miércoles 12 de abril de 2017
Paradojas de rastacuero en viaje (apuntes sobre una nota de Rosendo Fraga en Infobae - insospechable de kirchnerismo -). Señala el autor que se destacó Macri en su viaje a Holanda por cierto desarrollo tecnológico argentino: nuclear y satelital. El primero, el nuclear, de indiscutible paternidad peronista.
PERÓN O MACRI
Impulsada por Perón con clarividencia, y ninguneada y ridiculizada por el antiperonismo, nuestra política nuclear tuvo retrocesos, como con Menem, y tiempos de impulsos leves o más fuertes - Frondizi, Levingston-Lanusse - y un claro resurgir en tiempos de los Kirchner.
Paradojas de rastacuero en viaje (apuntes sobre una nota de Rosendo Fraga en Infobae - insospechable de kirchnerismo -.)
Señala el autor que se destacó Macri en su viaje a Holanda por cierto desarrollo tecnológico argentino: nuclear y satelital.
El primero, el nuclear, de indiscutible paternidad peronista.
Impulsada por Perón con clarividencia, y ninguneada y ridiculizada por el antiperonismo, nuestra política nuclear tuvo retrocesos, como con Menem, y tiempos de impulsos leves o más fuertes -Frondizi, Levingston-Lanusse- y un claro resurgir en tiempos de los Kirchner.
Comentando los otros días esta misma nota Diego Hurtado hacía una pregunta inquietante, una de esas preguntas ucrónicas que gustan al propio Rosendo Fraga.
¿Qué desarrollo hubiera tenido la tecnología nuclear en la Argentina si para las elecciones previstas para fines de 1943 se hubiera consagrado - fraude mediante, claro - el conservador salteño Robustiano Patrón Costas? O sea el Macri de aquel tiempo.
Es impensable que esa corriente política hubiera buscado el desarrollo independiente en este rubro tecnológico. En el supuesto de que hubiesen querido tener la tecnología - dudoso - hubieran buscado adquirirla de modo subordinado, como meros usuarios eternamente dependientes.
Se hubiese dicho que no era eficiente encarar un gasto tan grande y sostenerlo por décadas para alumbrar resultados como el que se lleva ahora a Holanda.
En el caso de los satélites, lo mismo.
Hace poco, en la campaña electoral el candidato triunfante decía que era muy caro, y quien oficiaba de segunda marca opinaba que era lo mismo que poner un lavarropas en órbita.
Palabras dulces y muy convenientes para los pocos países que fabrican satélites, claro.
Hay quienes hablan de largo plazo y de políticas de estado poniendo los ojos en blanco, pero negándolas en los hechos. Y cuando las disfrutan, siempre son resultado del abominado peronismo.
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