jueves, 31 de octubre de 2019

Ganadores y perdedores en movimiento

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jueves     31  de  octubre  de  2019


POLÍTICA






Ganadores y perdedores en movimiento

Imagen:  AFP

image.png                                                                  Por         Mario Wainfeld



  • La diputada Elisa Carrió dota de sentido a su retiro de la política anunciando que renuncia a su banca de diputada a partir del primero de marzo de 2020. No asistirá al discurso de apertura de sesiones ordinarias de Alberto Fernández.
  • Ayer empezó el escrutinio definitivo que se realiza en sede nacional para la fórmula presidente-vice, en 24 provincias para diputados y en 8 para senadores. Según la ley debe insumir como máximo doce días. Es más que posible que la diferencia entre la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner aumente la ventaja respecto de Mauricio Macri-Pichetto (ver páginas 2/3 de esta edición). De hecho viene subiendo desde que StarMatic anunció la primera carga de datos, desbalanceada pues había menos porcentaje de la provincia de Buenos Aires.
  • El recuento podría reperfilar el reparto de algunas bancas en el Congreso. Si varían los porcentajes “la última banca” en provincias grandes podría cambiar de color en la Cámara Baja. Para el Senado ya se están afilando los fiscales partidarios de Entre Ríos. Juntos por el Cambio se quedó con los dos escaños por mayoría superando al 'Frente de Todos' por 1902 votos de diferencia sobre 829.123 sufragios positivos. O sea el 0,23 por ciento del total. El conteo se hará a puertas cerradas y será a cara de perro.
  • Escalan las internas de  'Juntos por el Cambio'  ('JpC') por ejemplo acusaciones filo públicas entre la gobernadora María Eugenia Vidal y el ala irredenta de la Casa Rosada. Ambos sectores coinciden en algo: el otro es el mariscal de la derrota.


Teoría del empate, part I y II:  Cuando Macri designó al senador Miguel Pichetto como compañero de fórmula la Vulgata de derecha afirmó que había empatado el efecto de la movida de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner promoviendo la candidatura a presidente de Alberto Fernández.  “Alberto” comenzaba la reunificación del  'peronismo' sumando gobernadores, intendentes, la  'CGT', las  'CTA''organizaciones sociales', el sector comandado por  Sergio Massa-Pichetto   -  aseguraban sin ruborizarse opineitors afamados  - contrapesaría esa convergencia. Parecía extraño porque Pichetto no cuenta con peso territorial ni adhesiones ni votos en su provincia. Pero las leyendas urbanas repetidas a veces consiguen distraer, engañar, lobotomizar transitoriamente.


La narrativa del empate rebrota cuando se analiza el veredicto electoral.  El  'FT'  se impusopor poquito reza el nuevo mantra. La falacia trata de revitalizar la figura de Macri, lo consagra 'jefe de la oposición', un rol ignoto en la experiencia argentina. Antes que nada se usa como recurso para condicionar al presidente electo. Deberá consensuar todo, no conseguirá aprobar leyes.


Contradictorio planteo de un  'oficialismo'  que en sus días iniciáticos firmó un acuerdo ruinoso con los  'fondos buitre', devaluó el peso, suprimió retenciones, despanzurró mediante 'Decreto de Necesidad y Urgencia'  la  "Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual". En otro terreno, la pata judicial del  'macrismo'  encarceló sin que mediara condena a Milagro Sala y en contadas semanas lanzó la  'doctrina Irurzun'. Fue por todo, sin usar esa frase.



Remembranzas: En el año 2003. luego de ganar las elecciones y antes de asumir la presidencia, Néstor Kirchner soportó presiones memorables. Una nota editorial de José Claudio Escribano en el diario  La Nación  lo catequizaba con Postulados básicos” para su gestión. En otro artículo amenazó: si los desacataba sería  'eyectado'  de la Casa Rosada. Escribano pidió un encuentro a Kirchner, este lo concedió pero fijando un espacio no institucional: el estudio de un abogado que integraría su Gabinete.


El Jefe de Ejército Ricardo Brinzoni reclamó otro cónclave en aras de conseguir impunidad para los represores del terrorismo de estado. El ex presidente Eduardo Duhalde actuó como intermediario de ese potencial encuentro. En ese caso Kirchner eligió no estar aunque comidió al mismo abogado para recibir a Brinzoni en su bufete.


Usted ya lo sabe, Kirchner no se sometió al   'pressing'. Y ese letrado era y es Alberto Fernández quien conoce desde años cómo se quiere condicionar a un presidente. Hoy en día con otros formatos y en carne propia.



Usted es el culpable: Desde el 11 de agosto hasta el domingo pasado a Fernández se lo culpó de cualquier trepada del dólar, de todo desliz del gobierno. Un guiño, un tuit publicado años atrás, una discusión con un periodista agresivo… cualquier gesto ponía en riesgo la gobernabilidad. La templanza del candidato y la contención de sindicatos y organizaciones sociales contrapesaron la artillería verbal del  'oficialismo'.  La furia de Macri, sus invectivas a los votantes opositores. Las agresiones de Carrió, las proclamas  'bolsonaristas' de Pichetto y la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich.


La transición arrancó con buenos modales, promesas de sucesivos diálogos. Dichos rituales, constructivos desde el punto de vista práctico, propagan una valiosa señal a la sociedad. El pueblo soberano tuvo una conducta ejemplar en la jornada electoral.  Merece, necesita, que “la política” se ponga a la altura.


El conflicto también existe: Negociar es saludable, hacerlo con buenos modales es factible a menudo: hasta puede ser funcional. Pero la tarea de gobernar afecta intereses y supone dirimir conflictos. Los juegos de suma positiva (“todos ganan”) existen pero no expresan todo el universo de lo real.


Bajemos las generalidades a tierra. Tal vez reactivar la capacidad industrial ociosa no genere grandes resistencias ni controversias. Parece favorecer a una vasta gama de sectores sociales y productivos: empresarios, trabajadores, consumidores.


En cambio, desdolarizar las tarifas de servicios públicos va a contramano de la redistribución regresiva del ingreso impulsada por Macri. Las concesionarias se enriquecen, ciudadanos-consumidores, intendencias y provincias padecen penurias. Revisar esa política damnifica a los ganadores del  'modelo M'  y da respiro a millones de perdedores.


La propia lucha contra el hambre, a primera vista, da la sensación de ser una bandera ecuménica. Nadie osa cuestionarla. A medida que se ingresa a los detalles, como lo hace el diputado Daniel Arroyo, se insinúan conflictos de intereses. Una  “ley de góndolas”  restringiendo la oferta de productos de grandes empresas en los supermercados supone limitar la concentración económica. Todo espacio ganado por la economía popular disputa una porción del mercado (reducida acaso pero jamás nula).


Los políticos, los gremialistas, los abogados, los diplomáticos son especialistas en negociar con quien tiene posiciones y afanes distintos. Un 'Pacto Social'  articula un modelo institucional para hacerlo. En cualquier tratativa subyace la correlación de fuerzas. El poder del Estado dirime en el desacuerdo o en las pulseadas: puede usarse para acentuar las asimetrías que genera el  'capitalismo'  o para mitigarlas.


Representación e igualdad: Un nuevo rizo de la teoría del empate pregona que la ventaja de AF-CFK se diluiría si se dejan de computar los votos del Conurbano bonaerense. El patético argumento se puede dar vuelta explicando que sucedería igual prescindiendo de los guarismos de Córdoba y de la Ciudad Autónoma. Pero da miga para más: su sustrato clasista ayuda a cerrar esta nota.


Un presidente representa a todos los argentinos, cualquiera sea su preferencia política. Pero un proyecto político contiene un modelo de sociedad, de reparto de riquezas, saber, poder, oportunidades.

El  'macrismo' cercenó derechos, ahondó las desigualdades, desmanteló el aparato productivo, aumentó la pobreza y el desempleo. Fomentó la mano dura, criminalizó a la oposición. Reparar tamaña devastación insumirá años, en el mejor de los casos. El tremendo desafío para el  'peronismo'  que vuelve es hacerlo con métodos democráticos, apego a las leyes y sin dejar las convicciones (ni las promesas electorales) en la puerta de la Casa Rosada.









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