miércoles 11 de enero de 2017
Al no haber control estatal, como en la última década, las pirañas pueden intentarlo.
LAS PIRAÑAS
El esquema financiero internacional es un agujero negro que absorbe toda riqueza existente, y evalúa tener derecho a tomar los beneficios del ahorro de los argentinos. Nos van a comer de postre. Hace de cuenta que somos las abejitas, vienen por el panal de miel y se lo van a comer. Son voraces. Las Pirañas del Poder Financiero Internacional.
Por Gabriel Fernández
La Señal medios
El Ministerio de Finanzas que orienta Luis Caputo, anunciará próximamente el grupo de bancos que se encargará de colocar nueva deuda en el mercado internacional, como parte de una operación que busca renovar vencimientos por u$s 21.000 millones, y tomar nueva deuda por otros u$s 22.000 millones.
"Estamos analizando las posibilidades de salir al mercado entre la segunda y tercera semana de enero" a colocar una serie de títulos, dijo Caputo y añadió que para esta operación, desde su Ministerio, están hablando "con los bancos que nos han apoyado siempre".
El argumento que el gobierno hizo circular bajo cuerda a través de sus voceros periodísticos es la conveniencia de salir a tomar deuda antes de que Donald Trump asuma la presidencia de los Estados Unidos e incremente la tasa de interés.
Lo que no se está debatiendo, evaluamos en La Señal Medios, es si la Argentina necesita endeudarse.
Objetivamente, la capacidad recaudatoria del Estado se mostró eficaz en el último decenio gracias a la ampliación dinámica del mercado interno.
En una maniobra circular, la gestión macrista enfría el desarrollo local y así "demuestra" que resulta pertinente vender títulos.
Papeles que luego habrá que abonar.
Sigamos.
El anuncio se dio luego de que el Ministerio de Hacienda anuló el requisito de permanencia para los capitales, una medida que regía desde el 2002.
Más allá de la reacción del mercado, Caputo adelantó que el monto de la emisión de deuda "será, en función de la demanda, de la (menor) tasa que obtengamos" y que se colocarán "diferentes bonos, no uno solo", para atraer a la mayor cantidad de inversores posibles.
Caputo explicó que este año el Gobierno Nacional deberá salir a tomar u$s 22.000 millones "de nuevos créditos y el refinanciamiento de otros u$s 21.000 millones" ya tomados.
El funcionario volvió a destacar la "sustentabilidad" de la deuda ya que en la actualidad, lo que Argentina le debe a privados y organismos internacionales "representa el 25% del PBI, un nivel muy bajo si se lo compara con los de otros países de la región, y es un tercio de lo que tiene Brasil".
Aseguró que con las políticas de financiamiento para el 2020, la relación deuda/PBI "va a terminar en el 33% ó 34%, y va a ser menos de la mitad de Brasil y sustancialmente menor al de cualquier país de América Latina".
Los nuevos caminos de la deuda
El Banco Central (BCRA) eliminó el año anterior los límites a los bancos para el uso de los depósitos en dólares que tienen los argentinos, con el objeto de que las grandes empresas puedan tomar crédito en moneda extranjera (transferirlas al exterior como siempre es habitual) y que los bancos puedan utilizar los ahorros en dólares de sus clientes para suscribir papeles de deuda del Tesoro Nacional.
La norma (Comunicación A 6105 BCR) busca aprovechar la gran cantidad de depósitos en dólares resultado del blanqueo y del respaldo de los ahorristas en esa moneda.
Se dejan de lado así normas dispuestas en 2002 para evitar el endeudamiento en moneda extranjera por parte de personas físicas o jurídicas.
El primer paso fue en febrero, cuando de permitir el crédito bancario en dólares sólo a quienes tengan ingresos habituales provenientes del comercio exterior se amplió a empresas que acopian o producen bienes con cotización en moneda extranjera, entre otros.
El segundo fue reciente: la Comunicación A 6105 publicada la semana pasada extendió aún más las empresas que pueden ser elegibles para financiamiento en dólares.
Pero la incorporación de la posibilidad de tomar bonos soberanos (papeles como los adquiridos por los Fondos buitre) lleva mucho más allá la flexibilización.
La nueva norma facilita a los bancos el uso de dólares de sus clientes para "suscripción primaria de instrumentos de deuda en moneda extranjera del Tesoro Nacional, por hasta el importe equivalente a un tercio del total de las aplicaciones realizadas conforme a lo previsto en esta sección".
Hasta ahora, los bancos podían suscribir o comprar títulos públicos sólo con capital propio y no con depósitos de sus clientes, como lo podrán hacer con esta nueva medida.
Bien. ¿De qué trata todo esto?
La información en su conjunto tiene dos segmentos de derivación ; uno seguro, otro probable.
El primero, antedicho, es un endeudamiento innecesario que en el mediano plazo beneficiará integralmente a las instituciones bancarias y – nos permitimos inferir - a los funcionarios que suscriban semejantes compromisos.
Ese adeudo deberá ser abonado con el esfuerzo de toda la comunidad, lo cual implica una retracción a futuro del despliegue económico nacional.
Qué pena, ya que debido a la sagaz política elaborada por Néstor Kirchner, la Argentina se había sacado de encima compromisos semejantes y facilitado el vuelco de los beneficios de la economía local sobre el propio mercado interno.
El segundo, es hipotético.
Varios especialistas que se comunicaron con nuestro espacio periodístico señalaron: "están estableciendo herramientas que les permiten disponer de los recursos nacionales".
Los pasos señalados apuntalan esta interpretación.
El esquema es simple y conocido: el país ha crecido contra viento y marea; por tanto, los ahorros de los argentinos se han incrementado.
El esquema financiero internacional, configurado en un agujero negro que absorbe toda riqueza existente, evalúa que tiene derecho a tomar esos beneficios.
Al no haber control estatal para su comportamiento, como en la última década, puede intentarlo.
Lo va a intentar.
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