lunes 07 de noviembre de 2016
GENUFLEXIÓN Y JUSTICIA INDEPENDIENTE
Uno de los tantos caballitos de batalla del macrismo fue enarbolar una justicia independiente. El Poder Judicial puede ser más o menos dependiente pero nunca es independiente. Es la última trinchera del poder económico. Lo que en general se llama justicia independiente es la que responde a los sectores dominantes. Por eso el intento del kirchnerismo de fundar una corriente alternativa que se autodenominó Justicia Legítima. Sus integrantes son denominados en los medios hegemónicos como Justicia K. En cambio los que responden al establishment son jueces y fiscales a secas, sin ninguna letra que los identifique, ya sea la M de Macri o la P del poder económico. Es el mismo esquema que se sigue con el periodismo.
El republicanismo radical y la independencia de los jueces están proscriptos en Jujuy donde Gerardo Morales lo expresa sin tapujos. La cancillería se encuentra en dificultades ante las exigencias de Naciones Unidas de que se deje en libertad a la presa política Milagros Sala. A los intentos que cumpla la solicitud, el impresentable gobernador respondió: "No voy a liberar a esa mujer". No se conoce una sola declaración crítica de las fiscales morales Elisa Carrió y Margarita Stolbizer.
En ejercicio de la independencia invocada, Mauricio Macri, desde su asunción, consideró imprescindible ir por la cabeza de la jefa de los fiscales Alejandra Gils Carbó. Para desplazarla la única forma es el juicio político, pero los números no le dan en el Congreso. Por eso buscó un atajo inconstitucional llamado Proyecto (de ley) de Reforma del Ministerio Público Fiscal, con el que busca claramente la injerencia política en la tarea de los fiscales, que incluye una serie de violaciones en su autonomía siempre relativa. De aprobarse el proyecto el titular de la Procuración duraría sólo cinco años, de manera tal que en el año 2017 Gils Carbó debería cesar en su cargo. En el Congreso se crearía una comisión de control de la Procuración, la que a cambio de su aprobación por parte de Sergio Massa, iba a estar a cargo de Graciela Caamaño.
El objetivo es claro: cambiar la fiscal que según la acusación protege la corrupción kirchnerista, por otro fiscal que permita encubrir los numerosos delitos que ya va perpetrando el macrismo en menos de un año. De paso, asestar un golpe letal a la fiscalía que reemplazó al inoperante fiscal Nisman en la investigación del atentado a la AMIA y posiblemente ir vaciando los juicios por delitos de lesa humanidad.
El proyecto contó con la aprobación del Frente Renovador, del Partido Justicialista y del pretendido progresismo de Margarita Stolbizer, los que según el incisivo escritor Jorge Asis "son los dadores voluntarios de gobernabilidad". En realidad cada uno recibía algo: Massa una porción de poder; Stolbizer la satisfacción de su ego porque la reciben y la reconocen, aunque para ello deba sacrificar un poco de su discurso republicano; y algunos sectores del Partido Justicialista, conservar el reconocimiento de quien ocupa la Casa Rosada mediante el ejercicio cotidiano y aceitado de genuflexión ante el poder.
Elisa Carrió, que se opuso en su momento a la designación de Gils Carbó, pateo el tablero. Sostuvo que había que desplazarla pero por juicio político. Seguramente también influyó la tradicional animosidad de la líder de la Coalición Cívica hacia el referente máximo del Frente Renovador.
El macrismo retiró momentáneamente el proyecto y dejó pagando a los aprovechados, a los genuflexos y a la progresista decidida a canjear banderas por elogios.
Mientras tanto el periodismo dominante, fuertemente oficialista, escribe cosas como esta: "El caso del proyecto sobre Gils Carbó y los fiscales fue una secuencia de errores, encadenada por la voluntad de Macri, comprensible, de echar de su inmerecido cargo a la procuradora general" (Joaquín Morales Solá, La Nación, 30-10-2016). Carlos Pagni, editorialista del mismo diario, escribió el 24-10-2016: "Gils Carbó consiguió que sus subordinados se convirtieran en cómplices de la corrupción kirchnerista. Su conducta podría alimentar su gigantesco expediente pormal desempeño……Gils Carbó ha sido clave en el blindaje judicial del kirchnerismo. Y en la persecución penal del adversario."
Julio Blanck en Clarín del 21 de agosto del 2016: "Gils Carbó viene de dictaminar contra el Gobierno y a favor de la anulación total del aumento de las tarifas del gas. La Corte Suprema votó el jueves por una anulación parcial del tarifazo, pero lo hizo sin tomar en cuenta el dictamen de la Procuradora y hasta cuestionó alguno de sus aspectos. Pero aún a riesgo de que pueda verse como una venganza por esa opinión adversa, la Casa Rosada está decidida a seguir adelante."
Es la misma Gils Carbó que en el 2006 se opuso a la decisión de Néstor Kirchner de la fusión de Cablevisión con Multicanal, de lo cual Clarín no se olvida.
En abril, Ignacio Ortelli del mismo diario titulaba: "El gobierno insiste en que Gils Carbó debe ofrecer su renuncia"
El columnista de Clarín Eduardo van der Kooy, el 30 de octubre resumió: "Ninguno de los reveses del macrismo tuvo la importancia de la frustrada -por ahora- reforma del Ministerio Público" Y luego sostiene sesgadamente: "Detrás de la ecuanimidad que todos los políticos pregonan en torno a esa reforma se ocultaría un grado de hipocresía: al kirchnerismo sólo le preocupa proteger a Alejandra Gils Carbó, responsable del cerco judicial para entorpecer las investigaciones sobre "la década ganada", el macrismo y sus socios de momento hurgan los caminos elegantes para sacarse de encima a esa mujer. Es otra de las herencias con las cuales están forzado a convivir". Un texto que deberá ser invocado cada vez que se hable de seguridad jurídica, de independencia de la justicia, cuando en un sincericidio se sostiene que no se debe seguir el procedimiento que establece la Constitución sino "caminos elegantes"
Sintetizando, en medio de un relato hipócrita en general y en materia de justicia en particular, se encubre que Claudio Bonadio, un juez de la servilleta, es al macrismo lo que Oyarbide fue al kirchnerismo y otros gobiernos.
El relato macrista se sostiene con las expectativas de una parte de la población que el año que viene será mejor, y de periodistas maquilladores como Jorge Fernández Díaz, un buen escritor de ficción que traslada la mecánica de sus novelas a sus columnas domingueras pero pintándolas como realidad. Así el domingo 30 de octubre escribió: "Un asesor pasó un mal momento hace unos días cuando le pidió fondos para un proyecto de los "amigos", se refería a aliados o en vías de serlo: "Mis únicos amigos están dentro del 32% que no le alcanza para comer" le disparó Macri a quemarropa"
El autor de "El puñal" va en camino de superar a Gabriel García Márquez en el género realismo mágico.
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