viernes, 21 de abril de 2017

La Cultura no se toca



viernes 21 de abril de 2017




El país




OPINIÓN




La Cultura no se toca






La destitución de Alejandro Cacetta como presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y las infundadas denuncias de corrupción lanzadas contra él y Pablo Rovito –rector de la Escuela de Cinematografía (Enerc) – pusieron en alerta a todo el cine nacional que contestó con una gran movilización de los directores, productores, actores, técnicos y estudiantes de cine. No era para menos porque se vulneraba la autarquía del Incaa y se intervenía – de hecho – la Enerc, con el agravante que el gobierno esta estudiando cambios tendientes a reducir el Fondo de Fomento Cinematográfico.

Por cada espectador que compra una entrada, el 10 por ciento va a un fondo de fomento cinematográfico. Sin embargo, el mayor aporte se recibe del canon que todas las empresas de televisión abierta, cable y radiodifusión pagan por hacer uso de las señales de todo el país. Ese canon es mucho dinero y el gobierno de Cambiemos se lo quiere apoderar y/o reducirlo a favor de las televisoras. La gestión de Macri se ha caracterizado desde el comienzo de su gestión en hacer caso omiso a la Constitución, modificar importantes leyes nacionales por decreto – como sucedió con el decreto 267/2015 que derogó la Ley de Servicios de Comunicación – y reducir las retenciones a la minería y a la soja.. 

Ahora arremete contra la autarquía del Incaa y la ley del Cine. Una vez más, Cambiemos impulsa reformas express en el Congreso, poniendo en riesgo el cine nacional y la historia viva de nuestro país. La nueva ley de convergencia que el Poder Ejecutivo pretende vehiculizar transforma a parte de las radiodifusoras en titulares de TICS – transmisoras de datos – y deja sin efecto el impuesto que sostiene al cine nacional que es utilizado para solventar créditos y subsidios a las películas nacionales, las escuelas de cine y la difusión en el extranjero. 

Hay dos aspectos que le dan origen a esta problemática, por un lado la violación o la agresión institucional de un ente autárquico como es el Incaa que se logró gracias a muchos años de luchas y reclamos de un cine cansado de que el Poder Ejecutivo le metiera la mano nombrando como jefe del instituto a un amigo del Presidente. Por otro lado, que se haya puesto en tela de juicio la reputación de funcionarios surgidos por consenso de la industria y concurso público.

El cine se sustenta de la propia actividad audiovisual sin restarle recursos a otras áreas del Estado. Más claro: el cine nacional se autofinancia, no le quita recursos ni a los jubilados, ni a los maestros, ni a los hospitales. Gracias a esa autarquía, el cine argentino es motivo de orgullo y la Enerc, puede continuar con la formación de nuevos profesionales en todo el país. Los pueblos que no construyen sus propias imágenes, no tienen autodefensa y pueden ser borrados del planeta. 

La cinematografía argentina es una de las diez más importantes del mundo y es espejo del alma de este país. 

Cambiemos no puede mirar al cine como una unidad de negocios y por eso vamos a defenderlo a capa y espada. El cine debe ser una cuestión de Estado que proteja nuestra industria cultural y no una mercancía más. La Cultura no se toca.

*      Director de cine. Senador nacional Proyecto Sur







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