sábado 27 de octubre de 2018
Unidad de las trabajadoras
Son pioneras en la unidad gremial. El Frente de Mujeres Sindicalistas nuclea a líderes obreras de distintas vertientes que ningún otro espacio inter-sindical congrega. La lucha por el aborto legal y la pelea por un presupuesto que contemple la igualdad de género las encuentra unidas y movilizadas. Hoy se oponen a la flexibilización laboral encubierta que pretende aprobar el macrismo en el Congreso bajo el falso título de “Ley de equidad de género” y al retroceso en las partidas presupuestarias destinadas a instaurar la igualdad de género.
Las mujeres constituyen hoy la unidad más transversal del movimiento obrero. Y no es una metáfora ni una expresión de deseo. Hoy el Frente de Mujeres Sindicalistas nuclea visiblemente a referentas de centrales obreras que ningún otro espacio inter-sindical logra aunar. Mujeres de la CGT, de la Corriente Federal de los Trabajadores de la CGT, de las dos CTA, de la Confederación Nacional de Cooperativas de trabajo — CNCT — y de la CTEP vienen llevando adelante una agenda de género conjunta que se opone a que solo el 0,13 del Presupuesto 2019 se oriente a reducir las injusticias que sufren las mujeres, con una reducción de partidas.
El movimiento transversal dentro de sus sindicatos se tradujo concretamente en un proyecto de ley. El 1 de marzo, el presidente Mauricio Macri —al que la titular del Instituto de la Mujer, Fabiana Túñez, apodó el “feminista menos pensado”— anunció que iba a promover una Ley de equidad de género e igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo. Sostuvo que no podía ser que las mujeres ganaran menos que los varones y que deberían extenderse las licencias por parternidad, consignas emblemáticas de los movimientos feministas. Sin embargo, cuando hace algunos meses se conoció la letra chica del proyecto (EX-2018-10076341) que comenzó a debatirse en una plenaria de comisiones de Trabajo y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia, los diputados, sobre todo de extracción sindical, la rechazaron. Y es que la ley del Ejecutivo es lisa y llanamente la forma que encontraron para concretar la reforma laboral que no pudieron sancionar en diciembre pasado. Es, en definitiva, la utilización de las emblemáticas demandas de género pero en forma de consignas vacías y como mejor lo saben hacer los herederos de Durán Barba: puro marketing para ocultar políticas de ajuste y reducción de derechos.
El grito de las mujeres es claro: “Trabajadoras en unidad, no les bancamos la reforma laboral”. Lo saben bien: al macrismo la unidad de las trabajadoras le molesta, y mucho.
No en nuestro nombre
La mesa de unidad de mujeres sindicalistas lanzó una fuerte campaña con la consigna “No en nuestro nombre”, dejando en claro que la ley del macrismo no propone acciones concretas para la incorporación de las mujeres, lesbianas, travestis y trans al trabajo. La ley se discutió durante 3 instancias en diputados. En la primera tuvieron la voz los diputados, en la segunda referentes sindicales y en la tercera representantes de la sociedad civil y de las organizaciones feministas. Ninguna de las críticas al proyecto de ley fue incluido en el Presupuesto enviado al Congreso.
En el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y en la Ley 20744 de Contrato de Trabajo está taxativamente establecido el principio igual salario por igual trabajo.
Desde ahí partió la diputada de Unidad Ciudadana, Vanesa Siley — que presentó un proyecto alternativo al del Ejecutivo — para explicar por qué se trata de un “proyecto testimonial”. Y es que uno de los “cambios” que plantea la ley es que “en los contratos individuales, convenciones colectivas de trabajo, reglamentaciones y todo acto por el cual se fijen o estipulen salarios, se garantizará la plena observancia de la igualdad de género en la aplicación del principio constitucional de igual remuneración por igual tarea”. La diputada conoce del tema: es la Secretaría General de FESITRAJU.
“El problema de la brecha salarial y de la inequidad en el mundo laboral no tiene que ver con que hay una mujer que realiza el mismo trabajo del varón y cobra distinto”, explicó Siley. Y desarrolló: “la brecha salarial es fruto de la segregación ocupacional, o sea, cómo las mujeres nos incorporamos a las actividades laborales. Y aquí radica el punto porque nosotras realizamos las tareas feminizadas en salud, educación. Somos las que ocupamos el mayor índice del trabajo no registrado. Entonces por eso ganamos menos. Además, esa segregación ocupacional se combina con lo que pasa al interior del trabajo, es decir, el techo de cristal. Nosotras ocupamos la base de esa pirámide laboral. Entonces no es real lo que plantea el proyecto del Poder Ejecutivo, es algo meramente declamativo”.
El proyecto (3793-D-2018) elaborado por Mujeres Sindicalistas (MS) y que además de la firma de Siley lleva la de Carolina Moisés (Justicialista), Lucila De Ponti (Peronismo para la Victoria) y Carla Pitiot (Frente Renovador) discute punto por punto el elaborado por el ejecutivo. Mientras el proyecto del macrismo repite que “se garantizará la plena observancia de la igualdad de género” sin establecer sanción ni mecanismo alguno que lo haga, el proyecto de MS contempla la posibilidad de que se aplique una multa al empleador que incumpla y habilita a la persona que trabaja a reclamar diferencias salariales, restablecimiento en el puesto y la reparación de la discriminación sufrida.
Por otro lado, en el proyecto del Ejecutivo se contempla la posibilidad de que el ministerio de Trabajo tenga la facultad de “considerar y aprobar” las reformas estatutarias que se le imponen a las organizaciones sindicales, o de “considerar y homologar” las convenciones colectivas basado en “el respeto a la igualdad de género”. Para las mujeres sindicalistas esto es la puerta de entrada a una intromisión en la libertad sindical.
Todavía no hay una confirmación desde la comisión de Trabajo sobre cómo será el desenlace de este debate antes que la propuesta llegue al recinto.
Revolución puertas adentro
La unidad de mujeres, lesbianas, travestis y trans sindicalistas de diferentes gremios no nació de un día para el otro. Fue un camino que comenzó en octubre de 2016, justamente con el primer paro al gobierno de Mauricio Macri encabezado por las mujeres. Las sindicalistas tuvieron una tarea fundamental en ese armado, sobre todo, en ir a sus sindicatos y explicar ante muchos varones por qué las mujeres tomaron la iniciativa, pero sobre todo, para garantizar efectivamente el cese de tareas. El camino siguió durante esos años y se concretó con el último paro internacional de Mujeres del 8 de marzo de 2018 cuando mujeres de las cinco centrales obreras marcharon en unidad con una única bandera. Muchas de ellas fueron parte de las asambleas feministas que se realizaron todos los viernes de febrero en la Mutual Sentimiento. No lo dudaron, sabían que tenían que mandarle una señal a las compañeras de sus gremios, pero sobre todo a los varones y por eso marcharan todas juntas y bajo una misma bandera. Algo que no lograron nunca hacer los varones, lo hicieron las mujeres.
El 20 de septiembre, en el microestadio de Ferro, se lanzó un nuevo Frente Sindical para el Modelo Nacional que nuclea a más de 70 sindicatos de la CGT, con representación de todas las regionales de la CGT del país: Tiene como principales referentes a Sergio Palazzo de La Bancaria y de la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT), a Ricardo Pignanelli de SMATA y al emblemático Hugo Moyano. Además de tener una gran capacidad de movilización, tiene, sobre todo, una postura crítica con la actual conducción de la central obrera.
Las crónicas de la jornada reflejan lo contundente del acto y los pesos pesados del sindicalismo que nuclean este nuevo espacio combativo. Sin embargo, pasaron por alto la fuerte presencia de mujeres sindicalistas y sobre todo sus contundentes intervenciones que en muchos momentos fueron ovacionadas. En la ficha de inscripción que tenían que completar los sindicalistas para el acto del jueves, una de las indicaciones más importantes, escrita en mayúsculas y resaltada, decía: “es sumamente importante la representatividad del cupo femenino en la delegación que participe del encuentro”.
En el escenario del acto del lunes 24 de septiembre en Plaza de Mayo de las dos CTA, en las vísperas del Paro Nacional, también se vio una nutrida presencia de mujeres aunque hablaron únicamente dos: Sonia Alesso — Secretaria General de CTERA — y la actriz Lola Berthet — Secretaria Adjunta de ARGENTORES —.
Otra vez las mujeres vuelven a ser pioneras en uno de los espacios más masculinizados y machistas como lo es el sindicalismo. Y vuelven a ser ellas, las mujeres que dan batalla día a día en sus sindicatos las que demuestran que la única salida al neoliberalismo es con la unidad.
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