jueves 1º de junio de 2017
Una consecuencia de la subjetivación de la política.
El usufructo de la grieta
La táctica de distraer a la población de las políticas de exclusión, que favorecen a determinados grupos económicos, permite implementar la acumulación con el mínimo grado de desesperación y agitación.
Los medios dominantes y la oposición a CFK publicitaron exitosamente que ella agrietó la sociedad Argentina. Se utilizó un término que expresa lo indeseable y dañado, con la capacidad de absorber y neutralizar una historia de ideales solidarios y soberanos, provenientes de diferentes fuerzas políticas, reduciéndolos a un fenómeno parcial como los distanciamientos personales a causa de las disputas sobre política.
La táctica para relativizar políticas sociales es fomentar controversias que alimenten la grieta. Distraer a la población de las políticas de exclusión, que favorecen a determinados grupos económicos, deja a las conciencias dispersas y sometidas; permitiendo implementar la acumulación con el mínimo grado de desesperación y agitación. Estados que se neutralizan ofreciendo en sacrificio a los que fueron ubicados a un lado de la grieta e identificados como los rebeldes al plan A y culpables del malestar.
Más allá de los intereses que recortan un hecho para naturalizar un relato, hace tiempo que no se destacaba una intensidad afectiva tan propia de nuestro carácter. La defensa acalorada abrevó, por un lado, en el lazo amoroso que se estableció con Cristina Fernández y Néstor Kirchner, que luego de su fallecimiento transfirió y duplicó la carga afectiva hacia CFK. Que una mujer haya asumido la categoría y carácter de Amo popular fue mayor causa de este amor que los beneficios materiales otorgados.
Su contrapunto fue la intensidad del odio que se despertó ante el amor a la presidenta. No fueron sus errores lo que consolidó un bloque opositor. La hostilidad escénica, en muchos, se convirtió en el amor hacia el contrario sin otra razón más que compartir el objeto odiado, por eso los argumentos para sostener el voto a los ceos del pragmatismo son verdaderos laberintos de contradicciones. La crítica a CFK toma el lugar de velo para ocultar lo insostenible. En los acólitos, el odio se monta sobre las huellas de la exclusión. Expulsión de todo lo que amenace el status quo.
El amor apacigua el impacto de las fallas y debilidades del objeto amado de la misma manera que el odio les da trascendencia, mecanismo que permite agrupamientos dignos de un gran collage porque anula el espíritu crítico y la honestidad intelectual.
La otra vertiente fue la empatía que logró el relato sobre el sujeto de derecho. Este fue el intento de otorgar poder al ciudadano, a través de leyes sancionadas por el Congreso, para incluirse en la lucha interna y cotidiana por la soberanía, justicia, trabajo, educación, salud, seguridad, etc. Propósitos que superan a un partido político y a un gobierno, como a los políticos que las enunciaban. Muchos de ellos quedaron en franca ilegalidad y traición respecto de ellos.
En lo cultural es un paradigma que se ofreció a las identificaciones secundarias que nos representan en el plano social: yo soy esos derechos. Implica e involucra a cada persona en su realidad y en las causas de su malestar. Saber que lo que uno y tu otro obren en el campo social favorece o perjudica. Que el sometimiento de la política y de la justicia, para beneficiar al poder, se sienta a tu mesa y está en tus sueños. De sus nombres e intereses. Denunciar la manipulación de la comprensión, desde la comunicación masiva, construyendo realidades según los intereses de los grupos económicos. La negación es la vacuna.
Fue una apuesta a la subjetivación de la política a través de una militancia moral de la responsabilidad social contra las naturalizaciones provenientes de la moral dominante que echaron raíz en el sentido común pero sin medir, en la estrategia y táctica, que la dinámica de lo social sigue lógicas de realización diferentes a la singularidad que se constituye en un sujeto. En el sujeto la responsabilidad se enfrenta a las pérdidas y a la culpa inconsciente, al contrario de las elecciones del plano social que se cambia de objeto y opciones sin que se produzcan estás pérdidas, ni culpa. Característica que se refleja en cierta hipocresía, levedad y un como si necesario para el funcionamiento de lo social cotidiano. Creó una nebulosa equívoca al igualar al par diferente con los causantes de los desastres económicos que llevó a sostener un alto nivel de conflicto personal en los vínculos. La condición de Amo de CFK absorbió la tensión que se tradujo en rechazo y resentimiento hacia ella.
Aislamos una frase contraria a la implicación subjetiva en la política: "otra vez sopa", secuela de la naturalización dominante. Posición pasiva que objetaliza a la persona al proyectar sobre el Amo elegido la culpa de su displacer. La frase actúa como canal de descarga de la tensión, que produce la insatisfacción y la frustración, por el bienestar que no llega.
Eran exigencias que contrastan con el medio político y sus comunicadores. Ellos pueden acusar a su par de ladrón y a la vez asociase al mismo sin cuestionamientos personales. Su moral se va torciendo en función de obtener un reconocimiento que les dé participación en el poder: inventaron la frase ¡mi límite es...!, límite que se corre según acuerdos espurios o grado de sometimiento.
Quizás para lograr que una moral de la responsabilidad social se incorpore al carácter de nuestra población deberíamos identificarnos con los actos, en relación a la ley, de las figuras que nos representan o que representan a los grupos económicos. El influjo siempre va del dominante al dominado. Por ejemplo, en Islandia, el primer ministro renunció por tener cuentas off-shore en paraísos fiscales. También renunció el presidente de Chile Transparente, el ministro de Energía de España y el primer ministro de Inglaterra, por implicación de su padre en cuentas off-shore, luego del Brexit, etc.
En cambio, nuestro paraíso moral naturalizó que solo es robo al Estado cuando el dinero está en bolsos, pero si los bancos fugan dinero a cuentas off-shore es un negocio de los grupos económicos o de nuestro padre (nueva versión del delito permitido en Argentina). Estas identificaciones liberan de la responsabilidad social porque trasmite y facilita una satisfacción transgresiva e inmediata como identidad de un pueblo.
Si bien las intenciones pueden ser valederas, no sabemos si el sujeto de derecho es posible en el capitalismo de un país que no cesa en su emergencia o si con él se llega más allá del populismo. Lo que podemos afirmar es que los representantes y los comunicadores de nuestra clase dominante deben cambiar su moral para que se pueda reducir la grieta entre pobres y ricos. Al modo de un acto fallido se nombran a sí mismos Cambiemos. ¡Háganlo!
* Psicoanalista

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