
lunes 16 de enero de 2017
Ese tablero de hegemonía monopolar Anglo-norteamericano duró sólo entre 10 y 15 años, dado el meteórico ascenso de China y la no menos fulminante recuperación del poder de negociación de Rusia.
CARTA ESTRATÉGICA A PICHETO Y ROGGERO
En esos 10/15 años se consolidó la fuerza de una Europa unida, la aparición de un quinto protagonista planetario como la India, y la presencia de potencias regionales en ascenso, entre ellas, Brasil, Sudáfrica, Irán y Turquía. También es de pública y general aceptación que, desde el último lustro, el tablero internacional se dirige sin prisa pero sin pausa hacia un nuevo enfrentamiento entre dos superpotencias: EE.UU. y China.
Por Juan Gabriel Labake
NAC&POP
Estimados compañeros Miguel Pichetto y Humberto Roggero:
De acuerdo con las informaciones que han tomado estado público, los legisladores nacionales justicialistas, integrantes de la comisión bicameral encargada de proponer los candidatos a defensor del pueblo de la Nación, decidieron sostener el nombre del compañero Humberto Roggero para cubrir ese importante cargo.
En este especial momento que vive el mundo y nuestro país, el defensor del pueblo puede ser decisivo para el futuro del pueblo argentino, por las razones y los hechos que se avecinan y que describo más abajo.
Como también es de público conocimiento, un grupo de ciudadanos argentinos ligados a distintas organizaciones libres del pueblo, hoy mal llamadas ONG, propuso hace unos meses mi nombre para desempeñar esas funciones.
Esa propuesta se formalizó en una nota dirigida al senador Pichetto, en su carácter de presidente del bloque de senadores justicialistas, y al senador Juan Manuel Irrazábal por ser el primer legislador justicialista que se interesó en mi candidatura.
Mi nombre, como candidato a defensor del pueblo de la Nación, surgió debido a mis trabajos de investigación y difusión sobre los decisivos cambios que ha sufrido el escenario internacional en el último cuarto de siglo, y las profundas consecuencias que ello puede traer a la Argentina.
Ante la decisión de los parlamentarios justicialistas de optar por la candidatura del compañero Roggero, considero que mi deber como argentino y como peronista es trasmitir a ustedes el resultado de las citadas investigaciones mías, a fin de que puedan ser completadas desde la futura Defensoría del Pueblo por parte del compañero Roggero, con el apoyo del compañero Pichetto que es su principal sostén parlamentario.
Por ello, paso a exponer en apretada síntesis las conclusiones a que he arribado luego del estudio de la situación nacional e internacional en los últimos 25 años.
Vale recordar que, a principios de 1991, se produjo un hecho que cambió la historia: se disolvió la Unión Soviética y, por ello, los EE.UU. de Anglo-Norteamérica quedaron como único polo de poder dominante o hegemónico del planeta.
Ese tablero de hegemonía monopolar duró sólo entre 10 y 15 años, dado el meteórico ascenso de China y la no menos fulminante recuperación del poder de negociación de Rusia.
En el mismo lapso se consolidó la fuerza de una Europa unida, la aparición de un quinto protagonista planetario como la India, y la presencia de potencias regionales en ascenso, entre ellas, Brasil, Sudáfrica, Irán y Turquía.
También es de pública y general aceptación que, desde el último lustro, el tablero internacional se dirige sin prisa pero sin pausa hacia un nuevo enfrentamiento entre dos superpotencias: EE.UU. y China.
Es prematuro opinar sobre el papel que jugarán y el bando en el que terminarán, dentro de esa puja bipolar, tanto Europa como Rusia.
No se puede descartar, incluso, que Europa y Rusia estrechen lazos e impulsen la conformación de un proyecto euroasiático, que preserve a ambos actores de ser absorbidos por los dos colosos: Europa, por EE.UU., en una férrea alianza nor-atlántica; y Rusia, por China, en un proyecto pura o predominantemente asiático.
Cualquiera fuere el rumbo que tome el enfrentamiento entre China y EE. UU., y el papel que jueguen en definitiva Europa y Rusia, lo cierto es que todos esos actores tratarán de tener la mayor influencia posible sobre los países o regiones ajenos al conflicto.
De ese modo, Asia Central, Medio Oriente, África, Latinoamérica, y el Atlántico Sur, incluida la Antártida, serán territorios disputados por EEUU y China y, en menor medida, por Europa y Rusia.
A su vez, serán el campo de batalla en el que dirimirán fuerzas aquellos colosos planetarios acostumbrados, como están, a guerrear en tierras ajenas, nunca en las propias.
Como última característica que considero necesario señalar, menciono la férrea alianza estratégica que, desde hace mucho tiempo, mantienen EEUU, Gran Bretaña e Israel.
Es indispensable agregar que ese poderosísimo lobby anglosajón-israelí es el poder que ha rodeado a la Argentina y la mantiene dependiente y controlada desde hace varias décadas.
Como una prueba irrefutable de lo que afirmo, conviene transcribir las afirmaciones (verdaderas "confesiones") que hizo el Dr. Domingo Cavallo al declarar como testigo en la causa AMIA, el 16 de diciembre de 1996, es decir, sólo unos meses después de haber sido ministro de Economía, y antes canciller, del ex presidente Dr. Carlos Menem.

Reveló el Dr. Cavallo, en esa oportunidad, que se decidió destruir el misil Cóndor y desmantelar totalmente las instalaciones de Falda de Carmen, donde se lo fabricaba, porque:
a)- "El secretario de estado norteamericano, James Baker, le había señalado que uno de los principales obstáculos en nuestra relación con EE. UU. era el Proyecto Cóndor".
b)- "Que el proyecto Cóndor era rechazado también por Gran Bretaña debido a que con ese misil, disparado desde puertos patagónicos, nuestro país podía hacer blanco en la Islas Malvinas.
c)- "Y que, a su vez, Israel se oponía al proyecto Cóndor porque la Argentina podía enviar tales misiles a Irak, país que los usaría para disparar sobre Israel."
Ante ello, afirma Cavallo que recomendó al presidente Menem destruir los dos misiles ya construidos, y abandonar tanto la planta de Falda del Carmen como toda investigación misilística.
Y así se hizo.
Para seguridad de mis compañeros Pichetto y Roggero, manifiesto que esa vergonzosa confesión de Cavallo consta en las fojas 25.395 a 25.409 de la causa AMIA.
Con lo dicho y demostrado, estimo que debemos dar por cierto que, hoy, y desde hace años, la dependencia de la Argentina respecto de los poderes extranjeros se debe concretamente al dominio que ejerce sobre nosotros el citado lobby anglosajón-israelí.
Comprendo que asumir esta realidad significa enfrentar al mayor poder del mundo, que domina las inversiones, las finanzas, el periodismo, la cultura que se trasmite y también el otorgamiento de prestigio.
Quien se atreva a denunciar los lazos de dependencia que mantiene sobre la Argentina el lobby anglosajón-israelí debe aprontarse a soportar, desde la más vil de las calumnias, hasta la más cerrada cortina de silencio por parte del periodismo dominante.
Aun así, me atrevo a enviarles esta carta y a pedirles que la situación planteada sea la guía de las investigaciones y acciones que adopte el futuro defensor del pueblo de la Nación, porque está en juego el porvenir de los argentinos.
En la actualidad, el lobby anglosajón-israelí es quien controla nuestra deuda externa, incluida la acción de los fondos buitres; quien tiene la última decisión en el manejo del narcotráfico; el que ha embarcado a la Argentina en los atentados de la Embajada de Israel y de la AMIA y el que ha orientado, conducido y enturbiado la falsa investigación judicial que se lleva desde hace más de dos décadas en ambos casos.
Es el que mantiene usurpadas nuestra Islas Malvinas y el que ha extendido sus pretensiones a todo el Atlántico Sur y la Antártida; el que, desde hace años, promueve la masiva compra de tierras en la Patagonia y en la zona del Acuífero Guaraní por parte de sus ciudadanos, y quien ha enviado miles de militares disfrazados de mochileros para estudiar la riquísima zona de nuestros lagos cordilleranos del sur.
Es el mismo lobby que ahora pretende instalar una base militar en Puerto Iguazú y otra en Ushuaia, que ambiciona formar una comisión argentino-norteamericana, dominada por la Guardia Nacional del Estado de Georgia, para que se haga cargo de la seguridad interna de nuestro país; y el que ha logrado infiltrar profundamente con sus espías nuestra Agencia Federal de Investigaciones (AFI).
Cierto es que enfrentar a ese verdadero monstruo será durísimo, pero meter la cabeza en la arena como el avestruz será peor.
Nuestro silencio e inactividad en esta materia y en este momento significará la muerte de la Argentina como país soberano, y el sojuzgamiento de su pueblo por tiempo indefinido.
Los tres sabemos, como peronistas, que si se pierde la soberanía política, es decir, si el pueblo argentino ya no puede decidir su propio destino, nunca más tendremos independencia económica y, mucho menos, justicia social.
Quizás sea hoy o nunca.
Con un fuerte abrazo y mis deseos de éxito en sus respectivas funciones.
Juan Gabriel Labaké
Nota: Una copia de esta carta la envío al compañero Héctor Recalde, en su carácter de presidente de nuestro bloque de diputados nacionales. Y otra copia la entregaré al senador nacional Juan Manuel Irrazábal, junto con mi agradecimiento por haber sido el impulsor de mi candidatura a defensor del pueblo de la Nación.
"Instituto de Política Internacional
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