jueves 10 de enero de 2019
POLÍTICA
El juicio por los desaparecidos en La Tablada
El pacto que
se desmorona
La declaración de un enfermero se sumó a los testimonios que muestran el armado de la versión oficial sobre los hechos de 1989.
El general Alfredo Arrillaga está acusado por el asesinato de uno de los militantes del MTP. Imagen: NA
Por REDACCIÓN de PÁGINA 12
El juicio por los desaparecidos de La Tablada entró en su tercera semana y, a medida que avanza, se suman nuevos elementos que desnudan el pacto de silencio construido por los militares para ocultar lo que sucedió con los militantes del Movimiento Todos por la Patria, quienes se habían rendido tras el intento frustrado de copar el Regimiento 3, en enero de 1989. En la primera audiencia de esta semana, el enfermero militar Alfredo Benítez contradijo lo que, según el expediente de instrucción labrado entre el 89 y el 90, él mismo había declarado entonces sobre el supuesto intento de fuga de los militantes.
El juicio oral, el primero que trata aquellos hechos, se desarrolla en el Tribunal Oral Federal 4 de San Martín y tiene en el banquillo de los acusados al general Alfredo Arrillaga, procesado por el asesinato de José Díaz, uno de los cuatro militantes del MTP desaparecidos (los otros son Iván Ruiz, Carlos Samojedny, Francisco Provenzano).
De acuerdo con la versión oficial sostenida durante treinta años por las Fuerzas Armadas, y plasmada en el expediente de instrucción – a cargo del juez Gerardo Larrambebere, con la participación de su secretario Alberto Nisman – los militantes Ruiz y Díaz intentaron escaparse tras fallar en el copamiento del regimiento y, en esa supuesta huida, mataron al sargento ayudante Ricardo Esquivel (en verdad, testimonios e indicios señalan que el sargento murió durante el enfrentamiento previo).
“¿Recuerda a un señor Esquivel?”, fue la pregunta que querellas y fiscalía le plantearon a Benítez. “No”, fue la respuesta del enfermero militar.
Lo curioso del caso, tal como fue advertido en la audiencia por las partes, es que el mismo Benítez figura declarando en el expediente de instrucción, el 30 de agosto de 1989, y asegurando que vio vivo al sargento Esquivel en la mañana de aquel 24 de enero y que volvió a verlo esa tarde, pero muerto. Cuando el juez Matías Mancini, titular del TOF 4 de San Martín, le leyó aquella declaración, Benítez evadió responder diciendo que “ahí está más redondo el tema”. Ante la repregunta, ante el señalamiento de la flagrante contradicción, dijo: “Yo no lo vi nunca. No lo conocía a Esquivel”. Cuando terminó de declarar, Benítez fue a saludar afectuosamente al acusado Arrillaga.
La revelación del testigo se suma a las ya planteadas en audiencias previas, que ponen en jaque a la versión oficial de los hechos. La semana pasada declaró un sargento retirado del Ejército, Cesar Ariel Quiroga, citado como testigo de la defensa de Arrillaga. De acuerdo con el relato oficial, el 24 de enero de 1989 Quiroga conducía una ambulancia militar y recibió del mayor Jorge Varando a los detenidos Díaz y Ruiz, y se los entregó al sargento ayudante Esquivel, a quien los militantes del MTP habrían matado para escapar. Ante el tribunal, Quiroga desmintió esa historia y reveló que firmó una declaración falsa a pedido del auditor militar Marcelo González Roberts y luego de advertirle al entonces secretario Nisman que “yo no dije eso”. Aclaró que actuó de esa manera por su “corta edad y trayectoria en la fuerza, por presión y por miedo”: “Por eso firmé lo que firmé. Hay cosas que no son reales. Y firmé... Hace 30 años que llevo esta mochila conmigo. Hay cosas que escribieron ahí que yo no viví”.
A su vez, el sargento retirado José Alberto Almada contó que militares de civil “sacaron vivos en un Ford Falcon blanco” a los militantes, que Esquivel murió en el combate previo y no ultimado por Ruiz y Díaz en su huida. También denunció el encubrimiento y ratificó que recibió amenazas de la familia de Jorge Halperín, otro militar señalado por su actuación en La Tablada. “No soy el único que vio. Soy el único que se animó a decir la verdad”, acotó.
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