sábado, 10 de diciembre de 2016

ESA TE LA DEBO

Página/12
sábado 10 de diciembre de 2016


LA IMAGEN DEL GOBIERNO Y DEL PAÍS TRAS UN AÑO DE GESTIÓN DE MAURICIO MACRI.

Promesas sobre el bidet.

Siete de cada diez ciudadanos califican como negativa la situación económica y sostienen que el Presidente no cumple o cumple poco las promesas que hizo en la campaña. El 60 por ciento cree que ya no debe responsabilizarse de los problemas a la "pesada herencia".


Por          Raúl Kollmann



Siete de cada diez argentinos considera que Mauricio Macri no cumple nada o cumple muy poco las promesas electorales. También siete de cada diez ciudadanos califican como negativa la situación económica del país y el 60 por ciento considera que ya no debe echársele la culpa al anterior gobierno, es decir a la llamada "pesada herencia". Tal vez esos elementos expliquen que al cumplirse un año de gobierno la aprobación de Mauricio Macri cayó 13 puntos si se la compara con la que tenía el 10 de diciembre de 2015. La principal fortaleza del Presidente está en las expectativas, es decir, la existencia de una proporción de ciudadanos que piensa que las cosas van a mejorar, que hay que tener paciencia. Sin embargo, también esa expectativa está en descenso y se llega a un fin de año de mal humor social, con una franja mayoritaria muy preocupada, enorme incertidumbre y sectores en los que aparece nítida la bronca. 

Las conclusiones surgen de una encuesta realizada para PáginaI12 por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), la consultora que dirige el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1.200 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo, nivel económico-social y lugares de residencia. El trabajo se procesó esta misma semana. 

"A un año de su asunción muchas cosas han cambiado en nuestro país:  – señala Bacman –  "la esperanza que se había instalado con gran firmeza un año atrás, en la actualidad, de alguna u otra manera, está puesta en tela de juicio. Se percibe en los sentimientos de los encuestados. Cuando les preguntamos qué sensaciones o sentimientos les despierta la actual situación del país, el 60 por ciento se volcó a sentimientos negativos: casi el 40 por ciento habló de preocupación, 13 por ciento de bronca y hasta hay un seis por ciento que tiene miedo. En una dimensión un poco menos negativa, pero no tanto, está el 14 por ciento que siente incertidumbre. Del otro lado, entre los que tienen sensaciones positivas, hay una franja mucho más chica, del 24 por ciento, que está optimista, confiada o tranquila."



Deterioro


Desde los primeros días de gobierno se empezó a percibir que el punto crítico era el deterioro económico. El titular del CEOP sostiene que "hubo más inflación, inclusive por encima de las expectativas del propio gobierno y por debajo de los aumentos salariales, incremento de la pobreza afirmado tanto por mediciones oficiales como privadas; caída de la actividad económica; descenso de las exportaciones a pesar de los beneficios impositivos; problemas laborales que incluyeron despidos, suspensiones y recorte o quita de horas extras; percepción de sueldos o ingresos que no alcanzaban y aumento de la vulnerabilidad de los sectores sociales más desprotegidos". Por tal motivo, cuando en esta última encuesta se pregunta acerca de los logros de la gestión, tres de cada diez consultados contestaron "ninguno". La categoría no es residual;  expresa, y de manera contundente, que la economía tiene mucha importancia a la hora de evaluar lo actuado por un gobierno. El resto de los logros percibidos solo arrojan valores pequeños, que indican que obtienen el apoyo de un sector muy acotado de la sociedad: salir del cepo y del default (15 por ciento), la lucha contra la corrupción (14 por ciento), quita de subsidios a las tarifas (9,6) y mayor vocación de diálogo (9,3 por ciento).

En los aspectos negativos la economía ocupa el podio de la insatisfacción de la gente. En primer lugar, la protagonista de estos tiempos: la inflación, con un 31,8 por ciento de menciones como aspectos negativos del año de gestión de Macri. Luego, el aumento de la pobreza (21,2 por ciento), la mala distribución de la riqueza (13,2) y la quita de los subsidios a las tarifas (10,4 por ciento). Este conjunto de cuestiones sintetizan los componentes primigenios del mal humor social. "El desafío de la economía" – completa Bacman –  "es sustancial para el futuro de esta gestión de Cambiemos. Y lo es a tal punto que cuando los argentinos tienen que evaluar la situación económica actual de nuestro país, siete de cada diez consultados manifiestan una evaluación abiertamente negativa. Y este dato no es un oasis en el desierto: se manifiesta porcentualmente de este modo, apenas con pequeñas variaciones, desde el mes de agosto pasado. Pienso que desde el punto de vista de la economía, los argentinos perciben que están en el ojo de una tormenta muy grave".


Promesas


Para la mayoría de los argentinos está claro que buena parte de las promesas de campaña resultaron una especie de engaño. El debate sobre el impuesto a las ganancias mostró con claridad que durante la campaña electoral el Presidente prometía una cosa y ahora sostiene lo contrario. En su momento, Macri dijo que no iba a haber tarifazo ni devaluación, increpando a su contrincante, Daniel Scioli. "Mauricio Macri no solo hablaba de cambio en la campaña."   – evalúa Bacman –  "También fueron épocas de promesas: pobreza cero, lluvia de inversiones, reducción drástica del gasto público, baja inflación, mejorar el diálogo entre los políticos y los argentinos, optimizar la calidad institucional,  fueron las que más se pudieron escuchar en el último tramo de la campaña y en particular en el debate final con Scioli, a pocos días de llevarse a cabo la segunda vuelta. El video de Macri diciendo 'en mi gobierno ningún trabajador pagará Ganancias' se repitió una y otra vez en éstos días". 

A doce meses de haber asumido el gobierno de Cambiemos, la encuesta pone en negro sobre blanco qué opinan los argentinos. Y los resultados son rotundos: el 71,2 por ciento de los consultados están absolutamente convencidos que las promesas de campaña no se cumplieron. Por supuesto que el segmento de los opositores impulsa esta idea de manera casi masiva. Pero estos números muestran a una realidad que involucra, incluso, a cuatro de cada diez ciudadanos que se consideran oficialistas y siete de cada diez independientes. "¿Cumplir con las promesas es otra de las principales asignaturas pendientes de esta gestión? Por supuesto que sí, y quizás, la más significativa", define Bacman. 



Herencia


Durante estos doce meses, el gobierno de Macri agitó en forma permanente que gran parte de los problemas se debían a la "pesada herencia". Hoy cambió levemente el discurso hacia un argumento incomprobable: "salvamos al país de una catástrofe". Se asegura que la Argentina iba camino a una gravísima crisis de haberse mantenido las políticas del gobierno kirchnerista o de haber ganado Scioli. 

Bacman afirma que "el relato M comenzó en los tiempos de campaña con el planteo del cambio, al que Macri definía como una cuestión cultural. Pero los argentinos necesitaban una explicación más concreta, directamente relacionada con la nueva orientación económica que se proponía. Y desde esta última perspectiva, el cambio se montó en un significante vacío. Sin embargo, desde el primer día de gestión el verdadero sentido del cambio salió a la luz: tirar por la borda todo aquello que había construido tras doce años de gestión el gobierno de los Kirchner. Basados en la cimentación de un nuevo relato conceptualizado en "la pesada herencia recibida", los funcionarios de la nueva gestión comenzaron a implementar un conjunto de cambios con una fuerte impronta neoliberal". Sin embargo, los resultados que se obtienen en la encuesta cuando la gestión Macri cumple su primer año, expresan que el argumento perdió su peso inicial: seis de cada diez argentinos afirman que "luego de un año de gestión, se debería dejar de echarle la culpa al gobierno anterior de los problemas económicos del país". En otras palabras, la gente espera que el gobierno asuma los problemas económicos que atraviesa el país.

De todas maneras, no parece que los dirigentes de Cambiemos abandonen este argumento, aunque lo reformulen con el argumento de que salvaron al país del desastre. La realidad es que afrontan una situación económica difícil que, según se ve en todas las encuestas, la gente cree que se origina en que la actual administra gobierna para el sector más rico.


Esperanza


Uno de los interrogantes es cómo retiene Macri una aceptable imagen (ver aparte) con números tan negativos en la economía y otros aspectos. "En los meses recientes se estableció en el imaginario colectivo de los argentinos una especie de lucha entre el deseo y la realidad."  – señala Bacman -  "Y esta lucha también se relaciona con otro aspecto del relato M. La formulación es "los problemas de los argentinos no se resuelven en un año". Los que aprueban este concepto se ubican en el eje del 62 por ciento. Indiscutiblemente los oficialistas son quienes lo aceptan a rajatabla y los opositores lo rechazan. La cuestión es que para gran parte de los independientes se trata de un argumento razonable. Es innegable que, como dice el refrán, la esperanza es lo último que se pierde. Solo es cuestión de esperar. La economía es el principal desafío a superar para esta gestión".  Por ahora, los independientes que votaron a Macri y que terminaron dándole el triunfo quieren creer que las cosas mejorarán. Pero, como señala Bacman, el tiempo corre y aparecen, cada vez en mayores porcentajes, la preocupación, la incertidumbre y hasta la bronca.
































LAS MADRES DE PLAZA DE MAYO CERRARON AYER LA 36º MARCHA DE LA RESISTENCIA


"Ellos nunca tendrán una plaza llena."




Hebe de Bonafini habló en el acto de cierre de la marcha. Criticó al gobierno de Macri y lo contrastó con los "doce años de felicidad" de la gestión kirchnerista. "Les dedicamos esta plaza a nuestros queridos hijos", dijo.
Además de Bonafini, en el acto de cierre hablaron Adríán Grana, Eduardo López y 
Andrés Larroque. (Foto: Leandro Teysseire)


"La revolución se hace cada mañana cuando uno abre los ojos y piensa qué va a hacer por el otro. Odio las bolsas de comida regalada y que los chicos tengan que comer en un merendero, mis hijos me enseñaron que hay que dar todo por el otro y ahora luego de doce años de felicidad tenemos que volver a la solidaridad", dijo ayer a la tarde Hebe de Bonafini durante el cierre de la Marcha de la Resistencia en Plaza de Mayo. Rodeada de dirigentes y militancia kirchnerista, la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo instó a preguntarse "qué carajo hicimos nosotros para perder" y a no prestar atención a "los dirigentes traidores, aunque a Cristina (Kirchner) no le gusta que use esa palabra, porque es parte de la vida y de la política". Y agregó: "Estamos orgullosas de no ser más un organismo de derechos humanos, porque se ha banalizado mucho la lucha por esos derechos, somos una organización política que antes decíamos sin partido pero ahora decimos con partido porque somos kirchneristas y de Cristina; sí, las Madres estamos en política y nos encanta". 
Ante aplausos eufóricos del público, Bonafini invitó a disfrutar "de las plazas llenas, porque ellos tendrán muchos dólares, muchas vacas, muchas empresas, pero nunca tendrán una plaza llena, jamás". Al referirse al presidente Mauricio Macri, la dirigente afirmó que "el pueblo sabrá qué hacer con él, no va a poder ir a ningún lado, lo vamos a seguir para insultarlo". Y en ese momento el canto general fue "como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar". En la primera fila se habían sentado sus compañeras con los pañuelos blancos, que emocionadas escucharon las últimas palabras de Hebe: "Esta plaza es de Eva y Juan Perón, de Néstor y Cristina, y es un poquito nuestra, de las Madres, pero le dedicamos esta plaza de hoy a nuestros hijos queridos y amados, a los más de 30 mil desaparecidos, y que viva la patria". 
Habían hablado antes que ella Adrián Grana (Nuevo Encuentro), y Eduardo López, del gremio docente UTE, a los que elogió. "Los jóvenes están muy organizados pero necesitan mejores dirigentes que sean leales, no como los de la CGT, que ya no tiene arreglo posible, es de ellos, hay compañeros que entraron con buena voluntad, pero no, es el patito feo que tenemos los trabajadores. Pero hay muchos otros sindicatos con trabajadores honestos y serios que se rompen el orto para que los compañeros tengan lo que tienen que tener, apuntemos a ellos porque ahí están", dijo Bonafini. "Se habla mucho de volver, pero yo no voy a volver porque nunca me fui", agregó. 
Poco antes, López había remarcado que el 19 y 20 de diciembre de 2001 "acá estaban las Madres diciéndole no al neoliberalismo y a toda la derecha del siglo XX; ellas en la tradición del Che, de Fidel, Allende y el sandinismo construyeron el siglo XX revolucionario, mientras que en siglo XXI Néstor Kirchner llegó y no dejó las convicciones en la puerta de la Rosada, por eso volveremos para retomar lo mejor de esa tradición".
Poco después de las palabras de Bonafini culminaba la Marcha de la Resistencia, que se realizó ininterrumpidamente hasta 2005, cuando desde la Asociación Madres de Plaza de Mayo consideraron que "el enemigo ya no estaba en la Casa de Gobierno". Ahora, según el locutor del acto, van por la segunda de la etapa macrista que tuvo como lema "solidaridad y lucha, contra el hambre y la represión, Cristina conducción". La Asociación fue apuntalada en la organización por Unidos y Organizados, Nuevo Encuentro, La Cámpora, Agrupación Eva Perón, Kolina, Peronismo Militante, La Néstor Kirchner. Cristina Conducción, Movimiento Nacional Alfonsinista, PCCE, La Puiggrós, Movimiento Oktubres, Frente Transversal, Socialistas para la Victoria, ECUNHI, Agrupación 13 de Agosto, Radio Madre, FORJA, Solidaridad e Igualdad, CTA de los Trabajadores, Raíz Social y el Frente para la Victoria de Lanús. 
Los manifestantes dieron vueltas a la Pirámide de Mayo durante más de 27 horas, entre la liturgia de bombos, cantos y choripanes, y esquivando "manteros" que ofrecían un completo merchandising kirchnerista de remeras y accesorios con consignas tales como "Cristina abrazame hasta que vuelvas". Quienes marchaban portaban algunos retratos de la dirigente de la Tupac Amaru Milagro Sala y varios llevaban las fotos de sus familiares desaparecidos. Una bandera enorme cargaron los militantes de la Asociación Mansión Seré, y en los gazebos laterales pudo verse hablando con la prensa a varios diputados kirchneristas.
"Los editorialistas intentarán cuantificar la multitud que hay en esta plaza, pero jamás van a poder interpretar la épica y la mística de este pueblo movilizado para defender sus derechos", arrancó el ex diputado Andrés "Cuervo" Larroque, el último orador del acto. "Es importante marchar 24 horas seguidas para reflexionar sobre la necesidad de la práctica política en este momento de la Argentina, por eso decidimos que nuestra forma de participar era como lo pedían las Madres, tenía que ser poniendo el cuerpo", apuntó. Y recordó que el año pasado lo hicieron bajo la lluvia, "no como hoy (por ayer) que es un día peronista". Larroque destacó "la media sanción de Ganancias" como "un triunfo del pueblo y de la movilización, que ellos todavía no le pueden encontrar explicación porque no es otra que las convicciones de los que no se doblan ni se quiebran". A su criterio, "nunca hay que perder de vista el poder que tenemos si nos mantenemos firmes en nuestras convicciones". Larroque enfatizó que "en el 2017 tenemos que construir la victoria que nos encamine a un nuevo gobierno popular".
















No amar al prójimo

Por          Sandra Russo


Todo sumado da exceso. Exceso para que sea verdad, exceso para que este país sea el mismo que el de hace trece meses y sin embargo nos lo hayan cambiado por su reverso. Exceso para que un gobierno que ganó por un punto y medio sostenga esa gélida mueca en la que se va transformando la simulación de la alegría. Es demasiado, o es demasiado rápido, o es demasiado torpe. Pero a la vez todo esto no da error. Da modelo, da proyecto, da especulación. El desastre económico se asoma monumental mientras en una cárcel de Jujuy un chico de 21 años aparece muerto en esos ahorcamientos de las celdas que después desmienten las autopsias. Jujuy se salió de madre, y desde este espacio hace muchos meses se viene afirmando que el macrismo mira a Jujuy y privilegia a Morales con recursos porque ahí tiene su mano de obra ocupada para escenificar, en la figura de Milagro Sala, el desquicio criminal al que están dispuestos. Jujuy no es un accidente. No parece un accidente. Es una vidriera.  
Uno no diría que este rumbo y este ritmo provengan de la torpeza de un gabinete, aunque cuando uno los escucha hablar tampoco aparece ningún matiz de pericia oratoria, de manipulación argumentativa exitosa, de seducción. Todos los dirigentes del Pro que desfilan diariamente por los canales de televisión, incluso la mayoría, que asiste a puestas en escena periodísticas que forman parte de la misma posición que van a defender ellos, exhiben una torpeza inconcebible, a esta altura que sus dichos son actos que ya modificaron la vida de millones de personas. Todos son visiblemente cínicos, repiten sus latiguillos prefreudianos con vehemencia, actúan hasta su manera de parecer seguros y convencidos. Nunca hemos presenciado un desfile de pavadas, aberraciones, mentiras a repetición tan obvio. Llama la atención esa obviedad que se permiten, muy parecida a la impunidad. Es la impunidad de clase lo que las insufla. Y la vergonzosa cobertura mediática lo que la posibilita. Morales no es un sacado: es un soldado al servicio de la demolición de la idea de la organización social.  
Decía que todo esto sumado da exceso, pero que no parece un exceso sino el resultado de algunas decisiones innegociables, como haberles devuelto las retenciones al agro y a las mineras, y que como todo este desastre y el que se asoma proviene de decisiones que no se pueden tocar, la maquinaria del desguace argentino ya está en marcha y en tiempo de descuento, y eso también forma parte de lo que no se discute. No admiten ni aceptan ni creen visible la destrucción total del país que encontraron y su retracción al país de los mayores dolores y sufrimientos históricos. No lo admiten porque lo saben y han llegado al gobierno precisamente para eso, porque eso que nos duele son los costos de este modelo, y a ellos los costos jamás les interesaron. Es más: su férrea posición ideológica, que es tan revulsiva que no asciende a la superficie del relato Pro, como sí ha dejado Trump que emergiera la suya y así fue que ganó las elecciones, tiene una base de desprecio supino por el pueblo. No le dicen pueblo. Dicen la gente. Pero la gente es la que meten en sus afiches o spots, representaciones de gente real encarnando roles a los que ellos les quieren hablar. Cacho y María nunca existieron. La idea de pueblo incluye a muchos más argentinos a los que esa posición ideológica no considera compatriotas ni sujetos de derecho, sino desperdicios de la especie humana a los que el Estado que se mueve con las contribuciones de "la gente" –no la de ellos, ni la de sus beneficiarios, que son y han sido siempre evasores–, no les debe nada. No hay responsabilidad social. No hay sociedad, yendo más lejos aún, a la que tengan que enfrentar ni a la que se deben como funcionarios públicos. Hay decisiones que tomar, y recursos que hay que extranjerizar muy rápido.            
El exceso no es exceso sino la medida alocada de su falta de empatía. El error no existe, porque los costos que se les reprocha no son experimentados como costos. Por eso siempre fue absurdo "acompañar" en lo bueno este modelo, porque sus proyectos de leyes nunca fueron ni son iniciativas que puedan analizarse aisladas unas de otras. No hay manera de que le vaya bien a Macri y al pueblo, porque hoy ésa es la vereda antagónica por excelencia. Macri o el pueblo. Es la síntesis de democracia o corporaciones. Es el amargo pan nuestro de cada día. Macri hoy descansa. Nunca supo en toda su vida nada relacionado con pan amargo. Viene de un mundo sin códigos en el que se espía a los familiares y se sospecha que los ex socios de negocios frustrados son capaces de mandar a secuestrar. Viene de su fiesta de egresados de colegio de elite que incluye soberbio fracaso pedagógico, vistos sus exponentes. Llega directamente de la fiesta de egresados, con todos sus compañeros, a la fiesta del gobierno de un país que no entienden ni quieren ni conocen. 
En 2012 publiqué una nota que se llamaba "No amar al prójimo" sobre Ayn Rand, una de las ideólogas de fondo que le dieron corpus a las nuevas derechas neoliberales de Estados Unidos para abajo, merced a la divulgación de su pensamiento, conocido como "objetivismo", a través de decenas de fundaciones. La autora de La Rebelión de Atlas, vendido por millones de ejemplares en la década del 50, inauguró el "coraje" de lo antipopular. Le dio letra. Alisa Zinovievna, su verdadero nombre, exiliada rusa, había llegado a Hollywood pero fracasó como actriz y se dedicó a darle forma a un resentimiento político de vértices tan radicales que daban escalofrío. Los políticos eran la gente que venía a arruinarles la fiesta a los empresarios. No había por qué amar al débil, ya que si el débil no se convierte en fuerte por sus propios medios, merece hundirse. Concibió una categoría ontológica ahora expandida: "el egoísmo racional". Fue la musa del Tea Party. En una entrevista dijo: "Soy ante todo la creadora de un nuevo código de moralidad, que hasta ahora ha sido considerada imposible. Esto es, una moralidad no basada en la fe ni en ningún otro aspecto arbitrario, ya sea místico o social". El periodista le oponía lo que se decía de ella: con Newsweek en la mano, decía: "Aquí dice que usted ha llegado para destruir prácticamente todas las instituciones del modo de vida norteamericano contemporáneo. Nuestra religión judeo-cristiana, nuestro capitalismo modificado, regulado por el gobierno. Nuestra forma de gobierno, que se rige por la ley de la mayoría. ¿Son justas estas críticas?" Ella respondía: "Bueno, sí. Estoy desafiando el código moral del altruismo. El precepto de que el deber moral del hombre es vivir para otros. Que el hombre debe sacrificarse por otros". "¿Qué significa sacrificarse por otros", le repreguntaban. Y ella decía: "Que el hombre tenga que ser responsable por otros. Yo digo que nadie debería sacrificarse por la felicidad de los otros". Sus ideas flamean hoy en medio mundo, incluido este país, cuyo presidente descansa con su familia del ajetreo público que lo agota tanto.



















PANORAMA POLÍTICO

Milagros demonizados

                                                                       Por          Luis Bruschtein


Hubo una reacción violenta. Se cayó la careta del cinismo y aparecieron la cacerola y los carteles con las horcas para kirchneristas. Es la verdadera cara, un sinceramiento bestial causado por la derrota parlamentaria en la reforma del impuesto a las Ganancias. Para algunos fue sinceramiento, para otros es una cara reconocida en el ensañamiento y la persecución contra periodistas y políticos opositores, en la guardiacárcel que el jueves interrumpió una comunicación telefónica de una radio porteña con Milagro Sala para decir que no estaba autorizada. El mismo ensañamiento contra Alberto Cardozo, un dirigente de la Tupac que está preso porque no quiso declarar contra su compañera Milagro. Su sobrino Nelson fue asesinado de manera alevosa este martes en extrañas circunstancias en la cárcel. Ensañamiento que se denunció en todo el mundo y que en Argentina está silenciado por los medios cómplices. Ensañamiento que se repite en la persecución arbitraria, sistemática y humillante contra ex funcionarios, pero sobre todo contra Cristina Kirchner, con la complicidad de jueces y fiscales que abren causas inauditas contra sus hijos y contra su madre de casi 90 años, o cuando desarman a sus custodias, o cuando la hostigan con series interminables de trámites judiciales menores que una ex presidenta debería poder resolver sin tener que viajar miles de kilómetros. Una cara que muchos reconocen también en el ensañamiento contra un periodista crítico como Víctor Hugo Morales que fue avisado el miércoles durante su programa radial que estaban allanando su domicilio por enésima vez.
No se trata de una sociedad totalmente democrática. Siempre hubo y seguramente seguirá habiendo, un sector autoritario como el que ha sostenido dictaduras y otros gobiernos desastrosos y ha aplaudido estas prácticas degradantes, despóticas y, en algunos casos, también brutales. No es un sector mayoritario, pero con el respaldo de los medios concentrados pudo atraer confundidos y malhumorados con los que logró mayorías circunstanciales. Así se han generado gobiernos de derecha. No es la primera vez que la derecha gana elecciones o tuerce gobiernos democráticos con golpes de mercado. La mayoría de los gobiernos democráticos han sido de derecha, con mayor o menor énfasis, como los del menemismo y la Alianza. No existen mayorías permanentes porque la realidad es cambiante. Pero las mayorías que logra la derecha son fugaces porque gobiernan a favor de las minorías. El engañado, el iluso que creyó que tenía los mismos intereses que los grandes sojeros, el que soñaba con compartir country con el gran empresario, se da cuenta de su engaño cuando al sojero le bajan las retenciones y a él le suben las tarifas y el ABL, le bajan el salario con la inflación y lo incluyen en el impuesto a las Ganancias. O cuando se funde porque su comercio se quedó sin clientes.  Han sido mayorías fugaces con amplios sectores que después se arrepienten aunque vuelven a cometer la misma torpeza algunos años después. Torpeza por la que después tiene que pagar la sociedad en su conjunto, menos las minorías del privilegio. 
El impuesto a las ganancias rompió el esquema que  inauguró  el macrismo. El  massismo, el bloque Justicialista y los progresistas (socialistas, Gen y Libres del Sur) votaron junto al kirchnerismo desde la oposición por primera vez en un tema sensible para el oficialismo. Perdió una votación en el Congreso, pero el macrismo reaccionó como si hubieran traicionado un juramento: acabar con el kirchnerismo como primera prioridad. El discurso de la diputada Silvia Lospenato, desencajada por la ira, el rictus crispado de Macri cuando respondió a los periodistas en Mendoza y el malestar inocultable del siempre candoroso jefe de Gabinete Marcos Peña, mostraban algo más que el malhumor por un traspié parlamentario. Se había roto la magia que hizo creer a sus aliados progresistas que era progresista darle el control de la Magistratura a la derecha, o que era una estocada al kirchnerismo aprobarle o facilitarle a la derecha el pago a los buitres y la posibilidad de un endeudamiento infernal que padecerán las futuras generaciones. 
Fue la misma actitud desencajada de la diputada radical María Gabriela Burgos cuando el FpV pidió que el gobierno acate el fallo de la CIDH y libere a Milagro Salas. La rabia de la mujer la llevó al bochorno de acusar de corruptos a la CIDH y a la OEA. "¿Qué negocio hay detrás del pedido de la OEA?", dijo esta mujer casi en un éxtasis de verdad iluminada.
El grito de la mujer no era honesto. Solamente estaba repitiendo con teatralidad el único argumento que tiene la derecha. Un argumento que construyó con los medios corporativos, un sector del Poder Judicial y los servicios de inteligencia que han mantenido siempre la misma ideología desde la dictadura hasta el menemismo, los mismos que operaron contra Raúl Alfonsín y contra los gobiernos kirchneristas. Todos los argumentos, los de Burgos, Lospenato, Macri, Peña y la inefable Elisa Carrió se centraron en la vergüenza que era haber acompañado al kirchnerismo. No hubo más explicaciones políticas o económicas. Ese gran paquete de demonización de una fuerza política que los medios corporativos han logrado instalar en una parte de la sociedad es el único sostén argumental de la derecha. La demonización del kirchnerismo es el argumento que convence a los llamados progresistas y es el que fractura a los peronistas. Hay una sociedad que es llevada a girar en torno a ese solo argumento que ni siquiera tiene una formulación propositiva. 
Cuando ese argumento empieza a debilitarse, se reaviva la campaña judicial contra Cristina Kirchner y el juez Claudio Bonadio hace bailar a la Justicia en el caño como una streaper con la música del gobierno. Con ese argumento se oculta que hay un presidente con sociedades off shore en Panamá, las mismas sociedades que se usan para evadir impuestos. O se ignora que los que se enriquecieron con el dólar a futuro son los funcionarios del gobierno de Macri que compraron los dólares y después hicieron devaluar el peso. O cierran los ojos al hecho evidente de que si toda la obra pública fue corrupta durante el kirchnerismo, los que deberían estar en la mira son los socios de Macri, Nicki Caputo y Angelo Calcaterra, cuyos contratos eran varias veces superiores a los de Báez. Y como si todas estas evidencias fueran pocas, después de que el escándalo internacional de los Panamá Papers descubriera las sociedades offshore de los Macri, el presidente emite un decreto para evitar que su padre quede fuera del blanqueo. El decreto es como un mea culpa y los radicales y demás "republicanos" acompañan con alegría estas políticas. Pero se ensañan con una luchadora social como Milagro Sala que ha construido parques, hospitales y barrios populares enteros con los millones que recibió del gobierno kirchnerista. Todo eso está a la vista. Son pruebas tangibles del destino de ese dinero. Eso sí. Seguramente les hubiera hecho difícil el gobierno, porque es de otro signo político, pero la plata que le dieron la usó y sus resultados están a la vista, las pruebas son evidentes. Son crueles y caraduras cuando hablan del "relato kirchnerista" delante de las viviendas populares que construyó Milagro Sala, con piletas de natación para chicos que nunca en su vida hubieran podido siquiera conocerlas. Los radicales del gobernador Gerardo Morales y la diputada Burgos lo saben. Saben que necesitaban encarcelar a Sala porque les hubiera sido más difícil gobernar con una oposición popular estructurada. Por eso es una presa política y gracias a esos radicales la Argentina pasó a figurar otra vez en el mundo entre los países que violan los derechos humanos. Un país que después de sufrir una sangrienta dictadura se ganó el reconocimiento internacional por el respeto a los derechos humanos ahora pasó a convertirse en un país que los viola.
Solamente en el primer año de gobierno de Mauricio Macri, Argentina se incorporó al ranking internacional de la corrupción cuando los Panamá Papers pusieron el nombre del presidente Mauricio Macri entre los cuatro o cinco jefes de Estado con sociedades offshore no declaradas. Solamente en el primer año de gobierno de Mauricio Macri, Argentina pasó a figurar entre los países que no respetan la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Toda la campaña de demonización contra el kirchnerismo proviene de sus enemigos: de un monopolio mediático que se resistió a desmonopolizar, de los amigos de los represores que han sido juzgados, de los bancos que perdían gigantescas comisiones sin el negocio de la deuda, de los grandes comercializadores de soja que se oponían a las retenciones, de los bancos y empresas que perdieron las AFJP.
Es una diferencia. Porque ni aún así, ninguna de esas acusaciones supera esas dos marcas que logró Mauricio Macri en apenas un año. – sin hablar del descalabro de la economía  -  En cambio los actores locales no tienen ninguna relevancia en  las denuncias de la ONU por Milagro Sala y de los Panamá Papers por las offshore no declaradas de Macri. Esas son denuncias verdaderas y objetivas. Pero como está protegido por los grandes medios corporativos locales, enemigos jurados del kirchnerismo, después de un año la política sigue girando alrededor de la demonización de esa fuerza política.




















OPINIÓN

CFK, Dilma y Lula

  
Por           Emir Sader


Antes eran encuentros normales entre presidentes elegidos y reelegidos democráticamente por sus pueblos para profundizar la democracia en Argentina y en Brasil. Reuniones que se han hecho regularmente para coordinar acciones comunes y consolidar la solidaridad entre sus pueblos, a lo largo de más de una década, desde que Lula fue a la toma de posesión de Néstor Kirchner, en 2004.
Desde aquel momento las relaciones entre los dos países se han vuelto las más cordiales en toda su historia. Se terminaron las rencillas, las pequenas y grandes disputas con que el Imperio pretendía alejarnos y contraponernos.
No había abrazos más calurosos y fraternales que los que se acostumbraron a dar Lula, Néstor, Dilma y Cristina. Porque se abrazaban dos pueblos, dos países hermanos, dos historias similares de lucha por la democracia, por la justicia, por la soberanía.
Hoy Dilma es una presidente sacada de la presidencia de Brasil por un golpe parlamentario-mediático-judicial, cerrando el más largo período de vida democrática en un país muy marcado por dictaduras larguísimas, como la anterior, que duró más de dos décadas. Con toda la dignidad de su vida de luchas, Dilma recorre el país y viaja al exterior, para seguir, desde otra trinchera, la misma lucha que marca su vida desde su temprana juventud. Confirmando lo que ella siempre dijo: cambia el lugar desde donde pelear, pero no cambia nunca el lado desde donde se pelea.
Cristina es víctima de una feroz persecución política, que intenta descalificar su imagen, en la imposibilidad de descalificar su gobierno, que ha rescatado Argentina de la peor crisis de su historia, ha retomado el crecimiento económico, esta vez con distribución de renta, ha rescatado la soberanía externa y la autoestima de los argentinos. Eso no le perdonan. Además, que haya sido la mujer que lideró ese proceso, que logró ser reelecta con una extraordinaria votación, superando las ofensivas golpistas de la derecha argentina.
Lula es igualmente víctima de una brutal persecución, que no logra probar nada en contra de él. Al contrario, las dos decenas de testigos de acusación que han sido enrolados para acusarlo han, todos ellos, demostrado la inocencia del primer presidente obrero de Brasil. El fantasma de Lula asusta a toda la élite golpista brasileña, que intenta sacarlo de la disputa electoral, porque es el único político brasileño con prestigio popular, cuyo apoyo aumenta a medida que los derechos conquistados en su gobierno van siendo quitados por el gobierno golpista de Michel Temer.
Cristina, Dilma y Lula se abrazan de nuevo, como las referencias fundamentales de sus pueblos, porque no son solamente personas, son la personificacion de procesos políticos que han garantizado y extendido los derechos de la gran mayoría de argentinos y de brasileños. Representan para millones y millones la esperanza de que nuestros países recuperen su dignidad, su capacidad de hacer justicia, de oír y de atender a toda la población.
Son dos mujeres y un hombre, a los que se habría juntado Néstor, si acaso estuviera todavía entre nosostros. Líderes latinoamericanos, líderes populares, reconocidos por nuestros pueblos y, por ello, perseguidos. Los amamos, los protegeremos, los llevaremos de vuelta a la dirección de nuestros países, tan necesitados de abrazos, de justicia, de liderazgos con reconocimiento popular y prestigio internacional.
Bienvenida, Cristina, te saludamos una vez más, como la figura de la mujer argentina, como representante de las fuerzas populares de más larga tradición en Argentina. Te abrazamos, como abrazamos a Néstor, como abrazamos a todos los argentinos. 
















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