lunes, 16 de enero de 2017

Un foro neoliberal del que poco se puede esperar.


lunes 16 de enero de 2017




Un foro neoliberal del que poco se puede esperar.



Por          Pablo Galand


Davos. El Gobierno insiste en asistir a una cumbre poco productiva.





















En la memoria colectiva argentina, el Foro de Davos está asociado al menemismo. Este encuentro de empresarios, lobistas y presidentes de todo el mundo se lleva adelante desde 1991, contemporáneo al fin de la Guerra Fría y al triunfo global del neoliberalismo. Un cóctel que se llevaba de maravillas con el gobierno local de aquel entonces. Durante los doce años de kirchnerismo, Argentina no tuvo representantes en este foro. Pero, a poco de asumir como Presidente, Davos fue uno de los primeros destinos internacionales de Mauricio Macri.

El mundo actual aparece muy distinto de los postulados que pregonan aquellos que entre el 17 y el 20 de enero próximo se reunirán en la pequeña y exclusiva ciudad de los Alpes suizos. El Brexit en el Reino Unido, el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y la crisis económica que no logra superar gran parte de la Unión Europea han vuelto más proteccionistas a los países del Primer Mundo y como nunca antes entraron en cuestión la globalización y las políticas de fronteras abiertas.

Sin embargo, el Gobierno volverá a decir presente este año en Davos, convencido de que es un paso imprescindible en su política de "insertarse en el mundo" y seducir al capital internacional. "En el  Primer Mundo es un año en el que todos están a la expectativa de lo que puede pasar. Por un lado, saber qué de todo lo que prometió Donald Trump en campaña finalmente va a poner en práctica. A su vez, a lo largo de 2017 hay elecciones trascendentes en varios países de Europa y por lo tanto a partir del desenlace que puedan tener esas elecciones determinará las decisiones del gran mundo del capital y financiero. Todos estos elementos hacen que los grandes centros financieros y económicos se tomen este año como el del 'see and wait'" , señala ante Veintirés el economista Jorge Carrera, profesor de Finanzas Internacionales de la Universidad de La Plata.

El analista internacional Gabriel Puricelli, titular del Laboratorio de Políticas Públicas, tampoco cree que se pueda esperar mucho de Davos. "Difícilmente el Gobierno nacional obtenga réditos palpables tanto en lo político como, fundamentalmente, en lo económico", asegura. De todos modos, entiende que hay un mandato político al que el oficialismo está dando cumplimiento. "Estar presente en Davos es coherente con lo que fue su eje de campaña. Desde la lógica de Cambiemos, volver al mundo lo entiende como formar parte activa del mundo globalizado y, desde ese punto de vista, Davos es un mojón en la agenda internacional que no se puede soslayar. Participar allí es una ratificación del rumbo que se busca desde lo económico y desde lo diplomático, más allá de los resultados concretos que se puedan conseguir", completa.

Faltazos. La foto imposible este año. No estarán ni Macri ni Massa.

Con todo, el propio Gobierno parece bajarle el precio a esta edición del Foro. A diferencia del año pasado, en esta oportunidad Maci no asistirá. La delegación argentina estará encabezada por la canciller, Susana Malcorra, y los ministros de Producción y Hacienda, Francisco Cabrera y Nicolás Dujovne, respectivamente.  Hasta el momento, el encuentro más relevante que tiene sellado el Gobierno en Davos será el que mantendrán Malcorra y Cabrera con funcionarios del Ministerio de Comercio de China. El objetivo del encuentro es limar asperezas, tras la decisión de la diplomacia argentina de no reconocer al gigante asiático como economía de mercado en la Organización Mundial de Comercio. El fundamento es que no ingresen productos chinos a precios de "dumping". Pero el Gobierno necesita tener buenas relaciones con China, ya que es el financista de las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, cuya inversión ronda los u$s 4000 millones.

Más allá de  la cumbre con los chinos, poco se ha informado de reuniones que abran expectativas de futuras inversiones. Es que el mundo financiero mira con cautela el presidente  argentino. "Lo que sucede a nivel global se replica en el plano local", indica Carrera. "Teniendo en cuenta que es un año de elecciones, la Inversión Extranjera Directa difícilmente tome una definición hasta después de octubre. Esperarán hasta entonces para ver si el poder político de Macri se legitima y que por lo tanto las decisiones económicas que todos están esperando y que hasta el momento viene postergando, finalmente las tome", completa.

Ambos analistas observan que entre la anterior participación del Gobierno y la de la semana próxima surgen mensajes que pueden ser adversos a los objetivos buscados. "No deja de ser llamativo que luego de haber presentado el año pasado a Alfonso Prat Gay como el gran ministro de Economía que garantizaría la estabilidad macroeconómica necesaria para que llegaran las inversiones, un año después la delegación argentina concurra al mismo lugar con otro equipo económico", observa Puricelli. Más corrosivo, Carrera sostiene: "el exitoso ministro de Economía que sacó a la Argentina del default y que lo liberó del cepo ya no forma parte del Gobierno. Por otro lado, el líder de la oposición que era el garante de la gobernabilidad (Sergio Massa) , un año después no concurre porque pasó a ser 'un gran impostor'". Por lo tanto, concluye que "más allá del signo político de quien gobierne, los argentinos estamos demostrando que somos incorregibles", remata.







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