Página/12
jueves 1º de diciembre de 2016
MÁXIMO KIRCHNER SOBRE EL DECRETO QUE INCLUYE A LOS FAMILIARES DE LOS FUNCIONARIOS EN EL BLANQUEO
"Es la muestra cabal de que Mauricio es Macri"
El dirigente del FpV dijo que el decreto para beneficiar a los familiares de los funcionarios era "previsible". También se refirió a la posibilidad de construir un "frente amplio" para las próximas elecciones e hizo una autocrítica sobre los errores que permitieron la victoria electoral de Macri. Máximo Kirchner dijo que "Cristina no tiene jefe ni jefa, tiene los votos de la gente". (Foto: Cuenta oficial de Máximo Kirchner en Twitter)
Para Máximo Kirchner, dirigente y diputado por el Frente para la Victoria (FpV), el decreto que incluye a familiares de funcionarios al sinceramiento fiscal era "previsible". "En el Congreso fue prenda de negociación excluir que puedan participar del blanqueo los familiares de los funcionarios, incluso creo que fue una condición de Carrió. Pero ahí está el decreto y es la prueba cabal de que Mauricio es Macri", afirmó.
El fundador de La Cámpora diferenció el blanqueo de Macri con el del Gobierno anterior que no contemplaba a los familiares directos de los funcionarios. "Dijeron de todo, barbaridades. Imagínense si el anterior Gobierno hubiera firmado un decreto de esta naturaleza", puntualizó.
"Hay una tendencia a bajar el nivel de exigencia que hubo con Cristina y creo que eso es muy dañino para la sociedad, al margen de la ideología política. En los doce años del gobierno anterior la sociedad manifestó sus diferencias en las calles cuando no estaba de acuerdo", dijo el diputado y puntualizó: "Lo pasan como un decretito, se habla dos horas y después no se habla más."
Consultado por el rol de los kirchneristas como oposición en el Congreso, Máximo aclaró que no hacen una oposición "de ojos cerrados" y "conocen bien" cuáles son las consecuencias de cada ley y cada política. "Se preguntan cómo financiar Ganancias pero eliminaron los impuestos a los bienes personales y las retenciones a la soja y a las mineras", ironizó el dirigente.
Máximo negó la posibilidad de articular un "frente anti Macri". "Juntarse para que el otro pierda es algo que enfrentamos durante años, hay que construir desde la identidad. Sí se puede ampliar la base de apoyo, yo sigo hablando con todos los dirigentes", sostuvo el diputado, para quien es posible la construcción de un "frente amplio".
Si bien evitó definiciones, descartó que Cristina Fernández de Kirchner se retire de la política. "Cristina es una militante cien por ciento. Le gusta conversar con dirigentes, con la gente y caminar el barrio. Tiene ganas de aportar", remarcó en diálogo con radio Del Plata. Para Máximo, CFK "no tienen jefatura, sólo los votos de la gente".
De cara a la presentación del nuevo frente, la Corriente Federal Kirchnerista – sigla que coincide con las iniciales de la ex mandataria - Máximo fue autocrítico y remarcó algunos de los errores del FpV que influyeron en la derrota de la fórmula Scioli-Zanini. "No haber competido en internas fue un grave error. Podría haber sido la fórmula Randazzo-Kicillof, como se pensó en algún momento. Faltaron más mujeres, faltó más juventud", reconoció y agregó: "Nos faltó hacer lo que hicieron con la candidatura de Vidal".
Sobre su labor parlamentaria, Máximo remarcó el vínculo "correcto y de mucho respeto" que mantiene con Emilio Monzó, diputado de Cambiemos reelegido al frente de la Cámara baja. "Tenemos la posibilidad de intercambiar opiniones y lo hacemos desde la honestidad intelectual. Pensamos diferente pero no puedo dejar de destacar que Monzó es lo más eficiente que tiene el Gobierno: acá las leyes salieron", sostuvo el dirigente a comparación de la "pobre" rendición de cuentas que hicieron el resto de los ministros luego del primer año de gestión.
También habló del senador Miguel Ángel Pichetto. Dijo que si bien fue muy injusto con Cristina a principio de año cuando dijo que con Macri se terminaba "la obediencia debida", fue ella – por CFK - y no Néstor "la que lo bancaba más".
ALIKA KINÁN LOGRÓ PENAS DE HASTA 7 AÑOS PARA SUS EXPLOTADORES Y RESARCIMIENTO ECONÓMICO
La víctima que logró condenas
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tierra del Fuego condenó a penas de entre 3 y 7 años de prisión a los tres acusados de integrar una red de trata de personas en Ushuaia, durante el primer juicio del país donde una víctima de ese delito, Alika Kinán, querelló a sus captores.
El fallo es histórico porque toma en cuenta el delito de trata y al mismo tiempo porque impone al municipio un resarcimiento de 780 mil pesos, es decir, lo considera responsable. Pero los montos de las penas no alcanzaron los pedidos de condena. La fiscalía había pedido 12 años para Pedro Montoya, 7 para su pareja, Claudia García, y 5 para Lucy Alberca Campos, administradora del local Sheik.
La sentencia fue leída a sala llena. El fallo, dictado en mayoría por los jueces Ana María D´Allesio, Luis Giménez y Enrique Guanziroli, impuso una condena de 7 años de prisión y 70.000 pesos de multa para Pedro Montoya, propietario del local nocturno Sheik donde el 9 de octubre de 2012 rescataron a siete víctimas de trata, incluida Alika, quien es ahora una reconocida activista en favor de los derechos de género.
Montoya fue considerado "autor penalmente responsable" del delito de "trata de personas agravado por la pluralidad de víctimas, pero aunque la condena es de cumplimiento efectivo no será detenido mientras la sentencia no esté firme, indicaron fuentes judiciales.
El tribunal fueguino también condenó como "partícipes secundarios" del mismo ilícito a Claudia García, pareja de Montoya, y a Lucy Alberca Campos, una mujer peruana que estaba encargada del prostíbulo, y les impuso una pena de tres años de prisión en suspenso. García deberá pagar además una multa de 30.000 pesos.
Kinán se abrazó con varios de los integrantes de organizaciones sindicales y feministas que acudieron en su apoyo y se emocionó al dialogar con la prensa: "Ahora vamos por más condenas contra los proxenetas de todo el país", afirmó.
"Es un juicio histórico," – dijo a PáginaI12 Noor Jiménez Abraham, representante de la Red Alto al Tráfico y la Trata (RATT) y conductora del programa radial Mundo a la PAR, que asistió al juicio – "porque cambió los paradigmas, porque reconoce el delito por trata, porque reconoce la responsabilidad de la municipalidad con el resarcimiento, no obstante que las condenas no llegaron a lo que se había pedido ni se esperaba."
El caso reunió en Ushuaia al titular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), Marcelo Colombo, y al fiscal general del distrito, Adrián García Lois. La querella estuvo representada por abogados del Programa de Asesoramiento y Patrocinio para Víctimas del Delito de Trata de Personas, que depende de la Defensoría General de la Nación.
El tribunal oral anunció que dará a conocer los fundamentos del fallo el próximo 7 de diciembre.
ENTREVISTA A VIGGO MORTENSEN, PROTAGONISTA DE CAPITÁN FANTÁSTICO
"Los humanos somos muy contradictorios"
El actor se pone en la piel de un padre cuyos métodos de crianza están en las antípodas de la formalidad urbana. Mortensen sostiene que "la democracia es una aspiración, una idea en la que hay que trabajar todos los días".Mortensen es, además de actor, editor de libros, poeta, músico, fotógrafo y pintor.
Por Ezequiel Boetti
Viggo Mortensen es actor, pero también editor de libros, poeta, músico, fotógrafo y pintor. Tiene fama, talento, reconocimiento internacional y prestigio. Caminó todas y cada una de las alfombras rojas más importantes del mundo del cine, desde la del Festival de Cannes hasta la de la ceremonia de los premios Oscar, y supo ponerse al servicio de realizadores de la talla de Tony Scott (Marea Roja), Walter Salles (En el camino, adaptación del libro homónimo de Jack Kerouac), David Cronenberg (en tres ocasiones: Una historia violenta, Promesas del este y Un método peligroso), Peter Jackson (la trilogía de El señor de los anillos) e incluso Lisandro Alonso (Jauja). Y es, claro está, argentino. O al menos eso se repite una y otra vez cuando se recuerda que el trabajo agropecuario de su padre lo llevó a vivir en el país entre sus 2 y 11 años, periodo en el cual aprendió un español que aún hoy domina a la perfección. Quizá el segundo hincha de San Lorenzo más famoso del mundo después del papa Francisco, este hombre de sangre danesa y americana pasó por Buenos Aires para acompañar la proyección de Capitán Fantástico realizada el martes en el marco de la Semana del Festival de Cannes. Que aquellos rezagados no se preocupen: el film podrá verse desde hoy en la cartelera comercial.
Estrenado en el Festival de Sundance y ganador del Premio a la Mejor Dirección en la sección Un Certain Regard de la última edición del evento francés, el segundo largometraje como realizador del también actor Matt Ross tiene a Mortensen en la piel de Ben, un padre cuyos métodos de crianza están en las antípodas de la formalidad urbana. Libertario, antisistema y defensor a ultranza de la autosuficiencia, el contacto con la naturaleza y el ejercicio intelectual, estableció una férrea rutina familiar que incluye, entre otras delicias, cacería de animales a cuchillazos, alpinismo extremo y la lectura de grandes referentes de la izquierda, Noam Chomsky a la cabeza. Una situación que conviene no adelantar obligará al grupo a viajar a la ciudad para una sucesión de reencuentros familiares en los que el choque de dos cosmovisiones contrapuestas estará a la orden del día. "El título es, digamos, un gran interrogante: ¿es el mejor padre del mundo o el peor? ¿Es un idiota peligroso o un genio?", se pregunta el inolvidable Aragorn de la adaptación de la saga de Tolkien, y luego responde: "Es un personaje contradictorio que dice muchas cosas pero a veces no actúa de esa forma".
Estrenado en el Festival de Sundance y ganador del Premio a la Mejor Dirección en la sección Un Certain Regard de la última edición del evento francés, el segundo largometraje como realizador del también actor Matt Ross tiene a Mortensen en la piel de Ben, un padre cuyos métodos de crianza están en las antípodas de la formalidad urbana. Libertario, antisistema y defensor a ultranza de la autosuficiencia, el contacto con la naturaleza y el ejercicio intelectual, estableció una férrea rutina familiar que incluye, entre otras delicias, cacería de animales a cuchillazos, alpinismo extremo y la lectura de grandes referentes de la izquierda, Noam Chomsky a la cabeza. Una situación que conviene no adelantar obligará al grupo a viajar a la ciudad para una sucesión de reencuentros familiares en los que el choque de dos cosmovisiones contrapuestas estará a la orden del día. "El título es, digamos, un gran interrogante: ¿es el mejor padre del mundo o el peor? ¿Es un idiota peligroso o un genio?", se pregunta el inolvidable Aragorn de la adaptación de la saga de Tolkien, y luego responde: "Es un personaje contradictorio que dice muchas cosas pero a veces no actúa de esa forma".
–¿Le gustaba esa contradicción?
–Sí, totalmente. El prepara a sus hijos para que dejen el nido, pero cuando el mayor le dice que ya está listo, en lugar de felicitarlo, se enoja. Habla de tolerancia, los entrena y educa para que piensen por sí mismos y, sobre todo, tengan la capacidad de defender sus ideas. Uno ahí podría decir que es un genio. Incluso mientras leía el guión pensaba que yo había sido muy vago como padre. Pero al rato parece un loco. Por mucho que hable de ser abierto o del libre pensamiento, al final es arrogante y un poco dictador. Además, me gustaba que no fuera una película de mensaje ni ideológica, más allá de que al comienzo uno pueda pensar que se trata de un relato de izquierda sobre un modelo particular de familia.
–El film no propone explica el pasado de Ben ni cuenta cómo llegó a tener ese modo de vida tan particular. ¿Ideó alguna historia para llenar ese vacío informativo o trabajó de forma más intuitiva?
–Pensé alguna historia, en la mujer, en cómo habrán sido juntos, en varias cosas de ese pasado. Eso pasa porque es un relato bien hecho. Como actor lo primero que me pregunto es si querría ver una película así, más allá del género, la nacionalidad, el tamaño de mi personaje o el idioma. Después, una vez que tengo el papel, pienso qué pasó antes de la primera página del guión. Cosas desde la cuna: dónde nació, cómo se crió, cómo se enamoró, qué comía. Y con eso llego al rodaje listo para jugar, tengo todo eso mi cabeza, no soy de preparar gestos ni nada.
–No se considera un actor "de método", entonces…
–Bueno, sé lo que la gente entiende por "método", pero es una descripción muy vaga porque hay tantos métodos como actores. Hay algunos que preparan técnicamente lo que van a hacer y después esperan que los demás nos adaptemos a ellos. Y está bien, porque a veces son tan excelentes que se vuelven genios. Pero el problema con eso es que hay un techo con la magia que puede ocurrir en el rodaje: no vienen a jugar sino a hacer lo que tienen que hacer y ya está. Un actor así se puede volver loco si trabaja con seis chicos; ellos no hacen todo lo que uno querría en cada escena. Preparo mis trabajos tanto o más que cualquier actor, pero sé que la mitad de lo que me salga en la filmación va a ser en base a lo que hagan los demás. Y en ese sentido no hay nadie que haga más regalos que los niños. Regalos raros, a veces: ¿Por qué lo dijo así? ¿Qué fue ese gesto? ¿Por qué cambió la línea de diálogo? Es más divertido así, y en ese trabajo colectivo te salen cosas que posiblemente no hubieran salido por tu cuenta.
–¿Que el director Matt Ross venga de la actuación ayudó a esa dinámica de trabajo?
–En mi caso, sí. Pero si él fuera un tipo de intérprete que se prepara solo y espera que los otros se adapten, no necesariamente hubiera salido bien. Además, el que seas actor no implica que sepas guiar el proceso de los otros. A Matt le interesa lo que hagan los demás, le gusta el juego y es una persona madura, sensata e inteligente. Era consciente que tenía un guión muy bueno, pero también que alguno de los chicos, un técnico o cualquier integrante del equipo podía aportar algo. Él estaba abierto y fue tolerante al trabajo grupal. En ese sentido fue muy positivo que me dejara participar en las últimas etapas del casting porque pudo ver si funcionábamos todos juntos. Después, dos semanas antes del rodaje nos juntamos para aprender las actividades (trepar a la montaña, las artes marciales, el yoga) que íbamos a hacer en la película. Improvisamos y salieron muchas cosas lindas que al final quedaron. Nos conocimos bien y cuando empezamos a filmar ya éramos una familia.
–Ben tiene un discurso antisistema bastante de moda en varios países. ¿La película amerita una lectura en clave política?
–Sí y no. Obviamente se ponen en la mesa muchos temas de los que no se hablan casi nunca en el cine, en especial en el que es para todos los públicos. Pero no es una película con mensaje, ni un panfleto político o ideológico. Una de las cosas más fuertes y que más me gustaron del guión es justamente esa, que no es una lección sino un relato que provoca muchas preguntas para que uno genere las respuestas. Desde que estrenamos en enero en Sundance, veo que lo primero que hace el público no es pedir una foto o un autógrafo, sino plantear cuestiones relacionadas con la inserción social, la comunicación o la clase política. Ósea, la película habla de eso sin decirte qué tenés que hacer; muestra la posibilidad y los beneficios de mantenerse auténticamente abierto, que los humanos somos contradictorios y que la democracia no es una cosa fija.
–¿A qué se refiere?
–A que la democracia es una aspiración, una idea en la que hay que trabajar todos los días. Y con trabajar me refiero a escuchar a los demás, a hablar y a hacer un esfuerzo por comunicarte con la gente, en especial con la que piensa distinto. La polarización por religión, política, raza o nacionalidad, algo que está pasando en Europa, Estados Unidos, acá y en todos lados, muestra que tenemos que escuchar mejor. La gente utiliza el poder tecnológico para enterarse de todo tipo de cosas para reforzar su prejuicio y no para abrir la mente. Eso se puede hacer sin ser dirigente político.
–Además de actor usted es editor de libros, poeta, músico, fotógrafo y pintor. ¿en todas esas disciplinas lo mueve la búsqueda de esa discusión que menciona?
–Sí, puede ser. Me gusta que me provoquen a mí y supongo que me gusta provocar a los demás. Estamos poco tiempo en este planeta, y me preguntó cómo podemos pasarla mejor entre nosotros como personas, como sociedad. Siempre se puede mejorar, y la idea de familia y democracia es un trabajo continuo. Me gustan los relatos que te desequilibran, y en ese sentido una película como Capitán Fantástico puede hacer que el espectador piense que hay cosas que quizás esté haciendo mal o que podría hacer mejor. Estas dudas que proporcionan los buenos discos, las buenas películas, las buenas novelas, esas expresiones que te sacan, te transportan y te inquietan, me gustan. Esta película no responde todo y puede dejar dudas, y eso está muy bien.
La tumultuosa creación del Dorrego
Por Pacho O'Donnell
Hace cinco años, el 21 de noviembre de 2011, se fundaba el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano "Manuel Dorrego" con el objetivo de "estudiar, investigar y difundir la vida y la obra de personalidades y circunstancias destacadas de nuestra historia que no han recibido el reconocimiento adecuado en un ámbito institucional de carácter académico, acorde con las rigurosas exigencias del saber científico". Era el único de los institutos nacionales basado en la vertiente historiográfica del revisionismo.
La decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner despertó una inmediata reacción de los defensores de la corriente liberal, no sólo en el ámbito historiográfico sino también político.
Pudo leerse en los medios con la firma de Tulio Halperín Donghi, Juan Suriano, Luis Alberto Romero, Natalio Botana, Mirta Zaida Lobato, Hilda Sabato, Carlos Altamirano, Beatriz Sarlo, Horacio Tarcus entre otros su preocupación porque el Instituto Dorrego "se crea para promover un discurso oficial sobre el pasado", y un reduccionismo maniqueo "cuyo objetivo central era la construcción de héroes y villanos"; y que "el gobierno nacional revela su voluntad por imponer una forma de hacer historia que responda a una sola perspectiva".
Beatriz Sarlo advirtió sobre el peligro que cernía: "El Instituto de Doctrina podría convertirse en un rincón arcaico y polvoriento. Pero también podría ser un centro que irradie su "historia" a la escuela. Allí se convertiría en algo más peligroso".
No se quedaría atrás Luis Alberto Romero, autoproclamado jefe de la protesta, quien insistiría en el propósito político que el Dorrego nunca tuvo: "Hay que revisarlo, y urgentemente. No por razones científicas, pues se puede ignorar esta literatura menor y pasquinesca. Son razones políticas, y serias: el revisionismo, convertido en la verdadera "historia oficial", alimenta lo peor y más enfermo de la cultura política argentina".
Entre las barbaridades que se escribieron y se escucharon estuvo lo de que lo que se buscaba era "procerizar" a Néstor Kirchner.
Pero también prontamente surgieron voces de apoyo de personas no pertenecientes al Dorrego.
Incluso anónimas "Por lo tanto el contrapunto con el revisionismo histórico es más una disputa por el presente y expresa el pánico de una capa de profesionales que no están dispuestos a perder ciertos lugares de privilegio en la estructura institucional existente. (…) Con lo cual no es un problema de falta de seriedad o de criterios científicos –como sostienen las posiciones hegemónicas antes y ahora–, sino que es un problema de poder y de disputa por la producción de sentido".
Como era de esperar hubo sectores de la izquierda que, una vez más, coincidieron con la derecha como fue el caso de Martín Caparrós quien descerrajó un violento ataque contra mi persona con la pluma mediocre y petulante que lo caracteriza. Por su parte Eliseo Verón, quien atacó a la presidenta y a mí por producir "un disparate", cometió la irreverencia de dedicar su artículo… ¡a mi amado hermano Guillermo, fallecido en esos días!
Hernán Brienza editorializó: "Pero no entiendo por qué se molestan tanto por la aparición del Instituto Dorrego. ¿Tan autoritarios son, estimados Romero, Sarlo y compañía que no quieren ni siquiera que 33 personas intenten contar otra versión de la historia diferente a la suya? Ni el Instituto Sanmartiniano, ni el Belgraniano, ni las universidades tienen una marca revisionista; por lo tanto, la presidenta no hizo otra cosa que ampliar la oferta de investigación histórica, democratizarla. Pregunto de nuevo ¿a qué le tienen tanto miedo, muchachos? Si ya tienen sus kiosquitos asegurados".
Algunos opinólogos aprovecharon para hacer oposición al gobierno golpeando al Dorrego. Un caso emblemático fue el de Julio Bárbaro quien recorrió radios y televisoras con un fervor antidorreguista que parecía obedecer a una necesidad de demostrar que su conversión al antikirchnerismo era sincera.
Víctor Ramos tituló con ironía "¡Peligro! Hombres revisando la historia" y cientos de personalidades firmaron una solicitada de apoyo encabezada por Estela Carlotto, Antonio Cafiero, Ernesto Laclau y otros.
Hilda Sabato se sumó a los críticos: "El argumento centrado en la vigencia de la 'historia oficial' junto al que ignora la diversidad de la producción existente está destinado a crear un enemigo que pueda justificar una operación reñida con el pluralismo propio de una sociedad democrática: la decisión de fundar una institución del Estado destinada a promover y difundir una visión única de la historia argentina".
Justamente uno de los objetivos del Dorrego fue contradecir la versión única de nuestra historia impuesta desde el combate de Pavón. Vale aclarar que jamás recibimos una instrucción, ni siquiera una insinuación, proveniente de la Casa Rosada ni de ninguno de los funcionarios de la doctora Kirchner.
Fue ejemplar la actitud combativa de la mayoría de los miembros del Instituto, además de los ya nombrados: Luis Launay, Hugo Chumbita, Enrique Manson, Araceli Bellotta, Eduardo Rosa, Ana Jaramillo, Leticia Manauta, Francisco Pestanha, Marcelo Gullo, Eduardo Anguita, Pablo Vázquez, Osvaldo Vergara, Pablo Hernández, Fabián D´Antonio, Daniel Brión, Fernando del Corro.
A la polémica se sumó Beto Quevedo, director de FLACSO: "Se ha formado en la Argentina una nueva plaza de indignados: son académicos provenientes de las universidades y del Conicet que se sublevan contra... ¿los estragos del capital financiero global?, ¿los bombardeos de la OTAN en Trípoli?, ¿las patotas que golpean a los docentes...? ¡Nada de eso! Los indigna la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego. (…) Me acerqué sabiendo que el diálogo no sería fácil y les pregunté si conocían el Decreto 1435/92 que firmó Carlos Menem para la creación del Instituto Belgraniano Central de la República Argentina. Me dijeron que no, pero que seguramente era menos totalitario que el de este gobierno. Decidí leerles el artículo 15, que dice literalmente: "Los actos de cualquier naturaleza a ejecutar por el Estado o con participación del mismo relacionados con el General Don Manuel Belgrano requerirán asesoramiento previo al Instituto Nacional Belgraniano. Asimismo cuando se trate de actos a realizarse por particulares, instituciones privadas, autoridades, dependencias provinciales y municipales que requieran apoyo financiero o de otro tipo por parte del Estado, será indispensable el asesoramiento previo mencionado". Luego les pregunté: en estos años, ¿ustedes consultaron a este instituto cada vez que hablaron de Belgrano y cambiaron su punto de vista sobre este héroe nacional? "¡Por supuesto que no!", me dijeron a coro, porque ese instituto seguramente es independiente... ¡y no está en manos del pensamiento único! Bueno, les aclaré, en realidad es igualmente autárquico y depende formalmente de la misma secretaría que el Instituto Manuel Dorrego".
La existencia de nuestra institución estuvo marcada por una intensa actividad académica, organización de congresos nacionales e internacionales, una notable difusión en las provincias, la publicación de artículos y la edición de libros, también programas de televisión, la instalación de los Archivos José María Rosa y Jorge Abelardo Arias, la presencia en las redes sociales, etc. Lamentablemente se desataron conflictos internos que afectaron su buen funcionamiento, en los que me cabe responsabilidad por haber sido su primer presidente, pero que, en mi criterio, respondieron a la difícil, quizás imposible institucionalización de una doctrina tan contracultural, agravado por la hostilidad que no cesó luego de su fundación. Esto es tema para un próximo artículo.
Como corolario de su brillante y borrascosa existencia el Dorrego recobró su plena significación académica e ideológica con la rápida clausura ordenada por el actual gobierno por razones de pluralismo (¿¿??).
La decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner despertó una inmediata reacción de los defensores de la corriente liberal, no sólo en el ámbito historiográfico sino también político.
Pudo leerse en los medios con la firma de Tulio Halperín Donghi, Juan Suriano, Luis Alberto Romero, Natalio Botana, Mirta Zaida Lobato, Hilda Sabato, Carlos Altamirano, Beatriz Sarlo, Horacio Tarcus entre otros su preocupación porque el Instituto Dorrego "se crea para promover un discurso oficial sobre el pasado", y un reduccionismo maniqueo "cuyo objetivo central era la construcción de héroes y villanos"; y que "el gobierno nacional revela su voluntad por imponer una forma de hacer historia que responda a una sola perspectiva".
Beatriz Sarlo advirtió sobre el peligro que cernía: "El Instituto de Doctrina podría convertirse en un rincón arcaico y polvoriento. Pero también podría ser un centro que irradie su "historia" a la escuela. Allí se convertiría en algo más peligroso".
No se quedaría atrás Luis Alberto Romero, autoproclamado jefe de la protesta, quien insistiría en el propósito político que el Dorrego nunca tuvo: "Hay que revisarlo, y urgentemente. No por razones científicas, pues se puede ignorar esta literatura menor y pasquinesca. Son razones políticas, y serias: el revisionismo, convertido en la verdadera "historia oficial", alimenta lo peor y más enfermo de la cultura política argentina".
Entre las barbaridades que se escribieron y se escucharon estuvo lo de que lo que se buscaba era "procerizar" a Néstor Kirchner.
Pero también prontamente surgieron voces de apoyo de personas no pertenecientes al Dorrego.
Incluso anónimas "Por lo tanto el contrapunto con el revisionismo histórico es más una disputa por el presente y expresa el pánico de una capa de profesionales que no están dispuestos a perder ciertos lugares de privilegio en la estructura institucional existente. (…) Con lo cual no es un problema de falta de seriedad o de criterios científicos –como sostienen las posiciones hegemónicas antes y ahora–, sino que es un problema de poder y de disputa por la producción de sentido".
Como era de esperar hubo sectores de la izquierda que, una vez más, coincidieron con la derecha como fue el caso de Martín Caparrós quien descerrajó un violento ataque contra mi persona con la pluma mediocre y petulante que lo caracteriza. Por su parte Eliseo Verón, quien atacó a la presidenta y a mí por producir "un disparate", cometió la irreverencia de dedicar su artículo… ¡a mi amado hermano Guillermo, fallecido en esos días!
Hernán Brienza editorializó: "Pero no entiendo por qué se molestan tanto por la aparición del Instituto Dorrego. ¿Tan autoritarios son, estimados Romero, Sarlo y compañía que no quieren ni siquiera que 33 personas intenten contar otra versión de la historia diferente a la suya? Ni el Instituto Sanmartiniano, ni el Belgraniano, ni las universidades tienen una marca revisionista; por lo tanto, la presidenta no hizo otra cosa que ampliar la oferta de investigación histórica, democratizarla. Pregunto de nuevo ¿a qué le tienen tanto miedo, muchachos? Si ya tienen sus kiosquitos asegurados".
Algunos opinólogos aprovecharon para hacer oposición al gobierno golpeando al Dorrego. Un caso emblemático fue el de Julio Bárbaro quien recorrió radios y televisoras con un fervor antidorreguista que parecía obedecer a una necesidad de demostrar que su conversión al antikirchnerismo era sincera.
Víctor Ramos tituló con ironía "¡Peligro! Hombres revisando la historia" y cientos de personalidades firmaron una solicitada de apoyo encabezada por Estela Carlotto, Antonio Cafiero, Ernesto Laclau y otros.
Hilda Sabato se sumó a los críticos: "El argumento centrado en la vigencia de la 'historia oficial' junto al que ignora la diversidad de la producción existente está destinado a crear un enemigo que pueda justificar una operación reñida con el pluralismo propio de una sociedad democrática: la decisión de fundar una institución del Estado destinada a promover y difundir una visión única de la historia argentina".
Justamente uno de los objetivos del Dorrego fue contradecir la versión única de nuestra historia impuesta desde el combate de Pavón. Vale aclarar que jamás recibimos una instrucción, ni siquiera una insinuación, proveniente de la Casa Rosada ni de ninguno de los funcionarios de la doctora Kirchner.
Fue ejemplar la actitud combativa de la mayoría de los miembros del Instituto, además de los ya nombrados: Luis Launay, Hugo Chumbita, Enrique Manson, Araceli Bellotta, Eduardo Rosa, Ana Jaramillo, Leticia Manauta, Francisco Pestanha, Marcelo Gullo, Eduardo Anguita, Pablo Vázquez, Osvaldo Vergara, Pablo Hernández, Fabián D´Antonio, Daniel Brión, Fernando del Corro.
A la polémica se sumó Beto Quevedo, director de FLACSO: "Se ha formado en la Argentina una nueva plaza de indignados: son académicos provenientes de las universidades y del Conicet que se sublevan contra... ¿los estragos del capital financiero global?, ¿los bombardeos de la OTAN en Trípoli?, ¿las patotas que golpean a los docentes...? ¡Nada de eso! Los indigna la creación del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego. (…) Me acerqué sabiendo que el diálogo no sería fácil y les pregunté si conocían el Decreto 1435/92 que firmó Carlos Menem para la creación del Instituto Belgraniano Central de la República Argentina. Me dijeron que no, pero que seguramente era menos totalitario que el de este gobierno. Decidí leerles el artículo 15, que dice literalmente: "Los actos de cualquier naturaleza a ejecutar por el Estado o con participación del mismo relacionados con el General Don Manuel Belgrano requerirán asesoramiento previo al Instituto Nacional Belgraniano. Asimismo cuando se trate de actos a realizarse por particulares, instituciones privadas, autoridades, dependencias provinciales y municipales que requieran apoyo financiero o de otro tipo por parte del Estado, será indispensable el asesoramiento previo mencionado". Luego les pregunté: en estos años, ¿ustedes consultaron a este instituto cada vez que hablaron de Belgrano y cambiaron su punto de vista sobre este héroe nacional? "¡Por supuesto que no!", me dijeron a coro, porque ese instituto seguramente es independiente... ¡y no está en manos del pensamiento único! Bueno, les aclaré, en realidad es igualmente autárquico y depende formalmente de la misma secretaría que el Instituto Manuel Dorrego".
La existencia de nuestra institución estuvo marcada por una intensa actividad académica, organización de congresos nacionales e internacionales, una notable difusión en las provincias, la publicación de artículos y la edición de libros, también programas de televisión, la instalación de los Archivos José María Rosa y Jorge Abelardo Arias, la presencia en las redes sociales, etc. Lamentablemente se desataron conflictos internos que afectaron su buen funcionamiento, en los que me cabe responsabilidad por haber sido su primer presidente, pero que, en mi criterio, respondieron a la difícil, quizás imposible institucionalización de una doctrina tan contracultural, agravado por la hostilidad que no cesó luego de su fundación. Esto es tema para un próximo artículo.
Como corolario de su brillante y borrascosa existencia el Dorrego recobró su plena significación académica e ideológica con la rápida clausura ordenada por el actual gobierno por razones de pluralismo (¿¿??).
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