martes 09 de octubre de 2018
El brutal calvario de las mujeres condenadas en Afganistán por fallar el "test de virginidad"
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Bahara huyó de su casa en Kabul, Afganistán, a los 18 años para encontrarse con un hombre con quien mantenía una relación a distancia.
Nunca lo había visto, pero se habían conocido a través de mensajes y llamadas telefónicas. A poco de finalmente encontrarse con él, fue violada, como reportó el periódico The Guardian este martes en un articulo.
Lo que siguió fue un descenso al oscuro mundo de violencia, moralismo e ilegalidad al que son sometidos las mujeres en Afganistán, un estado fallido que convive entre los ataques terroristas casi diarios de los talibanes y el Estado Islámico (ISIS, en inglés), una sociedad islámica ultaconservadora y la presencia de las tropas de la OTAN desde el año 2001.
Cuando Bahara denunció la violación en la estación de policía nadie la asistió. Por el contrario, la llevaron por la fuerza a un hospital para que corroboraran si aún seguía siendo virgen, una práctica declarada ilegal en 2016 pero que aún sigue vigente y enraizada en la cultura afgana.
"Yo estaba menstruando ese día y les imploré que no me llevaran, pero no me escuchaban", contó Bahara, cuyo nombre fue cambiado para preservar su identidad, desde la prisión de Mazar-i-Sharif en la provincia de Balkh, donde cumple una condena por "crímenes morales".
"Pensé que los médicos al menos me llevarían a un lugar privado para hacer la prueba. Pero se hizo en una habitación llena de personas; doctores, enfermeras, visitantes y hasta otros pacientes que querían verme desnuda. En ese momento, hubiera preferido la muerte", relató, de acuerdo a The Guardian.
El test de virginidad fue practicado por una enfermera que usó sus dedos para corroborar que el himen, un tejido dentro de la vagina, siguiera intacto. No logró hacerlo y culpó al estado de la joven por el fracaso del test, por lo que debieron someterla a más pruebas.
Fallar el test significa ir a prisión. En Mazar-i-Sharif muchas mujeres conviven recluidas por haber cometido alguno de los llamados "crímenes morales" en una sociedad ultramachista que observa una interpretación extremista de la ley islámica, o sharia, y que van desde el huir de la casa hasta tener relaciones sexuales antes o por fuera del matrimonio.
Para muchas, quizás la mayoría, el usual delito de huir del hogar surge de una acto de supervivencia. La violencia doméstica y el trabajo sexual forzado son prácticas habituales en Afganistán que no están necesariamente mal vistas por la sociedad.
Así, luego de ser capturadas son forzadas a pasar largos períodos en prisión junto a convictos condenados por asesinato, terrorismo o robo.
Existen algunas iniciativas para mejorar la situación. Activistas sociales en Afganistán han presionado para lograr que el gobierno en Kabul apruebe una ley de salud pública para efectivamente detener los tests de virginidad, considerados degradantes y discriminatorios.
La práctica ya estaba prohibida desde 2016, pero nunca se dejó de realizar y la nueva legislación aprobada busca forzar el cumplimiento de la orden.
En paralelo, la organización Marie Stopes International, financiada por el gobierno de Suecia, está llevando equipos de médicos y psicólogos a todas las provincias afganas bajo control de Kabul para comunicar la nueva ley e implementarla.
Además, los equipos hablan con las mujeres condenadas e intentan prepararlas para cuando finalmente salgan de prisión y enfrenten el estigma que en Afganistán conlleva haber sido acusada de "crímenes morales".
"No estoy segura de poder reinsertarme en la sociedad y vivir una vida normal. Mi estadía aquí ha dañado la reputación de mi familia, y realmente temo que mi padre me asesine cuando salga", expresó Bahara. "Aún si una persona es un criminal, sigue siendo humana. Los seres humanos no se merecen pasara por lo que pasé", agregó.
La acusación de no ser virgen es, de hecho, uno de los mayores miedos de las jóvenes en Afganistán, como es el caso de Hosnia, cuyo nombre real también ha sido preservado.
Esta residente de Kabul estaba preocupada por su noche de bodas, que ocurrirá pronto, al momento de hablar con The Guardian. Sabe que su esposo y la sociedad entera esperan que sangre para demostrar su virginidad anterior al matrimonio.
Una familiar cercana de Hosnia, sin embargo, no sangró en su noche de bodas y fue duramente castigada por ello.
"Aún si son vírgenes, muchas chicas no sangran la primera vez. Pero aquí, se cree firmemente que si no lo haces no eres pura", contó Hosnia.
Ella sabe que es virgen, pero aún así está aterrorizada por la posibilidad de que no sangre, como muchas otras afganas.
Cuando esto ocurre, en la mayoría de los casos provoca que el esposo "devuelva" a la joven a su padre y se divorcie, generando una marca en toda la familia. En otras ocasiones, el esposo sencillamente asesina a la novia.
Además de los esfuerzos de las ONGs internacionales, también en el gobierno afgano hay iniciativas para combatir este fenómeno, aunque el cambio es extremadamente lento.
El coronel de la policía en el distrito 9 de Kabul, Bismillah Taban, fue el primero hace unos años en prohibir a sus oficiales la implementación de pruebas de virginidad. Pero en la administración de su predecesor era usual que las mujeres vistas en la calle con hombres que no fueran sus esposos o padres fueran detenidas y enviadas urgentemente a los hospitales para ser testeadas.
Y esto ocurre en la capital afgana, el centro urbano mejor conectado y más avanzado en un extenso país mayormente rural, pobre y atrasado donde existen extensas porciones de territorio controladas por los talibanes o el ISIS, donde el estado no tienen ningún control.
"La evaluación del himen no sólo tiene un impacto psicológico negativo en las niñas y mujeres. Es una prueba peligrosa que causa dolor y puede generar sangrado e infecciones", sostiene la Organización de Ciencia Forense de Afganistán.
Además de constituir una violación a los derechos humanos, no hay base científica para la práctica de un test que no prueba la existencia o ausencia del himen, señala la organización, pero en un país donde no existe la educación sexual en las escuelas, esta información es desconocida.
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