miércoles, 14 de diciembre de 2016

'NAC&POP': " MICKY VAINILLA, DIEGO CAPUSOTTO, PEDRO SABORIDO Y SU INTERPRETACION MAGISTRAL SOBRE EL 'GOBIERNO DE LOS RICOS'."

miércoles 14 de diciembre de 2016



Diego Capusotto es Compañero, siempre ha elegido el discurso que pone en evidencia nuestras tradiciones políticas, nuestros defectos y la interpelación que nos hacen los "gorilas" con su segregación y racismo


MICKY VAINILLA, DIEGO CAPUSOTTO, PEDRO SABORIDO Y SU INTERPRETACIÓN MAGISTRAL SOBRE EL 'GOBIERNO DE LOS RICOS'.

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Micky Vainilla explica desde su supuesta "clase social" todos los razonamientos sofistas que utiliza la clase media "gorila" para justificar el gobierno de los "ricos". El cinismo y la mentira impuestas por Durán Barba en la construcción del mensaje de Mauricio Macri se parecen mucho a la construcción del discurso que Pedro Saborido y Diego Capusotto hacen de este personaje tan representativo de una manera de ver las cosas de la clase media alta argentina.

 


PEDRO SABORIDO, EL HOMBRE DETRAS DE DIEGO CAPUSOTTO


El guionista del ciclo de Canal 7 - que regresa esta noche a la pantalla - atribuye el éxito de sus personajes al crecimiento de YouTube.


Por          Ricardo Marín

LA NACION

 JULIO DE 2010



Diego Capusotto es la cara visible de Peter Capusotto y sus videos .

Es quien les pone el cuerpo a los personajes, del ciclo que en los últimos años se convirtió en uno de los programas insignia del canal estatal y acaparador de reconocimientos y premios como pocos.

Pero quien les pone las palabras a esos personajes, junto con Capusotto, es Pedro Saborido, productor y guionista de radio, teatro y televisión, que empezó a forjar su fama en estos quehaceres escribiendo líneas humorísticas para los programas de Radio Mitre a principios de los 90.



-Capusotto sostiene que el programa no se podría hacer sin uno de ustedes dos. ¿Qué le aporta cada uno?

-Es así, pero no te sabría decir qué aportamos cada uno.
Creo que tiene que ver con el lugar en el que está cada uno.
El, desde el actor, piensa cosas que le gustaría hacer desde la actuación.
Y a mí, desde el lugar del guionista que mira de afuera, se me ocurren cosas que sé que a él le salen bien.
Generalmente, esos dos abordajes creativos se terminan complementando.
Es una dinámica de laburo en la cual inconscientemente estamos siempre laburando.
A veces estamos reflexionando de otras cosas y aparece algo que percibimos se puede usar para el programa o, si no, alguna opinión de Diego me trae la idea de algún personaje o algún sketch.
A veces, igual, nos pasamos un par de horas hablando pelotudeces y no sirve para nada.

-Una de las exigencias que tienen es hacer pocos programas por temporada…
-Así es. Está relacionado con cuánto se puede hacer dentro de lo humanamente posible y bien.
Tiene que ver con la cantidad de programas que podemos hacer manteniendo la premisa de que cada emisión tenga un par de ideas nuevas y que estén bien hechos. Nosotros complementamos la actividad del programa de televisión con el de radio [ Lucy en el cielo con Capusottos , en Rock & Pop], con la publicación de algún libro, alguna exposición, un DVD.
Nos permite abarcar otras cosas.
La televisión en nuestro país tiene una velocidad para comerse ideas, propuestas y famosos que a mí me supera.
La cantidad de famosos que aparecen en el año hace que uno no pueda contener a todos los que conoció en la vida.
Yo, por ejemplo, me tendría que sacar a José María Langlais, ponele, para que me entren los nuevos que aparecen.
Nosotros preferimos ir más tranquilos; no podemos soportar ese ritmo.

-Describime un poco la mecánica con la que laburan juntos…
  • Por lo general, nos sentamos a pensar un tiempo antes de empezar a grabar, y diseñamos algunos personajes, algunas ideas.
Pero cuando empezamos a grabar se modifica todo porque empiezan a aparecer nuevas ideas o mejoras a las que teníamos.
Todo se vuelve más dinámico porque estamos más tiempo juntos laburando Diego y yo, y esa interacción genera un montón de ideas.
Y una tercera parte se da cuando el programa ya está en el aire.
En ese momento, mientras vamos editando el material que grabamos, volvemos a seleccionar y a mezclar de acuerdo con cosas que se nos van ocurriendo con el correr de los días.

-¿Cuándo descubrieron que trabajan cómodos juntos?

-Con Diego trabajamos desde hace mucho tiempo.
Quizás el hecho de trabajar solos en este proyecto profundizó este mecanismo de complementariedad.
Pero no es nada extraño o diferente de lo que venimos haciendo desde Todo x dos pesos o cuando hicimos teatro.
Eran grupos más grandes, pero con Diego ya había esta comodidad para sentarnos a laburar juntos.

-¿A qué le atribuís el reconocimiento que tuvo el programa en los últimos años?

-No tengo ni la más pálida idea.
Quizá tuvo que ver con una coincidencia histórica y técnica, que es que el programa se empezó a dar en televisión abierta cuando se produjo el auge de YouTube.
Una manera de ver televisión, de interactuar con el programa para descubrir qué es lo divertido o lo interesante para subir a la red, que potencia, que amplifica lo que hacen los seguidores.
El formato del programa, con fragmentos limpios de entre 4 y 6 minutos, se adapta perfectamente para ser subido a Internet.
Esto es algo que a mí me parece fabuloso; no creo que les parezca lo mismo a los anunciantes ni a los canales, pero a mí me parece bárbaro que la gente pueda liberarse de los horarios rígidos para ver un programa.
Es muy interesante cómo esta práctica reemplaza al boca a boca.
Si alguien ve algo que le gusta, no te lo cuenta, sino que te manda el link .

-¿Pesa el éxito? ¿Te obliga a hacer sólo humor inteligente?

-No, desde los contenidos jamás nos vimos en la obligación de hacer un humor para bajar línea o de tal o cual cosa.
Siempre hicimos las ideas que se nos ocurrían, sin pensar en bajar ninguna línea en particular.
Después la gente le da el contenido que quiere.
La única exigencia que nos imponemos es que lo que hagamos esté bien hecho.
Si hay algo que no sale tan bien, no lo ponemos.
Tratamos de mantener una línea de calidad más allá del éxito o no que tenga el programa.

-¿Qué te gusta de lo que se ve de humor en nuestra televisión?

-Ultimamente, estoy viendo poca televisión, pero no por una cuestión de esnobismo, sino de ocupaciones.
Veo mucho por Internet, sobre todo series yanquis. Mi programa favorito por excelencia es Saturday Night Live .
Pero el humor está un poco perdido en nuestra tele.
Aparece indirectamente en otros géneros. Bendita , con un formato cercano al de los programas de chimentos, hace humor.
Ese tipo de cosas.
Si no, tenés que remitirte a un especial de Midachi o ver a Gasalla en sus participaciones con Susana Giménez.
Claro que en esto influye también que campos como el espectáculo o la política se volvieron tan bizarros que el abordaje te lleva directamente al humor.

-¿Qué ventajas y desventajas tiene trabajar en Canal 7?

-Para mí, son todas ventajas.
Pone al programa en un territorio que nos resulta conocido.
Uno sabe que allí cuenta con ciertos recursos y no cuenta con otros, con lo cual uno trabaja de acuerdo a estas circunstancias y genera lo que genera, de acuerdo a ellas. No veo que las limitaciones que haya sean desventajas.
Para mí, establecen el estilo del programa.
Por otro lado, trabajamos con absoluta libertad y eso es muy bueno.
De los responsables del canal, Rosario Lufrano, en su momento, Alejandra Bochatey, Martín Bonavetti o Tristán Bauer, ahora, siempre recibimos buena onda, buena voluntad.
Nuestra intención es responder a eso de la mejor manera.
Por otro lado, cuando uno ve en casi la totalidad de los canales abiertos un nivel de delirio, de decadencia acelerada, es también una fortaleza estar en el lugar alternativo que te ofrece la televisión pública.

– En un momento como éste, de radicalización ideológica en los medios, ¿hubieras podido trabajar en Radio Mitre?

-Nunca me lo pregunté.
Creo que hubiesen podido pasar dos cosas.
Una, que me creyera el discurso de la empresa, porque el ambiente que te rodea influye en cómo vas armando tu pensamiento, y lo adoptara, aunque sea en parte, como mío.
La otra, es que me sintiera muy incómodo y tuviera que renunciar.
Pero tengo que decir que en los años que trabajé allí nunca estuve obligado a decir algo que no pensara.
Esta es como la última espada que tenemos los trabajadores de los medios, ¿no?
Por otro lado, cabe aclarar que tampoco siento que sea por una identidad ideológica que estemos en la televisión pública.
Y me parece que no sería malo que los medios tuvieran trabajando gente que piense diferente a la línea editorial.
Pero no sé si se puede dar en este momento.









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