miércoles 26 de abril de 2017
SOCIEDAD
Por Pablo Melicchio *
Ya lo dijo Thomas Hobbes en el siglo XVIII, "El hombre es un lobo para el hombre". Cada día asistimos al triste espectáculo de la violencia social. Escribo este artículo luego de otro suceso lamentable donde el hombre liquida a su semejante. Ya no se trata del salvajismo contra una mujer. No es @una menos. Esta semana es @uno menos. Cuando mi gata viene con un pájaro en la boca, primero me enojo, luego entiendo que es el instinto, la falta de cultura.
La cultura, nos ensenó Freud, es la que pone límites a las pulsiones y regula las pasiones. Pero igual así, en la historia de la humanidad y cada día, hay un puñado de hombres perversos y asesinos que nada los detiene. Es otra vez el género masculino el que recurre a la violencia como modo de manifestarse.
Y es el fútbol, de nuevo, el campo del salvajismo. En el clásico cordobés, en el estadio Mario Alberto Kempes (jugador al que paradójicamente le decían matador) un hincha de Belgrano es arrojado de la tribuna al vacío. El vacío es la muerte para Emanuel Balbo. Pero hay una fotografía que me llevó a la siguiente reflexión: Solo las mujeres preservan la vida. Los que violan y matan son los hombres; los que declaran y van a la guerra, también.
Me quedé detenido ante la imagen. Después del impacto que me generó ver al hombre aferrado al para-avalancha, a la vida, pude pensar. En esa foto se ve claramente que los hombres, la mayoría, gozan, ríen o se mantienen indiferentes ante el acto que llevará a Emanuel hacia el suelo de su muerte. Las tres mujeres, armando un triángulo, dos a cada extremo y la otra arriba, exhiben en sus rostros dolor, sorpresa, indignación.
Son pocas entre tantos "machos", pero en la imagen resaltan por sus expresiones; ellas no están gozando, están impactadas. No quieren la muerte del hincha, del semejante. No disfrutan con ese espectáculo que sí es para los otros una fiesta perversa.
Cuando los hombres se enojan porque las mujeres en general manejan más despacio, con ambas manos aferradas al volante, no entienden que son ellas las que preservan la vida, se cuidan y cuidan a los otros.
Excepciones a la regla hay en todos las cosas. Pero sigue siendo actual, y lamentablemente cada día es noticia, que son los hombres los que secuestran, torturan, violan y matan.
Y por ahora, sólo las mujeres las que paren y preservan la vida.
* Psicoanalista, escritor y docente en el Colegio de Psicólogos de Morón. Especialista en psicoanálisis con niños y adolescentes. Fue investigador en la UCA y docente en la UBA. Trabajó en cárceles de menores. "Letra en la sombra" es su primera novela.
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