lunes 07 de enero de 2019
POLÍTICA
Por REDACCIÓN de Revista VEINTITRÉS
El pedido, casi en soledad, de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, y algún que otro referente radical para que haya un mayor diálogo puertas adentro de la alianza Cambiemos, tomó rápidamente fuerza en los distintos espacios internos de cara a las próximas elecciones nacionales.
El objetivo de todos es volver a ganar este año. Para algunos dirigentes del radicalismo la única finalidad es conseguir retener el liderazgo en municipios y gobernaciones. Otros, incluida la diputada chaqueña, quieren evitar que regresen quienes estuvieron al frente del anterior gobierno en pos de la mentada República. Los principales asesores del jefe de Estado buscan garantizar la continuidad y profundización del "cambio" económico y cultural en un segundo mandato. Sin embargo, sólo algunos anhelan instaurar una nueva dinámica que posibilite más apertura al momento de gobernar. Uno de los que lo explicitó fue el jefe del interbloque de diputados del oficialismo, Mario Negri, en declaraciones a La Nación: "Cambiemos debe dejar de ser una circunstancia electoral para ser una coalición, donde la discusión sea entre iguales sobre el rumbo que se quiere seguir y qué instrumentos se quiere adoptar".
Con un pie afuera y otro adentro, el diputado nacional Martín Lousteau se atrevió a interpelar a los radicales al sostener que es necesario que compitan en una eventual interna de Cambiemos, a la vez que pidió que se permitan dar ciertas discusiones dentro de la alianza que se conformó en 2015.
"Hace mucho que a Lilita no le consultan nada", dijeron desde el entorno de la legisladora de la Coalición Cívica para dar cuenta del descontento que hay con el presidente y parte de su equipo y que en el último tiempo derivó en más de una crítica en público.
Los reiterados enojos de los socios del macrismo, tanto de radicales como de la propia Carrió, tienen como telón de fondo - según afirman desde la UCR y la Coalición Cívica - la permanente falta de consulta en la toma de decisiones por parte del presidente Mauricio Macri y la cúpula de PRO, que cada vez quedó más reducida a la figura del jefe de Gabinete, Marcos Peña, aun cuando el año pasado se corrió de la escena pública en medio de la crisis cambiaria, y al flamante secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, que continúa siendo "los ojos y la inteligencia" del mandatario, cualquiera sea el cargo que ocupe dentro del Poder Ejecutivo nacional.
Más cuidadosos de ventilar las internas, algunos dirigentes de PRO coinciden en algunos de los cuestionamientos de sus socios. Aunque la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, se encargó de subrayar en más de una oportunidad que "la candidatura más importante es la Mauricio" y que "debe ser reelegido", por lo bajo, desde La Plata lanzan algunas críticas que apuntan tanto a las medidas económicas adoptadas por el Ejecutivo nacional como al funcionamiento interno del macrismo, en el que la mandataria provincial quedó cada vez más relegada en las discusiones. Algo similar sucede dentro del Gabinete nacional, donde sólo algunos se animan a mostrar su disconformidad, aún cuando son claves para asegurar un nuevo triunfo de Macri.
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