lunes 30 de mayo de 2016
"Belgrano es un personaje molesto"
Por Florencia Canale
Para cualquier amante de los libros, recorrer el estudio de Felipe Pigna es como pasar el día en un parque de diversiones. Todas las paredes, de piso a techo estás cubiertas de bibliotecas. Desde ejemplares únicos a objetos retro, los estantes cautivan hasta al más desorientado. El historiador que inició la divulgación masiva desde hace años, acaba de publicar Manuel Belgrano. El hombre del Bicentenario.
-¿Por qué Belgrano esta vez?
–Lo fui procesando mucho cuando trabajé el tema de San Martín, y además es un personaje que admiré muchísimo. Y me pareció, en torno al Bicentenario, que era un personaje que merecía ser rescatado. Es el hombre del Bicentenario porque fundó de alguna manera el pensamiento nacional, con el tema de la industria, la educación, los grandes valores nacionales. Después participó de grandes episodios, las Invasiones Inglesas, la Revolución de Mayo; después, el Congreso de Tucumán. Ese debate con el que acelera la resolución de la Independencia; su presencia en el mes de julio, el debate del Inca. Y además creo que es un personaje muy interesante como modelo de hombre del Bicentenario en cuanto a su entereza, su dignidad, su perseverancia. Su tozudez, eso de luchar contra todos los molinos de viento habidos y por haber. Me encantó hacer el libro.
–Lo fui procesando mucho cuando trabajé el tema de San Martín, y además es un personaje que admiré muchísimo. Y me pareció, en torno al Bicentenario, que era un personaje que merecía ser rescatado. Es el hombre del Bicentenario porque fundó de alguna manera el pensamiento nacional, con el tema de la industria, la educación, los grandes valores nacionales. Después participó de grandes episodios, las Invasiones Inglesas, la Revolución de Mayo; después, el Congreso de Tucumán. Ese debate con el que acelera la resolución de la Independencia; su presencia en el mes de julio, el debate del Inca. Y además creo que es un personaje muy interesante como modelo de hombre del Bicentenario en cuanto a su entereza, su dignidad, su perseverancia. Su tozudez, eso de luchar contra todos los molinos de viento habidos y por haber. Me encantó hacer el libro.
–¿Qué es lo nuevo que encontraste?
–Bastante de su acción en el Consulado, de su estancia en Europa.
–¿Adónde te fuiste a buscar los nuevos datos?
–Mucho al Foreign Office, sobre todo para la misión diplomática, que es extraordinaria. Yo te diría que es una especie de thriller, él va con Rivadavia, justamente su enemigo mortal, con el número 38 como agente. Entre esos papeles que pude ver, había una denuncia muy interesante de Belgrano hacia Rivadavia y Sarratea. La idea era mantener buenos vínculos con Gran Bretaña. Dice Belgrano, con la genial ironía que lo caracterizaba, en su informe cuando regresa de la misión, que lo primero que le había sorprendido al llegar a Londres, fue que el señor Sarratea y el señor Rivadavia le pidieron que los acompañara a depositar unas letras de cambio, no en la caja bancaria predeterminada, sino en el Hullet Brothers. Ahí hay una denuncia de un pequeño acto de corrupción. Había un vínculo muy grande entre Rivadavia y esa casa bancaria, sus futuros socios en los negocios de minería. Belgrano lo denuncia muy genialmente porque dice: "Cuando el señor Rivadavia me dijo que esto se hacía por el bien de la Patria, callé como si nunca hubiera hablado". Después, todas las tratativas para traer a la hermana de Fernando VII, y en el medio hay un personaje de novela que es el Conde de Cabarrús, un diplomático de segunda línea, socio de Sarratea, que reta a duelo a Belgrano, e increíblemente Cabarrús tiene como padrino a Sarratea. El duelo se lleva a cabo en una mañana londinense con bruma, pero Cabarrús arruga.
–¿Dónde están los documentos españoles?
–En el Archivo de Indias, en el Archivo de Sevilla, Salamanca también. Son lugares a los que por suerte, al haber ido antes, te inscribís y podés trabajarlos sin problema. Tienen un sistema de archivo maravilloso, ojalá lo tengamos pronto aquí. Algunas cosas las tenés que hacer presencialmente. Estuve en esos archivos, y siempre aparece algo colateral. Y en archivos portugueses está mucho lo de Carlota Joaquina; Belgrano es un gran impulsor del Carlotismo. Después de las Invasiones Inglesas, la idea de coronar a la Infanta Carlota Joaquina de Borbón, la hermana de Fernando.
–¿Era una mujer horrorosa, no?
–Sí, y malísima. Prácticamente divorciada de su marido, la entusiasman para este proyecto hasta que Castelli y Belgrano redactan la posible constitución y cuando la Infanta la lee la rechaza. Era una constitución progresista, moderna, cuasi republicana. A los ingleses les interesó mucho esta movida, así que hay mucho comentario.
–Belgrano era un hombre avant la lettre…
–Totalmente, creo que era un tipo de un nivel de avance impresionante. Su perseverancia de 16 años en el Consulado, del '94 al '10, su persistencia en escribir cosas que sabe que no van a tener futuro. La educación popular, gratuita y obligatoria.
–Antes que Sarmiento…
–Sarmiento la concreta, pero el de la idea es Manuel Belgrano en 1798. Y en ese contexto, de la monarquía, la colonia, siendo un funcionario consular.
–Y los muchachos del Consulado, ¿quiénes eran?
–Los Martínez de Hoz, De Álzaga, Basavilbaso. Belgrano dice al llegar, "grande fue mi decepción cuando comprobé que mis compañeros del Consulado eran la mayoría comerciantes que sólo sabían comprar por 4 para vender por 8". Algo muy sorprendente fue su tarea con la ecología. No existía esa palabra en ese entonces, pero hablemos del cuidado del medio ambiente. Tiene un artículo interesante sobre el peligro de la deforestación en cuanto a la sequía, por un lado, a la falta de sombra, por otro. La tala de bosques como producto de las inundaciones, algo que vemos hoy. Y esto lo escribió hace más de 200 años. La obligación de plantar dos árboles por cada árbol talado; el peligro del monocultivo, el cansancio de la tierra; él habla de la rotación trienal del cultivo. Miles de páginas de las Memorias donde él hace estos planteos. Es un tipo teórico-práctico. En el libro hablo del plan político-económico-social de Belgrano. Primer plan de país que ojalá su hubiera concretado.
–Siempre se habla de la medicina preventiva para evitar enfermedades. ¿Te parece que conocer la historia en serio podría funcionar como una suerte de prevención para el presente y el futuro?
–Absolutamente. Pasa que Belgrano es un personaje molesto, por eso, la historia liberal lo ha condenado a ser el padre de la bandera, nada más, recortando lo que la gente desconoce.
–Pero a la hora de elegir se lo señala como "El héroe por antonomasia".
–Lo de morir pobre garpa mucho. Me parece tremendo eso. Es muy significativo que las clases dominantes incentiven a morir pobres a los demás. Es muy funcional el modelo de Belgrano. Lo que se ha hecho con Belgrano del lado del poder, es decirnos "qué bien que Belgrano murió pobre" y no qué horror. Qué desastre que este hombre murió pobre, teniendo un sueldo de tres mil pesos, que era una fortuna. Murió pobre un tipo que donó 40 mil pesos para la construcción de escuelas, qué desastre. Es un ejemplo de una sociedad bastante hipócrita. El mismo tipo que enuncia que Belgrano murió pobre no quiere morir pobre. Hay una didáctica del poder que dice que es bueno que el otro muera pobre y yo voy a morir mucho más rico. En la medida que muchos vayan a morir pobres, ellos van a morir ricos.
–También dicen "San Martín murió rico", aludiendo a que algo hizo.
–Es que le debían como 20 años de sueldo. Murió rico pero pasó más de seis años en la más absoluta miseria en Bruselas. Porque el señor Rivadavia desactivó el Regimiento de Granaderos, para que no haya memoria de San Martín. No sólo no pagarle los sueldos, sino que no hubiera memoria.
–Hay toda una parte de su vida de la que se sabe poco.
–Cuando vivió en Bruselas comía prácticamente en un comedor popular durante seis años de su vida. Su hija también la pasó mal, y esto se debió a alguien con nombre y apellido: Bernardino Rivadavia. Es notable cómo la historia oficial rescata a Rivadavia y San Martín; son el agua y el aceite. Uno intentó matar al otro, Rivadavia quiso matar a San Martín. Físicamente y después lo quiso matar de hambre.
–Sos el artífice de la masificación de la historia desde hace más de 10 años. ¿Seguís encontrando personajes, datos?
–Todo el tiempo y estos personajes siempre te disparan otra cosa. San Martín y Belgrano son personajes infinitos. A mí me entusiasma mucho la respuesta de la gente en las charlas. La mitad son jóvenes, vienen niños con reflexiones fantásticas. Tienen una mirada muy realista, muy mágica. Yo creo que está muy vivo el interés por la historia. Hay que mantenerlo, hay que hablarle a la gente en un idioma accesible y cercano, que no quiere decir reduccionista. No hay que subestimarla.
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