Página/12
domingo 27 de noviembre de 2016
FIDEL Y AMÉRICA LATINA, UNA HISTORIA QUE VIENE DESDE JOSÉ MARTÍ
La muerte del padre nuestro
Por Martin Granovsky
Todas las tardes una banda militar se acerca al cementerio de Santa Ifigenia y toca el himno cubano. Todas las tardes una banda militar rinde homenaje a José Martí, el patriota que empezó la guerra de liberación contra España y en 1895 murió peleando sin tiempo de comprobar hasta qué punto su sospecha sobre los Estados Unidos se haría realidad: al final de la guerra Cuba se convertiría en un dominio norteamericano. El próximo domingo, 4 de diciembre, otra ceremonia inundará el aire del cementerio de Santiago de Cuba donde también está enterrado Compay Segundo. Ese día comenzarán a reposar en Santa Ifigenia las cenizas de Fidel Castro, el José Martí del siglo XX.
La provincia cubana de Oriente es la tierra de Fidel Alejandro Castro Ruz, nacido de padres gallegos en Birán, Mayarí, el 13 de agosto de 1926 y educado por lasallanos y jesuitas en Santiago de Cuba antes de que el ascenso económico de la familia le permitiera cruzar el país y estudiar Derecho en La Habana. El Oriente de masones y libertarios había sido la base de operaciones de Martí y sería el punto de apoyo de Castro. En Santiago, dentro del Oriente, el 26 de julio de 1953 Fidel intentó tomar el cuartel Moncada, que hoy es una escuela pintada de lacre en el centro de la ciudad. Fracasó y fue preso. Vuelto a México, desembarcó en Cuba con el yate Granma y 81 guerrilleros más y se internó en Sierra Maestra, también en el Oriente, para controlar el área y utilizarla como palanca en una larga marcha hacia La Habana desde donde gobernaba el dictador Fulgencio Batista.
Los grandes hechos suelen agregar encrucijadas que a veces hacen olvidar el origen de los procesos.
El 16 de abril de 1961 Fidel declaró el carácter socialista de la revolución cubana. "Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes", dijo Castro. "Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida." Ya habían comenzado los bombardeos a los aeropuertos y al día siguiente, el 17, se inició la invasión de mercenarios pertrechados en los Estados Unidos en Playa Girón.
El 4 de febrero de 1962 Fidel pronunció el discurso que sería conocido como Segunda Declaración de La Habana. Denunció la intervención de Washington y se comprometió a proyectar la revolución que había triunfado el 1° de enero de 1959 en una dimensión latinoamericana. Fue la respuesta a la expulsión de Cuba de la Organización de los Estados Americanos y a la ruptura de relaciones diplomáticas dispuesta por todos los países de la región menos México. Poco después de la Segunda Declaración los soviéticos, que ya se habían acercado al gobierno de Fidel después de la indiferencia inicial, montaron un dispositivo de misiles tierra-aire. La crisis entre la Unión Soviética y los Estados Unidos instaló ya francamente a Cuba como una frontera caliente más de la guerra Este-Oeste como ya lo eran las dos Alemanias.
El plano de la lucha planetaria entre las dos principales superpotencias se superpuso así a lo que había comenzado como una revolución democrática y nacional que se encadenaba no solo en la práctica sino en la teoría de Martí. Poco antes de morir, en una famosa carta a Manuel Mercado escrita el 18 de mayo de 1895, escribió que era su deber garantizar la independencia de Cuba para impedir "que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América". Sin la revolución de Fidel, el Che y Camilo Cienfuegos es probable que Cuba no fuera el único rincón de América donde los chicos no trabajan sino una Honduras, una Guatemala, una República Dominicana más.
El mismo eje de competencia entre Moscú y Washington se entrecruzó también con el compromiso de Cuba, desplegado a fines de la década de 1960 y sobre todo en la del '70, con las guerrillas del continente, desde los Tupamaros uruguayos al Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile hasta el Ejército Revolucionario del Pueblo y los Montoneros en la Argentina. La peronización y posterior fusión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias con Montoneros podría haber sido también un efecto de la estrecha relación entre dirigentes de las FAR y autoridades de La Habana.
A esa altura Fidel Castro era un consagrado líder latinoamericano pero también una figura mundial tanto por el símbolo – el liderazgo de una isla que resistía a los Estados Unidos a solo 144 kilómetros de sus costas – como por el ejercicio diplomático. Fidel se convirtió en un animador permanente del Movimiento de Países No Alineados. Fue el vértice donde remataban los movimientos independentistas, a menudo convertidos luego en partidos de gobierno, de las nuevas naciones de Asia y África. Si la relación privilegiada con la Unión Soviética funcionaba como un instrumento de disuasión real, es decir nuclear, frente a los Estados Unidos, la Cuba de Fidel compartía la participación abierta en conflictos como el de Angola, donde apoyó a uno de los movimientos de liberación en la guerra civil posterior a la independencia, con una diplomacia fina que de manera permanente tejía lazos para que esa red pudiera ser ofensiva y defensiva al mismo tiempo. Para Fidel el movimiento perpetuo era una forma de supervivencia. Lo era para Cuba y lo era también para su propia preservación física frente a las decenas de intentos de magnicidio. Alineado sin vueltas con la Unión Soviética, Castro nunca dejó de buscar la mayor diversidad posible de relaciones externas.
En la época de las transiciones democráticas de Sudamérica Fidel se convirtió en un aliado de los nuevos presidentes. En 1985, el mismo año del Juicio a las Juntas, Raúl Alfonsín imaginó que el despliegue guerrillero del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en Chile terminaría fortaleciendo a los militares chilenos y, de modo indirecto, a los militares argentinos. Su razonamiento era que les daba una excusa para litigar por mayor presupuesto y poder. Tras una reunión de Alfonsín con Fidel en La Habana, en 1986, la actividad del FP Manuel Rodríguez se atenuó. Dos años después el gobierno de Alfonsín dispuso el uso de fondos reservados para financiar al comando del No en el plebiscito que convocó Augusto Pinochet. El dictador fue derrotado y en marzo de 1990 terminó la tiranía.
Los años '90 fueron difíciles para Castro y Cuba. En 1991 implosionó la Unión Soviética y con ella se terminaron tanto la ayuda económica, que canjeaba en condiciones inmejorables azúcar por petróleo, como la existencia del disuasivo nuclear. Fidel definió que para Cuba la caída soviética era un nuevo bloqueo que se agregaba al embargo forzoso dispuesto por los Estados Unidos en 1960. "Surgió un nuevo bloqueo cuando aún teníamos el viejo bloqueo", dijo en un discurso pronunciado el 16 de diciembre de 1991, que dio comienzo al llamado Período Especial marcado por severas restricciones de consumo, transporte y energía.
Las transiciones habían concluido y los gobiernos neoliberales como el de Carlos Menem hostigaron a Fidel. El caso saliente fue el de Menem, que para congraciarse con los Estados Unidos y, por qué no juntar placer con negocios, para que sus colaboradores establecieran un nuevo sistema de ganancias se asoció a la Fundación Cubano Americana de Jorge Mas Canosa, con sede en Miami y raíces en los veteranos de Bahía Cochinos.
El primer respiro asomó recién a comienzos de 1999, con la asunción de Hugo Chávez en Venezuela. El proceso bolivariano se transformó en el proveedor petrolero de la isla. Luego el radio de alianzas se amplió con el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva y el comienzo de los gobiernos del Partido de los Trabajadores el 1° de enero de 2003 y con el inicio del gobierno de Néstor Kirchner el 25 de mayo del mismo año.
Fidel no solo apoyó activamente la negativa a la formación de un Área de Libre Comercio (ver página 2) sino que alentó la integración en sus distintos niveles: la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Unión Suramericana de Naciones y el Mercosur. No es casual que su último viaje al exterior como presidente de Cuba, cargo que dejaría en manos de su hermano Raúl en 2011, fue justamente a una cumbre del Mercosur, la de Córdoba en 2006.
Lula contó a este diario que cuando ya era presidente del sindicato metalúrgico y había fundado el Partido de los Trabajadores, en 1980, en el momento de decidir si emprendía o no la carrera electoral consultó a Fidel en Cuba. ¿Estaba bien ser candidato a diputado estadual de San Pablo o la transformación de Brasil requería mucho más? Fidel le dijo que fuera candidato porque la diputación sería una base más de la construcción política alrededor de los gremios y del PT. Lula terminaría siendo presidente. Bajo su gobierno y el de Dilma Rousseff Brasil, además, se convirtió en el principal inversor privado en Cuba y la clave de la expansión portuaria en el complejo de Mariel.
Evo Morales narró a PáginaI12 que antes de Hugo Chávez, Lula y Néstor Kirchner, solo Fidel era su referencia. Dijo que con él conversaba sobre la organización de los cocaleros. Sobre los Estados Unidos. Y también sobre la política. "Néstor, Hugo y Lula eran hermanos mayores", señaló. "Fidel era todavía más, pero por suerte vinieron ellos."
En los últimos años, ya retirado de la primera línea, Fidel utilizó cada encuentro con dirigentes extranjeros, incluida Cristina Fernández de Kirchner, que lo vio varias veces hasta la última reunión, durante la visita del Papa Francisco a Cuba en 2015, para subrayar la importancia de una integración múltiple como única manera de supervivencia para el conjunto de países y para cada uno. Incluida Cuba, naturalmente, donde hoy gobierna el último Castro, porque ya anunció que no buscará ser reelecto, y está abierto el desafío de fortalecer un sector cooperativo y de pequeña empresa sin desarmar la educación, la salud y la autoestima.
Chávez fue uno de sus discípulos en la pertinacia en favor de la integración. Con él, Fidel actuó directamente como un maestro. Y cara a cara. Hasta fue el encargado de comunicarle el cáncer que le habían descubierto los médicos cubanos. El presidente venezolano llamó a Fidel de todas las maneras imaginables. Una es la que resuena más fuerte: "padre nuestro".
EL MENSAJE A LOS MOVIMIENTOS SOCIALES: CONCILIACIÓN O CÁRCEL
Garrote y chequera
Mientras blande la lapicera de firmar cheques para que movimientos sociales apadrinados por Bergoglio se abstengan de participar en cualquier conflicto durante tres años, Macrì desoye al sistema de derechos humanos de la ONU que dispuso la libertad inmediata de Milagro Sala. Todo se subordina al objetivo electoral. Pero si la política se agota en las transferencias de ingresos a la cúpula, el endeudamiento y los negocios, puede quedar más cerca del 30 por ciento de las PASO que del 51 del balotaje.
Por Horacio Verbitsky
Lo único invariable es el objetivo de reconfigurar el mapa económico y social, de conseguir buenos negocios familiares y para los principales asociados y de disciplinar a los distintos segmentos de la clase trabajadora. En cuanto a los instrumentos, todo queda sometido a revisión y se subordina a las necesidades electorales. Así se lo dijo Macrì a Clarín hace una semana: lo que él llama su revolución cultural necesita de una victoria sobre el peronismo en 2017. No basta con expresar deseos ni con cultivar una huerta en los techos para alejar a los fantasmas que por derecho propio rondan los días de la Casa Rosada y las noches de Olivos.
Los fracasos legislativos de la última semana presagian días peores si la representación de Cambiemos se reduce aún más en el Congreso. De ahí la urgencia oficial por impulsar la informatización del voto y el escrutinio.
Luego de la decisión del bloque mayoritario en el Senado de cerrar esa posibilidad, el gobierno lo atribuyó a la resistencia de lo que llamó "los aparatos feudales", implicando que hacen fraude con el sistema tradicional. Es una respuesta astuta pero poco verosímil, cuando el argumento de los técnicos consultados por el Congreso en contra del voto electrónico fue la facilidad para su hackeo y manipulación. Los gobernadores que sepultaron el proyecto oficial fueron Gildo Insfrán, Carlos Verna, Sergio Uñac, Sergio Casas y Lucía Corpacci. La suma de sus distritos no pasa del 5,5 por ciento del padrón nacional (1,31 Formosa, 0,85 La Pampa, 1,67 San Juan, 0,83 La Rioja, 0,91 Catamarca). Quien menos ventajas sacó a su principal oponente en 2015 fue Corpacci, con 8,64 por ciento de diferencia. En el otro extremo, Insfran ganó por una diferencia del 47,26 por ciento. Entre ambos, Verna sacó 12,1 puntos de ventaja, Sergio Casas 16 y Uñac 23. Con esa magnitud de diferencias es poco plausible hablar de fraude. La madre de todas las batallas no está allí sino en Buenos Aires, donde se presume una división en tres tercios.
Traducir la hipérbole
Revolución cultural es una hipérbole que Javier González Fraga tradujo al idioma de los argentinos. El ex candidato radical a la vicepresidencia dijo que no habría inversiones extranjeras antes de la renovación legislativa, por el temor a un regreso del populismo. Si la prometida lluvia de dólares no se produjo pese a que distintas corrientes del justicialismo facilitaron en el Congreso las medidas económicas fundamentales del nuevo gobierno, imaginar un revés en 2017 explica que tema por tema el gobierno ponga en debate casi todas sus premisas:
Luego de pregonar la autonomía del Banco Central, Macrì solicitó a su presidente, Federico Sturzenegger, que aflojara con las altas tasas ofrecidas por las Letras que licita cada martes, ya que no hay inversión productiva que pueda competir con esos rendimientos, que además emiten el rítmico sonido de una bomba de tiempo monetaria y cambiaria.
Pese a su tirria por las negociaciones tripartitas, que Alfonso de Prat-Gay anunció cuando el viento inflaba sus velas, Macrì ha aprendido la utilidad de esa mesa de tira y aflojes para sortear riscos y tempestades.
No obstante su diagnóstico del déficit fiscal como causa de la inflación, en vez de reducirlo lo ha incrementado.
Con la inversión privada por el piso y con un comercio exterior que en la hipótesis más optimista arrojará un resultado neutro, Macrì olvida haber dicho que el consumo no puede ser la base del crecimiento y que deben crecer la inversión y las exportaciones.
Para reanimar la demanda, intenta volcar recursos hacia aquellos sectores sin capacidad de ahorro que gastan cada peso que perciben, por lo cual sus críticos por derecha lo comparan con los estímulos al empleo y el consumo con que el anterior gobierno enfrentó la crisis de 2009. Con una diferencia no menor: Macrì recurre al endeudamiento externo para financiar esa respuesta a una crisis que no proviene del centro, como entonces, sino que ha sido autogenerada.
Lo hace también como prenda de paz con los movimientos sociales acunados por el papa Francisco, ávidos de un lubricante tan viscoso como el que apaciguó los ánimos sindicales.
Crítica de la razón oportuna
Mientras los críticos por izquierda caracterizan a los negociadores como militantes del Movimiento Carolina, sus dirigentes responden con fundamentos políticos. En una entrevista concedida a Paula Abal Medina y Mario Santucho para la revista Crisis, Emilio Pérsico reivindicó como un objetivo legítimo que los acuerdos con el Poder Ejecutivo aseguren gobernabilidad.
Cree que el triunfo de la Alianza Cambiemos no expresa la correlación de fuerzas sociales y sólo se explica por la política y los errores cometidos, y analiza los problemas que enfrenta el gobierno a partir de un hecho comprobable: "Existe un nivel de derechos y de dignidad muy alto de los trabajadores. Así que el primer problema que tienen es que no pueden llevar los salarios a donde quieren que estén, ni pueden bajar el gasto público porque nosotros no se lo permitimos. Si bien han hecho una transferencia grande de recursos desde abajo hacia arriba, no logran ir al modelo que imaginaban. Además, la falsa contradicción que lograron instalar en la política no ha permeado a lo social, por eso se les arma lío".
Su compañero Fernando Navarro añade que "si Macrì se cae esto gira más a la derecha aún. Porque esto no es el ajuste de Espert, ni de Sturzenegger, no hay cien mil estatales en la calle, ni hay un dólar a veinte pesos, como aspiraban algunos sectores. El ajuste ha sido limitado porque hay un colchón social que no pueden ignorar, y una actitud del pueblo argentino que no los deja avanzar tan rápido". Si ese giro a la derecha se produce como consecuencia de una crisis, el capitalismo salvaje intentará legitimar con ayuda de los medios "la represión que puede venir". En una sociedad cuya mayoría "avala a aquel que mata en defensa del auto, la guita, la propiedad",
Navarro sostiene que el enfrentamiento es una trampa, porque entonces "vamos a perder en serio", dado que "todas las crisis las paga el pueblo, los muertos los ponen los morochos y los trabajadores". Proponen una alternativa en tres pasos: 1. dejar de retroceder, 2. paliar la urgencia, y 3. construir unidad, para "ganarles en el marco de la democracia y las elecciones". Para Navarro "todo lo que les podamos sacar", permite "acumular, crecer, para tratar de ganarles". Sin que se lo preguntaran, añadió que Massa no los expresa "pero tampoco negamos la realidad del pueblo argentino. Trataremos de hacerlo con el mejor candidato", una definición que no debería pasar inadvertida. Igual que el líder opoficialista Miguel Pichetto, sostuvo que quien gane en 2017 en Buenos Aires, podrá encabezar la fórmula en 2019. Pérsico ve a su fuerza como San Martín después de Cancha Rayada, preparándose para Maipú. La tarea que se autoasigna es la de O´Higgins, "tratando de rescatar caballos y la mayor cantidad de armamento, es decir recuperando lo más que podamos del proceso anterior para meterlo en el nuevo proceso". Sin las movilizaciones de los movimientos sociales y su confluencia con la CGT cree que "la situación sería mucho peor y más explosiva" y afirma que es más fácil encontrar respuestas a partir de una representación institucionalizada del conflicto, "no desde la anarquía o el quilombo". En el marco de un proceso de unidad muy amplio, "después va a venir la unidad en lo político, porque siempre ha sido así, nunca vino al revés". La interacción con la CGT fija mutaciones. Navarro cita a un sindicalista al que llama amigo: "Yo quiero sacarle todo lo que pueda. Y para eso tengo que estar cerca, le manoteo, le saco". El jueves, en el Congreso, los ministros Carolina Stanley y Jorge Triacca firmaron un acta-acuerdo con los movimientos que componen la asociación de trabajadores de la economía popular, por la cual evitaron la inminente derrota legislativa que hubiera constituido la sanción de la ley de emergencia social.
Los asistentes de la CTEP fueron el Mocase, Los Pibes de La Boca, La dignidad, Barrios de Pie, La poderosa, CCC, Evita y Movimiento de Trabajadores Excluidos, sin presencia de los movimientos kirchneristas y de la izquierda trotskysta. Entre los oradores estuvieron el ex frepasista Juan Manuel Abal Medina, uno de los autores del proyecto de emergencia, y el jefe del bloque de diputados de PRO, Nicolás Massot, dos sobrinos de tío famoso. El nuevo proyecto de emergencia social la extiende por todo el mandato presidencial de Macrì. La creación de un Registro y de un Consejo de la Economía Popular y el Salario Social Complementario rodean de decoro una asignación mensual que, según el mismo documento, se irá pagando en forma progresiva, de acuerdo con las disponibilidades del gobierno nacional que para ello reasignará partidas presupuestarias por hasta 25.000 millones de pesos, expresión vaga si las hay. Además creará una interesante estructura burocrática. Del millón de puestos de trabajo a crear sólo quedó el número, pero de canastas navideñas. El punto final del acuerdo expresa que para colaborar "a la conciliación aquí alcanzada" las organizaciones "se abstendrán de cualquier situación conflictiva, cualquiera sea su naturaleza".
Entre los asistentes se expresaron varias dudas:
¿El cambio de terminología es una bandera común del Movimiento Evita y de Cambiemos, dado el odio popular por los planes y el prestigio histórico del salario?
¿La mayor inversión social que aceptó el macrismo se financiará con más endeudamiento externo, y qué partidas se reasignarán?
¿El acuerdo implica la apuesta oficial a la mediación social del Vaticano?
¿Esta paritaria institucional, será excluyente de la paritaria callejera que funciona desde comienzos de siglo?
¿Implica que maniatará a las organizaciones en sus críticas al gobierno ya que se obligan a congelar el conflicto social?
En la Universidad de General Sarmiento, Máximo Kirchner comentó: "Los mismos compañeros que venían a los actos de Cristina con una gran bandera que decía 'Nos duele lo que falta', ahora piden 'Dame lo que puedas'. No está mal mitigar los sufrimientos que causa este modelo. Lo que no se puede es dejar de cuestionarlo".
Sin derechos
Pero al mismo tiempo que acude a la chequera, Macrì blande el garrote. Por un lado, su anunciada revisión de todos los convenios colectivos (ahora la flexibilización adquiere partida de nacimiento en el siglo XXI, y los derechos quedan adscriptos al pasado) propicia la misma precarización que con distintos métodos impulsaron Videla y Martínez de Hoz hace cuatro décadas y Menem, De la Rúa y Cavallo hace dos. Por otro, su dura respuesta al grupo de trabajo de Naciones Unidas sobre detenciones arbitrarias, que solicitó la libertad inmediata de Milagro Sala.
También en esto hay una especulación electoral. La mayor participación de la UCR en la Alianza Cambiemos se da con tres gobernadores: Ricardo Colombi de Corrientes, Alfredo Cornejo de Mendoza y Gerardo Morales de Jujuy. Los dos últimos han sido objeto de observaciones críticas de los sistemas supranacionales de protección de los derechos humanos que obligan a la Argentina: Cornejo, por el uso de la prisión preventiva como pena anticipada sin revisión judicial objetada por la Comisión Interamericana; Morales por la detención arbitraria de Milagro Sala y la falta de independencia de la justicia, que señaló el Grupo de Trabajo. Ambos reaccionaron en forma frontal y dijeron que no cumplirían con las respectivas recomendaciones, desconociendo la obligación del Estado nacional, que es el único representante de la Argentina ante la comunidad internacional. Morales se escudó en la autonomía provincial y en la independencia de la justicia (cuya ausencia el propio grupo de trabajo señaló como fundamento de su decisión) y Macrì convalidó esos flojos argumentos.
En el reportaje del domingo pasado en Clarín, también el presidente dijo que "respetamos el federalismo y la independencia del poder judicial". Y lo remató con argumentos tan inadmisibles como peligrosos: "La mayoría, e incluyo especialmente al periodismo que ha seguido de cerca todo lo que pasó con Milagro Sala en esa provincia, cree que ella es una persona que creó un Estado paralelo y una organización armada que ha sido muy peligrosa para la vida de todo el norte argentino".
Además de esa gravísima acusación sin sustento en ningún hecho comprobable, Macrì invitó al Grupo de Trabajo y a la CIDH a visitar la Argentina, pero no para precisar cómo cumplirá con la obligación de dejar en libertad a Sala sino para explicarles que en Jujuy rige el estado de derecho y se respetan las garantías constitucionales. Ya lo hicieron durante la tramitación de los casos, pero la decisión que es definitiva e inapelable no fue la que esperaban. Macrì privilegió así su programa de disciplinamiento de toda protesta social y su pacto electoral con Morales, cuyas consecuencias no podrá eludir, como pudo apreciar durante la visita del premier canadiense Justin Trudeau; con sendas declaraciones de los comités de Naciones Unidas contra la discriminación racial (CERD) y contra la discriminación contra la mujer (CEDAW) y en la audiencia del Secretario de Derechos humanos Claudio Avruj en Paris con Amnesty International y otras organizaciones francesas y franco argentinas de defensa de los derechos humanos. Avruj y Marcos Peña son los miembros más inflexibles del gobierno nacional, mientras otros allegados presidenciales como Fabián Rodríguez Simón y Elisa Carrió propician el cumplimiento de la decisión del Grupo de Trabajo. Carrió lo dijo en una declaración, pero no siguió el tema, Rodríguez Simón se lo planteó a solas a Macrì, quien no siguió su consejo. También un importante funcionario provincial opinó que la resolución debe ser cumplida. Es el secretario de derechos humanos de la provincia de Buenos Aires, Santiago Cantón, quien no tiene competencia sobre el tema pero suele ser consultado por su vasta experiencia en la CIDH, de la que fue secretario ejecutivo durante una década. El viernes, Cantón dijo on the record a este diario, que las decisiones de los organismos internacionales de derechos humanos deben ser cumplidas y que "las visitas de los organismos internacionales deben estar principalmente orientadas a buscar mecanismos para que se cumpla con las decisiones".
Además de esa gravísima acusación sin sustento en ningún hecho comprobable, Macrì invitó al Grupo de Trabajo y a la CIDH a visitar la Argentina, pero no para precisar cómo cumplirá con la obligación de dejar en libertad a Sala sino para explicarles que en Jujuy rige el estado de derecho y se respetan las garantías constitucionales. Ya lo hicieron durante la tramitación de los casos, pero la decisión que es definitiva e inapelable no fue la que esperaban. Macrì privilegió así su programa de disciplinamiento de toda protesta social y su pacto electoral con Morales, cuyas consecuencias no podrá eludir, como pudo apreciar durante la visita del premier canadiense Justin Trudeau; con sendas declaraciones de los comités de Naciones Unidas contra la discriminación racial (CERD) y contra la discriminación contra la mujer (CEDAW) y en la audiencia del Secretario de Derechos humanos Claudio Avruj en Paris con Amnesty International y otras organizaciones francesas y franco argentinas de defensa de los derechos humanos. Avruj y Marcos Peña son los miembros más inflexibles del gobierno nacional, mientras otros allegados presidenciales como Fabián Rodríguez Simón y Elisa Carrió propician el cumplimiento de la decisión del Grupo de Trabajo. Carrió lo dijo en una declaración, pero no siguió el tema, Rodríguez Simón se lo planteó a solas a Macrì, quien no siguió su consejo. También un importante funcionario provincial opinó que la resolución debe ser cumplida. Es el secretario de derechos humanos de la provincia de Buenos Aires, Santiago Cantón, quien no tiene competencia sobre el tema pero suele ser consultado por su vasta experiencia en la CIDH, de la que fue secretario ejecutivo durante una década. El viernes, Cantón dijo on the record a este diario, que las decisiones de los organismos internacionales de derechos humanos deben ser cumplidas y que "las visitas de los organismos internacionales deben estar principalmente orientadas a buscar mecanismos para que se cumpla con las decisiones".
La provocación
Mientras el gobierno nacional gana tiempo, Morales apura las causas de sus jueces contra Milagro. La atención de los medios fue puesta en la decisión del juez Gastón Mercau de dejar en libertad al marido de Milagro, Raúl Noro, y a otros tres integrantes de la organización barrial Tupac Amaru, Iván Altamirano, Miguel Ángel Sibila y Patricia Cabana, en la causa por asociación ilícita y administración fraudulenta, mencionada como ejemplo de arbitrariedad por el Grupo de Trabajo. Esto fue interpretado con voluntarismo como un principio de cumplimiento de la orden del grupo. Pero no recibió la misma cobertura otra decisión simultánea del mismo juez Mercau, el yerno de la presidente radical del Superior Tribunal de Justicia que ordenó la detención de Milagro Sala. Ahora, Mercau dictó la prisión preventiva de otras cuatro tupaqueras, Gladys Díaz, Mirta Aizama, Mirta Guerrero y Graciela López. De acuerdo con el ordenamiento procesal jujeño, la prisión preventiva es el paso previo imprescindible para elevar una causa a juicio. Al mismo tiempo el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Jujuy, integrado por los jueces Mario Héctor Juárez Almaraz, Alejandra Cataldi y Federico Díaz, citó al debate oral en la causa por presuntas amenazas de Milagro Sala al contador Morales para el mes próximo. La elección de la fecha no parece casual: el juicio se iniciará el 15 y culminará el 19 y el 20 de diciembre. Esos dos días de 2001 fueron los más trágicos de la democracia argentina postdictatorial, cuando el gobierno del presidente Fernando De la Rúa, del que el contador Morales había sido hasta agosto el Secretario de Acción Antisocial (que redujo 13 por ciento los ingresos de jubilados y trabajadores estatales) ordenó la represión que produjo 39 muertes en todo el país.
Esta provocación es un claro indicio de hasta dónde están dispuestos a llegar los gobiernos nacional y provincial. Sala, Graciela López y Gustavo Salvatierra fueron procesados por un escrache ocurrido en 2009 contra el entonces senador Morales en el Consejo de Ciencias Económicas. Morales como "autora intelectual" acusó a Milagro, que no estuvo en el lugar de los hechos, y pese a que esa versión fue negada por quienes sí estuvieron. El viernes, los jueces fijaron esa fecha emblemática para condenar a Milagro Sala, pero un día antes habían suspendido por cuarta vez los alegatos en el cuarto juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en Jujuy. Antes habían postergado por un año, de marzo de 2016 a marzo de 2017 el comienzo del juicio por la Noche del Apagón, en julio de 1976, cuando 20 trabajadores azucareros fueron detenidos desaparecidos en camionetas provistas a la Gendarmería por el Ingenio Ledesma. Uno de sus accionistas, Luis María Blaquier (h), fue designado por Macrì como liquidador del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES. Hasta ese momento integraba el directorio del Grupo Clarín.
La causa iniciada por Morales en 2009 acumula siete cuerpos de 200 fojas cada uno. En ninguna de ellas hay elemento alguno que pruebe que Milagro Sala instigó a tirarle huevos a Morales, quien mantuvo la causa abierta durante siete años para estigmatizar a las organizaciones sociales. Junto con la denuncia, el contador Morales presentó un pedido de informes al Senado, en el que fundamentó las razones de su inquina. Dice que para conseguir "recursos de distintos planes asistenciales" durante la crisis de fin de siglo la Túpac recurría a la protesta y "nunca participaba en consejos consultivos ni espacios formales de solicitud" (del tipo de los que acaban de formarse con los piqueteros aurialbos); que logró "poner en la agenda pública la ley de reforma edilicia, aún con la negativa del entonces gobernador y de las organizaciones de profesionales del sector"; que lo hizo invocando "la lucha por los intereses de los sectores más desprotegidos", mediante "la presión al gobierno, la movilización en el espacio público, la incidencia para la promulgación de una ley y la amenaza del uso de la violencia" y que su poder de presión "es una suerte de contrapeso relativo de los poderes económicos en la práctica política. Por ejemplo, los gobernadores apelan a los reclamos sociales como excusa para negociar mejor frente a los actores más influyentes de la política local". La Corte Suprema de Justicia de la Nación todavía no respondió a una queja de la defensa de los procesados, a quienes se les negó la probation que pidieron, cuando estaban dados todos los requisitos legales. Los disciplinarios no están sólo en Jujuy ni en el Poder Ejecutivo.
LALO MIR, ENCUENTRO EN LA CÚPULA Y UNA PAUSA EN LA RADIO
"A veces necesito parar para aburrirme y cargar las pilas"
Acaba de empezar una nueva versión de su notable programa televisivo, ahora en el Centro Cultural Kirchner, pero a la vez se tomará una pausa de los estudios de radio. Pero esas cuestiones son solo dos puntas de una charla que dispara en varias direcciones.
"Yo soy payaso en la radio pero no en la tele. En la radio el payaso me sale naturalmente. En la tele no me gusta."
"Yo soy payaso en la radio pero no en la tele. En la radio el payaso me sale naturalmente. En la tele no me gusta."
Por Emanuel Respighi
No es que piense mucho sobre la muerte. Nada de eso. Pero en un año de grandes pérdidas físicas para la música, casi al finalizar la entrevista, entre distintos desvaríos y reflexiones, ese lugar común aparece.
Y Lalo Mir, ese tipo que hizo de su voz un sonido cotidiano argentino, arriesga una manera en la que le gustaría pasar a la inmortalidad. "Alguna vez leí que un músico, de esos que tocan todas las noches en un bar distinto, después de un show se fue a dormir y nunca más se despertó. Se fue con los aplausos del último show pensando que al día siguiente iba a tocar en otro club. ¡Garpo toda mi plata por quedarme dormido en mi casa entre programa y programa!", se entusiasma, con esa sonrisa que vuelve aún más grave su voz. "Qué sé yo. A uno le toca y se va. Y tal vez no tiene nada de romántico... Te pasa un patrullero por encima que está persiguiendo a un chorro y la poesía se va al carajo. O un 60 yendo a los pedos, pisa a un adoquín que le pega a una señora mirando un cuchillo en un bazar, se cae arriba tuyo y te lo clava. No sé. Hay muchas maneras de morir. Ojalá nos toque una muerte poética. Es de vanidad, nomás, porque vamos a estar muertos y no nos vamos a enterar. Pero al menos dejás una sonrisa en la gente", subraya y vuelve a sonreír, imaginando hasta en esa circunstancia la mejor manera en la que los otros (sus oyentes) reciban la noticia sobre su muerte.
Lalo Mir recibe a Página/12 en su casa. En realidad, en una habitación cuyas paredes laterales están completamente cubiertas, del piso al techo, de estanterías repletas de CD más o menos ordenados.
Algunas pinturas de su autoría, terminadas y en proceso, forman parte de la decoración de un ambiente en la que debajo de papeles y objetos de todo tipo se sospecha que reposan un par de escritorios. A un costado, una mesita redonda y dos sillones ofician de lugar para una charla que abordará distintos temas. La excusa es el estreno de una nueva temporada de Encuentro en el estudio, el hermoso ciclo que desde 2009 hizo en los estudios ION y ahora que se graba en el Centro Cultural Kirchner y fue rebautizado Encuentro en La Cúpula. La música sigue siendo la protagonista de la octava temporada del ciclo que los miércoles a las 21 se puede disfrutar en Canal Encuentro.
"Encuentro en el estudio sumó muchos y buenos programas. Tuve la suerte de que la gente los sigue viendo, a través de YouTube o la web del canal, donde incluso se pueden bajar. Es genial que hayan tenido miles de reproducciones, miles de clicks. Es increíble que le llamen 'click' a una persona que mira algo y al que le pasa algo mientras disfruta de determinado contenido. Prefiero decirles 'mirantes', si no quieren llamarlos televidentes, pero nunca 'click'. Partimos de la esencia original, con ese espacio magnífico que es el CCK, al que había ido el año pasado y me había quedado impactado con ese monstruo cultural emplazado en la cuidad", subraya el conductor.
–¿Cuánto modifica al programa el nuevo escenario?
–Mucho. Estamos en otro ámbito. Desde el concepto artístico, no tanto: la gente se va a sentar frente a una pantalla, a escuchar y ver música. Estamos cambiando el moño y el papel del paquete. El mayor cambio tiene que ver conque cada emisión no va a tener un único artista sino dos o tres, que se cruzan por su música o por algo que los une conceptualmente, como que son independientes y han desarrollado su vida fuera del sistema, o porque comparten género, o porque se mezclan en las charlas. Eso le hace tener otra dinámica. Y hay público y aplausos. Ahora el programa es más cercano a un show. Hasta ahora era una clínica filmada documentalmente sobre cómo trabaja el artista en un estudio de grabación. Era una clase en la que el mirante aprendía sobre el oficio, sobre la técnica del artista. Ahora hablamos más genéricamente de la música. Es otro clima. Las charlas sobrevuelan usos y costumbres: los barrios, los amigos, la familia... hay una frase de Jarabe de palo que dice "En lo puro no hay futuro, la pureza está en la mezcla".
–¿Ese espíritu de influencias y encuentros es el que quiere transmitir el programa?
–Creo que en la música, y en la vida en general, en la mezcla de cosas está el yeite. El programa propone eso. Los primeros experimentos de fusión del rock, el folclore y el tango en Argentina, a fines de los 70 o principios de los 80, cuando era más notorio para el público, eran una patada en el ojete para nosotros. Pero tal vez era un prejuicio. Transcurrieron ya casi cuatro décadas... Y tuvimos un Piazzolla, que hoy nadie duda de que uno lo escucha en cualquier puto lugar del mundo, en las pirámides de Egipto, en donde el paisaje no acompañe para nada, en la oscuridad más absoluta, y uno viaja directamente a Buenos Aires. No hay más discusión sobre Piazzolla, música progresiva y sobre la fusión. Incluso, los músicos que la hacen también se desprejuiciaron. Te chupa un huevo si es un chamamé con una guitarra eléctrica o en realidad mezclaron un chamamé con otra cosa, ¿cuál sería el problema? Es como la poesía. Podés escribirla de millones de maneras distintas. Idea Vilariño te escribe una poesía de cuatro palabras, uno la lee y te queda la cabeza rebotando como si fuera un punching ball. Lo mismo pasa con la música.
–¿Esa fusión artística produce cruces musicales y discursivos en el programa?
–No necesariamente. Están la misma noche, usan los mismos camarines y comen el mismo catering. Charlan, se cruzan, algunos más y otros menos, dependiendo de los egos de cada artista y de nuestra capacidad y nuestra magia. Toda mi vida traté de no forzar las cosas. Le quita onda, espontaneidad, concentración... El artista debe ser libre para poder realizarse. El cruce artístico musical puede ocurrir, pero no como un fin buscado. No es el objetivo fundacional. Estamos planteando un show donde hay tres colores que circulan, se complementan y hasta pueden llegar a mezclarse.
–¿Está de acuerdo que en este nuevo formato, el programa pierde en intimidad pero gana en grandilocuencia?
–Gana en espectacularidad porque es un show, en un lugar hermoso como es La Cúpula del CCK. No me gusta la palabra grandilocuencia porque es como hacer un "rimbombe" al pedo. Hay público, invitados, que transmiten sus sensaciones. Hay otra escenografía y otros sonidos que se entrometen. Es un espectáculo múltiple, ya no es una sola clase sobre un banda o un artista. Esto permite trabajar sobre distintas capas de arte, con artistas que tienen larga trayectoria y otros que están empezando pero que tienen "algo". Eso expande el perfil del programa, lo vuelve potencialmente más amplio, entremezclando intereses y preferencias. Desde este punto de vista, el programa fortalece el arte musical argentino. Hay momentos del programa que está más banal, más boludo, y otros que se pone más intelectual, más pensando.
Colado en la tele
–Encuentro... es su proyecto televisivo más longevo. ¿Encontró un lugar en la TV en el que no se sintiera sapo de otro pozo?
–Claro. Encuentro es uno de los pocos lugares donde no hago de payaso. Estoy difundiendo música, que me apasiona. Sentí lo mismo cuando hice La vida es arte en Canal (á), que duró tres años. Ese programa nació porque lo quería hacer, al igual que este. Me rehuso a pensar que un programa cultural o sobre arte tenga que ser aburrido. Los artistas ven el mundo y lo interpretan de manera diferente a como lo hace otro ciudadano. Tuve la suerte de entrevistar y conocer más personalmente a grandes músicos. Charly, Fito, Chico Novarro, Rubén Juárez, Leopoldo Federico, músicos de diferentes géneros, tienen el centro de su pensamiento sobre el mundo corrido del eje que más o menos tenemos el resto de los mortales. Por eso hacen lo que hacen y son únicos. Pasa algo similar con el mundo científico. Veo similitudes entre músicos y científicos. Escuchar a un artista siempre es un ejercicio interesante y diferente, dan tantas pistas sobre lo que nos pasa... El arte es como la imagen del psicoanálisis real de la sociedad. ¿Por qué, entonces, los programas sobre arte son un embole? Creo que logramos quebrar ese prejuicio. No hay que ir a la tele a hacer de payaso, donde hay que llenar dos horas para que la gente se ría y suba el rating.
–¿Necesitaba correrse de ese lugar de payaso?
–Yo soy payaso en la radio pero no en la tele. En la radio el payaso me sale naturalmente. En la tele, como me ven, no me gusta. Cuando hago de payaso me gusta más que no me vean. He sido payaso siempre.
–¿La cámara lo inhibe?
–No funciona. No sé si me inhibo o qué pasa. En la radio se me ocurre la "locurencia" y pienso en "locurencias", y tiene un sentido para mí, es algo serio que hago. En la tele me sale una fantochada. O al menos así me veo. El proceso creativo, la intervención de tanta gente, el control de gestión de la tele, me ata. En un programa de radio, en cambio, siendo una superproducción somos ocho, de los cuales dos están a 30 metros, otros tantos detrás del vidrio y otros cuatro frente al micrófono. En el mismo hecho, en la tele, intervienen setenta personas. No puedo. Es otro el nivel, otro el requerimiento. En la tele se me ocurre algo y me dicen "está bueno pero es muy largo"...
–¿La multitud televisiva atenta contra el hecho creativo?
–No sé, la tele está hecha para otra cosa, para entretener a la gente. No atenta... La tele es parte de la vida del ser humano. Hay pavadas, la cosa divertida con mucho tino, la cosa divertida rasante, de mal gusto... está todo. Y cuando digo todo hablo de que estamos nosotros ahí adentro. En la tele argentina está metida la Argentina. En la de Venezuela la sociedad venezolana.
–Hay quienes dicen que una manera de conocer a la sociedad a la que se acaba de llegar es sintonizar un canal local.
–Es un buen filtro. Ves un rato los noticieros, ves de qué se ríen, por qué lloran, de qué van las telenovelas de la tarde y de qué van los deportes que juegan y más o menos tenés una idea cercana a lo que es esa sociedad. Si leíste mucho, tenés una idea acabada de cómo es mirando la tele. Si no leíste nada, vas a estar más confundido.
–Usted dice que en la radio hace de payaso y se siente bien...
–Es que la construcción del payaso radiofónico es como la del viejo clown, es un tipo que está tejiendo. En la radio no estoy preguntándole a la gente qué puedo hacer, si entra, si la cámara me toma, si se va en largo, si no mide... En la radio todas esas variables no están. El payaso se pone la ropa y es payaso. No se viste de payaso, no se hace el payaso. Esos están en los noticieros, están en el Congreso, en los bancos, en las comisarías, en las corporaciones... Se hacen los payasos, quieren ser simpáticos, pero se comen todo.
–Pero son los menos.
–Como dice Juan Carr: la mayoría de la gente es buena, pero no se nota porque el bueno labura, manda a los hijos al colegio, hace las compras, morfa, ve un rato de tele o va al cine y se va a dormir. El malo labura de malo las 24 horas, los 365 días. Esos se ven más.
–¿Cómo se conjugan en usted el aburrimiento y la creatividad?
–Es parte de lo mismo. A veces me aburro y a veces se me ocurren cosas. Soy de funcionar a presión. Cuando no tengo nada que hacer y me aburro, me voy para abajo y no hago nada. Hago cosas pasivas: miro la tele, no me gusta nada, voy a caminar porque hace mucho que no me muevo, pero nada me da ganas.
–¿O sea que si no hace nada se deprime?
–Sí, es un tobogán hacia la nada. Pero como soy de ciclos bastantes cortos, aunque no puedo precisar de cuántos días, la visión de la gran duda metafísica escalofriante –el vacío– me activa una neurona y empiezo de vuelta a producir casi enfermizamente con algo que me haya enganchado. Cuando salgo del pozo, entro en una especie de ola de surf en la que soy hiperproductivo y no paro. Pinto, grabo cosas atrasadas, me muevo.
–Funciona como una batería, entonces. Se recarga a medida que está activo y se descarga si asume un rol pasivo.
–Puede ser. Soy una batería humana. Pero, en general, he trabajado mucho siempre. Se me ha dado esto de laburar y muy cada tanto parar para aburrirme, deprimirme y cargar las pilas.
Un animal en su refugio
–El 23 de diciembre deja de hacer Lalo por hecho, en FM 100, tras una década al aire. ¿Por qué?
–Se cumplió un ciclo, estoy cansado, necesito salir de este mundo, escapar de la rutina diaria, la producción sistemática, la publicidad. Soy parte de ese negocio y lo hago muy responsablemente, pero estoy cansado. Necesito irme hacia otros lugares, salir de mis rutinas. Estoy necesitado de darle una patada en el ojete a la rutina, que es lo que aconsejan los biólogos del cerebro. El cerebro te lleva a la rutina y vos tenés que estar detrás pateándole el culo.
–El riesgo es caer en el determinismo biológico a la hora de tomar decisiones.
–No, claro. Simplemente me tomo un descanso, que ya lo he hecho, lo he comprobado y funciona. No vengamos con pavadas. Y es muy probable que al volver, si vuelvo, si no me impacta otra cosa, si no me enamora otra cosa de las tantas que hago, seguramente regrese a trabajar en radio, pero haciendo otra cosa. Mi vida es probar y hacer cosas diferentes. Se cambian los equipos, aparece gente nueva que a mí me recicla, todos los que trabajaron conmigo se abrieron y crecieron profesionalmente. Me gusta ver a mis compañeros crecer. Vendrá otro grupo nuevo. O laburaré solo, que nunca pude.
–¿Le gustaría hacer radio en soledad? Siempre fue un gran creador de equipos.
–En Radio Bangkok empecé yo solo al micrófono. Después, los que formaban parte del equipo y la producción empezaron a hablar. En Animal de radio pasó lo mismo. Venía de Tutti frutti, que era como una gran revista de muchas voces, y quería hacer algo solo, más cercano al peruano parlanchín (Hugo Guerrero Marthineitz). Y no me banco hacer radio solo, entonces me empiezo a rodear de gente. Hay que tener mucha capacidad y estructura para estar cuatro horas diarias solo frente al micrófono, siendo entretenido, lógico...
–¿Pero no puede solo por incapacidad o porque no lo disfrutaría?
–No me sale, evidentemente. Por algo empiezo a llenar el aire de voces. Mi pulsión era hacer programas solistas que duraran cinco años y al año ya estaba lleno de gente. Yo soy el problema. No puedo hacer radio solo.
–Pero le gusta pintar. Esa soledad la encuentra en el arte.
–El arte es soledad. Aunque tenga un amigo cebando mate, cuando estoy pintando, no le doy bola, tengo la cabeza en cualquier mambo. Los trabajos manuales, los oficios de precisión como la carpintería o los orfebres, son trabajos de mucha introspección, mucha meditación. Cuando pinto mi cabeza está metida en un lugar muy minimal: un canto, un ángulo, una suavidad, una textura... Pongo música y no sé ni lo que estoy escuchando. Está bueno.
–¿Pensó por qué sus dos pasiones, la radio y la pintura, son tan disímiles? Uno requiere de tanto ruido y otro de tanto silencio.
–Se deben complementar, deben ser mi equilibrio. Igual, no quiero exagerar: mi trabajo es la radio, es mi materia prima. De 365 días del año, al menos 300 voy a la radio y apenas 35 pinto. Suelo pintar cuando estoy loco, cuando llueve, cuando veo que dejé una obra sin terminar. En los años sabáticos eso se revierte. Hago otras cosas. Me dedico a la nada, a la meditación. Voy a San Pedro, al río, la isla... Es muy rico irme solo. Voy con Laura, mis hijos, con amigos, pero suelo salir a meditar por ahí en la más absoluta soledad. Me levanto a la mañana, cargo en una conservadora con hielo dos botellas y unos sánguches y me pierdo solo en la loma del orto. No hay nada ahí. No llevo música ni radio ni nada. Son los pájaros y mi cabeza. Es hermoso.
–¿Está un poco cansado de la industria, de las obligaciones?
–Un poco; no, bastante. Hay que lidiar con muchas cosas. Para poder hacer ese payaso tengo que llevar la vida que llevo, tengo que ser transigente, es un toma y daca continuo. Tantos años en el medio te agota. Ojo: estaría igual de agotado si fuera gerente de banco, seguramente estaría obsesivo con los números y otras cosas. También me explotaría la cabeza. Le pongo a todo un esfuerzo mental y un grado de obsesión alto. Si fuera taxista no pararía hasta saber cómo se llama la última calle de Buenos Aires.
–¿Reniega de la estructura comercial radiofónica?
–Sería mucho más lindo tener una radio donde me escuchara toda esa gente que me escucha en La 100, en un programa con mis amigos y que nadie me rompiera los huevos. ¿Pero quién la garpa?
–Ese sería su mundo ideal.
–Claro. Por eso elegí uno intermedio. Porque también podría poner una antena de un kilo, con un transmisor en un edificio y hacer una radio que la escucha el barrio. Y podría ser feliz haciendo lo que quiero. Evidentemente, me interesa que me escuche la masa. Tampoco es que lo pensé tanto. Soy de ir para adelante, pero a veces acelero y otras veces freno.
La contraseña universal de la rebeldía
Vamos a empezar por una confesión personal. No puedo sacarme de la cabeza que se murió exactamente a los sesenta años de que el Granma saliera de México rumbo a Cuba con sus 82 expedicionarios. Había dicho "Si salgo llego, si llego entro, si entro triunfo". Es muy previsiblemente impactante lo que está ocurriendo, al menos en los medios de aquí, y lo que seguirá ocurriendo durante varios días. En los portales, en la televisión, en las redes - por supuesto que apartando las cloacas de esos seres chiquitos, que encuentran allí la descarga de su mediocridad y su ignorancia - está el propio peso de la noticia pero se huele en la fraseología empleada, en los títulos, respeto.
También se nos ocurre que hay dos razones, más allá que la muerte siempre genera reivindicación: Fidel ya era un mito viviente y dentro de ese mito había, entre otros, como dos desprendimientos. Uno era "Y en eso llegó Fidel", en alusión a cuando aparecía, sobre todo de sorpresa, en algún lugar y resolvía todo Y el otro: "¿Qué pasa cuando muera Fidel?". En realidad, Fidel ya no estaba en funciones ejecutivas desde hacía diez años aunque su lucidez intacta nos regaló esos escritos sobre el enemigo de siempre, sobre las amenazas planetarias, un tema que lo obsesionaba en los últimos años. Su desaparición física ha debido ser la cosa menos asimilada de este mundo, es como si por fin hubiera querido corroborarse que alguien puede ser inmortal. Volviendo a lo del Granma a uno le hace decir esto es lo único que le faltaba a este tipo, morirse en el aniversario sesenta.
Hace unos meses cuando Fidel cumplió 90 años recordábamos un pasaje de ese fílmico fenomenal de la televisión cubana "Cuando pienso en el Che". Se basa en una nota que le hace a Fidel en el '87, el periodista italiano Gianni Miná, una entrevista a lo Fidel de cuatro horas y cuando le pregunta "¿En qué piensa usted cuando piensa en el Che'". Fidel le contesta algo así como cuatro horas, de esas se extrajeron unos 48 minutos y sobre esa respuesta se montó ese trabajo. En algún momento le pregunta si acaso era cierto que ellos no apoyaron lo del Che en Bolivia. Fidel lo desmiente y lo alude a lo que les pasó a ellos porque lo del Che salió mal y lo de ellos salió perfecto. Fidel dice cuando salimos con el Granma no sabíamos el destino que nos aguardaba pero aún si nos hubiera ido mal, no estábamos equivocados.
Hace unos meses cuando Fidel cumplió 90 años recordábamos un pasaje de ese fílmico fenomenal de la televisión cubana "Cuando pienso en el Che". Se basa en una nota que le hace a Fidel en el '87, el periodista italiano Gianni Miná, una entrevista a lo Fidel de cuatro horas y cuando le pregunta "¿En qué piensa usted cuando piensa en el Che'". Fidel le contesta algo así como cuatro horas, de esas se extrajeron unos 48 minutos y sobre esa respuesta se montó ese trabajo. En algún momento le pregunta si acaso era cierto que ellos no apoyaron lo del Che en Bolivia. Fidel lo desmiente y lo alude a lo que les pasó a ellos porque lo del Che salió mal y lo de ellos salió perfecto. Fidel dice cuando salimos con el Granma no sabíamos el destino que nos aguardaba pero aún si nos hubiera ido mal, no estábamos equivocados.
El éxito o fracaso de una misión no determina su justeza. Se me ocurrió rememorarla en función de la fuerza de las convicciones inquebrantables. Y lo ligo con la segunda razón del tipo de impacto que está provocando la muerte de Fidel porque hasta el último enemigo, hasta el último gusano, hasta el más recalcitrante de los reaccionarios, sabe que el muerto vive porque como sucedió con el Ché y como sucede con Fidel, decir Fidel a secas, como fue y será siempre, es el indicador ecuménico de la lucha contra la injusticia, de la dignidad. A quién podría ocurrírsele no sentir admiración fuera de lo ideológico - o dentro y fuera - por quien produjo la epopeya de sostener la dignidad de una isla de 110 mil kilómetros cuadrados a 110 millas del imperio más poderoso de la historia. Una isla que a no ser por él, y los suyos, sería Haití, como referencia de la cercanía geográfica, de la injusticia, la miseria.
Todos, los unos y los otros, somos hoy conscientes de que murió e último grande. Visto desde el enemigo, los va a seguir jodiendo desde la tumba por los tiempos de los tiempos y visto desde este palo, seguirá conduciendo todo espíritu dispuesto a cambiar las cosas. Murió la contraseña universal de la rebeldía. Por eso es inmortal.
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