un día así. Macri no lo podía creer. Pero lo tuvo que creer. Salió con 'los tapones de punta' a confirmar los cientos de prejuicios que se amasaron a su sombra. Recuerda el periodista Mario Wainfeld que el Papa Juan Pablo II sufrió un atentado que casi le cuesta la vida. Como todo Papa, vivía forzado al manejo de un puñado de idiomas, por lo pronto el italiano, y muchos recordamos que supo también esbozar el español. El día que le dispararon, mientras su vida empezó a colgar de un hilo, esto subraya Wainfeld, gritó en polaco. En 'polaco'. En su lengua madre. El día después de la derrota, mientras su carrera y su futuro político empezaron a colgar del hilo, Macri habló en su lengua: la de su clase. Macri se irá gritando en 'polaco'.
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