miércoles, 23 de noviembre de 2016

CEOS, SUCIOS Y MALOS

Página/12

miércoles 23 de noviembre de 2016





CARRIÓ DENUNCIÓ A FUNCIONARIOS DEL MINISTERIO DE ARANGUREN POR NEGOCIACIONES INCOMPATIBLES CON LA FUNCIÓN PÚBLICA

La CEOcracia regresa a los tribunales

La dirigente de Cambiemos pidió investigar si Luis Sureda, Pablo Popik y Luis Barile beneficiaron a empresas petroleras en las que trabajaron antes de asumir en el Estado. Habría irregularidades con el gas para las garrafas sociales.




Por       Sebastian Abrevaya




"Yo estoy feliz, yo mantengo una paz total", dijo Elisa Carrió en un acto el último sábado. Al parecer, la paz le duró poco. La líder de la Coalición Cívica y principal socia de Mauricio Macri volvió a disparar contra el Ministerio de Energía que conduce Juan José Aranguren. Esta vez no le apuntó directamente a su titular sino a tres altos funcionarios bajo su mando: Luis Barile, director de Gas Licuado de Petróleo; Pablo Popik, subsecretario de Refinación, y Luis Sureda, secretario de Recursos Hidrocarburíferos. La diputada presentó una denuncia penal para que se investigue si beneficiaron a importantes empresas del sector como Pan American Engergy, Panamerican Sur y Refinol, en las cuales trabajaron algunos de ellos hasta hace poco tiempo. Como ocurre en otra causa con el ministro, que fue CEO de Shell hasta su pase a la función pública y hasta septiembre mantuvo acciones en la compañía por 16 millones de pesos, los funcionarios son señalados por "negociaciones incompatibles con la función pública". La causa recayó en el juzgado de Claudio Bonadio.
Las denuncias y sospechas en el ministerio que conduce Aranguren llegaron ahora a formar parte del repertorio de los propios integrantes del oficialismo. En los últimos meses el titular de la cartera de Energía había acumulado las acusaciones de los diputados Martín Doñate y Rodolfo Tailhade (FpV) y del senador Fernando Pino Solanas (Proyecto Sur) por irregularidades en operaciones de compra de gas a Chile. A eso, se le sumaron múltiples cuestionamientos en la Oficina Anticorrupción por su doble condicción de ministro de Energía y accionista de Royal Dutch Shell. La OA, a cargo de la macrista Laura Alonso, había emitido un dictamen en el que solamente le recomendaba a Aranguren desprenderse de esos activos "para aumentar la confianza". Finalmente el ex CEO se vio obligado a hacerlo en septiembre, en medio de la presión desatada por el tarifazo. Ya en aquel momento hasta Carrió lo había cuestionado. "Eso es conflicto de interés acá y en China", había dicho. 




Luis Sureda


La lupa recayó ahora sobre tres funcionarios que dependen de Aranguren, algunos de ellos, como Sureda, también involucrados en la causa por el gas chileno. Si bien el hecho a investigar es distinto, el delito del que se los acusa es el mismo: "negociaciones incompatibles con la función pública". Según Carrió, Popik y Sureda, "han ocupado hasta la asunción de sus funciones en el Ministerio de Energía y Minería de Nación; cargos jerárquicos en las principales petroleras de nuestro país". En su denuncia, la diputada explica que Sureda fue hasta 2015 vicepresidente de Pan American Energy (PAE), que a su vez comparte acciones con la compañía china Cnooc y con Bridas. Popik, en cambio, trabajó para Repsol YPF y con posterioridad ocupó distintos cargos en Exxon y Axion Energy (entre los años 2012 y 2015). Según su perfil de LinkedIn, Barile trabajó en Exxon hasta 2014 y durante más de cinco años. Al momento de asumir la función pública trabajaba como consultor en otra empresa del sector.

Según el relevamiento del Observatorio de las Elites Argentinas de la Universidad de San Martín, el ministerio que conduce Aranguren es el que tiene mayor cantidad de ex ejecutivos de empresas de primera línea vinculadas con la actividad que deberían regular. Se trata de más de la mitad de los funcionarios, cuando el promedio de la administración macrista es del 31 por ciento. Por este motivo, desde el Frente para la Victoria el diputado Guillermo Carmona presentó un proyecto para limitar la "CEOcracia" y regular situaciones en las que hubiese presunción de conflicto de intereses e incompatibilidades para la asunción, permanencia y egreso de personas del ámbito privado al público y viceversa.


La denuncia

Carrió cita dos resoluciones firmadas el 7 de junio y el 2 de agosto, según las cuales se habría beneficiado "directa y/o indirectamente" a esas tres compañías, al eximirlas de cumplir con la provisión, a precio regulado, del gas que se utiliza para producir las garrafas sociales. "El incumplimiento en el que incurrieron las empresas habría sido subsidiado con gas importado provisto por Enarsa, a través de Transportadora Gas del Sur", dice el escrito y agrega: "esto les habría proporcionado a las beneficiadas un mayor excedente de gas licuado de petróleo, para poder exportarlo, según datos registrados en el propio Ministerio". Carrió sostiene que los tres funcionarios "se encontrarían legalmente inhabilitados para intervenir en las actuaciones administrativas que concluyen con tales beneficios" y que "aúnque la rúbrica final pudiera haberse delegado en el propio Ministro, para – de este modo – burlar la manda judicial. La imparcialidad debe ser absoluta y real". Además, la socia de Macri alertó que otros funcionarios fueron despedidos por haberse negado a firmar esas resoluciones, "más allá de la reincorporación de algunos de ellos". Por último, pidió como medidas de prueba que se remitan todos los contratos firmados por esas empresas, que Laura Alonso "remita toda actuación administrativa en la que estén involucrados los denunciados" y que se cite a los funcionarios a cargo del área legal de ese ministerio, a fin de tomársele declaración testimonial.
Fuentes de PAE afirmaron que ellos ya no forman parte del mercado de garrafas y que el contrato de procesamiento que tuvieron durante 10 años con Transportadora de Gas del Sur "venció en abril de 2016". "A partir de ese momento ya no tiene ese producto. No tiene ninguna obligación de ningún tipo. Ningún funcionario puede dispensarnos de una obligación que no tenemos", remarcaron desde la compañía.
Por la tarde, Lilita trató de reducir el impacto político de su presentación: "mi relación con el ministro Juan José Aranguren está intacta", afirmó con su habitual aire de inocencia. Además, se volvió a ubicar en el lugar de guardiana de la ética. "Leímos en un diario que habrían ocurrido cuestiones que violentan la Ley de Etica Pública y que podrían haber sido hechos de corrupción y lo único que hicimos fue ponerlo en conocimiento de la Justicia para que se investigue, lo hemos hecho siempre y lo seguiremos haciendo porque el delito no tiene partido ni ideología", afirmó Carrió.





Pablo Popik


La UCR se sumó a la pelea interna


El radicalismo se sumó ayer a las críticas dentro de Cambiemos a los dichos del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y aseguró que no quiere "los personajes del kirchnerismo" en el oficialismo. "Cambiemos tiene un mandato de la sociedad que hay que cuidar, sumar por sumar no es el camino ni invitar a Omar Perotti o a Florencio Randazzo, ellos trabajaron para que el presidente sea Daniel Scioli", enfatizó el titular del Comité Nacional de la UCR, José Corral. En una entrevista de fin de semana, Monzó calificó a Cambiemos como "un esquema electoral" y "de gestión", pero que no sabía si perduraría como fuerza política. Y habló de evitar los prejuicios e ir a la búsqueda de dirigentes del peronismo, entre los que enumeró a Perotti, Randazzo, Julián Domínguez, Diego Bossio, Gabriel Katopodis y Juan Manuel Urtubey. "Hay que cumplir con el mandato de cambiar, si en el elenco siguen los mismos, ¿cuál es el cambio?", retrucó ayer Corral. Monzó había criticado además al asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba por su vanidad y por el desconocimiento de "la política territorial". A esas críticas también se sumó la diputada Elisa Carrió, probable candidata del oficialismo en la provincia de Buenos Aires en 2017. "A mí no me va a conducir Durán Barba, yo hago política", dijo Carrió. Por otro lado, le apuntó a su posible rival interno, el intendente de Vicente López, Jorge Macri. "Tiene problemas de corrupción", le lanzó. El primo del Presidente no quiso sumar elementos al creciente escándalo. "Cuando ella quiera, nos juntamos", ofreció.















PABLO TITTONELL, EXPERTO EN AGROECOLOGÍA, UN SISTEMA DE PRODUCCIÓN A NIVEL HUMANO

Para que el campo vuelva a ser verde

Tittonell es coordinador del Programa Nacional de Recursos Naturales, Gestión Ambiental y Ecorregiones del INTA. Propone una perspectiva que recupera al campesino, a los animales y rescata los conocimientos ancestrales para la producción.                                                                               Por        Pablo Esteban

La agroecología es un área que privilegia la aplicación de principios basados en la ecología del diseño, el desarrollo y la gestión de sistemas agrícolas sostenibles. Desde aquí, promueve la diversificación productiva de especies a partir de técnicas de asociación de cultivos (como el intercultivo o bien la agroforestería), y la rotación de plantas para no desguarnecer el suelo en ningún instante del año. El objetivo es disminuir la dependencia de insumos no renovables, fenómeno que redunda en la reducción de costos y en el incremento de ganancias para los productores. Una perspectiva que reincorpora a los animales y rescata los conocimientos ancestrales. Las prácticas del pasado se reciclan, el campesino vuelve al campo y el campo vuelve a ser verde.
El enfoque agroecológico plantea un auténtico desafío ante un panorama nada alentador. La producción agrícola mundial genera excedentes pero es desigual, porque la distribución se centraliza y los barcos se estacionan siempre en los mismos puertos. En la actualidad, el modelo intensivo, engordado de agrotóxicos, reniega de las personas, de su salud y del medioambiente. Nadie mejor que Pablo Tittonell para conversar al respecto. Es ingeniero agrónomo y doctor en Ecología de la producción y conservación de recursos (Universidad de Wageningen, Holanda). Se destaca por sus trabajos en Africa que promueven un sistema más solidario, devuelve el protagonismo a los pequeños productores rurales y los invita a recuperar su autonomía. Algo que jamás debieron perder.


–Usted es coordinador del Programa Nacional de Recursos Naturales, Gestión Ambiental y Ecorregiones del INTA. ¿De qué se ocupan?
–Se trata de un proyecto abarcativo que posee diversas áreas de valor e interés. Nos preocupamos por el impacto de la agricultura sobre la biodiversidad, el cambio climático, la gestión de conflictos ambientales y el ordenamiento territorial. El programa tiene unos mil quinientos investigadores asociados en todo el país.


–¿Cómo define y qué rol desempeña el enfoque agroecológico?
–Se refiere a la utilización de principios y conceptos ecológicos para diseñar y manejar sistemas agrícolas. Su principal objetivo es asegurar la sostenibilidad, a través de prácticas que no dependan solo de insumos no renovables. Un ejemplo es la dependencia que, en la actualidad, las producciones agrícolas poseen respecto al petróleo. El 70 por ciento de la energía que es utilizada para producir granos proviene de combustibles fósiles. Es un recurso finito con precios muy fluctuantes y, por lo tanto, no podemos hacer que la alimentación en nuestro país dependa de ello. Se refiere a un tipo de producción sostenible que introduce prácticas desacopladas de los recursos no renovables. 


–¿En qué medida la agroecología asegura los niveles de productividad? 
–Es necesario superar un malentendido. Estamos acostumbrados a pensar que la única forma de producir es a través de recursos no renovables. Es una idea que emergió a mediados del siglo XX con la "Revolución Verde" que, para ser justos, no es nada verde. Se vincula con el cambio de la morfología en las variedades de cereales que se cultivan y con transformaciones que implicaron el pasaje de plantas enormes a cultivos pequeños con fertilizantes, en un contexto internacional signado por el hambre. En aquel momento, funcionó como un paliativo para muchas naciones. De modo que la agroecología podría ser una solución adecuada para la realidad contemporánea.


–¿De qué manera? ¿Cómo se vincula con el concepto de seguridad alimentaria?
–Desde algunos ámbitos se vincula la seguridad alimentaria con la productividad agrícola y la relación no es tan acertada. Hoy en día, se producen a nivel mundial 2 mil setecientas kilocalorías al año por persona, y cada ser humano necesita entre mil ochocientas y 2 mil. De modo que, a escala global, aunque se genere más de lo que se necesita, paradójicamente, hay –aproximadamente– ochocientos millones de personas que sufren de hambre, de acuerdo al informe de 2015 confeccionado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).


–Si la relación no es muy acertada, puede que el concepto de seguridad alimentaria no esté bien definido.
–La seguridad alimentaria posee cuatro pilares: la disponibilidad (que comprende los procesos de producción y distribución), el acceso (porque los insumos pueden estar disponibles pero no accesibles a tal o cual comunidad), la utilización (debe estar garantizada por ciertas condiciones, por ejemplo, el suministro eléctrico para poder cocinar), y por último, la estabilidad.


–Y la producción agrícola solo es parte del primero…
–Exacto. Entonces, si queremos solucionar el hambre en el mundo se deben producir alimentos en las localizaciones que los necesitan. La mitad de las personas que se encuentran en situación de hambre conforman la población rural, es decir, ocupan las tierras productivas donde están los insumos. Por otra parte, el problema de la distribución no es menor: jamás un cultivo cosechado en Illinois (EE.UU.) llegará a Malawi o el Congo. Si dejamos la producción en manos del mercado estamos complicados.


–¿Y cuáles serían las soluciones para revertirlo?
–Generar condiciones para que el habitante rural pueda producir. Precisamente, en esos ámbitos el modelo agrícola de altos insumos es impensado. Se trata de poblaciones que se encuentran en situaciones de grave inaccesibilidad. 


–Usted analiza las condiciones de accesibilidad y distribución de la producción agrícola en un grupo de comunidades africanas.
–Viví en Kenia y Zimbabwe y trabajo en Mozambique, Burkina Faso y otras regiones marginales. Realizamos cursos de agroecología para formar gente en esos principios, en escuelas de campo para entrenar a los productores. Buscamos quebrar la falsa premisa de un Norte rico que debe asistir a un Sur inútil. Para ello, es fundamental fomentar las relaciones Sur-Sur con el objetivo de modificar la forma de observar los vínculos internacionales y transitar un camino hacia el logro de mayor independencia y fortaleza regional. 


–En Argentina, ¿de qué manera se han modificado las prácticas de los productores agrícolas y cómo repercute en la aplicación de los principios agroecológicos?
–Un gran cambio se asocia a la locación de los productores: a diferencia de lo que ocurría en el pasado, se trata de individuos que ya no viven en el campo y manejan la producción a distancia. Y ese es uno de los inconvenientes más importantes para la agroecología que precisa, de manera indispensable, de la presencia de personas. No es intensiva en la utilización de recursos externos pero sí en la necesidad de conocimientos. En la región, los productores agroecológicos son personas que conocen a la perfección cada rincón de su campo. 


–¿Cómo se explica la reivindicación de prácticas del pasado en el escenario tecnológico actual?
–Se reivindican prácticas del pasado y se recuperan conocimientos ancestrales. Sería muy adecuado que este enfoque se combine con la utilización de tecnologías de precisión como el posicionamiento satelital y las nanotecnologías. El problema, de nuevo, es que se perdió la figura compleja del agrónomo que, en la actualidad, se redujo a un individuo que se dirige al campo y aplica un paquete (semillas y químicos) que está diseñado en otro punto del mundo.


–Y su nocividad para el medioambiente, para quien lo aplica y para la población que vive en las adyacencias…
–Por supuesto. Según la OMS y su documento en 2015 el glifosato ha sido clasificado como "probablemente cancerígeno". Hay que diferenciar los síntomas agudos que están presentes en los usuarios (es decir, aquellos que aplican el producto) de los síntomas a largo plazo. El cáncer no se desarrolla por tocar el químico, sino por la exposición a bajas dosis durante lapsos de 20 años. Nosotros hemos detectado toxicidad por herbicidas en el arbolado público de los pueblos, que se encuentran lejos de los campos. De modo que existe una volatilización posterior a la aplicación. El químico circula y cuando llueve baja.


–¿Y su concentración en el agua?
–En Argentina, tenemos un límite de 300 partes (medida en miligramos) por billón de litros. Luego de ese límite ya se considera peligrosa. Sin embargo, en otras naciones, los límites varían. En EE.UU. es de 700 y en Europa 0,01. Estos rangos, además de expresar un fenómeno científico, están basados en política, en la capacidad que tienen las empresas para hacer lobby sobre los gobiernos. En síntesis, cada molécula de pesticida es diferente, se comporta de manera distinta según el ambiente (aire, agua, suelo), posee un tiempo de degradación diverso, depende del tipo del cultivo y de la estación en que se aplica. Por ello, en el programa nos encargamos de realizar pruebas, sobre todo, para conocer cuáles son los factores de riesgo. En este marco, las legislaciones son muy variables de acuerdo a las propias municipalidades. 


–En base al enfoque agroecológico, ¿cómo revertir la imagen de la agricultura, asociada a la destrucción del medioambiente?
–Todavía en 2001, la agricultura representaba un tabú para los europeos. Será recién en el 2008, con la exposición del problema de salud alimentaria mundial y el surgimiento de discursos alternativos como el de la agroecología, que los jóvenes iniciaron cierta reconciliación. En Argentina, estamos a tiempo de revertir la situación y podemos recuperar parte de la biodiversidad perdida. Incluso, desde la propia rentabilidad: la agroecología también abre nuevas posibilidades económicas. Cuando los estados internacionales prohíban, finalmente, la utilización de técnicas que dañen el medioambiente, será bueno estar del lado de lo "verde". Solo de ese modo no tendremos nada de qué arrepentirnos.















La universidad de la cárcel

Por        Hugo Soriani


Llegué a la cita media hora antes. A las ocho de la mañana, en punto. Caminé solo por la calle Bermúdez y miré ese paisaje al que no había vuelto en los últimos treinta años. 
No me gustó. El mismo muro de la cárcel de Villa Devoto, más feo que nunca, pintado de ningún color. Descascarado y sucio.
No me gustó la tristeza en las caras de los familiares que esperaban entrar a la visita semanal.
Me gustó la mirada de amor y los gestos de alegría, en esas mismas caras, cuando se abrió la puerta y entraron.
No me gustó levantar la vista y ver al guardia en la garita de seguridad, mirándome fijo y mal, porque había ido y vuelto tres veces por la misma cuadra y ya era, de nuevo, un sospechoso.
Me gustó cruzar la calle para caminar por el barrio. Entrar al bar de enfrente y recordar que ahí mismo me sentaba cuando volvía, luego de liberado, a visitar a mis compañeros que seguían presos durante los primeros años del gobierno de Raúl Alfonsín.
Me gustó doblar la esquina y cambiar el paisaje. Pasar por las puertas de esas casas bajas que espiaba desde la ventana de mi celda, en el Pabellón que da sobre la calle Nogoyá. Mirar los árboles, los patios y los vecinos que baldeaban las veredas.
Me gustó ver en las paredes los grafitis por All Boys y  Lamadrid, porque todo el barrio vibraba y vibra con los colores de esos clubes.
Me gustó mirar la hora y saber que faltaba poco. Que ya tenía que volver a la puerta para encontrarme con el grupo de docentes del Centro Universitario Devoto (CUD). Ellos me invitaron a dar una charla sobre Memoria Histórica, en los talleres de escritura para presos que dirigen Lucas Adur y  Julia Satlari,  y que fueron fundados por mis amigas, María Elvira Woinilowicz y Luciana De Mello, docentes ahí durante años.
Me gustó el saludo cariñoso del grupo cuando llegué. Fui el penúltimo.
Me gustó distraerme en la charla y esperar ansioso la llegada del último para entrar juntos al Penal.
Me gustó el reencuentro con Patricia Borensztejn, ex presa política, y me gustó conocer a Nieves Kanje, sobreviviente de campos clandestinos de detención, también invitadas a la charla.
Me gustó la adrenalina que sentí cuando se abrió la puerta y entramos.

Me gustó no haber llevado el celular, para no tener que dejarlo en los armarios de la Guardia.

No me gustó el olor cuando llegamos a la puerta que nos llevaba a los pabellones.

Me gustó la charla con dos empleadas de guardapolvo blanco. Una era civil y psicóloga judicial; la otra Suboficial del Servicio Penitenciario, con una semana de graduada.

Me gustó cuando me dijo que estaba un poco nerviosa. Me gustó decirle "estás a tiempo, andate, este es un laburo de mierda"

No me gustó su respuesta: "estudié tres meses para graduarme (sí, sólo tres meses para recibirse de Suboficial del SPF.), ya me voy a acostumbrar".

Me gustó cuando a esa charla se sumó una guardiana de botas y uniforme, parecida a Gladys la Bomba Tucumana. Muy teñida de  rubio y labios anchos como sus caderas. Llegó cantando, amigable y sonriente. Un  toque de color en medio de tanta monocromía.

No me gustó caminar un pasillo que no terminaba nunca. Me gustó llegar al CUD, porque ese espacio parecía un aula de la facultad de Sociales. Posters del Che, del Padre Mugica, frases y horarios de cursos pegados en las paredes. Clima de estudio y de trabajo.

Me gustó conocer el Sindicato de Presos, que no sabía que existía. Entrar a esa oficina y que los dirigentes que lo fundaron me contaran su tarea: luchar por condiciones dignas de trabajo y salarios justos para todos los detenidos que trabajan en el Penal.

Me gustó que me guiaran por la Biblioteca, armada con libros donados y otros encuadernados por ellos mismos. Encontrar tomos de Historia, de Ciencias Sociales, de Geografía, de Matemáticas. Novelas y Poesías.

Me gustó llegar al aula y mirar los pupitres, escritorios y computadoras, mientras los alumnos  llegaban con cuadernos en la mano. Eran más de veinte.

Me gustó la introducción de Lucas y de Julia, que explicaron mi historia, la de Patricia y la de Nieves,  y que no hubiera nada más que explicar para empezar la charla, el debate y la lectura de textos.

Me gustó el que leyó Patricia: "A través del tornillo", de su libro "Hay que saberse una poesía de memoria".

El texto hablaba de las mil maneras que los presos políticos inventaron para comunicarse entre ellos, durante los años en que la dictadura imponía el silencio y el aislamiento.

Me gustó poder leer algunas de mis contratapas publicadas en este diario, porque hablaban de vivencias comunes con ellos.

Me gustaron las preguntas, las intervenciones, los comentarios que ese grupo de llamados presos comunes hicieron con exagerado respeto.

No me gustó  sentir tantas ganas de irme rápido. De salir corriendo del CUD, de Devoto y de todo ese mundo.

No me gustó el ruido de las rejas al cerrarse. No me gustó el olor a tumba y a creolina.

No me gustó pasar de nuevo por la puerta de esa maldita Sala de Visitas, en la que tantas veces recibí a mis padres. Ni la ansiedad del preso que esperaba adentro, caminando de pared a pared, como yo lo hice durante tantos años.

No me gustó la luz de la cárcel. Y menos los sectores en penumbras.

Me gustó salir a la calle y respirar aire puro porque ya estaba asfixiado.

Me gustó sacarme la foto junto a todo el grupo cuando salimos, frente a la misma puerta del Penal, en Bermúdez 2651, dirección que nunca se borró de mi memoria.

Me gustó llegar a mi casa y bañarme con agua caliente, porque en Devoto rara vez había. Me gustó cambiarme de ropa, porque en Devoto estuve años con el mismo uniforme.

Me gustó cruzar la avenida y entrar al Café de siempre para ver la ciudad desde mi ventana favorita.

Y me gustó, frente a ese paisaje, pensar que hay docentes como Lucas, como Julia, como María Elvira, como Luciana, que enseñan en esos sitios. Y que hay presos que estudian y aprenden para salir enteros de esas soledades.




























OPINIÓN
Dos que ya no cambian



Por        Litto Nebbia



La noticia de un querido artista que se marcha del planeta siempre esá una gran sorpresa, mezclada con la pena y el afecto que prodiga su arte. El 13 de noviembre nos dejó uno de los mejores músicos de rock internacional, extraordinario Pianista, original cantor y maravilloso compositor. Leon Russell, oriundo de Oklahoma, falleció durmiendo en Nashville a sus 74 años. Dos meses atrás se le había practicado un by pass. Sus comienzos fueron "entre las sombras". Desde muy joven estuvo metido en la industria discográfica, como músico sesionista en álbumes memorables. Tocando en discos de The Beach Boys (Pet Sounds), pasando por antológicas grabaciones del productor Phil Spector, The Everly Brothers o The Byrds (Mr. Tambourine Man), llegando a The Rolling Stones (Let It Bleed). Multiinstrumentista, fue notable en el piano, pero muchas veces tomaba la guitarra. Productor y arreglador incansable: en 1969 dirigió la banda que acompañó a Joe Cocker, que se puede disfrutar en el film Mad Dogs & Englishmen. Al año siguiente produjo el álbum de B.B. King  Indianola Mississippi Seeds, donde toca el piano y es autor de muchas de las canciones. No había cumplido 30 años y decidió grabar un disco solista. Así apareció A Song For You, donde participan numerosas luminarias que lo admiran, como Stevie Winwood, Eric Clapton, George Harrison, Mick Jagger, entre otros. En 1971 participó del legendario Concierto de Bangla Desh junto a Bob Dylan y George Harrison.

Sobresale su manera de tocar el piano, siempre dentro de géneros como rock, blues, country o folk, pero también es notoria su manera de cantar: una expresividad cansina, casi un "vaquero" narrando su destino deambulando por la ciudad. En 1975 se casó con Mary McCreary y registró el hermoso Leon & Mary Russell Wedding Album, que silenciosamente fue publicado en nuestro país ese año. 

Interpretadas por otros artistas, algunas de sus canciones se transformaron en verdaderos hits: "This Masquerade" (George Benson), "A Song For You" (Ray Charles), "Superstar" (Carpenters) y muchas más en las voces de Aretha Franklin, Barbra Streisand o Ella Fitzgerald.

Sin embargo, siempre con mucha actividad produciendo, arreglando o bien componiendo para otros, su carrera personal permaneció oculta de alguna manera. Hasta que un día Elton John lo convocó para registrar el The Union (2010), argumentando su plena admiración por Russell y creyendo que es un acto de justicia que las nuevas generaciones sepan quién es. El disco llegó a los primeros puestos de venta por todo el mundo. 

La discografía de Russell es enorme y nunca baja de calidad. Como todos los grandes, perdura su obra, y a pesar que su discografia prácticamente nunca fue publicada en nuestro pais, es abundante el material que se puede encontrar de su música por internet.

Pero lo que más me sorprendió es enterarme que se ha marchado el extraordinario arreglador Claus Ogerman. Me llamó mucho la atención la falta de información de su partida: quizá el mejor arreglador orquestal de música popular de los últimos tiempos. Hemos escuchado su bloque armónico característico en álbumes que marcaron historia. Los trabajos de Antonio Carlos Jobim son un gran ejemplo, desde el clásico "Chica de Ipanema" hasta el monumental álbum Terra Brasilis, o Amoroso de Joao Gilberto, con esa irremplazable y extensa versión de "Bésame mucho".  Joyas de grabaciones compartidas con grandes solistas como el pianista Bill Evans, el trompetista Chet Baker, el guitarrista Wes Montgomery, el saxofonista Stan Getz, hasta Frank Sinatra, donde su "pintura" orquestal aparece tapizando el trabajo de los solistas. Ogerman nació el 29 de abril de 1930 en Polonia y falleció el 8 de marzo. Fue un gran compositor: se destacan Gates of Dreams (1977), Claus Ogerman & Jan Akkerman Aranjuez (1978), Claus Ogerman & Michael Brecker Cityscape(1982) y el más reciente con el pianista Danilo Perez Across the crystal sea (2008). 

Vivimos el "Mundo de la Noticia". Desgraciadamente cada vez más se trata de informar el suceso de mayor impacto social. Para colmo existe un mecanismo de repetición diaria sobre determinadas noticias que te pulveriza el cerebro. Ya sabemos que es importante mantener al tanto a la población de los sucesos de mayor magnitud. Comprendemos que la política y la cuestión social están dentro de los ítems más importantes para la comunidad. Pero paralelamente ocurren montones de cosas. Tristes, nobles, hermosas, desagradables, avances y retrocesos. Humildemente pienso que la partida de estos dos artistas no modificará la vida de nadie. Pero es una gran pena que mucha gente no los conozca, no disfrute de su aporte creativo a este mundo.
Viva la música.





























OPINIÓN

"Kirchnerismo responsable"




Por        Claudio Scaletta




En estos días se viralizó en las redes sociales un fragmento de Mauricio Macri intentando explicar por qué no se recupera el consumo. En su dificultosa respuesta el líder del PRO apeló a una versión infantil y perimida del monetarismo criollo que delata incomprensión de los procesos económicos. La pregunta que provocó la escena fue realizada por un periodista del grupo Clarín y refleja el malestar de buena parte del poder económico por la recesión y el estancamiento sin fin. El ajuste purificador no estaría cumpliendo los objetivos esperados y la sociedad no sólo no ve la luz al final del túnel, sino tampoco el fondo del pozo.

Según comenzó a escribirse a regañadientes en la prensa del régimen el "desconcierto" y "un aire de escepticismo" invadieron las almas de los economistas del gobierno y los más cercanos. La economía no reacciona y, frente al escenario adverso, aparecen dos posiciones bien marcadas, los guerreros y los nuevos escépticos.

Los primeros y más conocidos son quienes cuando los planes neoliberales fracasan acusan por la falla a la mala aplicación o a la falta de decisión de ir al hueso. Son quienes hoy sostienen que el gobierno eligió un camino "gradualista", una afirmación por lo menos extraña cuando se provocó un shock de precios relativos que indujo una recesión. Se supone que no ser gradualista sería mochar de un saque el gasto estatal provocando un caos social. Algo bastante insólito, pero que se repite con impunidad. 

Pero el carácter guerrero no reside en la contumacia neoliberal, sino en que siempre van por más. La nueva obsesión es ahora la flexibilización laboral y los costos del trabajo. Pero una vez que ello se consiga tampoco alcanzará. Siempre se correrá el arco.

El dato más nuevo son los escépticos, los que dicen sentirse "desconcertados" porque "la realidad" y "los hechos" no acompañan al plan económico. Las expresiones están entrecomilladas porque son textuales. En un diario del pasado domingo puede leerse: "Quizá lo que más desconcierta a Macri sea que, pese a haber dado pasos esenciales para liberar la economía de los obstáculos que regó la anterior administración, y de que entiende que ha creado las condiciones para el crecimiento, los efectos no son los previstos. La realidad no acompaña". 

Este martes, para otro autor la sorpresa se vuelve teórica: "La dinámica esperada para la recuperación indicaba que, una vez digerido el impacto que provocaron sobre el bolsillo la devaluación del peso y la suba de tarifas, los salarios comenzarían a ganarle a la inflación, lo que provocaría una recuperación del consumo. A su vez, la eliminación de regulaciones absurdas que trababan la producción dispararía un proceso de aumento en la actividad de numerosos sectores, y la baja en el costo del capital comenzaría a impactar sobre la inversión. Los hechos están desafiando esa lógica".

Dicho de otra manera, no es que el plan económico esté mal, que no funcione porque su teoría es errónea o porque sus supuestos y descripciones del comportamiento de las variables y de los actores son equivocados, sino que el problema está en "la   realidad".

Unas pocas pistas modestas muestran en cambio que la culpa está en otra parte. Si se provoca una poda de salarios por vía de la devaluación y las tarifas, no hay razón ni mecanismo para que "después de un tiempo" los salarios comiencen a ganarle a la inflación. Si el consumo cae y aumenta la capacidad instalada ociosa, no hay razón ni mecanismo para que aumente la inversión. 

No existe ningún "principio de sustitución" entre consumo e inversión. Si los socios comerciales están en recesión o si se provocan peleas innecesarias con los principales compradores del exterior las exportaciones caen, no importa la devaluación. No son opiniones, es teoría. No importa la voluntad, sino la causalidad.

La gran pregunta que desvela a los desconcertados economistas de la Alianza PRO es el viejo ¿qué hacer? Y lo realmente llamativo son las respuestas publicadas: "La discusión que se instaló es si conviene apostar todas las fichas a la inversión – estructural, pero siempre lenta y costosa –  o aplicar una disimulada dosis de kirchnerismo responsable y alentar el consumo que redinamice la rueda económica".

Por supuesto, a diferencia del kirchnerismo clásico, el kirchnerismo responsable se basaría en el análisis técnico: "Un relevamiento de Isonomía (…) detectó que el concepto 'consumo' fue profundamente revalorizado durante la década kirchnerista como un factor determinante en el humor social". Sí, leyó bien, contrataron una consultora para eso. El problema es que para hacer kirchnerismo responsable deberían explicarle al hijo de Franco que, efectivamente, cuando existe voluntad política, es posible aumentar el consumo poniendo plata en el bolsillo de la gente. Esa mentira que el kirchnerismo, a secas, impulsó durante 12 años.















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