Página/12
martes 13 de diciembre de 2016
La sociedad de (no) consumo
NOVIEMBRE FUE EL PEOR MES DEL AÑO EN EL CONSUMO. SE DERRUMBÓ 5,5 POR CIENTO RESPECTO DEL MISMO MES DE 2015
Sin brotes ni secos ni verdes en el consumo.
Por Tomás Lukin
El consumo se contrajo 5,5 por ciento en noviembre en relación al mismo período el año pasado. El impacto de la aceleración de la inflación sobre la capacidad de compra de los salarios, la destrucción de puestos de trabajo, el desmantelamiento de las capacidades estatales en materia de administración de precios, la política monetaria contractiva, la reducción en la inversión estatal y el parate en la actividad económica son algunos de los elementos que impactan de frente sobre la demanda de alimentos, bebidas y electrodomésticos.
La caída mensual del Indicador Mensual de Consumo (IMC) elaborado por el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala es la undécima consecutiva y la más pronunciada del año. En los primeros once meses del año el rojo en el IMC llega a 3,3 por ciento. La serie sin estacionalidad del indicador publicado ayer registró una nueva caída (0,1 por ciento mensual) que ubicó al consumo en niveles similares a los registrados durante 2010.
Los datos sobre la contracción en los niveles de consumo se repiten en los distintos indicadores de cámaras empresarias, universidades y consultoras privadas. La firma Scentia difundió un informe donde releva una contracción del 5,9 por ciento interanual en noviembre en los volúmenes vendidos en grandes cadenas y mercados de cercanías. En los rubros "Perecedero+frío" y "Limpieza de ropa y hogar" las bajas fueron superiores al 10 por ciento. Para el acumulado del año la baja en las cantidades vendidas asciende hasta 4,5 por ciento. De acuerdo a esa consultora noviembre fue un "mes record en caída de transacciones para las grandes superficies, completando así el peor trimestre".
"La caída del consumo se sostiene en el tiempo, y golpea a los más vulnerables", advierten en su último informe los investigadores del instituto que depende de ATE Capital y la Unión de los Trabajadores de la Educación. El consumo privado es el principal componente del PIB. Alcanza las tres cuartas partes del Producto mientras que la porción restante se divide entre los otros elementos de la demanda agregada: el gasto público, la inversión y las exportaciones netas. Por eso, sin realizar consideraciones sociales ni políticas, el protagonismo del consumo revela que más allá de las iniciativas oficiales para "volver al mundo" (exportaciones) y "seducir al capital" (inversiones), el crecimiento depende de una expansión del mercado interno liderada por la mejora en los salarios y los niveles de empleo.
"Los sectores urbanos medio-bajos, sobre todos en el interior del país, fueron los que absorbieron la mayor parte del impacto del incremento de precios. Esto deja en evidencia la insuficiencia de las políticas compensatorias aplicadas por el Gobierno y la necesidad de repensar la política de ingresos considerando los impactos diferenciales que tiene la inflación sobre los ingresos de los sectores más vulnerables", sostienen desde el ITE.
La disparidad existente en términos del impacto de las medidas económicas del Gobierno queda en evidencia con los datos de los concesionarios. De acuerdo a las cifras de Acara la pick up Hilux de Toyota fue el cero kilómetro más elegido entre enero y octubre de este año, con un total de 28.144 unidades patentadas. "Esto se debe a la gran transferencia de recursos que realizó la nueva gestión a principio de año en favor de los sectores vinculados al agro, con la baja de los derechos de exportación y la devaluación del tipo de cambio", afirman los investigadores de la Fundación Germán Abdala.
El flamante Índice Hecho en Argentina (IHA) elaborado desde la carrera de Economía del Desarrollo de la Universidad de Quilmes expone una dimensión adicional de la caída del consumo. El datos difiere de las estadísticas públicas y privadas ya que no contempla las importaciones ni las exportaciones y ofrece así una estimación para el consumo interno de "productos nacionales". Así, durante los primeros nueve meses del año la demanda de productos industriales de fabricación nacional en el mercado interno acumula una caída de 8,3 por ciento en relación al mismo período el año pasado. La caída observada durante los primeros tres trimestres de 2016 se presentan como la más significativa de los últimos doce años. Si la trayectoria observada durante los primeros nueve meses del año se confirma, la merma del consumo superará con amplitud los otros dos episodios de contracción recientes: en 2009 el consumo de bienes nacionales retrocedió 5,4 por ciento y durante 2014 la contracción llegó a 4,6 por ciento.
"En definitiva, lo que se observa es que sectores de altos ingresos pudieron sortear la tendencia generalizada a la caída de los ingresos reales y no bajaron su consumo", concluyen los investigadores.
LA COMISIÓN DE PRESUPUESTO DEL SENADO ABRE EL DEBATE Y EL GOBIERNO LLAMA A LAS PROVINCIAS
Arrancó el juego de presiones por Ganancias
El titular de la AFIP, Alberto Abad, expondrá ante los legisladores. El ministro del Interior convocó a los ministros de Economía provinciales para indicarles cuántos recursos perderían con el proyecto que impulsa la oposición.
Por Miguel Jorquera y Werner Pertot
La pulseada política por Ganancias se traslada al Senado. La comisión de Presupuesto abrirá hoy el debate, en medio de amenazas del macrismo de cargar los costos sobre los gobernadores. Los encargados de intentar frenar la sanción serán el titular de la AFIP, Alberto Abad, y la subsecretaria de Ingresos Públicos, Claudia Balestrini. El Gobierno convocó, además, a los ministros de Economía provinciales a una reunión con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en Casa Rosada. Allí les reiterará el costo fiscal que tendrá para su gobiernos. Del otro lado estarán los representantes del triunvirato de la CGT, Héctor Daer y Carlos Acuña, además de Hugo Yasky y Pablo Micheli por las CTA. Los gobernadores oficialistas y algún peronista, como Juan Manuel Urtubey, intentarán terciar en la disputa con el argumento que las provincias no pueden resignar la parte coparticipable del tributo. Por la tarde, el mayoritario bloque del FpV-PJ definirá su postura frente al proyecto: la mayoría de la bancada se inclinaría por convertir en ley la modificación de Ganancias.
"No podemos manejarnos con los cambios de humor del Gobierno. Hace una semana los gobernadores eran los 'señores feudales' que se oponen a la boleta electrónica y ahora les pide que sean los salvadores del sistema tributario nacional", dijo a PáginaI12 uno de los senadores peronistas que tendrá un papel preponderante tanto en el debate de la Cámara alta como al interior de la bancada del FpV-PJ.
Los senadores peronistas aseguraban que la presión del Ejecutivo sobre los gobernadores del PJ era "permanente" y "de todo tipo". Aunque desde el Gobierno nacional habían pensado en un "veto quirúrgico" si la ley finalmente se aprueba, primó en el entorno presidencial la idea de redoblar la presión sobre los gobernadores. Al menos para introducir modificaciones al proyecto de manera que regrese a la Cámara baja donde lo frenarían hasta el año próximo, como era la idea original del Ejecutivo.
Ayer, tras un encuentro en Casa Rosada, desde la mesa chica del Gobierno dejaron trascender una idea para presionar a los gobernadores: que también evaluaban dejar de lado el veto y realizar modificaciones presupuestarias para hacer frente al costo fiscal del proyecto, que recaerían sobre las delicadas economías provinciales. Incluiría partidas previstas en el Presupuesto para obras públicas destinas a las provincias y transferencias por más de 30 mil millones de pesos.
La presión se completó con una convocatoria de Frigerio para hoy a las 17 a los ministros de Economía de 21 provincias y la Ciudad de Buenos Aires, que adhirieron al Consejo Federal de Responsabilidad Fiscal. También invitaron a San Luis y La Pampa, que no forman parte de ese consejo. En el encuentro les expondrá los recortes económicos que significarían para cada provincia la modificación opositora del impuesto.
En Casa Rosada prefirieron cargar las tintas sobre los ministros de Economía provinciales y desecharon una nueva convocatoria a los gobernadores, luego de que la foto de Macri con varios de ellos que apoyaban la reforma electoral no logró torcer la voluntad de los senadores peronistas que finalmente frenaron el proyecto oficial.
La intención de la Rosada es que los gobernadores peronistas encolumnados con el Gobierno sean su cabecera de playa en el debate en el Senado. Desde el Gobierno ya hicieron circular la "tablita" que, según su estimación, tiene una diferencia de 188 por ciento entre lo que recibirán las provincias con el proyecto del Ejecutivo y con el aprobado por la oposición. Ese será el eje central de Frigerio ante los representantes provinciales y también con el que batallará Abad.
Algunos gobernadores adelantaron ayer su posición. Urtubey calificó al proyecto opositor como una "enorme irresponsabilidad" y adelantó que los senadores de su provincia plantearán un "dictamen alternativo". Lo mismo hará el cordobés Juan Schiaretti. En cambio, los gobernadores de La Pampa, Carlos Verna, y Chubut, Mario Das Neves, anticiparon su apoyo al proyecto de la oposición.
La puja se definirá en gran parte en la reunión del bloque del FpV-PJ de hoy por la tarde. El jefe de la bancada, Miguel Pichetto, ayer dejó entrever el clima que reinaba allí. "El gobierno se autoinflingió una derrota. No es comprensible su actitud. ¿Por qué el Gobierno fijó este tema en el llamado a extraordinarias si no tenía una base de acuerdos en Diputados?", se preguntó. Dentro del bloque, la mayoría no quiere pagar el costo político de frenar el proyecto en vísperas de un año electoral.
EVALUACIÓN MUY CRÍTICA DE LA GESTIÓN DEL EQUIPO DE HACIENDA Y DEL BCRA
"Pobreza conceptual alarmante."
Martín Guzmán, mano derecha de Joseph Stiglitz, está sorprendido por el análisis deficiente del ministro Prat-Gay acerca de cómo impulsar el crecimiento de la economía. También fueron muy críticos Batakis y Chena. Guzmán criticó la idea oficial de que Argentina puede ser como Australia.
Por Javier Lewkowicz
"El Banco Central y el Ministerio de Economía se manejan con una pobreza conceptual alarmante. Cuando el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, asistió a la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, desarrolló un solo concepto: que el Gobierno había terminado con el populismo y que ahora Argentina pasaba a ser un país creíble para atraer inversiones. Eso no ha funcionado nunca en ningún lugar del mundo". La crítica a la gestión de la economía macrista proviene del economista Martín Guzmán, mano derecha del premio Nobel Joseph Stiglitz. Guzmán es investigador y docente en Columbia (Nueva York) y allí presenció la presentación del programa económico del Gobierno por parte de Prat-Gay el pasado 10 de octubre.
El resultado de ese encuentro y la gestión observada este año fue, según su visión, "alarmante". Guzmán participó de una jornada de debate organizada por Gestar-PJ y la mesa economía del Movimiento Evita junto a Silvina Batakis, ex ministra de Economía de Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires, y a Pablo Chena, investigador del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (Ceil)-Conicet. "La condición primera del esquema de desarrollo es la del pleno empleo. La economía debe manejarse de manera tal que genere empleo para todos los sectores de la población. Eso implica que haya trabajos para las 13 millones de personas que no cuentan con entrenamiento. Además, el esquema debe propiciar el cambio productivo y debe ser consistente en lo macroeconómico. Entonces, la búsqueda del equilibrio pasa por contar con los sectores que generan divisas y mejoran el horizonte macro pero que no resuelven el tema del empleo, como la soja, junto a sectores que generan empleo y consumen divisas (la industria), y por último los sectores que generan cambio tecnológico pero sólo ofrecen oportunidades de empleo a los sectores con alto nivel de entrenamiento, como el software", definió Guzmán.
Uno de los puntos en los que se centró la crítica de Guzmán fue el "Plan Productivo Nacional", según el cual el Gobierno se propone seguir el modelo australiano de desarrollo. "A lo largo de este año, el Gobierno mostró mucha miopía y pobreza conceptual en diversos frentes. El llamado Plan Productivo Nacional es reflejo de ello. Australia y Argentina son dos países muy diferentes, en cuanto a riquezas, estructura demográfica y social. Australia tiene 22 millones de personas y Argentina, 40 millones. Australia es un país exportador de materias primas sin gran desarrollo industrial, en donde el sector de servicios alcanza para incluir laboralmente a toda la sociedad, que además está muy bien entrenada. En Argentina, en cambio, la destrucción de la industria implicaría un efecto de exclusión muy fuerte. Tal vez la economía en un escenario así crezca, pero no al servicio de la gente. Durante fines de los '70 y los '90 también se aplicaron políticas de exclusión con un costo muy alto, hoy mucha gente no está en condiciones de acceder a un entrenamiento básico que le permita tener un buen empleo", desarrolló Guzmán. El economista de la Universidad de Columbia también se mostró crítico de los últimos años de la gestión kirchnerista por considerar que se tensionó demasiado el escenario macroeconómico.
La ex ministra de Scioli, Silvina Batakis, remarcó que "el Gobierno no entiende que el mundo está en una posición netamente vendedora. De manera que abrir la economía en este contexto no equivale a vender más sino a perder puestos de trabajo o a que no se generen los empleos que podrían generarse". Además, indicó que a lo largo de este año se observa una puja de poder entre el sector financiero y el agro que se expresa en el tipo de cambio deseado. "En ese contexto, la industria nacional es un convidado de piedra".
En tanto, el investigador del Conicet Pablo Chena describió al Gobierno de Macri como "la revolución de los ricos, caracterizada por la negativa de este sector a pagar impuestos". "El problema en la Argentina es que los ricos no tienen modelo de desarrollo, no tienen un proyecto de acumulación. Por eso el excedente en los sectores de mayor rentabilidad (agro, bancos y minería) se fuga y vuelve como deuda externa. Con la deuda, los ricos logran cobrar intereses al Estado. En consecuencia, se debilita el Estado, que se convierte en deudor. El debilitamiento equivale a pérdida de soberanía, que implica que el Estado se acopla ciegamente a lo que marca la división internacional del trabajo, es decir, una inserción silenciosa en las cadenas de producción de las empresas multinacionales. Por eso, en la concepción del macrismo, hay sectores viables y otros inviables. En este esquema, el horizonte es de una precariedad laboral del 50 por ciento de la fuerza de trabajo, como ocurre en los países de la Alianza del Pacífico, y la destrucción de entre el 20 y el 30 por ciento de los trabajos en el país".
OPINIÓN
Populismo: ni neo ni cool ni de onda.
Por Mempo Giardinelli
El Sr. Macri cumplió un año en la presidencia y esta columna renunció a otra carta semestral. Ya hay muchos buenos análisis de un año lamentable, y sobran diagnósticos, desde los alegremente estúpidos hasta los rigurosos y sombríos.
Mejor parece continuar una reflexión iniciada notas atrás, ya que al cumplirse un año de la Alianza Pro–Radical se vuelve a hablar del Populismo en términos peyorativos, y éso sí plantea un debate útil a un año del inicio de la demolición oligárquica y mafiosa que conmueve a la Argentina.
Cuando el macrismo empieza a sufrir traspiés legislativos, muestra internas y declives en las encuestas, y estalla la corrupción cada vez más evidente con decenas de imputaciones y procesamientos –Presidente y Vicepresidenta incluídos, y con bajísimas probabilidades de salir limpios si existiese aquí lo que se llama Justicia– algunos exégetas condenan al Populismo como una especie de mágica encarnación satánica, todopoderosa y omnipresente.
Curiosamente, en el variopinto pelotón de oficialistas dizque independientes figura una intelectual rigurosa, aguda y de respetable trayectoria como Beatriz Sarlo, quien esta semana en un artículo en Perfil teoriza el nacimiento de un supuesto "populismo cool" o "con onda", en un artículo en el que de paso iguala y degrada al que llama "paleo–populismo" mediante la acusación de que ambos "necesitan embellecer al Pueblo" para convertirlo en clientela política.
Semejante lapidación ideológica olvida o deja pasar el hecho indesmentible de que todos los cuentos de las últimas décadas resultaron brutalmente nocivos para los sectores populares, los trabajadores y las clases medias emergentes. A la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría se impuso el cuento de la globalización: abajo las fronteras, abajo las identidades, abajo incluso las lenguas nacionales. Después vino el cuento del derrame, tan imbécil que ni falta hace gastar líneas en condenarlo. Y después el neoliberalismo, cuento que hoy parece triunfar gracias a los dos grandes poderes tecnológicos al servicio del capitalismo feroz: el comunicacional hiperconcentrado que impera en todo el mundo y aquí se llama Clarín, La Nación, Papel Prensa, TN, Perfil y un montón de pequeños etcéteras. Y el de las redes sociales, que siendo un recurso maravilloso sirve clara y contundentemente para el control social y para anestesiar juventudes. La misión: estupidizar sociedades inventando realidades virtuales que ocultan y distorsionan la cotidianeidad de las grandes mayorías.
Ante ello, la única perspectiva real de freno a tanta brutalidad ha sido – como se evidenció en Nuestra América en los últimos dos o tres lustros – la defensa y protección de las identidades nacionales, los recursos y patrimonios colectivos, la educación horizontal y popular, la industrialización, el transporte y el crédito al servicio de la producción y el trabajo, y la autodeterminación en las relaciones internacionales. Todo eso fue posible trabajosa, conflictivamente, desde Estados fuertes, capaces de enfrentar y vencer las taras de la política, de la economía y de las peores expresiones de la naturaleza humana. O sea Estados que primordial y prioritariamente procuraron equidad social, erradicar la pobreza y consolidar los pilares sociales de la Paz: pan, techo, trabajo, educación, solidaridad y participación.
En la Argentina tuvo varios nombres en el último siglo: radicalismo, socialismo, peronismo. Creaciones políticas que ganaron afectos populares por la sencilla razón de que en sus mejores expresiones, las no claudicantes, construyeron todo lo bueno que todavía nos queda a los argentinos. Y también en América Latina, con diferentes nombres pero iguales ejes antioligárquicos y de freno a la voracidad del capital y la explotación laboral.
Es claro que el nombre que todo eso tiene es Populismo.
Si soñar y bregar por lo que siempre se llamó justicia social es Populismo, entonces es eso lo que los espanta. Es la palabra maldita de la política contemporánea. Por eso degradan el vocablo instalando la oscura, sibilina idea de que son populistas los que en realidad son fascistas, y de libro. Pero el fascismo del Tío Donald que los tiene tan impresionados no es populismo; es fascismo nomás. Como aquí el fascismo macrista – cada vez más evidente, racista y agresivo – que pretende refundar la Argentina desmantelando todo lo mejor que hicieron el peronismo histórico y su último hijo, el kirchnerismo.
La degradación conceptual del vocablo Populismo es funcional al gobierno de estos tipos que desesperan por cooptar a lo peor de la política para cumplir el viejo sueño gorila de que matar al peronismo es acabar con el hecho maldito de la política argentina.
Hablar ahora de neopopulismo, o cool, con onda u otras adjetivaciones peyorativas, es un modo de rebajar el concepto e impedir el debate de fondo. Que consiste en ver de qué manera se atiende lo que interesa a la parte menos favorecida del pueblo, la que menos recursos económicos tiene para una vida digna. Ése es el tema, ésa la idea central en debate. Porque la esencia de toda nación es el pueblo, y no las tecnologías ni los intereses globales. Y son los intereses nacionales y populares los que importan. Los que cuentan y deben ser objeto irrenunciable de la acción política, aquí y en la China.
El Populismo es, de hecho, el proyecto político de nación que dio la mejor calidad de vida a los sectores medios y populares en el último siglo y en 33 años de democracia. Con taras y torpezas, corruptelas y necedades, hoy y frente al neoliberalismo rampante sigue siendo la mejor perspectiva para una patria justa, libre y soberana, un Estado fuerte y rector, firmes controles al capitalismo salvaje, y con la equidad y la justicia social como horizontes.
Es hora de salir de la posición defensiva en que ha estado el Populismo históricamente. Es hora de asumir y proclamar que el Populismo acaso sea, en pleno Siglo XXI, la mayor y mejor esperanza de cambios profundos en las hasta ahora siempre desparejas relaciones capital–trabajo. Un Populismo activo, heterodoxo, militante e incómodo para la hipocresía de lo "políticamente correcto" es la mejor esperanza frente al fascismo neoliberal.
Declararlo "cool" para empatarnos con el Tío Donald y con el monigote presidencial, no es más que un reconocimiento. El de que algo se mueve en las profundidades de este país nuestro, abusado y violado y jodido. Se llama Populismo, y por eso mismo lo cascotean con adjetivos.
OPINIÓN
El concepto de populismo, una posición
Por Jorge Alemán
Después de Ernesto Laclau, el Populismo alcanzó una nueva complejidad teórica. Laclau produjo una ruptura con las categorías socio-históricas en las que el Populismo era pensado, para pasar a construir una teoría posmarxista y posestructuralista del mismo. Mencionar este contexto nos da una idea de la nueva complejidad del término. Una primera aproximación exige considerar el siguiente punto de partida: en Laclau, la sociedad está organizada materialmente por el lenguaje, que es la materialidad y la condición primera del vínculo social. Pero el lenguaje está construido de tal modo que, si bien configura la realidad (no hay realidad prediscursiva), no puede nombrar la totalidad de la realidad. A eso que el lenguaje no puede nombrar lo llamamos lo "real". Es un agujero en la realidad que sólo puede ser contorneado por un Límite.
Dicho límite puede ser nombrado únicamente de manera incompleta e inconsistente, a saber, la hegemonía, la construcción de Pueblo, en suma el Populismo. En este aspecto, después de Laclau, el Populismo es una teoría política de cómo se engendra la significación cuando el lenguaje es una estructura incompleta para representar la totalidad de la realidad.
Esta compleja cuestión revela que el Populismo no sólo no es para Laclau una anomalía de la política, ni un conjunto de técnicas retóricas demagógicas, ni un modo de evitar la "lucha de clases". Por el contrario, Laclau considera que en la estructura del lenguaje mismo está implícito el Populismo, ya que siempre habrá antagonismos porque la estructura del lenguaje no puede cerrarse en una totalidad. Por tanto, las brechas, las fallas, contaminan todos los vínculos sociales dando lugar a antagonismos irreductibles, que sólo pueden ser abordados por un lógica de articulación hegemónica que dé nombre a esas fallas, que asuma la brecha y que, en definitiva, se haga cargo políticamente de los antagonismos que instituyen lo social.
Al igual que el inconsciente, que era considerado como una bolsa de instintos oscuros y desconocidos, hasta que encontró su estructura lógica y ética en el cruce de lenguaje y la pulsión, a partir de Freud y Lacan. Como sucedía antes de Marx, la Economía era un mero intercambio que encubría su hecho clave: la extracción de plusvalía. Así como con la Técnica en Heidegger, que, después de su meditación, ya no es un conjunto de instrumentos que deshumanizan al hombre, sino el resultado de una "historia del ser" que comenzó en Grecia. Como en estos ejemplos, el Populismo de Laclau se propone como una ruptura radical que lo separe definitivamente de las concepciones que lo mantenían capturado en una indeterminación que valía para ejemplos políticos e históricos absolutamente incompatibles.
Pero si bien el concepto de Populismo fue despejado en su estructura y en una nueva lógica, Laclau en su proyecto de construir una ontología general de lo político, de un modo ambivalente, aceptó que el Populismo era una estructura que puede emerger en cualquier proceso político, tanto en la izquierda como en la derecha.
Por mi parte, intento apoyarme en una nueva definición de populismo, donde pretendo enfrentar a Laclau con el propio Laclau, aclarando que esta es una operación que permiten sólo los grandes pensadores. Sin ignorar las categorías sociohistóricas que constituyeron a la tradición populista, ni desconociendo el modo en que los propios Laclau y Mouffe situaron al populismo, como un momento que de modo irremediable se reparte a izquierda y derecha.
Mi posición es que el populismo es siempre posmarxista y que se contrapone a los aspectos esencialistas de algunas lecturas marxistas leninistas con respecto al sujeto histórico. Las condiciones formales de la heterogeneidad, la diferencia, la dislocación, la frontera antagónica, todos términos tributarios del "agujero de la realidad" a la que hacíamos alusión al principio de este texto, sólo existen en el interior de una lógica emancipatoria de nuevo cuño, que asuma de entrada el carácter no objetivable ni totalizable de la realidad. En otros términos, se trata de una emancipación siempre inconclusa, abierta y que siempre debe recomenzar. Por ello son tan difíciles de sostener en su apuesta, dada la tendencia mortífera de todos los grupos sociales a cerrarse sobre sí mismos de un modo mortificante e identitario. Por esta razón, considero que el Populismo no tiene nada en común ni con el fascismo, ni con las técnicas retóricas de las demagogias, en la medida en que son recursos que, de un modo u otro, se sostienen en la conquista de una identidad sin fallas, sin brecha ni agujero, amenazada por las "impurezas o excesos de lo extranjero".
Por todo esto, sería muy importante, mas allá de las diferencias, asumir la ruptura laclausiana. Es definitivamente importante dar un combate con respecto al término populismo y no regalarle a la derecha y a la socialdemocracia neoliberal la equivalencia que lleva a poner a Trump, Podemos, Le Pen o al peronismo en el mismo lugar homogéneo. A mi juicio, no sólo es un error teórico, lo es también en lo político y ético.
El Populismo es Marx más la construcción contingente de un sujeto de la emancipación a partir de los antagonismos instituyentes de lo social. Donde debe incluirse siempre el análisis de la lógica del Capital y su reproducción ilimitada. Si no se incluye el análisis de la construcción populista en el marco histórico de la estructura del poder capitalista contemporáneo, es imposible construir y asumir los verdaderos antagonismos. Por esta razón, considero que el verdadero populismo sólo puede ser de izquierda.
Una izquierda para la que la palabra revolución y su sujeto histórico ya no tienen eficacia simbólica alguna y, por tanto, la nueva radicalidad, el ir "a la raíz de las cosas", es pensar una nueva lógica emancipatoria, puesto que ya no dispone de entrada de un sujeto asegurado. En definitiva, el proyecto populista emancipador debe intentar inventar y construir un sujeto con todos aquellos que son alcanzados por la terrible erosión de los vínculos sociales generados por la marcha incesante del Capitalismo.
* Psicoanalista y escritor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario