lunes 2 de agosto de 2017
Informe Especial
Contundente triunfo de Cambiemos en CABA y sorpresa en Provincia
Carrió arrasa en Capital pero el dato de la jornada lo dan los votantes de Esteban Bullrich en Buenos Aires.
Por Gabriel Buttazzoni
"No vuelven más", gritaban en el búnker de Cambiemos de Costa Salguero. El cantito apenas incomodó en el escenario, donde las principales figuras del espacio se regodeaban por el triunfo. Mauricio Macri les contestó por la positiva y sostuvo que se iniciaba un proceso de "veinte años".
Derrotados Cristina y Schiaretti, el liderazgo nacional del peronismo quedó en el aire
Por una vez, los encuestadores tuvieron razón, aunque sea por omisión. En las últimas semanas habían difundido sus números en voz baja, por obligación, temerosos de dar (otra vez) el mal paso. El famoso empate técnico inhibía pronósticos arriesgados. Y, a las 19 de ayer, en ningún búnker se arriesgaban a mostrarse exultantes. En los minutos posteriores al cierre de los comicios, el triunfo de Cambiemos en Córdoba figuraba como el dato político más trascendente. La Ciudad de Buenos Aires auguraba festejos seguros. Todas las miradas apuntaban al territorio bonaerense. Y, puntualmente a las 21, se comenzó a develar la pelea de fondo. La provincia de Buenos Aires le daba al oficialismo el resultado con el que soñaba (al cierre de esta edición el final era de bandera verde). De yapa, figuraba victorioso en Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, Jujuy, San Luis, Neuquén, La Pampa y Santa Cruz.
Si el gráfico del país quedó más teñido de amarillo que en las presidenciales de 2015 es porque el Gobierno acertó en su estrategia para encarar las elecciones. Agobiado por un segundo semestre que nunca llegaba, en marzo de este año la Casa Rosada (en especial la parte ecuatoriana del edificio) reconoció que la perspectiva para las elecciones de medio término eran negativas. Reflotar la grieta fue la decisión. Haciendo propio el camino que el kirchnerismo había utilizado durante su gestión, apostó por dividir en dos al electorado bonaerense. Al tirar sus fichas sobre el tablero, obligaron a Cristina Fernández a ocupar una parada que en principio prefería evitar. "Si no nos va a ir todo lo bien que deseamos, por lo menos dividamos los votos grandes en dos, y si nos toca salir segundos será igual con un caudal importante".
Obligada, la ex presidenta se sentó a la mesa para no quedar en el olvido. En ese momento, la candidatura de Sergio Massa y sus sueños presidenciales comenzaron a desvanecerse. "Somos competitivos rumbo a octubre", se apuró a decir Graciela Camaño antes de que aparecieran los datos. A 15 puntos del segundo, lo más probable es que sufra una mayor sangría en la elección por los puntos.
Tan bien le salió a Durán Barba el análisis, que la polarización se terminó por trasladar a todo el país, con lo que logró triunfos en distritos impensados. La opción, por último, fue tan acertada como contradictoria, ya que Cambiemos se terminó por aferrar a la lógica de la división que durante tantos años le achacó al kirchnerismo.
Más allá del número final con Cristina, los triunfos en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, dejaron patas para arriba todos los cálculos del peronismo. Cristina quedó sentida, pero los gobernadores que se arremangaban para asumir el liderazgo del PJ dejándola en el olvido sufrieron un traspié que aún le deja crédito en la puja partidaria. Juan Manuel Urtubey, tal vez, sea el único de los que tienen aspiraciones nacionales que salió fortalecido.
Si el gráfico del país quedó más teñido de amarillo que en las presidenciales de 2015 es porque el Gobierno acertó en su estrategia para encarar las elecciones. Agobiado por un segundo semestre que nunca llegaba, en marzo de este año la Casa Rosada (en especial la parte ecuatoriana del edificio) reconoció que la perspectiva para las elecciones de medio término eran negativas. Reflotar la grieta fue la decisión. Haciendo propio el camino que el kirchnerismo había utilizado durante su gestión, apostó por dividir en dos al electorado bonaerense. Al tirar sus fichas sobre el tablero, obligaron a Cristina Fernández a ocupar una parada que en principio prefería evitar. "Si no nos va a ir todo lo bien que deseamos, por lo menos dividamos los votos grandes en dos, y si nos toca salir segundos será igual con un caudal importante".
Obligada, la ex presidenta se sentó a la mesa para no quedar en el olvido. En ese momento, la candidatura de Sergio Massa y sus sueños presidenciales comenzaron a desvanecerse. "Somos competitivos rumbo a octubre", se apuró a decir Graciela Camaño antes de que aparecieran los datos. A 15 puntos del segundo, lo más probable es que sufra una mayor sangría en la elección por los puntos.
Tan bien le salió a Durán Barba el análisis, que la polarización se terminó por trasladar a todo el país, con lo que logró triunfos en distritos impensados. La opción, por último, fue tan acertada como contradictoria, ya que Cambiemos se terminó por aferrar a la lógica de la división que durante tantos años le achacó al kirchnerismo.
Más allá del número final con Cristina, los triunfos en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, dejaron patas para arriba todos los cálculos del peronismo. Cristina quedó sentida, pero los gobernadores que se arremangaban para asumir el liderazgo del PJ dejándola en el olvido sufrieron un traspié que aún le deja crédito en la puja partidaria. Juan Manuel Urtubey, tal vez, sea el único de los que tienen aspiraciones nacionales que salió fortalecido.
Categórico
Como dos años atrás, Córdoba ofreció el resultado más categórico a favor del macrismo. El rotundo triunfo reafirma la estrategia PRO de poner al modelo como cara del oficialismo. Si bien no sufrió traspiés verbales durante la campaña - como sí le sucedió a Bullrich - Héctor Baldassi cosechó un triunfo que lo excede ampliamente como factor para contar con el apoyo del electorado.
La elección en Córdoba se presentaba como una interesante divisoria de aguas, ya que Macri había ganado con contundencia allí en 2015, pero lo había hecho con una complicidad silenciosa de Schiaretti y José Manuel de la Sota. Los líderes del "cordobesismo" se vieron obligados a presentar una oposición más firme al Gobierno en las última semanas para volcar hacia su redil aquel trascendente favor al Presidente. A la luz de los resultados, terminaron por poner en riesgo su propio liderazgo en la provincia y, su pretendido protagonismo unitario en el coro de las provincias gobernadas por el justicialismo.
Más previsible, pero también trascendente fue el triunfo de Elisa Carrió en la Ciudad. Las acciones de la chaqueña crecieron de manera trascendente en la coalición gobernante. A ella recurrieron no sólo para ganar entre los porteños sino para fortalecerse en tierra bonaerense, en Córdoba y en Santa Fe. El experimiento de Martín Lousteau pasó a ser testimonial. Hará oír su voz en el Congreso, pero deberá repensar su deseo de presentarse otra vez como candidato a jefe de Gobierno.
Más previsible, pero también trascendente fue el triunfo de Elisa Carrió en la Ciudad. Las acciones de la chaqueña crecieron de manera trascendente en la coalición gobernante. A ella recurrieron no sólo para ganar entre los porteños sino para fortalecerse en tierra bonaerense, en Córdoba y en Santa Fe. El experimiento de Martín Lousteau pasó a ser testimonial. Hará oír su voz en el Congreso, pero deberá repensar su deseo de presentarse otra vez como candidato a jefe de Gobierno.
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