domingo, 18 de junio de 2017

Al PASO de Cristina

domingo 18 de junio de 2017



Una jugada electoral que desconcertó todas las previsiones.


Al PASO de Cristina


La inscripción de la Unidad Ciudadana sin el PJ desconcertó todas las previsiones. Una vez más CFK condiciona al resto de los actores. Como el toro que embiste sin meditar qué hay del otro lado, Randazzo pasó de largo y, al darse vuelta, en vez de Cristina se encontró con Ishii, es decir redimensionado a su propia escala. Esto tensiona y amenaza vaciar su espacio. Razones prácticas y teóricas para una decisión de enorme audacia, coherencia conceptual y resultado incierto.

                                                                Por          Horacio Verbitsky


Si hay algo que nadie discute es la centralidad de Cristina en el escenario político. La ausencia del PJ en la Unidad Ciudadana, inscripta al vencer el plazo legal para las alianzas, desconcertó todas las previsiones, tanto del gobierno como en la oposición. Y hasta ahora la ex presidente no ha decidido si será candidata. Hay dos lecturas posibles para este giro que sorprendió a propios y ajenos. Una de alcance general sobre la democracia realmente existente y la crisis del sistema de  representación partidaria. La Argentina no es una excepción sino parte de la regla general, confirmada esta semana en Francia con la contundente victoria de Emannuel Macron sin un partido propio anclado en las corrientes principales de la Segunda República. Pero también hay razones prácticas que no todos comprenden, entre otras cosas porque hasta ahora nadie se ha tomado el trabajo de explicarlas para quienes no están en la rosca. Así, no es fácil entender la contradicción entre la propuesta de ampliar el espacio para batir a Macrì y la selectividad en el derecho de admisión. Hasta que la propia Cristina tome la palabra, el mediodía del martes en Sarandí, sólo se pueden ensayar aproximaciones, consultando distintas fuentes, tanto públicas como reservadas. 

Del júbilo a la depresión


Desde el gobierno se lanzan exclamaciones de júbilo, como si la candidatura de Cristina sin pasar por una previa interna con su ex ministro amante de los relojes y los autos fuera la mejor alternativa imaginable. Esto tiene inmediato eco en los mismos medios que desde hace meses vienen reclamando el arresto de la ex presidente en alguna de las causas que el gobierno impulsa en su contra. Estas opiniones o expresiones de deseos abundan en referencias a la tumba, el crimen y la cárcel. Unos pocos ejemplos:

Van Der Kooy: "Ya no hay una buena salida para Cristina"
Beatriz Sarlo: "Aunque saque más votos que Randazzo, este es el final político de Cristina"

Recién después del escrutinio podrá corroborarse. Pero tanto entusiasmo es sospechoso, sobre todo cuando la dirigencia territorial que acompaña la propuesta de Cristina deja saber que no lo hace por estricta identificación ideológica sino por la antigua cautela de acudir siempre en auxilio de la victoria. Y esto comprende no sólo a los jóvenes intendentes del conurbano formados durante el ciclo kirchnerista, sino también a viejos líderes de centroderecha con una trayectoria en el peronismo tan extensa como la de Cristina: el puntano Alberto Rodríguez Saa, el pampeano Carlos Verna, el sanjuanino José Luis Gioja. En su nota "Se cocina la muerte política de la ex presidente" el columnista de La Nación  Fernando Laborda es más explícito en la definición del objetivo: "Aun no llegando al podio reservado para los tres primeros, Randazzo podrá haber realizado, con su sola presentación electoral, una contribución histórica para la muerte política de Cristina". Nadie expresó con tanta claridad que el propósito de esa candidatura es perjudicar a CFK, lo cual en el subibajas electoral es beneficiar al gobierno. 
Pero además de los operadores del establishment, que así encubren sus temores, hay voces sinceras inquietas por lo que consideran errores o déficit de conducción, como Ricardo Rouvier, Gabriel Fernández, Carlos Marino o Atilio Borón. En general son los mismos que lamentaron la dureza con que Cristina rompió con Hugo Moyano y la fracción sindical que encabezaba, cuando aún vivía Kirchner. La peripecia posterior de Moyano simplifica ese debate, aunque se mantenga la necesidad de reflexionar sobre la difícil relación del kirchnerismo con el sindicalismo burocrático, cuya pérdida de relevancia política no equivale a proclamar su insignificancia social. A propósito, antes que Cristina fue Moyano quien proclamó que el PJ era "una cascara vacía".
También hay que anotar el tono quejumbroso y depresivo que llega desde las tolderías con las que contaba Randazzo, donde ya nada es lo que parecía. Una interna con Ishii, algún representante del duhaldismo residual y tal vez un par de seguidorxs de Mario Moreno (el insigne estadígrafo argentino, no el cómico mexicano) carece de todo glamour y ridiculiza la pretensión del ex ministro de confrontar con Cristina. Desde el momento en que Randazzo anunció ese propósito, menos de diez intendentes peronistas en la provincia lo acompañaron y sólo dos de ellos son del conurbano, Gabriel Katopodis y Juan Zavaleta. Ni siquiera es seguro que cuando Cristina comience a hablar el martes en el estadio de Arsenal en el Viaducto, mantengan su compromiso. Ambos están haciendo ahora el mismo cálculo de varios de los colegas que decidieron seguir a Cristina: si ella presenta su candidatura, enfrentarla no será sólo una declaración de principios o preferencias, sino una apuesta a todo o nada en su propia retaguardia. Su continuidad como intendentes no estaría asegurada si perdieran la mayoría en sus cuerpos legislativos municipales. 

Las condiciones de la unidad


Está fuera de dudas que la división del voto peronista favorece al gobierno. Pero aún resta discernir: ¿Cuál es la peor ruptura del peronismo, con o sin las PASO? En diciembre pasado se realizó el Congreso de la Unidad en La Matanza, donde se acuñó la definición "Unidos por la Argentina, Unidos por Buenos Aires". Ningún sector quedó excluido de tres estructuras fundamentales de poder: los apoderados, la Junta electoral y la Mesa de Acción Política. En la última reunión de esa Mesa de 40 integrantes, hace dos semanas, 36 votaron por la lista de unidad, y sólo cuatro por las PASO: Julián Domínguez, Fernando Navarro, Juan Zabaleta y Juan Abal Medina. El mismo día, los intendentes de la 3ª sección electoral pidieron que la candidata fuera CFK con lista de unidad, a la luz de la experiencia de 2015, cuando el nivel de agresión entre las dos listas fue aprovechado por la Alianza Cambiemos. Los intendentes de la 1ª sección se pronunciaron días después en la misma línea. Hubiera sido imaginable que esta definición por 9 a 1 terminara la disputa. Y de no ser así, que Cristina lo aplastara en la interna sin siquiera nombrarlo. Pero nada fue así: con pivote en el Movimiento Evita, Randazzo mantuvo su apuesta y le fue subiendo el tono a medida que se manifestaban en su apoyo el gobierno, los medios, la CGT y el duhaldismo residual, en un escenario hostil al kirchnerismo, con el juzgado electoral y el Correo en manos del gobierno. Durante las discusiones en la Mesa de Acción Política, Abal Medina planteó que sólo querían unas PASO como todas. Sería posible en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre académicos; en la provincia la disputa es entre fuerzas territoriales, le respondieron. De hecho este año ninguno de los partidos y de las alianzas que participan harán elecciones internas en suelo bonaerense. Hasta el FIT acordó una lista de unidad. 
En una reunión con más de 40 intendentes, Cristina planteó diversas posibilidades electorales, siempre que antes se acordara cómo frenar el ajuste que según la ex presidente se profundizará después de octubre, comenzando por el sistema previsional. En ese caso:
  • Si pueden prescindir de mí, tanto mejor. 
  • Si para lograr la unidad no tengo que ser, me corro. 
  • Si consideran que es necesario, me presento. 
Estas opciones así planteadas, no coinciden con la imagen de soberbia y sectarismo con que suele ser presentada ni con las evaluaciones peyorativas sobre su capacidad de conducción, ninguna suscripta por una mujer. Si bien el conjunto de los intendentes reclamó que se decidiera por la última opción, hasta el sábado próximo, cuando vence la inscripción de candidaturas, deja abierta la posibilidad de una adhesión de Randazzo a la lista de unidad, que él y algunos de sus seguidores podrían integrar. Del mismo modo lo harán los jefes distritales del PJ, aunque el partido provincial no participe. En una de las reuniones de la Mesa de Acción Política el sindicalista Omar Plaini sindicó la presencia de Alberto Fernández como una jugada de Clarín. Algunos intendentes todavía quieren convencer a Randazzo, otros dicen que Fernández sólo intenta hacer daño a Cristina, como en 2013 cuando apoyó la ruptura de Massa.
Randazzo se presentó con un escribano a la Junta Electoral del PJ y no pasaron 5 minutos hasta que los detalles aparecieron en el portal de Clarín. Su intención era que en vez del sistema tradicional en el que la minoría obtiene una candidatura por cada cuatro del vencedor se aplicara el D'Hont de representación proporcional.
Muchos peronistas lamentan haber abandonado el sello del PJ, que el propio Perón caracterizó como un mero instrumento electoral. No había otra forma de hacerlo, responden los kirchneristas. Una vez anunciado que el PJ no presentaría candidatos, Randazzo reclamó la sede del PJ en la calle Matheu, pero el presidente del partido provincial, Fernando Espinoza, le recordó que el domicilio legal del PJ bonaerense está en La Plata, tal como consta en el acta por la cual se aceptó la inscripción de Randazzo y de Mario Ishii para la primaria pejotista. La mayor preocupación de algunos intendentes era dejarle a Randazzo la sigla PJ, la tradicional lista 2, el color azul de la boleta y las imágenes de Perón, Evita y Kirchner. En la última reunión entre ambos sectores se acordó que tanto Cristina cuanto Randazzo podrían llevar en sus boletas a Perón, Evita y Néstor. Randazzo sólo tendrá la exclusividad del escudo. Al haber formado el Frente Social Justicialista con el partido de Ishii, Randazzo perdió el número 2 en la boleta, porque los frentes empiezan a partir del 500. El gobierno ya tenía preparada otra sigla similar para sostener a Randazzo, porque no creía que el kirchnerismo fuera a cederle la histórica: se llama Unión por la Justicia Social. En las horas críticas previas a la presentación de alianzas, el apoderado histórico del peronismo, Coco Landau, recordó que luego de una operación cardiaca el año pasado, el médico le recomendó eludir situaciones de tensión y reemplazó el saco blanco por el pijama. Salvo imprevistos, estará recuperado en la última semana del mes.

Del Mausoleo a la Cláusula Pichetto


En los primeros años de su gobierno, Kirchner mencionaba al partido con desprecio e ironía como el pejotismo o el grupo mausoleo. En 2005, le dejó la boleta del PJ a Duhalde. Con el sello del Frente para la Victoria Cristina aplastó a la esposa del ex senador por 46 a 19,7 por ciento. Pero al aproximarse la siguiente elección presidencial, Kirchner dejo de burlarse y consintió presidir el PJ. Cuando le pregunté por qué respondió que se lo había pedido Cristina. En cuanto tuve oportunidad le repetí la pregunta a ella, sin anticiparle lo que me había contestado Kirchner. 
"Yo se lo pedí. Es muy peligroso dejar ese sello navegando a la deriva para que cualquiera se lo apropie y lo use en contra nuestra."
Esa hipótesis se reencarna ahora en Randazzo. Pero el kirchnerismo no encontró otra forma de salir de la encerrona que temía del gobierno. Según su lectura, el plan oficial consistía en volcar recursos y también votos en Randazzo, como forma de mellar a CFK. Las consignas diseñadas por los estrategas oficiales para las PASO eran enfrentar al pasado y la corrupción. Y para la general, votar por el futuro. Esta sería una operación de bajo costo ya que las PASO son poco más que una encuesta a escala 1:1. En cambio, sería muy riesgoso intentarlo en octubre porque los votos sustraídos a los candidatos propios implican bancas de diputados y concejales, que a la Alianza Cambiemos no le sobran. Por eso la gobernabilidad en sus primeros dos años fue asegurada mediante la fuga de diputados y senadores del Frente para la Victoria tanto en la provincia como en la Nación, empezando por el pago a los fondos buitre y la participación privada en obras públicas, con todos los beneficios para la primera parte y los riesgos para la segunda. Cristina piensa ahora en establecer una Cláusula Pichetto. Consistiría en un compromiso de sostener desde las bancas los puntos programáticos elaborados como condición para la unidad, en previsión de la segunda etapa del ajuste que planea Macrì después de octubre. Con el propósito de impedir que estas deserciones se repitan en el futuro no se descarta la realización de un acto público para presentar a los candidatos, que firmarían su renuncia en blanco como demostración de que no seguirán los pasos de Oscar Romero (ahora expulsado del SMATA) o del Movimiento Evita, consuetudinarios dadores de gobernabilidad. El gobierno piensa en la Cámara de Diputados de la Nación. En Córdoba consiguió que el ex gobernador De la Sota no fuera candidato, en Santa Fe escindió a la UCR para restarla del frente con los socialistas. En Buenos Aires necesitaba generar una cuarta lista o una que incluyera en la de CFK diputados que después se fueran a los bloques colaboracionistas que votaron buitres y blanqueo, como hizo Macrì en 2013 con la lista de Massa. 
Por ejemplo, el bloque de seis diputados del Movimiento Evita:
  • Contribuyó al quórum y votó a favor en general el Presupuesto 2017. 
  • En cambio, no dio quórum hace dos meses, cuando el FpV pidió una sesión en apoyo a los docentes en conflicto.
  • También aportó al quórum, pero votó en contra, para modificar el régimen de ART, que restringió derechos laborales en caso de accidentes. 
  • Aunque había anunciado que no aportaría al quórum para tratar la limitación del derecho a huelga de los trabajadores del transporte, su diputado cordobés Andrés Guzmán se sentó en su banca, pese a lo cual no alcanzaron el número para sesionar.
En el Senado, 
  • Abal Medina aprobó los pliegos de los jueces Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, pese a las impugnaciones que mencionaron sus antecedentes cruciales en temas de Derechos Humanos. Ambos votaron luego el 2x1 y la supremacía de la Corte Suprema ante fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
  • También aprobó la llamada reparación histórica a los jubilados y el blanqueo de capitales.

Para todo servicio


El gobierno también dispone de otros recursos para condicionar a opositores vulnerables. Uno es el aparato de inteligencia. Randazzo expresó su temor por la posible aparición de un video tomado en el edificio donde vivía Natalio Alberto Nisman, que lo forzaría a explicar qué hacía allí en la madrugada de la aparición del cuerpo del fiscal sin vida. Otro es el dispositivo judicial montado durante el primer kircherismo por Antonio Horacio Stiuso y utilizado sin reparos por el macrismo. 
En 2013, Perfil cuestiónó las contrataciones del Ministerio del Interior y Transporte, durante la gestión de Randazzo. Según la publicación, en los contratos con la empresa Digitech, de Eduardo Wassi, se habrían desviado en forma ilegal 50 millones de dólares del Programa de  Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). A raíz de ello, el comodín de Comodoro Py, Claudio Glock, procesó a dos docenas de colaboradores de Randazzo, que entonces era ministro de Cristina, por defraudación y lavado de activos. Pero no al ministro, que tuvo la sangre fría de disponer que se auditara lo actuado y de constituirse en querellante. Perfil entrevistó a Lourdes Giménez, a quien presentó como "la mano derecha del ministro".
"Randazzo se favoreció con publicidad gracias a los contratos, no puede decir ahora que los desconocía; yo no me enriquecí pero parece que ahora quiere ser candidato de nuevo y apunta a quienes eran sus empleados"  –  dijo Giménez, quien ya había acompañado a Randazzo como ministro Bonaerense hasta su salto a las grandes ligas.
El 31 de mayo de 2017, con Randazzo en campaña, ya como adversario de Cristina, el juez Marcelo Martínez De Giorgi sobreseyó al candidato, a Lourdes Giménez, a Wassi y a los otros procesados, Diego Bossio y Amado Boudou.






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