sábado, 1 de septiembre de 2018

'Infobae': Recetas que ya fallaron y un plan errático

sábado 1º de setiembre de 2018






Recetas que ya fallaron y un plan errático



 image.png                                                                                              Por               Agustín  Rossi


La angustiante crisis cambiaria disparó dudas respecto a la capacidad de pago de la Argentina, que viene reendeudándose peligrosamente desde que Macri asumió la presidencia, hace casi tres años.
Volvieron esos viajes de ministros hacia el FMI, consecuencia previsible si antes se invitó a que el organismo financiero fuera nuevo rector de la economía argentina.
El Gobierno corre de atrás a los mercados sin una estrategia clara de hacia dónde quiere ir. Sin plan, y ahora sin plata, se encapricha ratificando un rumbo que nos trajo hasta esta semana de incertidumbre y las que vendrán.
De poco sirvieron los (no) anuncios que ensayó el Gobierno. Sorprendió su mala comunicación pero no está ahí el problema. El problema es el rumbo.
En lo inmediato, esta megadevaluación nos hace esperar una nueva aceleración inflacionaria en un contexto de recesión y desempleo. Se seguirá licuando el poder de compra de la gente, empeorando así la distribución del ingreso y la incidencia de la pobreza y la indigencia.
La crisis es ahora y es consecuencia de malas decisiones. La apertura comercial indiscriminada hunde a los emprendedores que mañana podrían generar los dólares que Argentina necesita. La desregulación extremista de la cuenta financiera convirtió al país en un casino del mundo donde la casa nunca gana. El endeudamiento hipoteca y condiciona el futuro de las personas jóvenes.
No se proyecta una idea de país. No se marca una dirección que oriente llevando a todos, sin dejar a nadie atrás.
Ante la crisis, la respuesta es errática, la mayoría de las veces es repetitiva de recetas que nunca terminaron bien.
Son los millones de argentinos y argentinas a quienes se les prometió en campaña que no perderían nada de lo que ya tenían quienes perdieron la confianza. Cuando Macri hace lo contrario de lo que prometió comete una falta más grave que la mentira: defrauda la confianza.
El Gobierno debe dejar de hacerle morisquetas al mercado, que lo ignora. Debería, por primera vez, gobernar a favor de quienes todos los días luchan para salir adelante.
Si lo que faltan son dólares ¿Dónde está la agenda del crecimiento, de la mayor escala y el salto exportador? ¿Cuál es el mecanismo por el cual el ajuste en ciencia y tecnología, privatizar la educación pública o pulverizar el salario y el poder adquisitivo van a disipar las tensiones asociadas a la restricción externa?
Organicemos el futuro. ¿Sobre qué escenarios de sustentabilidad de la deuda externa trabaja actualmente el Gobierno? Las altas tasas de interés juegan en contra, al igual que la devaluación y el estancamiento en los niveles de actividad.
En lo inmediato, una vez estabilizada la situación cambiaria, hay que trabajar para recomponer la estructura social, compensando los efectos contractivos de la devaluación por medio de una política agresiva de ingresos, transferencia a los hogares y política fiscal expansiva.
Asimismo, en materia macroeconómica, hay que atacar las brechas. Activar la demanda efectiva y direccionar una transformación estructural, por medio de un programa de política fiscal, monetaria, cambiaria, de ingresos, industrial y tecnológica.
Esto supone a más largo plazo un reconocimiento sobre la principal restricción al crecimiento en Argentina, que no es fiscal, sino externa. El desequilibrio actual es consecuencia y no causa de los problemas macroeconómicos en nuestro país. Negarlo es entrar en una espiral interminable de ajuste y recesión.
El lugar de Argentina en el mundo no es competir con países que tienen salarios de USD200. El lugar de Argentina es aprovechar nuestra creatividad, educación, y capacidad emprendedora para exportar productos de alto valor agregado.
Aquí radica el principal desafío de cara al 11 de diciembre de 2019. Argentina necesita generar dólares exportando valor agregado. Esto empieza con un Estado que potencie lo que ya hacemos bien y facilite hacer las cosas mucho mejor.
Este es el otro camino. Es el del crecimiento con inclusión social. Los valores que lo sostienen no son la indiferencia o el egoísmo. Son la solidaridad y el esfuerzo, la justicia social y la libertad.

*   El autor es diputado nacional (FpV). Ex Ministro de Defensa de la Nación.







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