La Tecl@ Eñe
Editor/Director: Conrado Yasenza
martes 20 de juniode 2017
Macri, la obviedad de un engaño
Revelar lo obvio es una necesidad para evitar que se vuelva costumbre. El engaño y las promesas falsas de un futuro mejor fueron las herramientas de la estafa moral con la que Macri llegó a la presidencia. La fuerte campaña que se organizó en Argentina en torno a la defensa de República tuvo como objetivo central reencauzar las decisiones de política económica hacia el campo de la derecha y su ortodoxia del ajuste. Esa es la ideología oculta bajo el ropaje del cambio.
Por Conrado Yasenza *
(para La Tecl@ Eñe)
I - La República asediada
A más de un año y medio de haber asumido el gobierno para administrar el Estado, es ya una obviedad decir que Mauricio Macri incurrió en una estafa moral que tuvo como eje discursivo la agónica idea del asedio a la República. Revelar lo obvio es una necesidad para evitar que lo obvio se vuelva costumbre, ya que como dijo Lennin, no hay fuerza más terrible que la de la costumbre. El engaño y las promesas falsas de un futuro mejor forman parte del ramillete de artificios utilizados para el embuste. El poder aspira al dominio de la totalidad, es rizomático pero pugna por sus férulas. La administración de un Estado en manos de la derecha neoliberal absolutiza el poder y cercena el espacio de los derechos sociales, siempre asediados en las estructuras productivistas del capitalismo demoliberal.
La democracia que no se ciñe a los preceptos económicos que John Williamson plasmó en los diez puntos que dan sustancia al Consenso de Washington, es acusada de régimen populista o anti-republicano. La alusión peyorativa al populismo encierra esa demanda totalizadora al agrupar diferentes realidades económicas, políticas y culturales bajo el nombre del "monstruo" bárbaro. Así, procesos históricos disímiles como los experimentados durante la última década en Brasil, Ecuador, Bolivia o Venezuela, son conceptualizados desde la economía liberal ortodoxa como degradaciones de la República. Esa construcción de un otro aglutinante despojado de sus particularidades es el rasgo del autoritarismo de las derechas neoliberales que se han apropiado de los conceptos de República y republicanismo, de larga y heterogénea tradición histórica, mediante una ofensiva de construcción de sentido gracias a la cual la República es aquella que funciona dentro de los límites del capitalismo financiero mundial. Esa operación simbólico-semántica reduce la transformación histórica de conceptos fundantes a figuras envilecidas para uso mediático. Elisa Carrió hizo punta en 2014 cuando subió a twitter una foto de un muñeco bebé al que nombró como "Republiquita", e ironizó sobre su crecimiento y desarrollo. Ese trabajo buscó como efecto primordial pervertir los tres gobiernos kirchneristas, y fue una constante que se plasmó en la acción ecuménica de sectores políticos, intelectuales y judiciales que llevaron a cabo la tarea en la arena parlamentaria y en la plataforma aluvional que ofrecen las empresas comunicacionales junto al territorio técnico de las redes sociales, espacio desde el cual se convoca al sujeto individuado tanto a ejercer la ilusión libertaria de sus deseos como a la organización de marchas "espontáneas" y la pesquisa de agradeselfies para subir al Facebook de la ciudad en donde en todo estás vos. La República de Cambiemos es la de la Ceocracia en guerra con la filosofía, el pensamiento crítico y la poesía. Nada bello puede salir de esa República expulsiva donde el poeta es un ser imposibilitado de comprender "lo político" porque es un demagogo – el hijo del León emula a Platón, y para su república afirma que los artistas y los poetas deben ser expulsados por deformar la realidad. -
Macri, el Pro y la coalición Cambiemos se fortalecen en la simulación. El tinte evolucionista que va de la simulación a la posverdad es minuciosamente elaborado por el asesor "ad honorem" Durán Barba, quien ofrece el Manual de Operaciones PRO, instructivo básico pero eficaz basado en la afirmación de lo que no son y en la negación de lo que realmente son: Ejecutivos de empresas multinacionales y representantes de la fallida burguesía nacional puestos por medio del voto a administrar el Estado. La ideología del PRO-Cambiemos es el cinismo, en el sentido en el que lo plantea Slavoj Žižek: "la forma más notable de mentir hoy con el ropaje de la verdad es el cinismo". El cinismo es la forma del ocultamiento ideológico. Con relación al mundo del trabajo, la ideología del cinismo PRO oculta que no trabaja el que elige hacerlo sino el que puede conseguir empleo.
Esa administración es el núcleo del daño social; los ministros y secretarios son ex Ceos de empresas multinacionales que implementan políticas económicas que han generado una terrible transferencia de recursos desde los sectores más vulnerables hacia los más poderosos vía disminución de retenciones al agro – esencialmente a la soja - y la minería, supresión del impuesto a la riqueza, tarifazos en luz, agua y gas, entre otras medidas que afectan gravemente la calidad de vida de los sectores populares, ya transformada en una pelea cotidiana por la subsistencia. El dato puede ser frío si no se lo vincula. Esa pelea cotidiana por la vida se traduce en menos consumo de leche, manteca, yerba y pan (ya se venden en la Argentina sachets de medio litro de leche ante el encarecimiento de su precio) Una publicidad esgrime como solución práctica ante los avatares de la vida moderna, un puré que no necesita de leche ni manteca, sólo agua, para transformarlo en "alimento". Esta realidad es la que refleja el dato duro de que en la Argentina hay 5,6 millones de chicos pobres. Según el estudio "La pobreza monetaria en la niñez y la adolescencia en Argentina" de Unicef Argentina, realizado en base a datos del INDEC, casi la mitad de los chicos son pobres en Argentina; y 1,3 millones, el 10,8 por ciento de la población de menores de edad, crecen en la pobreza extrema, es decir que en sus casas no llegan a garantizarle una canasta básica de alimentos. El slogan macrista de "pobreza cero" contenía oculta para los incautos esta crueldad. Una porción imposible de precisar fue engañada. Otro tanto compró la campaña del miedo, que fue denunciada por los medios concentrados como una acción del "terrorismo mediático" oficialista.
Digresión que viene al caso: Para los defensores de la República, entre ellos el periodismo hoy oficialista, los intelectuales del Club Político y algunos de Plataforma 2012, y sectores de la estructura judicial, el populismo no es otra cosa que el peronismo/kirchnerismo. Nada hay de Laclau – perdón, otra obviedad – y su novedosa interpretación del populismo.
II – El interés es conflicto
En la era Cambiemos los actos de corrupción se enuncian apenas como hechos donde existen conflictos de intereses. Es otra obviedad que esos conflictos involucran directamente al Presidente, a ministros y secretarios del gobierno nacional. Algunos ejemplos, pocos pero obvios: Mauricio Macri acumula casos donde se evidencian "conflicto de intereses": Correo Argentino, Odebrecht, Iecsa/Calcaterra, Avianca/MacAir. El Ministro de Energía, Juan José Aranguren es ex CEO de Shell en Argentina y accionista de Royal Dutch Shell, empresa que controla la sede local a pesar de ser funcionario. Sus ajustes en las tarifas de la nafta y el gas beneficiaron a la empresa de la que aún es parte. Cuando todavía Aranguren estaba en Shell fue denunciado ante la Justicia y acusado de forzar una devaluación luego de que la empresa comprara unos 4,5 millones de dólares. La moneda extranjera en ese momento subió de $7,4 a $8,7. Sin embargo, la Justicia lo sobreseyó en agosto de 2016. Se suma a este "conflicto" la compra de siete cargamentos de gasoil por parte de CAMMESA a Shell.
El Secretario de Comercio, Miguel Braun es, junto a su familia, dueño de los supermercados La Anónima (en la Patagonia funcionan casi como un monopolio), y por las obligaciones que le impone el cargo debe controlar a su familia. El secretario de Coordinación Interministerial de la Jefatura de Gabinete, Mario Quintana, quien dirigió hasta su asunción el Grupo Pegasus, controlante de Farmacity, Freddo y Fly Bondy, fue imputado por la compra de dólar futuro (compró 11,5 millones de dólares antes de la devaluación, cuando era CEO del Grupo Pegasus) El juez Claudio Bonadio le dictó el sobreseimiento. Es necesario aclarar que por esta misma causa, el mismo juez procesó a la ex Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, al ex ministro de Economía, Axel Kicillof, al ex titular del Banco Central, Alejandro Vanoli y a otros doce ex funcionarios más. Una obviedad para el juez que cobró notoriedad pública gracias a la servilleta escrita por Carlos Corach; un juez al que le gusta "jugar a favor del gobierno" – como dejó escrito para la posteridad el puño del ex Ministro del Interior menemista.
III - Coda
Estamos de acuerdo en que esta nota está dirigida a quienes han podido saltar el cerco informativo conque los grandes medios blindan al Presidente y su equipo. Pocas posibilidades de lectura encontrará en los que aún conservan las vendas del rencor. Menos aún en los cultores del odio. El kirchnerismo con todos sus aciertos y errores, se inclinó por intentar una política populista en el sentido en el que lo define Ernesto Laclau: como una apelación política hacia un mayor grado de democratización que deviene de las demandas populares existentes en la sociedad. Para lograr esa radicalización de la democracia las demandas deben articularse para no quedar aisladas. Esa función de articulación la cumple la política, que las convoca a unirse y transformarse en una opción antagónica contra la ideología del bloque dominante. Al asumirse como un gobierno redistribucionista que intentó articular vía la política las demandas y tensiones presentes al interior de la sociedad argentina, el kirchnerismo adquirió la esencia del populismo y lo pagó caro.
Sin incurrir en el error de englobar los diversos procesos políticos que se dan en cada sociedad, vivimos un tiempo de retorno a las hegemonías del bloque dominante de derecha. Las elecciones en Estados Unidos de Norteamérica, Francia, Gran Bretaña, Argentina, así lo grafican; tanto como la instalación vía impeachment del antipopular gobierno de Michel Temer en Brasil. También es pertinente decir que vivimos en sistemas democráticos liberales condicionados por las lógicas económico-financieras que hallan su canal de amplificación en las grandes empresas con negocios situados en el campo de la comunicación. Esto no implica decir que los gobiernos populares son batidos sólo por la acción de los medios pero sí podemos afirmar que la concordancia entre los intereses de los gobiernos de corte neoliberal y las empresas comunicacionales tejen, hilo a hilo, una espesa manta de cobertura y blindaje. Allí se manifiestan a favor de la buena sociedad republicana, políticos, voceros periodísticos de los intereses empresariales e intelectuales de conocida pluma republicana y antipopulista (Basta con buscar algunos nombres de los aquí mentados grupos de intelectuales antikirchneristas en cualquier archivo de diarios como Clarín, La Nación, Perfil, etc.)
La cultura política surgida del Macrismo es autoritaria en tanto "un puñado de representantes del capital toma medidas que afectan a millones". La fuerte campaña que se organizó en Argentina en torno a la amenaza a la división de poderes de la República, la corrupción, el asedio a la justicia y a la libertad de expresión, tuvo como objetivo central reencauzar las decisiones de política económica hacia el campo de la derecha y su ortodoxia del ajuste en el gasto público, el control del déficit fiscal vía endeudamiento y recesión económica, y la baja de la inflación a través de la destrucción productiva, el mercado interno y el consumo. Para el Macrismo, bajar la inflación es dirigir el país hacia la paz de los cementerios, es decir, diseñar una sociedad al estilo chileno, con escasa o nula producción local, importación indiscriminada, niveles de actividad paupérrimos y alto desempleo.
Se avecinan tiempos aún más complicados. Todo indica que las marcas del terror serán reavivadas para controlar la etapa de profundización del ajuste. La instauración de una suerte de Estado de excepción en Jujuy con la detención ilegal de Milagro Sala y otras compañeras de la organización Tupac Amaru, la confección de un protocolo para reprimir la protesta social que derivó recientemente en la militarización de la ciudad de Córdoba como respuesta al reclamo salarial de los trabajadores del transporte público -no se veía una acción de ese tipo desde Marzo de 1960, cuando el presidente Arturo Frondizi puso en práctica el plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) para frenar la conflictividad ascendente de la lucha obrera-, presagian que el autoritarismo ya desplegado por el macrismo se acentuará tanto como los elementos distractivos y las campañas publicitarias del "En todo estás vos" o la filosofía de los pequeños gestos como saludar todos los días al chofer del Metrobus. Presentar el carácter impredecible de la vida casi como una aventura que debe aceptarse alegremente como una oportunidad para el crecimiento, no es otra cosa que plantear ideológicamente que esta matriz de producción necesita sujetos sumisos y desesperanzados.
Aplastar la voluntad de resistencia en tanto concepto que refuerza a la democracia al forjar un otro resistente que plantee límites a la sumisión, genera el ansiado ejército de reserva que la economía del recorte necesita.
Quizás, en el devenir del tiempo político y como conjuro contra la insensibilidad, lo que parece falso, el Estado presente como dique de contención al curso violento del mercado, sea lo verdadero; y lo que parece verdadero, esta Argentina de las buenas costumbres y del silencio que acompaña al "Haciendo lo que hay que hacer", el sueño de la construcción de un país civilizado, no sindicalizado y blanco, sea lo falso.
Pero para que ello ocurra el campo popular debe aprender que la división de éste es la fortaleza del contrario.
* Periodista y poeta. Docente en UNDAV
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