miércoles, 14 de junio de 2017

'CUBADEBATE': Epidemia letal

CUBADEBATE
Una voz contra el imperialismo mediático


martes 13 de junio sw 2017


SOCIEDAD


Epidemia letal

Por           HUGO RÍUS     
Periodista de Prensa Latina. Profesor titular de                                                                                                   la Facultad de Comunicación. Premio Nacional                                                                                                   de Periodismo José Martí. 


La epidemia de los opiáceos abrasa las venas de EE UU. En 2016 las drogas mataron a más personas que nunca, al menos 59.700 (una proyección a partir de datos oficiales del primer semestre y que continúa la escalada desde los 47.000 de 2014 y los 52.400 de 2015). El año pasado murieron por esta causa más americanos que en los 19 años de la guerra de Vietnam.
Guillermo Tell
  (fuente: The New York Times).

En EEUU casi se duplicaron los fallecimientos por sobredosis entre 2013 y 2014. Foto: Archivo.
En EEUU casi se duplicaron los fallecimientos por sobredosis entre 2013 y 2014. Foto: Archivo.
Del total de muertes, unas 35 mil fueron por consumo de heroína, sola o sintética, que hasta traficantes de poca monta logran recibir por correo tras pedirlos en Internet. Según Nora Volkow directora del Instituto Nacional sobre el abuso de drogas, el problema seguirá empeorando en 2017, cuando la  sobredosis ya es la causa de muerte más común entre estadounidenses menores de 50 años.
En 2015 más de dos millones de ciudadanos tuvieron problemas con opiáceos de receta y heroína, lo que supuso un costo social de 51millones de dólares, casi lo  mismo que el nuevo aumento para gasto militar anunciado entonces por la Casa Blanca.  Resulta que Estados Unidos suma un cinco por ciento de la población mundial, pero consume el 80 por ciento del mercado global de opiáceos farmacológico.
Las escalofriantes cifras indican de nuevo el alcance de lo que se califica en la actualidad de letal epidemia, el despiadado fomento de un creciente mercado de adictos, del que se enriquecen mafias dentro y fuera del poderoso país, cuyos gobiernos suelen ser más proclive a señalar con injerencia la paja en el ojo ajeno antes que la viga en el ojo propio.






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