viernes 24 de febrero de 2017
Ellos son la oligarquía
Con las singularidades propias de la época, el macrismo es la reacción oligárquica al movimiento nacional, popular y democrático. Es la reaparición de la oligarquía por otros medios, que ha recuperado no el poder real que nunca perdió, sino la conducción del Estado para transformar las estructuras de la sociedad según sus intereses; apelando entonces como ahora a la persecución política y a la proscripción, que si antes fueron masivas y abiertas hoy se pretenden selectivas y encubiertas.
Por MARIO DE CASAS
Sea por la influencia de tecnicismos académicos - para nada ingenuos - y/o el viejo truco de velar la realidad, se ha generalizado la idea que conceptos como oligarquía, imperialismo o dependencia han perdido vigencia, serían antigüedades inapropiadas para describir los tiempos en que vivimos. Es una falacia que nos privaría de usar términos que si bien tienen múltiples acepciones, también tienen significados inequívocos en nuestro lenguaje popular, y poder explicativo, si se trata de caracterizar un conjunto de políticas y quiénes deciden su ejecución; es lo que intentaré respecto de la alianza gobernante.
Se sabe que no hay identificación ideológica ni política sin inserción de hechos y actores en la historia. Así, surge con nitidez el parentesco directo de Cambiemos con experiencias autoritarias emblemáticas, que no deja dudas en cuanto a que estamos frente a la expresión actual de la sempiterna reacción de grupos dominantes ante avances de los sectores populares: la comparación con lo acontecido en torno a los golpes del 30 o del 55 es concluyente.
Entonces como ahora aquellos golpistas y estos "demócratas" sabían que era fundamental el desprestigio de los gobiernos populares a través de una activa campaña de prensa. Los unos para arrebatar el gobierno, los otros para ganar una elección, ambos para sostenerse por un tiempo. Por eso, entonces como ahora buscaron la destrucción de los líderes populares que condujeron procesos de liberación nacional, y la desarticulación de los respectivos proyectos políticos.
Si denostaron al "anciano despótico" y al "tirano prófugo" y cantaron "viva el cáncer", hoy denigran a "Cristina" . "Cambian" los modales, no la crueldad. Si entonces fueron la "dictadura" y la "tiranía" ahora es el "populismo", pero entonces como ahora la cuestión es escarmentar a los sectores subalternos, que tuvieron la osadía de mejorar sus condiciones de vida.
En esta línea, entonces como ahora se tergiversó hasta el paroxismo la "herencia recibida": en el 30 con la presunta inoperancia del yrigoyenismo en el gobierno, en el 55 con los "fundamentos" del amañado Informe Prébisch – demolido por el rigor de Raúl Scalabrini Ortiz - hoy mediante unos cuantos aspirantes a Prébisch que mienten a diario a través de los medios oligopólicos.
Entonces como ahora, buscaron y consiguieron la adhesión y "auxilio" financiero - innecesario - de los grandes capitales nacionales y extranjeros a cambio de entregarles el manejo de la economía; entonces como ahora, bajaron los sueldos e impusieron sacrificios a los asalariados con el argumento que ése era el camino a la futura prosperidad; entonces como ahora, pisotearon derechos fundamentales de las mayorías mientras protegían y acrecentaban sus privilegios.
Entonces como ahora despreciaron el desarrollo nacional autónomo subordinando tanto la política exterior como la económica y científica, honrando la única militancia que no descalifican: la de la dependencia. Entonces como ahora fueron y son el apéndice del imperialismo realmente existente que – como también mostró Scalabrini - todo lo corrompe, descompone y oxida en nombre de una "modernidad" y un "progreso" que nunca llegan ni llegarán.
Entonces como ahora, fragmentos del radicalismo formaron parte de las respectivas alianzas reaccionarias; entonces como ahora uno de los sellos identificatorios de tales contubernios fue la prosapia de la mayoría de sus miembros en negociados para la malversación de bienes públicos y sociales. En estos días aturde el silencio de la burocracia radical ante el affaire del Correo.
Entonces como ahora, el cinismo fue consustancial al discurso oficial: el abuelo Federico Pinedo – Ministro de Hacienda de Agustín P. Justo - llamaba "tiempos de la república" a la Década Infame, el nieto Federico Pinedo – actual Presidente Provisional del Senado - dijo sin ponerse colorado "Recibí un país en llamas y entregué una República" refiriéndose a sus doce horas a cargo de la Presidencia en diciembre de 2015.
Hubo quien, como escribió el poeta, "creyó que el mar era el cielo, que la noche la mañana…, se equivocaba", lamentable equivocación – inducida - por cuanto contribuyó a formar la mayoría electoral circunstancial que (des)gobierna. En cambio, es tan grave como lamentable la conducta de quienes contradijeron en el Congreso, a partir de aquel diciembre y con plena conciencia, su pertenencia política presunta y el correspondiente compromiso electoral.
Efectivamente, con las singularidades propias de la época - complejidades de nuestra sociedad y del concierto internacional; características culturales, ideológicas, tecnológicas y económicas de la presente fase del capitalismo, más conocida como neoliberalismo; evidente boicot a las políticas de memoria verdad y justicia; uso y abuso de la simulación y los eufemismos - el macrismo es la reacción oligárquica al movimiento nacional, popular y democrático. Es la reaparición de la oligarquía por otros medios, que entonces como ahora ha recuperado no el poder real que nunca perdió, sino la conducción del Estado para transformar las estructuras de la sociedad según sus intereses; apelando entonces como ahora a la persecución política y a la proscripción, que si antes fueron masivas y abiertas hoy se pretenden selectivas y encubiertas.
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