lunes, 28 de noviembre de 2016

Fidel Castro, el líder que discutió el mundo


lunes 28 de noviembre de 2016




Fidel Castro, el líder que discutió el mundo




En los últimos años estuvo retirado de la escena pública. Fue el eje de la discusión sobre el rumbo político del continente en el último medio siglo.



Por         Rubén Pereyra


Fidel  Castro era todo lo que se dice. El veterano líder de la revolución marcó la vida política latinoamericana, especialmente durante la segunda mitad del siglo XX. No sólo dividió aguas a nivel mundial, orientando su revolución cuando, asfixiado por el imperialismo norteamericano, debió arrojarse a los brazos de la Unión Soviética hacia un marxismo aggiornado. Sobre un personaje que se pueden escribir varios tomos de libros de historia, se hace difícil abordar un solo aspecto. Trataremos de tomar aquí, únicamente, lo que tiene que ver con la polémica que abrió en la izquierda latinoamericana la toma del poder por parte de la guerrilla que él encabezó.

Dejemos de lado, en estas líneas, lo que tiene que ver con su régimen burocrático y opresivo hacia la oposición y los críticos, además de perseguir a las minorías, como los homosexuales. Digamos que el 1º de enero de 1959 se abrió una etapa en la política latinoamericana y mundial. Ese día ocurrió lo que hasta entonces ningún proceso revolucionario había logrado. Un movimiento que había empezado en un foco guerrillero terminó haciéndose del poder. Ni la Revolución Rusa de 1917 ni la Revolución China habían tenido procesos semejantes. Ambas fueron revoluciones de masas que se hicieron del poder con una vanguardia a su frente: Lenin y Trotsky en Rusia, Mao Tse-Tung en China.

Una mala lectura política – fruto de la ingenuidad o, acaso, ex profeso – hizo creer a la vanguardia latinoamericana que ésa era la nueva forma de destronar del poder a las burguesías y dictaduras latinoamericanas.

Elevado al nivel de teoría por Ernesto Che Guevara, los partidos de izquierda comenzaron a discutir la forma de organizarse militarmente. Ya no era necesario ganarse a las masas de obreros, alcanzaba con un foco de valientes que mostrara el camino. En todo el mundo la izquierda comenzó a discutir, y algunos países llegaron a tener poderosos ejércitos populares, como fue en el Cono Sur, los Montoneros y el ERP y los Tupamaros en Uruguay, por no hablar más adelante de grandes movimientos guerrilleros, como las FARC en Colombia o el sandinismo en Nicaragua, que también se hizo del poder y construyó algo muy diferente de lo que se dio en Cuba. Pero ésa es otra historia.

La teoría foquista se muestra equivocada al poco tiempo, cuando el Che Guevara, aislado políticamente y solo, es asesinado en Bolivia. Demasiado tarde para corregir el camino de miles de heroicos militantes políticos.


Fidel jugó diferentes papeles, según el proceso. Jamás llamó a los movimientos políticos afines a hacerse del poder, si bien mantenía un enfrentamiento radical con el imperialismo, y era asediado económica y militarmente. Castro demostró, entonces, lo que luego sería toda su vida política. Un continuo ir y venir, apoyando ciertos movimientos y retaceando ayuda en otros, llegando incluso a avalar la persecución política que hizo el sandinismo en Nicaragua, algo que ocurría en la propia Cuba con los opositores que se animaban a cuestionar al castrismo.

La discusión alrededor de la teoría foquista (que, dicho sea de paso, tampoco es creación ni de Castro ni de Guevara) ha pasado a segundo plano. 

Si bien era un estadista brillante, Fidel no se destacó por ser un gran teórico de la revolución. Fidel se probó en la práctica, con las armas en la mano y jugándose el pellejo. Fue un gran estratega, en la Sierra Maestra y también en La Habana. 

Comparte, junto con otros grandes como Lenin, Churchill o Kennedy, el sitial destinado a los políticos de masas más influyentes del siglo pasado. Hace rato que entró en la historia, y como hacemos ahora, cada cual hará su lectura sobre ese líder indiscutible que fue, amado y odiado tanto en Miami como en La Habana, Vietnam o Buenos Aires.

Fidel  era y es todo lo que se dice de él. La historia ya lo absolvió.







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