sábado 26 de agosto de 2017
"Están defendiendo a un guerrillero"
En la fallida reunión por el caso Maldonado entre los organismos de DDHH y Patrica Bullrich, dos asesores de la ministra acusaron a José Shulman, dirigente de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, de estar "defendiendo a un guerrillero (así se refirieron a Santiago) que cruzó el río Chubut y se fugó a Chile como hizo otras veces". Y agregaron: "Este chico participó de una operación armada de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) el 21 de junio en un campo de Benetton de Epuyén, donde fue herido de una puñalada por un puestero". Esa información no está en la causa, que ayer fue caratulada como "desaparición forzada". Según la ministra Bullrich, su mano ultraderecha e impulsor de la represión de Gendarmería, Pablo Noceti, casualmente "pasaba por ahí rumbo a Leleque y nada más" cuando desapareció Santiago.
A 23 días de la desaparición de Santiago Maldonado en la lof de resistencia mapuche del Departamento de Cushamen, provincia de Chubut, la investigación recién comienza a forjar un curso lógico. La fiscal Silvia Ávila caratuló el expediente como "desaparición forzada de persona" y promovió medidas probatorias en búsqueda de revelar qué hizo la Gendarmería con el joven de 28 años el 1 de agosto en el kilómetro 1848 de la ruta 40.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dijo que "el Estado argentino debe realizar las investigaciones para dar con el paradero de Maldonado". El presidente de la CIDH, Francisco Eguiguren Praeli, remarcó que "es una medida extrema para que se agilicen las acciones de búsqueda".
Sin embargo, el gobierno de Mauricio Macri a través de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y su par de Justicia, Germán Garavano, niegan la figura penal de desaparición forzad,a al tiempo que los medios oficialistas y funcionarios de segunda línea, deslizan versiones disparatadas, que incluyen presuntos viajes a Chile o al interior del país, más las chicanas propias de los mecanismos psicológicos de la negación.
Esta semana, José Shulman, dirigente de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre se había acercado Ministerio de Justicia para participar de la fallida reunión por el caso Santiago.
Shulman relató a Nuestras Voces que se topó en el baño con dos asesores de la ministra Patricia Bullrich, Daniel Barberis -Director de Violencia Institucional y Delitos de Interés Federal- y otro de apellido Cano, quienes esgrimieron estas palabras: "Ustedes están defendiendo a un guerrillero (así se refirieron a Santiago) que cruzó el río Chubut y se fugó a Chile como hizo otras veces. Este chico participó de una operación armada de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) el 21 de julio en un campo de Benetton de Epuyén, donde fue herido de una puñalada por un puestero".
Shulman, al escuchar semejante disparate, no salía de su asombro. En el salón lo esperaban otros organismos de Derechos Humanos, quienes fueron maltratados como nunca había sucedido desde 1983.
A la salida, la titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora , Taty Almeida, dijo a la prensa: "Es muy triste lo haber tenido que escuchar lo que han declarado, lo que han dicho y lo que no han dicho". Y agregó: "Nos proponían seguir trabajando todos juntos, cómo vamos a seguir trabajando todos juntos si no reconocen la desaparición forzada de Santiago, entre otras cosas"
Medida en sus posturas, Almeida no salía de su asumbro en el relato de la reunión: "Negando a testigos, a grabaciones, a lo que hemos visto todo el mundo. Nosotros vamos a pedir una entrevista con Marcos Peña, no nos vamos a quedar quietos. Son 40 años de lucha que llevamos y siempre firmes. Es muy triste que después de 40 años, tengamos que seguir gritando aparición con vida".
Los medios oficialistas optaron por la voz oficial negadora antes que por la denuncia de los organismos, al igual que lo hacían durante la dictadura, titulando con las palabras del ministro Garavano: "Tuve la sensación que el encuentro con los organismos de derechos humanos estaba guionado"
Al ritmo del libreto Cambiemos, los medios oficialistas destilaron las siguientes pistas falsas:
- Que Santiago había sido asesinado por un mapuche.
- Que su teléfono celular se activó en Chile.
- Que hallaron un cuerpo entre Epuyén y Maitén.
- Que en varias regiones del país habían visto a personas idénticas a Maldonado con barba y cabellos largos.
- Que era miembro del RAM.
- Que viajó a Osorno, Chile.
Todo es falso.
Qué dice el expediente
El expediente demuestra que Santiago viajó el día anterior a la represión de Gendarmería a la Lof en resistencia de Cushamen. Tres días antes habló con su íntimo amigo, Ariel Garzi, que lo llamó a las 15:34 del 2 de agosto desde El Bolsón (24 horas después de su desaparición) y alguien respondió el teléfono chileno de Santiago desde un punto geográfico todavía sin identificar. "Escuché ecos y pasos y después cortaron", cuenta Garzi.
La llamada duró apenas 22 segundos y consta en el expediente. Garzi volvió a llamar a las 15:25 y el celular de Santiago ya había sido apagado. La fiscal Avila y la familia Maldonado sospechan que Santiago fue víctima de un secuestro por parte de efectivos de la Gendarmería, ya que la fuerza admitió que usó a 127 gendarmes para reprimir a 7 mapuches con hondas y piedras en la ruta 40.
Hay al menos tres testigos de la comunidad mapuche que declararon bajo identidad reservada. Todos dijeron que Santiago estaba dentro de la Lof cuando llegaron 17 vehículos de Gendarmería, entre ellos 3 unimog y varias camionetas de los destacamentos de El Bolsón, Esquel, y General San Martín.
El testigo clave es un joven mapuche que corría delante de Santiago e intentaba guiarlo hasta la vera del río Chubut – que surca todas las tierras de Benetton en la región, más de 900 mil hectáreas en total sólo en La Patagonia - pero Santiago no logró escapar. El testigo cuenta que se quedó con el agua a la altura de las rodillas y que al ser perseguido por los gendarmes con balas de plomo y de goma, se escondió en un arbusto cerca de unos sauces.
"¡Tenemos uno!", gritaron los gendarmes, según el testigo. Vio la dramática escena subido a una pequeña loma del otro lado del río con un binocular. Santiago se quejaba por los golpes, mientras era llevado a un unimog Mercedes Benz y luego arrastrado a una camioneta.
De allí partió con rumbo incierto.
La Justicia todavía no allanó la estancia Leleque de Benetton donde fue fotografiado el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, el 1 de agosto en pleno desarrollo de la represión de Gendarmería, cuando entre las 11 y las 12 del mediodía se produjo la desaparición de Santiago.
Este portal publicó la foto de Noceti hablando con un gendarme de espaldas al Museo Leleque en la ruta 40.
"La Gendarmería no tiene detenido a Santiago Maldonado y el doctor Pablo Noceti pasaba por ahí rumbo a Leleque y nada más", se excusó Bullrich en el Ministerio en un brote nervioso.
Si no fuera por un detalle, la ministra saldría airosa, pero no. Noceti declaró el 2 de agosto a una radio de Esquel, que "todos los integrantes del RAM van a ir presos".
Santiago viajó por Argentina, Uruguay y Chile. Aprendió a hacer tatuajes en Chiloé para ganarse la vida en la feria de El Bolsón. No tocaba el dinero: solía cortar leña para sus vecinos de Vuelta del Río y a cambio le daban papas y azúcar. Vivía en una casa humilde, con lo básico. La única guerrilla que realizó fue tratar de ser feliz en un mundo adverso y en armonía con la naturaleza sin hacerle mal a nadie.
El lugar que pisó Santiago ya es la tierra donde anida la tristeza.
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