Página/12
sábado 26 de noviembre de 2016
Inspiración
Por Sandra Russo
Sobrevivió a más de 600 intentos de asesinato y logró gobernar con el vendaval en contra del bloqueo durante décadas. Murió a los 90 años, lúcido, dueño de sí mismo, dueño, como dijo alguna vez y hablando en plural, de las utopías. "No odian porque somos los dueños de las utopías", dijo alguna vez.
Murió y ojalá su ausencia sea paradojal en un mundo que está descontrolado y en el que Cuba, hoy mucho más que ayer, no es solamente un país sino una metáfora del amor colectivo, con sus pioneros alegres y su pueblo generoso, con sus contradicciones sí, con sus reformas, pero también el escenario en el que se cocina la paz que desde distintas y falaces democracias se bombardea.
Hace mucho que Fidel era y es, además de un hombre, un símbolo de dirigente. Una manera de ser dirigente. Era contemporáneo y sobreviviente de otras lógicas políticas y geopolíticas que jamás dejó de analizar y fue no sólo contemporáneo sino artífice y anfitrión, en los últimos años, del resurgimiento de la alta política como herramienta para la acción transformadora. Desde su pubertad y hasta su muerte, Fidel hizo política, la que era la más favorable a las mayorías en cada momento histórico. Por eso apoyó a Chávez, a Evo, a Néstor, a Correa, a Lula, a Mugica, a Maduro, a Dilma y a Cristina.
De la estrategia y la acción revolucionarias que en los 50 lo llevaron a la toma del cuartel Moncada y a la Sierra Maestra, sus 90 años lo hallaron a Fidel propiciando democracias reales, populares, conducidas por dirigentes dispuestos, como él, a resignar sus proyectos personales o mejor dicho a colectivizarlos. El proyecto de su propia vida fue mantener encendida la llama de la Revolución frente a miles, decenas de miles de ataques que comenzaron ya en el 59, cuando desde Miami se llevó a cabo la Operación Peter Pan, que convenció a la oposición cubana de que Fidel iba a mandar a los niños cubanos a la URSS para que trabajaran en los campos o para darlos en adopción. Miles de cubanos aterrados mandaron a sus niños a Miami, presuntamente para salvarlos del monstruo comunista, pero era todo un engaño, típico de la CIA: esos niños crecieron en Estados Unidos desparramados en hogares que en muchos casos los violentaron.
Fidel representa hoy al dirigente incapaz de mentirle a su pueblo, al dirigente que se deja tocar, al que se lanza a compartir cuerpo a cuerpo con los suyos la fricción sudorosa del amor colectivo, al que explica durante horas, como pude hace muchos años presenciarlo en una tarde agobiante de Santiago de Cuba, por qué razones económicas el pueblo debería privarse de comer langosta por un tiempo, porque la isla necesitaba los ingresos de la exportación. Al dirigente que no subestima a quienes lo defienden. Al que es capaz de enfrentar las consecuencias de sus propias decisiones.
Ha muerto Fidel y hoy Fidel es todavía más que el símbolo que ya era en vida. Su destino es la inspiración para ese mundo que seguimos soñando con persistencia. Nos compromete a soñar que esto puede ser distinto, y a actuar en consecuencia.
Fidel
Por Juan Gelman
dirán exactamente de fidel
gran conductor el que incendió la historia etcétera
pero el pueblo lo llama el caballo y es cierto
fidel montó sobre fidel un día
se lanzó de cabeza contra el dolor contra la muerte
pero más todavía contra el polvo del alma
la Historia parlará de sus hechos gloriosos
prefiero recordarlo en el rincón del día
en que miró su tierra y dijo soy la tierra
en que miró su pueblo y dijo soy el pueblo
y abolió sus dolores sus sombras sus olvidos
y solo contra el mundo levantó en una estaca
su propio corazón el único que tuvo
lo desplegó en el aire como una gran bandera
como un fuego encendido contra la noche oscura
como un golpe de amor en la cara del miedo
como un hombre que entra temblando en el amor
alzó su corazón lo agitaba en el aire
lo daba de comer de beber de encender
fidel es un país
yo lo vi con oleajes de rostros en su rostro
la Historia arreglará sus cuentas allá ella
pero lo vi cuando subía gente por sus hubiéramos
buenas noches Historia agranda tus portones
entramos con fidel con el caballo
gran conductor el que incendió la historia etcétera
pero el pueblo lo llama el caballo y es cierto
fidel montó sobre fidel un día
se lanzó de cabeza contra el dolor contra la muerte
pero más todavía contra el polvo del alma
la Historia parlará de sus hechos gloriosos
prefiero recordarlo en el rincón del día
en que miró su tierra y dijo soy la tierra
en que miró su pueblo y dijo soy el pueblo
y abolió sus dolores sus sombras sus olvidos
y solo contra el mundo levantó en una estaca
su propio corazón el único que tuvo
lo desplegó en el aire como una gran bandera
como un fuego encendido contra la noche oscura
como un golpe de amor en la cara del miedo
como un hombre que entra temblando en el amor
alzó su corazón lo agitaba en el aire
lo daba de comer de beber de encender
fidel es un país
yo lo vi con oleajes de rostros en su rostro
la Historia arreglará sus cuentas allá ella
pero lo vi cuando subía gente por sus hubiéramos
buenas noches Historia agranda tus portones
entramos con fidel con el caballo
Siempre estaba allí
Por Luis Bruschtein
En un predio de la capital cubana se había organizado una gran exposición de productos argentinos. Llegó Fidel y la gente enloqueció de amor, lo querían tocar, abrazar, desde los balcones de la barriada humilde que circundaba el predio, las familias lo saludaban, le gritaban ¡Caballo!, ¡Caballo! El peronismo generaba reacciones parecidas y aún así, para los argentinos fue un espectáculo impresionante.
Los mismos empresarios de la CGE que llegaban con un pesado bagaje de prejuicios, muchos impregnados por el anticomunismo imperante y con la idea del dictador odiado por el pueblo, fueron seducidos por Fidel, las esposas le pedían sacarse fotos y suspiraban en su cercanía, los hombres no podían dejar de reconocer el carisma y el conocimiento del gran dirigente cubano.
En ese momento nos llegó la noticia de la muerte del general Perón en Argentina. Muchos se volvieron en el primer avión. Yo no pude hacerlo. Por la forma de hablar y por las ropas, el cubano de la calle nos reconocía como argentinos. Venían al hotel donde nos alojábamos porque les gustaba escucharnos hablar, les gustaba la tonada. A pesar de los años, lo recuerdo como si fuera ayer.
Tras conocerse la muerte de Perón, en la calle, los cubanos nos paraban y nos daban el pésame: "compañeros" - nos decían - "los acompañamos en el sentimiento. Nosotros sabemos lo que puede ser perder un líder popular". Y no fue uno, nos pararon muchas personas en la calle, se nos acercaron en el restaurante y venían al hotel. "Compañeros, nosotros sabemos lo que puede ser perder un gran líder popular".
Esa frase ahora repiquetea en mi cabeza porque finalmente sucedió con Fidel, la muerte de Fidel, ese dolor que aquellos cubanos entrañables decían conocer por el temor de que a ellos les sucediera lo mismo. La muerte se llevó a ese gran líder que fue la referencia, la roca inconmovible para varias generaciones de luchadores latinoamericanos y de todo el mundo. No haré un análisis político y puedo contar muchas otras anécdotas.
Muchos cubanos le decían Caballo, otros le decían el comandante y muchos simplemente "padre". Yo no sé cómo lo llamaría. Solamente sé que desde que tengo memoria política estuvo allí, inconmovible, inteligente, valiente, admirable.
PRESIDENTES Y PERSONALIDADES REACCIONARON ANTE LA MUERTE DE FIDEL CASTRO
La despedida de los líderes mundiales
Evo Morales dijo que "nunca más habrá un compañero como Fidel".
(Fuente: AFP)
(Fuente: AFP)
Al anuncio de la muerte de Fidel Castro por parte de su hermano Raúl le siguieron las reacciones de presidentes y personalidades de todo el mundo, que en su mayoría recurrieron a sus cuentas de Twitter para manifestarse sobre el líder cubano. Los latinoamericanos fueron los primeros que reaccionaron.
"Hasta la victoria siempre", escribió el venezolano Nicolás Maduro en su cuenta de esa red social y lo ilustró con fotos de Fidel Castro en los días de la revolución cubana.
Iván Márquez, secretario y jefe de los negociadores de las FARC en los diálogos de paz con el gobierno colombiano dijo que Fidel Castro "sigue vivo en la esperanza de los pobres de la tierra y de todos los que sueñan con un mundo mejor".
El español Mariano Rajoy cumplió con la formalidad de expresar sus "condolencias" por la muerte de Castro, a quien definió como "una figura de calado histórico".
Otro tanto hizo el presidente de Francia, François Hollande. En su caso contó que conoció a Castro el 11 de mayo de 2015, en lo que fue la primera visita de un jefe del Estado francés a Cuba desde la Revolución" y agregó que Fidel "fue capaz de representar el orgullo de los cubanos en su rechazo a la dominación externa".
"Fidel fortaleció a su país durante el bloqueo norteamericano más severo, cuando hubo una presión colosal sobre él y sacó a su país hacia un camino de desarrollo independiente", expresó el ex presidente de la Unión Soviética Mijaíl Gorbachov, el último presidente de la Unión Soviética.
El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, despidió a Castro con un agradecimiento: "Se identificó con nuestra lucha en contra del apartheid e inspiró al pueblo cubano."
El primer ministro de la India, Narenda Modi, escribió en su cuenta de Twitter que "Fidel Castro fue una de las personalidades más icónicas del siglo 20" y agregó que su país "llora la pérdida de un gran amigo".
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