Rebelión
sábado 25 de febrero de 2017
El tetazo, la incorrección política y el cuerpo pornificado
El periodista Gonzalo Abascal escribió una nota en el diario Clarín el día lunes 6 de febrero bajo el título "Tetazo, feminismo y el 'problema' Melania". Dicha nota se presenta como una lectura alternativa en el marco de los debates y acciones que generaron la persecución policial en una playa de Necochea, donde tres mujeres fueron retiradas del balneario por el hecho de hacer visible sus tetas en una situación que interpeló el régimen político del cuerpo que determina que las tetas deben ser exclusivamente de uso privado, o sólo pueden hacer públicas cuando la lógica mediática lo requiere.
El autor intenta, mediante argumentos que se presentan como forzados, cohesionar lo ocurrido en Necochea, el llamado a un tetazo en el obelisco, y la situación de Melania, esposa de Donald Trump, con una crítica al feminismo (con la debilidad de no mencionar con qué sector del feminismo quiere discutir), con la finalidad de resolver la cuestión en que se debe respetar las decisiones individuales, ya que ellas representarían a una forma racional de acción. Esta conclusión quiere enmarcarla en lo "incorrecto", como si pensar de acuerdo a la lógica patriarcal fuera lo discordante.
Para acomodar las ideas, el autor enmarca el tetazo en el cuadro de una situación que se presentó con Melania y que fuera grabada. En dicha situación Donald Trump dirige unas palabras a su esposa, quien pasó desde una gestualidad que expresaba felicidad a una tristeza muy marcada. Abascal argumenta que dicha grabación generó repercusión en el movimiento de mujeres norteamericano, queriéndose presentar la subyugación en la expresión facial. No contento con esa perspectiva de lo sucedido, se refiere a un artículo publicado en la revista The Atlantic donde la periodista Megan Garber sostiene que "Melania es una mujer en perfecto control de sí misma y de la situación, feliz con ayudar a su marido a llegar al poder".
La perspectiva de la periodista norteamericana que cica Abascal se presenta como una conclusión incorrecta que disrumpe el pensamiento "homogeno" del feminismo que concibe no sólo la situación presentada en el video, sino también las declaraciones misóginas del electo presidente de los Estados Unidos. Hay una clara intención de desprestigiar una lucha que se expresa en el movimiento amplio del Ni Una Menos, como también en el llamado al paro de mujeres y una política del cuerpo que enfrenta el régimen somatopolítico dominante que quiere determinar qué partes del cuerpo pueden ser visibles y cuando.
Este tipo de miradas que se esconde detrás de una concepción democrática, que intenta aportar al debate, es cómplice de una representación del mundo amoldada a un régimen político que jerarquiza el cuerpo de la mujer y lo pornifica, otorgándole niveles de placer a sus distintas partes, además de establecer sobre qué espacios pueden ser visibilizados. Este régimen político del cuerpo constituye el género desde el dispositivo pornográfico que es parte de una industria tecnosomática donde fluyen imágenes, flujos corporales, siliconas, etc. Pero cuando las tetas, siliconadas o no, se dispersan por el espacio público sin intenciones de intensificar la producción inmaterial del deseo y el placer, es decir, desterritorializandose de la industria pornográfica, emergen discursos, como la nota de Abascal, que operan sobre el cuerpo para codificarlo de acuerdo a la heteronorma. Lo incorrecto no es pensar de acuerdo a la lógica machista que quiere ocultar las tetas en la playa, pero en la televisión o en el cine darle rienda libre a los usos heterosexuales del sexo, sino que serán aquellas prácticas que cuestionan desde el desborde la moral y las líneas de fuga de lo normal.
(*) Daniel Sicerone es filósofo
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
sábado 25 de febrero de 2017
El tetazo, la incorrección política y el cuerpo pornificado
Por Daniel Sicerone (*)
Rebelión
Rebelión
El periodista Gonzalo Abascal escribió una nota en el diario Clarín el día lunes 6 de febrero bajo el título "Tetazo, feminismo y el 'problema' Melania". Dicha nota se presenta como una lectura alternativa en el marco de los debates y acciones que generaron la persecución policial en una playa de Necochea, donde tres mujeres fueron retiradas del balneario por el hecho de hacer visible sus tetas en una situación que interpeló el régimen político del cuerpo que determina que las tetas deben ser exclusivamente de uso privado, o sólo pueden hacer públicas cuando la lógica mediática lo requiere.
El autor intenta, mediante argumentos que se presentan como forzados, cohesionar lo ocurrido en Necochea, el llamado a un tetazo en el obelisco, y la situación de Melania, esposa de Donald Trump, con una crítica al feminismo (con la debilidad de no mencionar con qué sector del feminismo quiere discutir), con la finalidad de resolver la cuestión en que se debe respetar las decisiones individuales, ya que ellas representarían a una forma racional de acción. Esta conclusión quiere enmarcarla en lo "incorrecto", como si pensar de acuerdo a la lógica patriarcal fuera lo discordante.
Para acomodar las ideas, el autor enmarca el tetazo en el cuadro de una situación que se presentó con Melania y que fuera grabada. En dicha situación Donald Trump dirige unas palabras a su esposa, quien pasó desde una gestualidad que expresaba felicidad a una tristeza muy marcada. Abascal argumenta que dicha grabación generó repercusión en el movimiento de mujeres norteamericano, queriéndose presentar la subyugación en la expresión facial. No contento con esa perspectiva de lo sucedido, se refiere a un artículo publicado en la revista The Atlantic donde la periodista Megan Garber sostiene que "Melania es una mujer en perfecto control de sí misma y de la situación, feliz con ayudar a su marido a llegar al poder".
La perspectiva de la periodista norteamericana que cica Abascal se presenta como una conclusión incorrecta que disrumpe el pensamiento "homogeno" del feminismo que concibe no sólo la situación presentada en el video, sino también las declaraciones misóginas del electo presidente de los Estados Unidos. Hay una clara intención de desprestigiar una lucha que se expresa en el movimiento amplio del Ni Una Menos, como también en el llamado al paro de mujeres y una política del cuerpo que enfrenta el régimen somatopolítico dominante que quiere determinar qué partes del cuerpo pueden ser visibles y cuando.
Este tipo de miradas que se esconde detrás de una concepción democrática, que intenta aportar al debate, es cómplice de una representación del mundo amoldada a un régimen político que jerarquiza el cuerpo de la mujer y lo pornifica, otorgándole niveles de placer a sus distintas partes, además de establecer sobre qué espacios pueden ser visibilizados. Este régimen político del cuerpo constituye el género desde el dispositivo pornográfico que es parte de una industria tecnosomática donde fluyen imágenes, flujos corporales, siliconas, etc. Pero cuando las tetas, siliconadas o no, se dispersan por el espacio público sin intenciones de intensificar la producción inmaterial del deseo y el placer, es decir, desterritorializandose de la industria pornográfica, emergen discursos, como la nota de Abascal, que operan sobre el cuerpo para codificarlo de acuerdo a la heteronorma. Lo incorrecto no es pensar de acuerdo a la lógica machista que quiere ocultar las tetas en la playa, pero en la televisión o en el cine darle rienda libre a los usos heterosexuales del sexo, sino que serán aquellas prácticas que cuestionan desde el desborde la moral y las líneas de fuga de lo normal.
(*) Daniel Sicerone es filósofo
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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